Francisco fallece a los 88 años: El legado de un Papa reformador

8:00 p.m. | 22 abr 25 (LCC/CX).- Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco, falleció poco después de cumplir 12 años de un pontificado marcado por reformas que buscaban renovar la Iglesia en diversos ámbitos. La sinodalidad, promovida con intensidad para recuperar un modo de ser católicos caminando juntos y escuchando a todos los fieles ante los desafíos actuales, se convirtió en la esencia de su pontificado. A través de gestos, mensajes y documentos, mostró un firme compromiso por la paz, los excluidos y el cuidado de la Casa Común. Su visión renovadora se sustentó en los Evangelios y en un enfoque humanitario.

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El papa Francisco ha fallecido a los 88 años, tras 12 años de un pontificado intenso y emblemático, marcado por las reformas que impulsó y por sus mensajes y gestos, que buscaron, desde la enseñanza católica, neutralizar las tendencias de un mundo cada vez más inclinado hacia los conflictos y la polarización. Sin embargo, no todo ha sido como el pontífice argentino deseó o planeó inicialmente, y, como era de esperarse, estos procesos de reforma le han generado tanto fervientes seguidores como firmes detractores.

Para ofrecer un primer panorama de estos últimos 12 años bajo el liderazgo del papa Francisco, recurrimos en primer lugar a fuentes oficiales y cercanas a la Santa Sede (como La Civiltà Cattolica y Vatican News), además de comentarios de cardenales peruanos (Mons. Carlos Castillo y Mons. Pedro Barreto), quienes participarán de alguna manera en los eventos de las próximas semanas, incluido el cónclave. Asimismo, se considera el balance de tres vaticanistas reconocidos, tanto por su amplia experiencia como por su enfoque equilibrado al opinar sobre el pontificado del Papa argentino.

El papa Francisco nos ha dejado

El papa Francisco nos ha dejado el 21 de abril de 2025, a la edad de 88 años, después de habernos dado la bendición y dejado un último mensaje Urbi et Orbi, el día anterior, Domingo de Pascua. No faltó una última vuelta en papamóvil por la Plaza de San Pedro, saludando a los peregrinos. El pasado 13 de marzo había cumplido 12 años de pontificado. Con razón, la Iglesia se siente huérfana, y esto significa que la Iglesia es familia, comunidad, pertenencia, sentimientos. La Iglesia se siente huérfana y, al mismo tiempo, agradecida. Por ello, La Civiltà Cattolica, junto con toda la Iglesia, quiere expresar en este momento reconocimiento y gratitud.

Queremos expresar nuestra gratitud por tantos gestos y palabras que no nos han dejado indiferentes, que nos han impulsado y alentado a ser cristianos coherentes. El papa Francisco anunció el Evangelio con su palabra, acompañada de la fuerza de sus gestos. Pensando en esos gestos, no podemos olvidar su cercanía a los refugiados y migrantes, ejemplificada en su viaje a Lampedusa, el primero de su pontificado, y en su visita a la isla de Lesbos. No olvidamos su cercanía a los enfermos ni sus visitas a las cárceles. No olvidamos la oración del 27 de marzo de 2020, en los días oscuros de la pandemia, en una Plaza de San Pedro vacía, con el sonido de las sirenas de las ambulancias de fondo.

No olvidamos su compromiso por la paz, la fraternidad y el desarrollo humano integral, o el cuidado de la casa común, involucrando a otras iglesias y confesiones cristianas, a otras religiones y a líderes mundiales, creyentes y no creyentes. No olvidamos sus numerosos viajes apostólicos, en los que dio prioridad a las periferias y llamó a la reconciliación. No olvidamos sus gestos de acogida a la vida naciente, bendiciendo a las madres en espera. Tampoco olvidamos el tiempo dedicado a escuchar a las víctimas de abusos sexuales y todo lo que hizo para erradicar esta plaga de la vida de la Iglesia.

Francisco, además, enriqueció el vocabulario eclesial con expresiones que permanecen en nuestra memoria agradecida: pensamos en la Iglesia como hospital de campaña, en la Iglesia en salida y en las fronteras, en los pastores con olor a oveja, en el Dios que no se cansa nunca de perdonar. Estas y otras expresiones nacían de su profunda convicción de que la Iglesia no puede ser sino misionera, anunciando y haciendo concreta la misericordia de Dios. También estamos agradecidos al papa Francisco por haber difundido la práctica del discernimiento y de la sinodalidad en el gobierno y en la vida de la Iglesia. Por muchas razones, podemos decir que usó un lenguaje concreto y visual y que practicó una visibilidad que habló a los corazones y a las mentes. El Pueblo de Dios lo amó porque lo comprendió.

