Familias y el desafío de lo diferente

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Fue agradable reunirnos a conmemorar nuestro día mundial CVX. Allí, en la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (y con la presencia agradecida del mismo rector, Ernesto Cavassa SJ), alrededor de 130 personas que fuimos llegando a esa celebración eucarística que ya se ha hecho tradicional y es motivo de integración, pasar un buen momento y profundizar sobre algún tema que se ve pertinente, ésta vez en torno a la familia y cómo nos habla a todos en distintos tonos.

Especialmente desde el sentido de saber acogernos unos a otros, desde realidades diversas, aceptando que las experiencias nos conducen por caminos no siempre deseados o descubrimos posibilidades más amplias o nos dejamos llevar por afectos desordenados o poco discernimiento. Queríamos empezar un camino sobre la familia, aprendiendo a escuchar y contemplar las diversas realidades.

Como fuera, como para toda realidad que queremos que sea signada por el amor de Dios, toda realidad familiar, la que fuera. En la medida que refleje ese sentido amoroso que nos enseñó Jesús será una experiencia que se aproxima al camino que nos queremos trazar, camino y propósito, finalidad y sentido de realización.

Hubo varias entradas de reflexión, en especial, la consideración a la diversidad y nuestro sentido de apertura e inclusión. La referencia a María y el hecho de la concepción de Jesús como un hecho de escándalo por la manera como se produce y que, de alguna manera, supone otra forma de solidaridad con quienes muchas veces son excluidos por ser madres solteras u otras formas equivalentes. La invitación a saber discernir nuestro ámbito familiar, a cómo crecer en ello y cómo expandir ese crecimiento a las realidades diversas.

En las peticiones pedimos en especial por los más jóvenes y sus familias; para que todos sepamos confiar y valorar los espacios de la familia. De mi parte, conté que hace unas semanas, por razones laborales, estuve por Santa María de Nieva, al norte del departamento de Amazonas (una zona de selva). Tuve ocasión de conocer el centro poblado que hay a la otra banda del río de ese lugar, de nombre Juan Velazco Alvarado, donde resulta que las familias católicas son una minoría religiosa (sólo 20%), ya que la mayoría religiosa son las familias evangélicas nazarenas y las familias con creencias religiosas autóctonas (awajun y wampis).

Cuestión que me hizo pensar en los desafíos que tenemos como CVX (en general desde cualquier movimiento laical), respecto a cómo dialogar desde la familia con la diversidad cultural que existe en nuestro país. ¿Cómo desde nuestras propias familias podemos acoger sentidos de interculturalidad y diálogo con los diferentes a nosotros? Contemplando y sintiéndonos parte de todas ellas, sabiendo que lo importante es el crecimiento del amor y el sentido de bien desde todo tipo de realidad. Superando prejuicios, racismos diversos y pidiendo a nuestro Señor que nos de la gracia de hacernos parte de esos propósitos.

De otro lado, porque suele estar presente, hicimos mención a temas de infidelidad (o cosas equivalentes) que generan rupturas lamentables de familias y parejas. Siempre uno se pregunta ¿qué pasó?, ¿por qué tienen que darse de ese modo desgracias familiares, las cuales muchas veces se tornan irreconciliables y definitivas? Más aún, los hijos son los que más sufren o se ven afectados de situaciones que no provocaron y que no entienden.

Sin pretender juzgar situaciones, pedimos al Señor que nos ayude a afrontar de la mejor manera y con su sabiduría situaciones tan delicadas que atraviesan a muchas familias. Que nos dé a todos la fuerza y sabiduría necesarias para saber optar por reconstruir o encaminar mejores posibilidades, desde su propia inspiración amorosa, reconociéndonos también pecadores y deseosos de seguir su camino a pesar de todo, con fe y esperanza. Pidiendo por todas aquellas familias que pasan tantas amarguras o se han roto por tan diversas razones.

Nada de lo anterior puede estar exceptuado de la dimensión de la alegría. Y es como quisimos concluir en ese ágape de compartir dinámicas de integración, bocaditos y líquidos complementarios. Recordando también la solidaridad con los que han sido recientemente golpeados por las lluvias y huaycos en la ruta de la carretera central. O el respeto por nuestra “madre tierra” y su constante cuidado.

Guillermo Valera Moreno
Pueblo Libre (Lima), 29 de marzo de 2015

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