Archivo por meses: junio 2012

Leer los signos de los tiempos en la Iglesia y el Perú de hoy

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REFLEXIONAR LA VIDA CON VATICANO II
Resumen del segundo día (26 junio) / Javier Iguíñiz, Mauricio Zeballos y Juan Borea

Se buscó una reflexión sobre el sentido profético, la evangelización y el estilo de hacer Iglesia a la que estamos llamados con Vaticano II, en el mundo y el Perú de hoy.

Javier Iguíñiz E., en su condición de Presidente del MIIC (Movimiento Internacional de Intelectuales Católicos), presentó una mirada de Vaticano II desde una óptica global, enfatizando el contexto de la época en que éste se desarrollo.

La Iglesia buscó abrirse al mundo, mirarlo con mas cercanía y afecto. Pero ¿a qué mundo quería abrirse? A un mundo sin temor; a conocer la realidad tal cual; se necesitaba aprender de ese mundo, su situación compleja. Muchos países africanos se encontraban en proceso de independencia. Europa se encontraba en bonanza. Se pensaba que todos podían ser más dueños de su destino.

Por tanto, Hay que reconectarse con la realidad, en lo pastoral como en lo teológico, escarbar en los libros, las noticias, los periódicos. Se percibía el debilitamiento de la iglesia y que, para hacer viable la evangelización, los retos eran muchos. Aumentaban los no creyentes; el mundo de la posguerra era un lugar de progreso y de cambios; seguía pesando la tragedia de las guerras mundiales y la derrota del fascismo. Se da la solidaridad con el tercer mundo, el reconocimiento y la importancia de los países pobres.

Vaticano II permite mirar al mundo con menos miedo. Centra su atención en un humanismo pluralista, lo que supone fijarse en la gente, relacionarse con aquellos que piensan distinto, hablar y escuchar al ser humano concreto. Proceso muy rico y que se ha mantenido a lo largo de los años, por la propia autoridad moral de quienes vivieron el Concilio. Somos parte de la iglesia y debemos vivirla sin que nos de vergüenza. Inspirados en la lectura de la Biblia, tenemos un testimonio y mensaje que dar, en medio de tantos signos antievangélicos.

Somos portadores de un mensaje y de una propuesta para el mundo y para el Perú de hoy, herencia que se recibe del Concilio y hay que decirlo en alto, marcando un punto de vista que nos desafía como profesionales en un mundo de cambio, llamados a un ejercicio solidario, ético y responsable.

Mauricio Zeballos V., del Instituto de Estudios Social Cristianos, habló de cómo se entiende y se recrea el pensamiento social cristiano en Vaticano II, cómo se entiende con las repercusiones que pueda tener para el mundo de hoy.

Situó un conjunto de ideas de la doctrina social de la iglesia para situar lo que llamó la “economía de la caridad”, término que nos abre a muchos escenarios en este mundo lleno de paradojas, inequidades, injusticias, violencia, dificultades. Descontento de muchos por la falta de oportunidad para todos.

La economía se ha centrado mucho en indicadores y resultados, y hay que recordar que la caridad exige la justicia, según nos dice el Papa Benedicto, y debe darse con una interacción ética para lograr un desarrollo verdaderamente humano y para todos. La competitividad sacrifica al ser humano. Hoy es imprescindible fortalecer nuestra comunión, recordar y poner en práctica el lema peruano “firme y feliz por la unión”, recordarlo con profundidad por encima de intereses personales o locales. Una economía que se hace con el principio de la comunión, desarrolla formas internas de solidaridad para generar confianza. Hoy nos encontramos frente a un grave problema de distribución desigual y la iglesia tiene una misión que cumplir y es pronunciarse por la dignidad y el desarrollo de formas internas de solidaridad. Hoy se requiere un corazón nuevo.

Juan Borea, nos introdujo a una reflexión que se venía haciendo desde la propia Mesa de Movimientos Laicales; especialmente, sobre el sentido de “nueva Iglesia” que nos sugiere Vaticano II y su adecuación a los tiempos modernos.

