Javier, la partida de un hombre significativo

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Por mi relación con la política conocí de cerca a Javier Díez Canseco, dirigente muy querido entre diversas trincheras por tantos motivos. Desde el hecho de su cojera, pasando por su espíritu amplio, su aparente aspecto serio que sabía combinarlo con una gratuita sonrisa, era un cabal político y un arduo defensor de las causas que consideró justas, todas justas la mayor parte de las veces.

Hoy se ha ido y nos deja un legado que será todo un reto ayudar a encaminarlo y ha ser consecuente como lo supo ser, más allá de dificultades y falacias que pudo haber en su camino, quijotesco en algunos casos y profundamente humano por su opción por los más débiles. Y, como tal, nos ha dejado, al no poder vencer la lucha contra uno de los males de nuestro tiempo, el cáncer.

Es tiempo de reflexionar los pasos hacia adelante, los pasos dados antes, los pasos hacia el costado. Todos somos necesarios para hacer un mundo más humano, todos estamos invitados a la fiesta de la compasión, la solidaridad y la justicia. Que a todos nos inspire, al menos a un buen número.

Guillermo

A continuación, transcribo unas líneas que recibí de un amigo, a propósito de la partida de Javier, muy sentidas por cierto.

Hola Javier:

Una llamada me dice que nunca más te volveremos a ver. Hay un epitafio cerca de la tumba de mi madre que dice “No he muerto, moriré el día que me olviden”. Eso es lo que eres y serás para miles, para millones de personas. Inolvidable. Entonces ¡vives y vivirás! Seguramente muchos tratarán de poner en palabras lo grande que eres, lo grande de tu corazón y de tu fuerza por alcanzar la justicia y el mundo feliz de “Imagine” con el que soñamos. No creo que pueda hacer eso, las palabras siempre son limitadas. Seré breve. Cuando hacía alguna travesura, mi abuela me decía que el alma de los muertos le jalaba la pata a los que se portaban mal mientras dormían. Si es verdad que existe un más allá entonces haznos el favor de jalarle la pata a aquellos que perennizan la injusticia y la desigualdad, esos han hecho mucho, mucho más que travesuras; nos dará mucho gusto que sigas siendo su pesadilla. Si es verdad que existe un más allá entonces son miles los que han salido a recibirte y ya sabes lo que tienes que hacer: siéntate a la izquierda de Dios Padre. Si es verdad que hay un más allá, saluda a Pepe Martínez, a “Pico” Silva, a Crescencio Merma tan socialistas como tu; saluda a Pilar Coll y a Víctor Ramos, también inolvidables; y por favor, abraza y dale un beso a mi madre.

Pepe

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