A propósito de la celebración de los 35 años de mi promoción de colegio (“Juan Pablo Vizcardo y Guzmán”, del colegio San Ignacio de Loyola – Piura), estuve unos días por Piura (entre el 27 y el 30 de agosto 2010). Doy gracias el habernos dado el espacio de encontrarnos los que pudimos hacerlo. Fueron unos días muy agradables por esa tierra que me vio nacer y todo lo que pudimos compartir entre amigos de “vieja data”. Desde el brindis del viernes por la noche que para algunos supuso animarnos a cantar un rato a ritmo de karaoke (con el entusiasmo de Koki Trelles y la revelación de Ricky Cruzado), pasando por la visita que dimos al parque en Miraflores donde se inauguró días atrás un busto en homenaje a San Ignacio y terminar cerca de las 5 am comiendo hamburguesas en un restaurante (casi) al paso.
Horas después, el sábado, nos tocó la “agenda” más cargada. Como estaba previsto fuimos a los cementerios donde rendimos recuerdo cariñoso a nuestros 3 compañeros que ya partieron (Carlos A., Manolito Raigada y Ricardo Díaz) y, de allí, pasamos al Colegio San Ignacio a la clase del recuerdo y la Eucaristía. Lo primero estuvo más a cargo del Hermano Dorado y del profe Coronado; ambos nos hicieron notar la importancia de la educación jesuita y la identidad ignaciana en nuestra formación; en la Eucaristía un Jesuita joven (Lalo Vizcarra sj, arequipeño) tuvo a cargo la misma; fue un momento de meditación y agradecimiento por toda la promoción, recordádonos ese sentido de ser “hombres para los demás”. Sencillo pero con mucho mensaje. La cosa fluyó de manera muy agradable.
De allí, ya nos tocó la secuencia de las comidas que compartimos en casa de Miguelato Alarcón (almuerzo) y de Julio Castagnino (Cena). La verdad que se “rajaron” como buenos anfitriones. Fue todo muy agradable y bien servido que a todos nos hizo sentir “como en casa”. Con bromas de distinto calibre y algunos chifles de más (jeje), pero digno de un profundo agradecimiento; faltó poquito para que nos comiéramos al gallo pero estuvo bien resguardado. Fue importante también el podernos comunicar por skype con varios de ustedes, convirtió las reuniones en una presencia más amplia.
Además de los comentarios que ya se han ido deslizando sobre las distintas actividades, quisiera llamar la atención sobre algunas personas que estuvieron. Una de ellas fue la de Hugo la Rosa, quien estuvo de lo mejor, sin muestra de que hubiera tenido problemas de salud como los que conocimos en el último año y medio (al parecer, Miguelito Parra tiene algo que ver en ello); relamente para mí fue algo digno de agradecimiento y que esperemos siga recuperándose todo lo más posible, así como hacerse de un nuevo espacio laboral en ésta nueva etapa de su vida. Otra de las personas que me llamó la atención fue el Nino Ibarra, pues no le conocía esa vena artística que comentó y una de cuyas obras es justamente el busto de San Ignacio (el del parque de Miraflores); qué bacán me pareció… derrepente no sería mala idea que pudiera hacer un busto de Vizcardo y Guzmán (habría que ver los medios).
No dejó de llamarme la atención nuestro compañero Zapata, quien es un activo militante del Apra (entiendo que hay otros tantos también), quien con orgullo contaba lo que había sido su proceso y lo importante para él de dicha experiencia. Aunque la política esta muy venida a menos, no deja de ser significativo que haya preocupación por lo que acontece a ese nivel y la necesidad de que se pueda renovar esos ámbitos y hacer posible caminos de gobierno (a distinto nivel) que sean más justos y menos corruptos.
En fin, otros podrán comentar otras anécdotas. De todos modos, nuevamente doy gracias el buen talante de todos los que estuvimos y ver que, pese a los años transcurridos, podemos sentirnos muy cercanos. Especialmente a todos los que colaboraron en que las cosas salieran bien, pese a que algunos tenían otros compromisos que se cruzaron de manera inevitable.
Debo añadir que, en mi caso, tuve doble reencuentro. Ocurre que por coincidencia varia gente de mi barrio (Urb. Santa Isabel), decidieron hacer una reunión el domingo y fue un agradable motivo de reconocerme con muchos/as que no veía hacía mucho tiempo. Así que ese día también nos dimos un buen bailetón y varias cervecitas demás. Además, fue motivo de ver a mi madre y hermanos que viven por Piura y es siempre motivo de alegría.
Guillermo Valera M.
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