Señaló la importancia de leer los documentos del Concilio, entendiendo que éste fue una interpretación de la voz de Dios a esa época. Actualmente, con la crisis ecológica, el gran avance de la tecnología, el nuevo rol de la mujer, etc., nos preguntamos: ¿cuáles son los mensajes que nos llevan a interpretar ahora lo que nos dice el Concilio? Es importante hacernos preguntas y ser una Iglesia que escucha al mundo y al hombre de hoy; la misión de la Iglesia es escuchar con respeto a todos los seres humanos.

Ser una Iglesia que abraza a los afligidos, una Iglesia de comunión contrapuesta a una iglesia clerical, reconociendo estilos diferentes de entender la Iglesia. El buen pastor es el que da la vida por las ovejas, no se corre; muchas veces usamos elementos distorsionados del evangelio.

La autoridad es un servicio, ejercida por los lineamientos dados en el evangelio. Somos corresponsables en cuanto a la dignidad y a la acción común de todos los fieles. La iglesia somos todos y debemos ser consultados, hacernos oír, leer la biblia para saber dar el mensaje de Jesús. Todos somos llamados en nuestra condición de pecadores, pero buscando orientarnos al bien y a superar todo tipo de soberbia.

Los retos son imposibles de asumir en soledad. Necesitamos de la comunidad. Por tanto, es necesario repensar la forma de organizarla, en vínculo a la Iglesia mayor. Por hoy, nuestra estructura eclesial es un escándalo que clama al cielo.

Confiados sigamos con alegría, decisión, oración, amor y fe, pues contamos con la presencia del Señor.

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Itinerario y actualidad de Vaticano II

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REFLEXIONAR LA VIDA CON VATICANO II
Resumen del primer día (25 junio) / Andrés Gallego / Jeff Kleiber

Dando paso a la inauguración, Alberto Simons (del Instituto de Fe y Cultura de la UARM), destacó la importancia del Concilio Vaticano II y de la fe de S.S. Juan XXIII para vencer los temores, miedos y las resistencias de su tiempo ante su invitación a abrir la Iglesia al mundo.

Durante la exposición de Andrés Gallegos, se refrescó a través de singulares citas, la invitación a una mirada rápida al contexto preconciliar, y de cómo nosotros somos parte de una tendencia de Iglesia que ha introducido un proceso de cambio y de sentido del ser Iglesia más inclusiva, remontando las miradas y actitudes de una Iglesia visibilizada solo a través de la Jerarquía. Reconociendo que este proceso no comienza y acaba con Vaticano II sino que es un proceso de largo plazo y del cual los laicos deben hacer suya esta misión.

Es hacer nuestro los objetivos que impulsó a Juan XXIII a abrir las ventanas de la Iglesia y a que los fieles podamos también ver hacia adentro de ella. Es plantearse la vigencia del dialogo con el mundo de parte de la Iglesia, dialogo que parte de la preocupaciones y cuestionamientos como es la situación de pobreza y exclusión de los pobres. Es plantearnos cómo vivimos la experiencia de fidelidad a Jesús; es interpelarnos cómo estamos al mismo nivel con la jerarquía, entendida ésta con sentido de servicio a la Iglesia (baste recordar que el papa nos saluda y se presenta como el siervo de los siervos de Dios al servicio del mundo).

Estar atentos por ello a los signos de los tiempos es ser fiel a las necesidades del pueblo. Debe ser una actitud que dé fundamento a nuestra espiritualidad. Para los laicos es un reto en esta hora larga desde Vaticano II llegar al corazón de la Iglesia y al corazón del mundo. En el actual contexto es imprescindible la formación teológica y bíblica.

Luego de Vaticano II en América será clara la opción preferencial por los pobres, la cual no es una dimensión añadida en la vida Cristiana, sino esta el núcleo de relación con Dios, quien lucha contra la pobreza y la injusticia.

Jeffrey Klaiber sj, nos invitó a seguirlo sobre algunos aspectos históricos previos y durante Vaticano II. Señaló que El Concilio Vaticano II es el acontecimiento más importante en la historia de la Iglesia después del Concilio de Trento. Trento es significativo por el contexto propio en que surgió (la crisis con el protestantismo), los temas referidos a doctrina, las indulgencias o la creación de seminarios. También señaló que Trento tuvo sus debilidades como el no haber tocado el tema de los laicos o los aspectos de la liturgia, cuestiones que Vaticano II si lo hizo adecuando la misma al idioma propio o vernacular de la región.

