Parece normal. Cada vez que aparece una nueva posibilidad de liderazgo lo queremos derribar muy rápido en sus aspiraciones, pese a que nos pasamos algún rato también reclamando que necesitamos y deben aparecer nuevos liderazgos en la política y en la sociedad civil. Es algo que no debe de extrañar y de lo cual podemos aprender. Sobre todo, el estar atentos de lo que pueden reflejar las críticas, en lo válido y justo que puedan tener ellas, sin pasar demasiado rápido de página o de tema.
Me estoy refiriendo a esa nueva figura (bueno, actualmente es Congresista), Verónica Mendoza, que quiere asomarse en el ámbito de la izquierda, y sobre la cual ya se estableció una andanada de apreciaciones o críticas, lo cual ha sido bueno para apreciar que hay interés en su persona, despierta interés de diverso tipo, por alguna razón despierta simpatías y algunas desconfianzas. En mi caso, me sitúo del lado de las simpatías.
Quizás podríamos plantear algunos puntos que serían deseables para ésta candidata en formación (y esperemos cuaje), como posibilidad de renovación de nuestra política y de parte de buen sector de nuestros políticos:
1) Es necesaria una claridad sobre su apuesta por el sistema democrático y por todo lo que ello implica. El tema de la democracia no es un asunto táctico, ni de echarle mano en tanto no es favorable. Es la base de la actuación política desde la cual nos queremos mover, siempre perfectible y sujeto a reformas.
2) Es conveniente apostar a un modelo económico alternativo al neoliberalismo, de redistribución económica y mayor equidad; de desarrollo del mercado interno, industrialización y capacidad de competencia en el mundo globalizado, con soberanía e inteligencia.
3) Puede ser un buen desafío proponerse reducir la pobreza a un 12% y ordenar las cosas concertadamente para lograr su propósito, así como elevar la dignidad de nuestros maestros, personal de salud y personal de las Fuerzas Armadas y Policiales. Potenciando su labor y sentido de servicio.
4) Establecer un gran Proyecto Nacional con las principales fuerzas productivas del país, en razón de encaminar de la manera más ágil y dialogada las políticas públicas desarrolladas por el Acuerdo Nacional.
5) Potenciar nuestra cultura en todos sus ámbitos, tanto del lenguaje, literatura, alimentación, música y artes diversas, como vehículo de potenciamiento y desarrollo de nuestras capacidades creativas y lúdicas.
6) Atención especial a los niños y niñas, en especial a los de situación de riesgo y menores de 5 años.
Se pueden agregar muchos otros puntos. Son algunas sugerencias que me atrevo a plantear como mecanismo de diálogo y construcción de un programa de Gobierno, esperemos y apostamos por Verónica Mendoza. ¿Alguien más se apunta?
Magdalena del Mar, 31 de agosto de 2015
Guillermo Valera Moreno