Francisco amaba iniciar procesos, porque quería una Iglesia viva, dispuesta a correr riesgos. Su fallecimiento abre ahora un proceso decisivo para la vida de los cristianos. Es un tiempo para vivir en oración, en unidad y en confianza. Sabemos que el Señor Jesús, el Resucitado, está presente en la barca de la Iglesia, la impulsa mar adentro y la guía a través de la acción de su Espíritu. Es un tiempo para ser verdaderamente Iglesia, verdaderamente comunidad, verdaderamente familia.

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7 frases de Francisco que ayudan a entender su vida y su papado

“Yo no he querido ser Papa”. Así respondió Francisco en junio de 2013, poco después de su elección en el cónclave, durante una audiencia con estudiantes de colegios jesuitas en Roma. La pregunta la había formulado un niño que quería saber qué lo había llevado a convertirse en el sucesor de Pedro. Y es que una de las particularidades que tuvo el pontificado del argentino fueron sus declaraciones, muchas de ellas revolucionarias para la estructura de la Iglesia católica y que en ocasiones significaron un rompimiento con sus predecesores.

Sin embargo, muchos analistas también señalaron que, a pesar de sus ideas progresistas, no todo lo que Francisco plasmó en esas frases se pudo trasladar a la práctica y ayudar a forjar una nueva realidad en el catolicismo. Tras el fallecimiento de Francisco este lunes a los 88 años, BBC Mundo presentó algunas de sus frases más destacadas durante sus 12 años de pontificado.

1.”Si una persona es gay, busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?”

Es tal vez una de las frases que más reacciones generó durante su pontificado. La pronunció en el vuelo que lo traía a Roma desde Río de Janeiro, donde había participado en la Jornada Mundial de la Juventud en julio de 2013. “En un lobby no todos son buenos, pero si una persona es gay, busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla? El Catecismo de la Iglesia católica explica y dice que no se debe marginar a esas personas y que deben ser integradas en la sociedad”, le dijo a los periodistas que viajaban con él.

La frase, que fue replicada por medios de todo el mundo, no fue la única en que se refirió al tema de la homosexualidad. En 2016, por ejemplo, dijo que la Iglesia debía pedir perdón a las personas homosexuales por haberlas “marginado”. Pero aunque tal vez uno de sus principales legados es que, en diciembre de 2023, autorizó la bendición de las parejas del mismo sexo, también fue enfático en señalar que esa bendición no debía confundirse con el sacramento del matrimonio y en insistir en que la homosexualidad es “un pecado”.

2. “Cómo me gustaría una Iglesia pobre… y para los pobres”

Cuando Bergoglio fue elegido Papa, tuvo desde el primer momento la intención de mandar un mensaje claro al mundo de que quería una Iglesia más austera y al servicio de los más necesitados. De ahí que haya elegido su nombre como pontífice en honor a Francisco de Asís, fundador de la orden de los franciscanos y un hombre que propugnó la pobreza y la austeridad como formas de vida. En la primera rueda de prensa que tuvo tras su elección, en marzo de 2013, enfatizó ese mensaje.

“Francisco era un hombre pobre. Cómo me gustaría que la Iglesia fuera pobre… y para los pobres“, señaló en el auditorio Pablo VI del Vaticano. En ese sentido, fue también claro en que ese era el mensaje que debían replicar todos los pastores en la Iglesia. “A mí me duele ver a un sacerdote o una monja con un auto último modelo. Ellos deben cumplir con su voto de pobreza”, dijo en otra conferencia de prensa en julio de 2013.

3. “Algunos piensan que para ser buenos católicos tenemos que reproducirnos como conejos, pero no”

En enero de 2015, el propio Francisco dio a conocer la historia de que en una parroquia en Roma habían regañado a una mujer por estar embarazada de un octavo bebé, después de haber tenido siete hijos por cesárea. El párroco había dicho que eso era tentar a Dios, que la mujer podría morir en ese embarazo y dejar a siete menores huérfanos, a lo que ella había respondido que “confiaba en Dios”. Ante la pregunta de los periodistas sobre la posición de la Iglesia en ese caso, el Papa fue en una dirección diferente del tradicional “creced y multiplicaos” que se le atribuye al catolicismo.

“Dios te da los medios, sé responsable. Algunos creen, y disculpen la palabra, que para ser buenos católicos debemos ser como conejos. ¡No! Paternidad responsable“, respondió. Incluso se aventuró a dar cifras. “Creo que el número de tres por familia es lo que dicen los técnicos que es lo importante para mantener la población”, agregó. Pese a ello, mantuvo la posición de la Iglesia en contra de los métodos anticonceptivos, con algunas excepciones puntuales como el uso de preservativos para evitar el contagio de enfermedades como el zika. En cambio, sí apoyó los métodos naturales para evitar los embarazos, como la abstinencia.