El contexto de Vaticano II hizo que se pusiera muy en moda la palabra aggiornamiento, pese a que no se repitió lo de Trento, donde los teólogos y no solo los obispos hablaban. La novedad de Vaticano II es que tuvo un centenar de observadores de otras Iglesias. En cuanto al clero latinoamericano se destaca singulares intervenciones de obispos como el de Brasil Helder Cámara; Silva Henríquez de Chile; también de Landazuri Rickets de Perú.

En cuanto a los documentos claves de Vaticano II, en Lumen Gentium (luz de los pueblos) es visible el tránsito de una iglesia monárquica a una iglesia comunidad. Es decir el propósito es de tener un pastor que guie no a un monarca como jerarquía.

Los temas que no salieron, pero no niegan una realidad es el referido al tema de la mujer, en el contexto de Vaticano II aún no era muy visibilizado este tema. Otro de los temas es el referido al de los Cristianos anónimos pensando en personalidades como la de Ghandi, el rol de la iglesia misionera una iglesia ad-gentis.

Vaticano II nos marca una nueva época y es la invitación a un Cristianismo encarnado en la realidad.

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Recuerdos de Monseñor Alfredo Noriega S.J. en tres notas

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Gracias a Carlos Lecaros, primer Presidente de nuestra CVX Perú, nos hace notar de la importante figura de Monseñor Noriega en la creación de las CVX. Hace unos días se ha recordado un aniversario de su partida a la casa del Padre (26 de junio) en las noticias jesuitas que suele compartir Rómulo Franco sj, en las cuales se incorporó otra nota de José Enrique Rodríguez sj y del propio Carlos. De ésta última, nos dice “Compártanla a fin de conocer en profundidad la historia de las CVX en el Perú”. Van así.

Monseñor Alfredo Noriega Arce SJ (Arequipa 1922 – Lima 1993)
El sábado 26 de junio de 1993 falleció Mons. Noriega, en su Comunidad del Colegio de La Inmaculada, a causa de un infarto, a los 70 años de edad, y en vísperas de cumplir 55 años de Compañía. Tenía 44 años como sacerdote, y 13 como Obispo Auxiliar de Lima. Sus restos fueron velados en la Parroquia de Fátima. El domingo 27 fueron llevados a la Catedral de Lima donde se celebró la Eucaristía presidida por Mons. Augusto Vargas Alzamora, quine tuvo a su cargo la Homilía. Al inicio de la Eucaristía se leyeron los mensajes de condolencia del Cardenal Angelo Sodano, Secretario de Estado, y del señor Nuncio Apostólico en el Perú, Mons. Luigi Dossena. Concelebraron 12 obispos y alrededor de 30 sacerdotes. El Señor Nuncio asistió también a la Eucaristía. La homilía estuvo a cargo de Mons. Augusto Vargas Alzamora. Al acabar la misa sus restos fueron llevados a nuestro cementerio de Villa Kostka. (Rómulo Franco sj)

Mons. Alfredo Noriega SJ, un santo de Lima
Entre los pordioseros de Lima, como ocurre en todo el mundo, hay un complejo sistema de comunicaciones desconocido para la mayor parte de la sociedad. Una de sus sagas dice que en Lima hubo dos santos: Monseñor Noriega en San Pedro y el padre Monteverde en Breña. Hasta ahora recuerdan que al acercarse a ellos nunca regresaban con las manos vacías.

Hace unos días escuché la grabación de una homilía de Mons. Alfredo Noriega. Perfecta dicción, claridad de ideas y exposición, profundidad teológica y espiritual, sentido pastoral, temperamento coloquial, elegancia de formas. Era un pastor de Oxford (donde recibió su doctorado), que en el cambio de paradigma tuvo que guardar su inmenso bagaje de formación clásica para que sirviera de substrato en la adaptación post Vaticano II.

Tuvo que dejar la cátedra del Instituto de Humanidades Clásicas de Villa Kostka en Huachipa (“Juniorado”) y la Universidad Católica, por el púlpito. Halló un campo propicio en las tareas parroquiales en Fátima y Desamparados, especialmente en el campo matrimonial. La Iglesia le pidió su servicio en el episcopado y fue Obispo auxiliar de Lima, hasta que la diabetes le hizo la mala pasada de invalidarlo.

