Gracias a la invitación de los colegas de la Universidad Arturo Prat, el pasado mes de diciembre tuve la oportunidad de visitar por primera vez la ciudad de Iquique (Tarapacá), para participar en él a través de la conferencia de apertura del 10° Congreso Chileno de Sociología. Una visita tantas veces soñada a la tierra de mis ancestros por línea paterna pero que no había logrado concretar. Preparé esta visita con entusiasmo pensando en tener una activa participación en el congreso y luego quedarme unos días para conocer la ciudad, las salitreras y eventualmente recoger documentos familiares que ya tengo identificados. Lamentablemente tuve que acortar el viaje al mínimo ya que mis responsabilidades en la Asamblea Universitaria de la PUCP, de la cual soy miembro, exigían mi presencia en Lima. Fue, entonces, una primera visita con emociones encontradas, que me generaron curiosidad y reforzaron la convicción de volver en otra oportunidad para hacer el recorrido que en esta visita no pude hacer.
Lo poco que puede observar, me gustó. El centro de la ciudad si bien es pequeño conserva en buen estado casonas de madera de la época del salitre y, por lo tanto, de los años en que esta ciudad era peruana. Se puede sentir cierta peruanidad natural en la cultura de la ciudad (hay un club Alianza Lima de Iquique fundado hace décadas por un boxeador peruano inmigrante, y que es considerado semillero de jugadores), en las cartas de los restaurantes, en la arquitectura del centro, y en las relaciones económicas con Tacna. Ciudad esta última que se encuentra a poco menos de 4 horas por tierra y donde regularmente van los residentes de Iquique a hacer compras, atenderse con médicos, dentistas, y oculistas, a disfrutar de la gastronomía y pasar un fin de semana divertido en la peñas y restaurantes de Tacna. Y es que los precios de los productos y servicios en el lado peruano de la frontera son mucho más cómodos y de calidad que los costos que deben pagar en Chile. Hay un tránsito transfronterizo muy activo entre el norte de Chile y el sur del Perú.
La amabilidad con la que yo me encontré con los y las colegas chilenos y chilenas e incluso en los restaurantes y taxis, contrasta con la opinión de un estudiante puneño quien me confesó que entre los jóvenes de esta ciudad encontraba dos tipos de reacciones. De un lado amabilidad y compañerismo, pero, de otro lado, recelo e incluso poca interacción. ¿Cuánto de esto es por ser peruano con rasgos andinos y cuánto es un recelo más a general a la inmigración más reciente de Haitianos, Colombianos, y Venezolanos? No tengo una respuesta aun, solo que viene a mi mente el hecho que Iquique votó abrumadoramente en la última elección presidencial por el candidato de la derecha, Sebastián Piñera, quien acaba de negarse a suscribir el Pacto Migratorio de la ONU.
Sin duda debo volver para visitar archivos y lugares. Ya lo tengo identificados, más aún tengo la intuición de que en este ámbito algunas sorpresas me esperan.