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4. “Abusar de niños es una enfermedad”

El escándalo del encubrimiento de los casos de pederastia en la Iglesia católica marcó el pontificado de Francisco tanto como el de sus antecesores, Juan Pablo II y Benedicto XVI. En el caso del Papa argentino, impulsó una serie de reformas, no solo para que no vuelvan a ocurrir los abusos, sino también para avanzar en la reparación de las víctimas. En febrero de 2017 se publicó una entrevista en la revista La Civilta Cattolica, en la que Francisco hablaba sobre distintos temas, entre ellos, el manejo que se había hecho de los casos de pederastia dentro de la Iglesia.

“Abusar de niños es una enfermedad. Y debemos esforzarnos más en la selección de los candidatos que quieran ser sacerdotes”, declaró. El tema incluso lo llevó a pedir disculpas públicas. “Desafortunadamente, hay un número considerable de víctimas. Me gustaría expresarles mi tristeza y dolor por el trauma que sufrieron”, dijo durante una audiencia papal en octubre de 2021. “Esto es además mi vergüenza, nuestra vergüenza, mi vergüenza, por la incapacidad de la Iglesia durante tanto tiempo de ponerlos en el centro de sus preocupaciones”, añadió.

Entre sus medidas concretas está la abolición en 2019 del llamado “secreto pontificio” en casos de violencia sexual o abusos cometidos por clérigos, permitiendo a la Iglesia católica compartir “denuncias, testimonios y documentos procesales” con las autoridades civiles que los investigan.

5. “En vez de pagar justicia social, pagó gas pimienta”

Francisco, que aunque durante su papado nunca viajó a la Argentina, siempre puso en evidencia que estaba al tanto de lo que ocurría en su país de origen. Por ejemplo con el actual mandatario, Javier Milei, tuvo varios momentos tensos. Uno de ellos fue cuando Milei, en plena campaña presidencial, llamó al sumo pontífice “el enviado del demonio en la Tierra”. Poco después, Milei se disculpó con el Papa y de hecho Francisco recibió al presidente argentino en su despacho en el Vaticano.

Otro momento se vivió durante la represión contra una movilización que llevó adelante el gobierno argentino en septiembre de 2024. La manifestación era encabezada por jubilados que pedían por un aumento en sus pensiones afectadas por la crisis económica que vivía el país. Uno de los incidentes que atrajo la atención del Papa fue cuando un policía roció con gas pimienta a una niña que estaba con su madre en la protesta.

“Me hicieron ver una represión. Obreros, gente que pedía por sus derechos en la calle. Y la Policía la rechazaba con una cosa que es lo más caro que hay, ese gas pimienta de primera calidad”, dijo el pontífice en una intervención pública. “El gobierno se puso firme y, en vez de pagar la justicia social, pagó el gas pimienta“, añadió. Aunque el gobierno de Milei señaló que “no compartía” las críticas de Francisco, señaló en ese momento las relaciones con el Papa “eran fantásticas”.

6. “Una persona que piensa en construir muros y no en construir puentes, no es un cristiano”

Cuando Donald Trump comenzó su primera candidatura presidencial, prometió construir un muro en la frontera entre EE.UU. y México para evitar el paso de los migrantes desde el sur del país. Eso hizo que muchos líderes mundiales alzaran la voz. Francisco estuvo entre ellos. Al comentar sobre esta propuesta, apeló al lado religioso del presidente de EE.UU., quien es un cristiano confeso. “Una persona que piensa en construir muros, cualquier muro, y no en construir puentes, no es un cristiano. Eso no está en los Evangelios”, dijo el Papa en 2016.

Ahora, ante el nuevo mandato y la radicalización de las políticas migratorias, Francisco hizo un llamado a Trump y su gobierno. “No debemos ceder ante las narrativas que discriminan y hacen sufrir innecesariamente a nuestros hermanos migrantes y refugiados”, dijo el Papa en un mensaje a los obispos y sacerdotes que cumplen con su misión pastoral en EE.UU. La respuesta de la Casa Blanca también fue categórica. “Quiero que se centre en la Iglesia católica y arregle eso y nos deje a nosotros la vigilancia fronteriza”, dijo a los medios el zar de la migración en EE.UU., Tom Homan.