De la comunidad de San Pedro pasó a la Comunidad del Colegio de la Inmaculada. Desde ahí salía a atender al Movimiento Bodas de Caná, su último ministerio. Tuve la suerte de acompañarlo cuando entregó su vida a Dios de manera definitiva, el 26 de junio de 1993, en su habitación de la Comunidad. (Enrique Rodríguez SJ)

Mons. Noriega en las Congregaciones Marianas y las CVX
Mons. Alfredo Noriega tuvo un papel importante en la transformación de las Congregaciones Marianas en Comunidades de Vida Cristiana (CVX). Él fue el primer Asesor Nacional cuando se dio el proceso de transformación de las Congregaciones Marianas (CC.MM.) a CVX. Más aún, junto a la Madre Julia Oliveri ACI (Esclava del Sagrado Corazón), asesora de la Congregación Universitaria y de Oficinistas Marianas (CUOM), acompañó, como sacerdote a esa emblemática Comunidad, que también optó por ese camino de las CVX. Aunque dejó de ser el Asesor al ser nombrado Obispo, siguió muy cerca de ellas. Las CVX le deben a Mons. Noriega ese impulso tan necesario que requerían las nacientes CVX , llevado con ese entusiasmo tan característico en él. (Carlos Lecaros)

Lima, 27 de junio de 2012 Sigue leyendo

Reflexionando la vida con Vaticano II ¿Sobre qué conversaremos durante el curso?

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El curso de formación sobre el Concilio Vaticano II que venimos organizando con la Mesa de Movimientos Laicales – MML, se llevará a cabo el lunes 25, martes 26 y jueves 28 de junio, entre 7 y 9.30 de la noche, en el auditorio de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya. Como dice su título, queremos empezar a valorar los 50 años que han pasado desde esa fecha memorable en que el Papa Juan XXIII dio inicio a las labores de uno de los eventos más trascendentes para nuestra Iglesia Católica.

Por eso, “Reflexionando la vida con Vaticano II” es un evento al que vale la pena tomar interés y, seguramente, nos dará pautas que nos permitan abrir horizontes sobre la Iglesia que queremos en nuestro país. El sentido profético de nuestro tiempo y la manera de vivir nuestro laicado hoy, desde las propias experiencias comunitarias de fe que compartimos, así como desde las responsabilidades que nos corresponde desempeñar en los diversos ámbitos de lo social, lo político, la economía y la cultura.

El temario previsto para el curso aborda como contenidos el deseo de profundizar en el significado y enseñanzas de Vaticano II, despertando una mirada más profunda sobre la vida y los derroteros que nos inspiró como perspectiva. Por tanto, lo que esperamos se aborde desde cada ponencia y temática en cada uno de los tres días del curso, sería lo siguiente:

Lunes 25: Itinerario y actualidad de Vaticano II
Estará a cargo de 2 reconocidos ponentes. Primero, el P. Jefrey Kleyber sj, quien presentará el marco histórico de la realización del Concilio. Su significado y los propósitos que se plantearon en el magno evento; las características que adquirió, sus participantes y conclusiones claves.

De otro lado, el P. Andrés Gallego, presentará una lectura más teológica de Vaticano II y sus implicancias en el proceso de la Iglesia. ¿Se logró modernizar realmente (aggiornamento) a nuestra Iglesia? ¿Se logró que ésta se pudiera abrir al mundo? ¿Se logró mirar lejos? ¿Se generó un real impacto para una mejor integración fe y vida? En unos pocos minutos habrá que sintetizar una mirada compleja del itinerario de los últimos 50 años de nuestra Iglesia.

Martes 26: Leer los signos de los tiempos en la Iglesia y el Perú de hoy
La idea es presentar una reflexión sobre el sentido profético, la evangelización y el estilo de Iglesia a la que estamos llamados con Vaticano II en el mundo y Perú de hoy. Esta parte se abordará con tres ponentes de interés. Primero, Javier Iguiñiz, quien abordará el tema desde su condición de Presidente del MIIC (movimiento internacional de intelectuales católicos); presentando, por tanto, una mirada desde una óptica más “global”. Marcando un punto de vista que nos desafíe como profesionales en un mundo en cambio, llamados a un ejercicio solidario, ético y responsable.

