Alzar la mirada para reflexionar nuestro horizonte

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Es importante escucharnos para dialogar. Pero más importante aún es amarnos para comprendernos y construir juntos, lo que nos parezca, abierto siempre a lo nuevo y a contrastarlo con lo ya vivido.

Parecen frases bonitas y bien construidas pero lo son en la medida que son vida y nos inspiran para caminar en todo terreno y circunstancia. Especialmente si nos ayuda a levantar nuestra mirada o a empinarnos un poco para mirar un poco más allá de lo acostumbrado, intentando ir más allá de lo acostumbrado.

Ocurre que mirar el futuro es como mirar el pasado: nos sirve en tanto nos ayuda a vivir mejor el presente y a saber disfrutar del mismo y darle profundidad. Pero también mirar el futuro nos sirve para plantearnos a dónde queremos ir, hacia qué dirección sería conveniente hacer camino y desplegar en ello todas nuestras energías y entusiasmo.

Eso lo podemos experimentar en forma recurrente si nos dedicamos a pensar lo que hacemos y lo que nos toca vivir, procurando hacer una vida consciente.

Por tanto, y lógicamente, no es un pretexto para olvidarnos del presente. En especial porque del modo que vivamos nuestro presente podremos construir el futuro y hacer que llegue a nosotros o que nosotros (cada uno) lo alcancemos.

El futuro no es algo que “viene solo”; vendrá lo que nosotros hemos colaborado para que sea. En forma parecida, aprovecharemos del pasado y de lo vivido en tanto lo convirtamos en experiencia que nos ayuda a conducirnos y a mirar mejor las “sombras” de nuestras respectivas “cavernas”.

De otro lado, somos conscientes que el futuro no depende sólo de lo que hagamos, aunque siempre nos corresponderá hacer lo que a cada quien le mueva su conciencia, eso que llamamos el “corazón”, convergencia de razón, sentimientos, voluntad, apertura al otro y disposición para amar.

Sobre todo, porque hay tantas cosas que no controlamos que muchas veces podemos también pensar o sentir que las cosas y vivencias –fundamentalmente- nos vienen dadas o las recibimos muy envueltas en gratuidad. En general y normalmente, estamos marcados por movimientos de gratuidad y de acciones conscientes.

Podríamos decir que es muy importante darnos una direccionalidad, una mirada de hacia dónde queremos ir, ya fuera de modo individual, en nuestro trabajo o estudios, en la familia, como ciudadanos o comunitariamente (si hacemos parte de algo así). Desde tantos espacios podemos procesar una experiencia así y que es muy importante para darnos profundidad, saber encaminar nuestras raíces, darnos direccionalidad para crecer y amar.

Saber darnos espacio para vivir con algo de mayor plenitud. A saber vivir con intensidad y significado nuestro presente, disfrutando de nuestro caminar, aún en los tiempos más difíciles que nos pudiera tocar, sabiendo que relacionándonos de modo fecundo es Dios quien nos acompaña, quien esta presente entre nosotros.

Haciéndonos conscientes que podemos ser referentes y reflejo fiel de su presencia, como postura vital de lo humano que no es otra cosa que ser postura vital de su amor. Miremos siempre con sentido de esperanza y hagamos crecer la fe de cuanto nos rodea, desde cada uno.

Guillermo Valera Moreno
Lima, 25 de agosto de 2012

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