7. “Ayer fueron bombardeados niños. Esto no es una guerra. Es una crueldad”

La guerra en Gaza, que ha dejado más de 60.000 muertos desde que comenzó con la incursión de Hamás en el sur de Israel en octubre de 2023, también llamó la atención del papa Francisco. En distintas ocasiones el pontífice pidió una salida negociada a todos los conflictos en el mundo y en concreto exhortó al gobierno de Israel y a la Autoridad Palestina a que se sentaran a dialogar para llegar a un acuerdo pacífico. Sin embargo, la muerte de niños, en su mayoría en la Franja de Gaza, generó varios llamados de atención del recién fallecido Papa.

“Ayer fueron bombardeados niños. Esto no es una guerra. Es una crueldad“, dijo Francisco el 21 de diciembre de 2024, ante el bombardeo israelí que había causado la muerte de 25 menores en Gaza. “Quiero decir esto porque me toca el corazón”, añadió. Francisco también fue uno de los líderes mundiales que pidieron que se investigue si Israel ha cometido actos de genocidios durante este conflicto.

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Doce años de procesos, nuevos dinamismos y puertas abiertas

El papa Francisco fue el primero en muchas cosas. El primer Papa jesuita, el primer Papa originario de América Latina, el primero en elegir el nombre de Francisco sin un numeral, el primero en ser elegido con su predecesor aún vivo, el primero en residir fuera del Palacio Apostólico, el primero en visitar tierras nunca antes tocadas por un Pontífice -desde Irak hasta Córcega-, el primero en firmar una Declaración de Fraternidad con una de las principales autoridades islámicas.

También fue el primer Papa en dotarse de un Consejo de Cardenales para gobernar la Iglesia, en asignar funciones de responsabilidad a las mujeres y a los laicos en la Curia, en lanzar un Sínodo que implicaba por primera vez al Pueblo de Dios, en abolir el secreto pontificio para los casos de abusos sexuales y en suprimir la pena de muerte del Catecismo.

Primero, una vez más, en dirigir la Iglesia mientras en el mundo no hace estragos “una” guerra, sino muchas guerras, pequeñas y grandes, libradas “a pedazos” en los distintos continentes. Una guerra que “siempre es una derrota”, como repitió en los más de 300 llamados, incluso cuando le faltaba la voz, que ocuparon todos los últimos pronunciamientos públicos desde el estallido de la violencia tanto en Ucrania como en Medio Oriente.

Pero Francisco, de nombre secular Jorge Mario Bergoglio, probablemente no hubiera querido que el concepto de “primero” se asociara a su pontificado, que se proyectó en estos doce años no para alcanzar metas o ganar primados, sino para iniciar procesos. Procesos en curso, procesos concluidos o lejanos de serlo, procesos probablemente irreversibles, incluso para quien lo suceda en el trono de Pedro. Fueron acciones generadoras de “nuevos dinamismos” en la sociedad y en la Iglesia -como escribió en la hoja de ruta de su pontificado, la exhortación apostólica Evangelii gaudium– siempre en el horizonte del encuentro, del intercambio y de la colegialidad.


Un pontificado de procesos, llegado desde el fin del mundo

“Comenzamos este camino, obispo y pueblo”, fueron las primeras palabras pronunciadas desde el Balcón de la Bendición, avanzada la tarde del 13 de marzo de 2013, ante una multitud que desde hacía un mes abarrotaba la Plaza de San Pedro, bajo la atención mundial tras la renuncia de Benedicto XVI. Ante esa multitud, el recién elegido Papa de 76 años, escogido “desde el fin del mundo” por sus hermanos cardenales, pidió una bendición.

Rezó un Ave María con la gente, tropezando con un italiano que no había practicado asiduamente hasta entonces, dadas las escasas visitas a Roma del pastor de Buenos Aires, quien estaba listo para preparar sus maletas inmediatamente después del Cónclave. Y al pueblo, al día siguiente, quiso presentarle sus respetos cercanos mientras se dirigía a la parroquia de Santa Ana y luego a la basílica Santa María La Mayor, para agradecer a María Salus Populi Romani, protectora de su pontificado, a la que siguió rindiendo homenaje en cada momento fuerte. Y fue en esa basílica, llamada “liberiana”, donde Francisco expresó su deseo de ser sepultado.

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Pastor en medio del pueblo

En línea con su ministerio pastoral en Argentina, el Papa manifestó su cercanía a la gente en todos los años venideros de diversas maneras: con las visitas a los empleados vaticanos en las oficinas, con los Viernes de la Misericordia en el Jubileo de 2016 en lugares de marginalidad y exclusión, con los Jueves Santos celebrados en cárceles, asilos y centros de acogida, con la larga gira por parroquias de la periferia romana, con visitas sorpresa y llamadas telefónicas. Y lo manifestó también en cada viaje apostólico, empezando por el primero, a Brasil en 2013, heredado del programa de Benedicto XVI, del que se recuerdan las imágenes del papamóvil atascado en medio de la multitud.