El segundo ponente es Mauricio Zeballos, quien viene en representación del Instituto de Estudios Social Cristianos, aportando una mirada desde dicha óptica Social Cristiana. Cómo se entiende y se recrea el pensamiento social cristiano en Vaticano II y cómo se entiende hoy. Cuáles son las repercusiones que puede tener para el mundo de hoy. Juan Borea es el tercer ponente, quien tratará de dar consistencia a una reflexión que hemos venido haciendo desde la propia Mesa de Movimientos Laicales; especialmente, sobre el sentido de “nueva Iglesia” que nos sugiere Vaticano II y su adecuación a los tiempos modernos. ¿Cómo podemos –a partir de allí- construir un nuevo estilo y modo de ser Iglesia? Tomando como punto de partida la experiencia de nuestras propias comunidades cristianas como una forma de vivir nuestra fe y de ser Iglesia (versus el individualismo o el masismo impersonal que marca nuestra común experiencia cotidiana).

Jueves 28: Vigencia y proyección de los movimientos laicales
El último día serán cuatro las intervenciones, en tanto tema que busca testimoniar experiencias distintas, sin distanciarse de su vínculo con Vaticano II. Juan Carlos Díaz, de la UARM, dará un marco general del tema ¿cómo se aprecia el laicado en Vaticano II? ¿cuál es su sentido de ser Iglesia y su “compromiso con el mundo”? Presentará una mirada de conjunto y el estado de la cuestión de los movimientos laicales en el Perú; sus distintas ópticas, presencias y carismas. Se intentará hacer una apreciación crítica, buscando marcar pautas y lineamientos que habría que tomar en cuenta hacia el futuro.

Por su parte, Elisa Nevado abordará el tema del laicado desde lo que Vaticano II nos plantea con relación a los jóvenes, sus inquietudes y sentido de cambio; renovación generacional; responsabilidad con la educación (escolarizada y superior) y el empleo. Carmen de los Ríos hará un abordaje del tema en tanto laicado como compromiso de vida y lo que Vaticano II nos plantea en cuánto fe y vida, fe y justicia y fe y cultura; el valor que tiene la vida comunitaria para el crecimiento de nuestra fe, nuestro crecimiento personal y de compromiso con el mundo. Por último, Eduardo Borrell Castro, situará el tema de laicado desde la fidelidad a la Iglesia en la experiencia de toda una vida; cómo Vaticano II nos plantea un profundo sentido de equilibrio sustentado en la radicalidad del amor a Jesús y nuestro prójimo.

Por cierto, los contenidos del curso se verán complementados con las preguntas y aportes de cada uno de los participantes. Vayamos preparados.

Guillermo Valera M.
Mesa de Movimientos Laicales
Lima, 20 de junio de 2012 Sigue leyendo

Gozos y esperanzas de Vaticano II

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Estamos a unos días del curso “Reflexionar la vida con Vaticano II”, organizado por la Mesa de Movimientos Laicales – MML, y es importante hacernos de cierto ambiente sobre los temas que empezaremos a abordar. Digo empezaremos porque no será el único evento que se realice al respecto, ya que tenemos todo un itinerario por desarrollar por los 50 años de Vaticano II que van desde 2012 al 2015. Queremos recordarnos qué significo ese abrir puertas y ventanas de una Iglesia que se había avejentado y no respondía a los tiempos actuales. Y qué debe de significarnos en el día de hoy.

También queremos retomar esa actitud profética de saber mirar los signos de los tiempos en nuestra realidad y aprender a “mirar lejos”, como solía decir Juan XXIII. O afrontar de manera más coherente ese desafío de vincular fe y vida al modo de Jesús y, obrar en consecuencia, en su seguimiento y discipulado (como también nos lo recordaría hace poco Aparecida).