 

El primer Papa en Irak

47 peregrinaciones internacionales realizó el Pontífice argentino, y lo hizo en función de eventos, invitaciones de autoridades, misiones por cumplir o alguna “moción” interior, como él mismo reveló en el vuelo de regreso de Irak. Sí, Irak, donde estuvo durante tres días de marzo de 2021 entre Bagdad, Ur, Erbil, Mosul y Karakosh, tierras y pueblos con cicatrices aún evidentes de matriz terrorista, con sangre en las paredes y tiendas de desplazados a lo largo de las carreteras, en plena pandemia de Covid y con gran preocupación por la gestión de la seguridad. Fue un viaje desaconsejado por muchos a causa de la salud y el riesgo de atentados, pero un viaje deseado a toda costa. El viaje “más hermoso”, reconoció siempre el propio Francisco, el primer Papa en pisar la tierra de Abraham, donde Juan Pablo II no llegó, y donde se entrevistó con el líder chií Al-Sistani.


La Puerta Santa en Bangui y el viaje más largo al sudeste asiático y Oceanía

Una buena obstinación le llevó a Irak, la misma que en 2015 lo llevó a Bangui, la capital de la República Centroafricana, herida por una guerra civil que en los mismos días de la visita dejaba muertos en las calles. En el país africano, al que dijo querer ir aún a costa de saltar “con paracaídas”, Francisco abrió la Puerta Santa del Jubileo de la Misericordia en una emotiva ceremonia que marca también el récord de un Año Santo abierto no en Roma, sino en una de las zonas más pobres del mundo.

Y también puede definirse como buena obstinación la que animó su decisión de emprender en septiembre de 2024, a los 87 años, el viaje más largo del pontificado: Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur. Fueron quince días, dos continentes, cuatro husos horarios y 32.814 kilómetros recorridos en avión. Cuatro universos diferentes, cada uno de ellos representando los principales temas de su Magisterio: fraternidad y diálogo interreligioso, periferias y emergencia climática, reconciliación y fe, riqueza y desarrollo al servicio de la pobreza.

VIDEO. La huella del papa Francisco | Jorge Fontevecchia

 

De Lampedusa a Juba

Y no se puede olvidar, rememorando los viajes apostólicos y las visitas pastorales, el primer viaje fuera de Roma, a la pequeña isla de Lampedusa, escenario de grandes tragedias migratorias, donde Francisco arrojó una corona de flores en el “cementerio al aire libre” del Mediterráneo. Fue una denuncia que repitió en sus dos viajes a Lesbos (2016 y 2021) en medio de los contenedores y tiendas de campaña donde vivían refugiados y desplazados.

En la historia de este pontificado, también destacan los viajes a Tierra Santa (2014); a Suecia, a la ciudad de Lund (2016) para las celebraciones del 500 aniversario de la Reforma luterana; a Canadá (2022) con la petición de perdón a las poblaciones indígenas por los abusos sufridos por representantes de la Iglesia católica. Y después, los viajes a la República Democrática del Congo y Sudán del Sur (2023), cuya última etapa fue compartida con el Arzobispo de Canterbury, el anglicano Justin Welby, y el Moderador de la Asamblea General de la Iglesia de Escocia, Ian Greenshields, para subrayar la voluntad ecuménica de curar las heridas de un pueblo. Las mismas heridas que había implorado sanar a los líderes sudsudaneses, reunidos en 2019 durante dos días de retiro en la Casa Santa Marta del Vaticano, a quienes besó los pies en un impactante gesto al concluir el encuentro.

Además, estuvo el viaje a Cuba y Estados Unidos (2015), para sellar el establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países. Se trató de un acontecimiento histórico por el que Francisco pasó meses enviando cartas a los presidentes Barack Obama y Raúl Castro, instándoles a “iniciar una nueva etapa”. Fue el propio Obama quien dio las gracias públicamente al Pontífice. En La Habana también se reunió con el Patriarca ortodoxo de Moscú Kirill, con quien firmó una declaración conjunta para poner en práctica el “ecumenismo de la caridad”, el compromiso de los cristianos por una humanidad más fraterna. Un acuerdo que, años después, cobró trágica actualidad y cierto desprecio con el estallido de la guerra en el corazón de Europa.


El Documento sobre la Fraternidad Humana

Por último, pero no menos importante entre los viajes, figura aquel que lo llevó a Abu Dabi (2019), donde firmó el Documento sobre la Fraternidad Humana junto al Gran Imán al-Tayeb, coronando el deshielo con la universidad suní de Al-Azhar. Todo había comenzado con un abrazo en la Casa Santa Marta y terminó un texto que se convirtió inmediatamente en la piedra angular del diálogo islámico-cristiano, acogido también en varias Constituciones.


Las encíclicas

Las experiencias, los diálogos, los gestos vividos en estos viajes desembocaron en los documentos del pontificado. Francisco publicó cuatro encíclicas: la primera, Lumen fidei, sobre la fe, a cuatro manos con Benedicto XVI; después Laudato si’, un grito para invocar un “cambio de rumbo” para la “Casa común” puesta de rodillas por el cambio climático y la explotación, y para estimular la acción para erradicar la miseria y el acceso equitativo a los recursos del planeta. La tercera encíclica, Fratelli tutti, fue la columna vertebral del Magisterio, fruto del Documento sobre la Fraternidad Humana, profecía -antes del estallido de nuevas guerras- de la fraternidad como única vía para el futuro de la humanidad. Finalmente, publicó Dilexit nos para resaltar la tradición y la actualidad del pensamiento “sobre el amor humano y divino del corazón de Jesús” y enviar un mensaje a un mundo que parece haber perdido su corazón.


Exhortaciones apostólicas y Motu Proprio

Las exhortaciones apostólicas son siete: desde la ya citada Evangelii gaudium hasta C’est la confiance, con motivo del 150 aniversario del nacimiento de santa Teresa del Niño Jesús. En medio, las exhortaciones postsinodales Amoris laetitia (Sínodo sobre la familia), Christus vivit (Sínodo sobre los jóvenes), Querida Amazonia (Sínodo para la Región Panamazónica); y Gaudete et exsultate, sobre la llamada a la santidad en el mundo contemporáneo, y Laudate deum, continuación de Laudato si’ para completar su llamado a reaccionar en favor de la madre Tierra antes de un “punto de ruptura”.

Casi sesenta fueron los motu proprio de Francisco, documentos emitidos para reconfigurar las estructuras de la Curia Romana y el territorio de la diócesis de Roma, para modificar el Derecho Canónico y el sistema judicial vaticano, para dictar normas y procedimientos más estrictos en la lucha contra los abusos.

Tal fue el caso de Vos estis lux mundi, un texto que incorporó los resultados, indicaciones y recomendaciones de la Cumbre sobre la Protección de Menores celebrada en el Vaticano en febrero de 2019. Esta representó la cúspide del trabajo para combatir la pederastia y los abusos del clero, no solo los sexuales, y fue una expresión de la voluntad de la Iglesia de actuar con verdad y transparencia en actitud penitencial. Con Vos estis lux mundi Francisco estableció nuevos procedimientos para denunciar el acoso y la violencia, e introdujo el concepto de accountability, es decir, garantizar que los obispos y superiores religiosos rindan cuentas de sus actos.

VIDEO. Francisco, un papa reformista a la escucha de los marginados

 

Reforma de la Curia

Otros procesos impulsados de modo constante por Francisco fueron los de reforma, acogiendo las recomendaciones de los cardenales en las congregaciones previas al Cónclave que pidieron al futuro nuevo Papa que reestructurara la Curia romana y, en particular, las finanzas vaticanas, durante años en el centro de los escándalos. Inmediatamente el Papa creó un Consejo de Cardenales, el C9 (que con los años se convirtió en C6 y C8 al cambiar los distintos miembros), un pequeño “senado” para ayudarlo en el gobierno de la Iglesia Universal y trabajar en la reforma de la Curia. Se concretaron fusiones de Dicasterios y otros cambios de títulos y organigramas que evidenciaron el trabajo en curso.

El paso final fue la Constitución Apostólica Praedicate evangelium, documento esperado durante años, que fue promulgado en 2022, sin aviso ni preámbulo, introduciendo importantes novedades. Entre ellas, la creación del nuevo Dicasterio para la Evangelización, presidido directamente por el Pontífice, y la implicación de los laicos “en funciones de gobierno y responsabilidad”. En esta línea destacaron los nombramientos del primer prefecto laico, Paolo Ruffini, en el Dicasterio para la Comunicación; de la primera “prefecta” en el Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada, la hermana Simona Brambilla; y la nómina de la primera gobernadora de la Ciudad del Vaticano, la hermana Raffaella Petrini.


El rol de las mujeres

El rol de la mujer fue otra veta de estos años de Bergoglio como Sucesor de Pedro, el Papa que más que otros ha confiado a figuras femeninas funciones de responsabilidad. Creó dos comisiones para el estudio del diaconado femenino y no dejó de recordar el “genio” femenino y la dimensión materna de la Iglesia (que “es mujer” porque “es la Iglesia, no el Iglesia”), mientras que puso codo con codo con cardenales y obispos en las mesas del último Sínodo sobre la Sinodalidad, a religiosas, misioneras, profesoras, expertas, teólogas, a las que otorgó, además, por primera vez, el derecho de voto.