De allí, que traer a colación algunas de las estrofas iniciales de una Encíclica como la Gaudium et Spes (GeS) sea muy significativo. Porque por momentos, leerlos pareciera que todo hubiera sucedido hace tan poco tiempo y esta dicho en términos tan actuales que tenemos que volver sobre ellos. Por ejemplo, cuando se dice: “En nuestros días, el género humano, admirado de sus propios descubrimientos y de su propio poder, se formula con frecuencia preguntas angustiosas sobre la evolución presente del mundo, sobre el puesto y la misión del hombre en el universo, sobre el sentido de sus esfuerzos individuales y colectivos, sobre el destino último de las cosas y de la humanidad. El Concilio, testigo y expositor de la fe de todo el Pueblo de Dios congregado por Cristo, no puede dar prueba mayor de solidaridad, respeto y amor a toda la familia humana que la de dialogar con ella acerca de todos estos problemas, aclarárselos a la luz del Evangelio y poner a disposición del género humano el poder salvador que la Iglesia, conducida por el Espíritu Santo, ha recibido de su Fundador.” (GeS 3)

Y después se nos hablará de que es “la sociedad humana la que hay que renovar” y, “por consiguiente, el hombre”. De sabernos admirar por el prodigio del que los hombres somos capaces. Del llamado al diálogo con el mundo que se nos hace y, especialmente, de la conciencia de renovación que necesitamos imprimir en el mundo a todo nivel.

“El género humano se halla en un período nuevo de su historia, caracterizado por cambios profundos y acelerados, que progresivamente se extienden al universo entero. Los provoca el hombre con su inteligencia y su dinamismo creador; pero recaen luego sobre el hombre, sobre sus juicios y deseos individuales y colectivos, sobre sus modos de pensar y sobre su comportamiento para con las realidades y los hombres con quienes convive. Tan es así esto, que se puede ya hablar de una verdadera metamorfosis social y cultural, que redunda también en la vida religiosa.” (GeS 4)

Y parece que estuviéramos hablando de cosas que no son de medio siglo atrás sino –con sus peculiaridades- de cosas muy actuales y sobre las que no hemos sabido dar respuestas adecuadas o convincentes. Pese a que toda persona en el mundo “Quiere conocer con profundidad creciente su intimidad espiritual, y con frecuencia se siente más incierto que nunca de sí mismo. Descubre paulatinamente las leyes de la vida social, y duda sobre la orientación que a ésta se debe dar.” (GeS 4)

Seguimos confrontados y desafiados con temas tan elementales como la pobreza y miseria de tantos seres humanos como nosotros. Pese a que “Jamás el género humano tuvo a su disposición tantas riquezas, tantas posibilidades, tanto poder económico. Y, sin embargo, una gran parte de la humanidad sufre hambre y miseria y son muchedumbre los que no saben leer ni escribir. Nunca ha tenido el hombre un sentido tan agudo de su libertad, y entretanto surgen nuevas formas de esclavitud social y psicológica. (…) y ni siquiera falta el peligro de una guerra que amenaza con destruirlo todo. Se aumenta la comunicación de las ideas; sin embargo, aun las palabras definidoras de los conceptos más fundamentales revisten sentidos harto diversos en las distintas ideologías. Por último, se busca con insistencia un orden temporal más perfecto, sin que avance paralelamente el mejoramiento de los espíritus.” (GeS 4) Es admirable que habiendo cambiado muchas cosas en los últimos 10 lustros, seguimos sin resolver adecuadamente esas y otras tensiones.

Ojalá que como se inicia el discurso de la Encíclica GeS sea una de las cosas que recuperemos, en el sentido de que “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón. La comunidad cristiana está integrada por hombres que, reunidos en Cristo, son guiados por el Espíritu Santo en su peregrinar hacia el reino del Padre y han recibido la buena nueva de la salvación para comunicarla a todos. La Iglesia por ello se siente íntima y realmente solidaria del género humano y de su historia.” (GeS 1)

Así mismo, cuando se reclama que “Al proclamar el Concilio la altísima vocación del hombre y la divina semilla que en éste se oculta, ofrece al género humano la sincera colaboración de la Iglesia para lograr la fraternidad universal que responda a esa vocación. No impulsa a la Iglesia ambición terrena alguna. Sólo desea una cosa: continuar, bajo la guía del Espíritu, la obra misma de Cristo, quien vino al mundo para dar testimonio de la verdad, para salvar y no para juzgar, para servir y no para ser servido.” (GeS 3) Que así sea, la Iglesia universal esta para servir, para “salvar” y hacer de la verdad un propósito de testimonio amoroso de la presencia de Dios, como Jesús nos enseño. De ello tenemos que seguir aprendiendo laicos, religiosos, obispos, cardenales y el propio Papa.

Guillermo Valera Moreno
Lima, 19 de junio de 2012 Sigue leyendo