“Todos, todos, todos”

Tantas aperturas son las que realizó Francisco. Aperturas y no desgarros, ni saltos; para unos demasiado rápidos, para otros demasiado cautelosos. Estos también fueron procesos, como la concesión de los sacramentos a los divorciados vueltos a casar, desde la perspectiva de la Eucaristía como “medicina” para pecadores y no como “alimento para perfectos”; la acogida a las personas LGTB+ con la invitación a la cercanía pastoral, porque en la Iglesia caben “todos, todos, todos”; la obstinación en dialogar con representantes de otras confesiones cristianas y religiones, tras siglos de prejuicios y recelos, también en virtud del “ecumenismo de sangre”. Además, hubo una mirada de apertura hacia China con el Acuerdo provisional para el nombramiento de obispos, firmado en 2019 y renovado tres veces. Fue un atisbo de diálogo, entre tropiezos y renacimientos, con un “pueblo noble” que anheló visitar todos estos años. Un deseo que se remonta a las aspiraciones misioneras de su juventud.

VIDEO. La reforma económica -y judicial- de Francisco

 

“Misionariedad” y sinodalidad

La misión también fue un tema central. En efecto, la “misionariedad”, invitación recurrente en textos y homilías, fue de la mano de la “sinodalidad”, otro término que resonó tantas veces en estos doce años. El Papa dedicó nada menos que dos sesiones del Sínodo (2023 y 2024) a la “sinodalidad”, renovando la estructura y el funcionamiento de la Asamblea del Sínodo, percibiendo la necesidad de iniciar el camino sinodal “desde abajo”, hasta el punto de instituir diez grupos de estudio para profundizar en temas doctrinales, teológicos y pastorales tras los trabajos del Sínodo.


Los pobres y los migrantes

De este pontificado se recordarán los conceptos que han sintetizado complejas realidades eclesiales, políticas y sociales: “Cultura del descarte”, “globalización de la indiferencia”, “Iglesia pobre para los pobres”, “Iglesia en salida”, “pastores con olor a oveja”, “ética global de la solidaridad”. Quedará en la memoria esa atención particular a los pobres al instituirse en 2017 una Jornada dedicada a ellos, y que siempre se celebró con el almuerzo del Papa en el Aula Pablo VI codo a codo con las personas en situación de calle y los sin techo. Permanecerá el magisterio sobre los migrantes, explicitado en los cuatro verbos “acoger, proteger, promover e integrar”, que se transformaron en indicaciones programáticas para afrontar “una de las mayores tragedias de este siglo”. También se recordará la invitación a alcanzar “compromisos honorables” como soluciones a los conflictos que desgarran Europa, Oriente Medio y África.


El compromiso por la paz

Francisco enfrentó esos conflictos, que fueron el escozor de los últimos años, denunciándolos con fuertes llamados y mandando cartas a nuncios y a pueblos afectados por la violencia, a quienes alivió mediante videollamadas -sobre todo, la diaria a la parroquia de Gaza-, o con misiones de cardenales y el envío de productos de primera necesidad. “No pensaba que sería Papa en tiempos de guerra”, confesó en el primer y único podcast con los medios vaticanos con motivo del décimo aniversario de su elección.

La paz fue su objetivo constante. Por la paz, el papa Francisco pidió continuamente oraciones, convocó a jornadas de ayuno y oración -por Siria, Líbano, Afganistán, Tierra Santa- implicando a fieles de todas las latitudes; consagró Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María en 2022; y organizó momentos históricos como la plantación de un olivo en los Jardines Vaticanos el 8 de junio de 2014 con los presidentes de Israel, Shimon Peres, y de Palestina, Mahmoud Abbas. Por la paz, el Papa tuvo gestos insólitos como subirse a su coche y acudir, al día siguiente del lanzamiento de la primera bomba sobre Kiev, al despacho del embajador ruso ante la Santa Sede, Alexander Avdeev, intentando iniciar contactos con el presidente Putin y asegurarle su disposición a mediar.

En varias ocasiones, Francisco reprendió a jefes de Estado y de Gobierno, advirtió a los señores de la guerra que darán cuenta ante Dios de las lágrimas derramadas entre los pueblos, estigmatizó el floreciente mercado de armas lanzando una propuesta para utilizar los gastos en armamento para crear un Fondo Mundial destinado a erradicar el hambre. Pidió construir puentes y no levantar muros, instó a anteponer el bien común a las estrategias militares, a veces siendo mal interpretado y criticado.

VIDEO. Francisco: el papa de los gestos. Un estilo cercano

 

Innovaciones

Las críticas no faltaron en los últimos años hacia el Papa argentino, que siempre las respondió con ese humor que, según él, es lo “que más se acerca a la gracia de Dios”. Francisco cuestionó y asombró, incluso hasta irritar a alguno con su ruptura de tabúes y la alteración de protocolos y viejas costumbres, o con la innovación del papado por medio de un vestuario distinto, una residencia diferente, una gestualidad y modales inusuales, en fin, un estilo pastoral original. O apareciendo en webcasts y programas de televisión en directo, utilizando la cuenta X @Pontifex en nueve idiomas, como canal para transmitir mensajes de necesaria inmediatez y difusión.


Momentos difíciles y problemas de salud

En estos años, siempre densos, con escasos recesos para el descanso (y la cancelación de las tradicionales vacaciones papales en Castel Gandolfo), no faltaron momentos difíciles, incluyendo procesos judiciales –encabezados por el largo y complejo juicio por la gestión de los fondos de la Santa Sede-, el caso Vatileaks 2, escándalos de abusos y corrupción, y la publicación de libros carentes de “nobleza y humanidad”. Y no faltaron los sufrimientos por su salud producto de las operaciones en el Policlínico Gemelli en 2021 y 2023, luego el ingreso en el mismo hospital, de nuevo en 2023, por complicaciones respiratorias, y después los resfriados, gripes y dolores de rodilla que lo obligaron a desplazarse en silla de ruedas durante los últimos tres años.


Datos estadísticos

Pero estas dificultades nunca impidieron una intensa actividad o presencia en los acontecimientos. Algunos datos estadísticos lo atestiguan: más de quinientas audiencias generales, diez consistorios para la creación de 163 nuevos cardenales que restituyeron la universalidad al rostro de la Iglesia; más de novecientas canonizaciones (incluidos tres predecesores: Juan XXIII, Juan Pablo II, Pablo VI); la convocatoria a “Años Especiales”, entre ellos los de la Vida Consagrada (2015-2016), San José (2020-2021) y la Familia (2021-2022); cuatro Jornadas Mundiales de la Juventud: Río de Janeiro, Cracovia, Panamá y Lisboa. Además, dos Jubileos: el Jubileo Extraordinario sobre la Misericordia en 2016 y el Jubileo Ordinario de 2025, actualmente en curso, bajo el lema “Peregrinos de la Esperanza”.


La Statio Orbis durante la pandemia de COVID

Jorge Mario Bergoglio fue un Pontífice que buscó la cercanía con el gran público también a través de entrevistas, libros, prólogos, autobiografías. Un Papa del que, quizás, más que las muchas palabras y escritos, se recordará una imagen: él, solo, cojeando, bajo la lluvia, en el silencio general del confinamiento roto por el sonido de fondo de una ambulancia, mientras cruzaba la Plaza de San Pedro en plena pandemia. Fue la Statio Orbis, el intenso momento de oración del 27 de marzo de 2020, con el mundo encerrado mirando pasar a un anciano que parecía llevar sobre sus hombros todo el peso de una tragedia que trastocó la vida y las costumbres cotidianas. La humanidad estaba angustiada, pero el Papa habló de esperanza, y de fraternidad: “Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados, pero al mismo tiempo todos llamados a remar juntos”.

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Cardenales peruanos Carlos Castillo y Pedro Barreto: El pontificado de Francisco y el próximo cónclave

El arzobispo de Lima, el cardenal Carlos Castillo, ofreció una conferencia de prensa en la que reflexionó sobre diversos aspecto del pontificado del papa Francisco luego de la noticia de su fallecimiento. También dio algunos adelantos de lo que ocurrirá estas semanas posteriores al deceso del pontífice, y cómo se prepara el cónclave, en el cual tendrá participación, tanto en las Congregaciones Generales, que sirven para perfilar la elección del nuevo Papa -según las necesidad actuales de la Iglesia- como en las votaciones.

 

Y el cardenal Pedro Barreto SJ, Arzobispo de Huancayo hasta el 2024 y presidente de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA), también ofreció una entrevista a varios medios en donde comentó varias anécdotas y gestos del pontífice argentino, con algunas referencias al próximo cónclave. El cardenal Barreto participará de las Congregaciones Generales, pero por edad ya no podrá participar del cónclave para elegir al nuevo pontífice.

¿La Iglesia de Francisco? Evaluar un papado y su legado (extracto)

Poco después de su elección en marzo de 2013, el Papa Francisco anunció que su pontificado sería breve, pero ha terminado siendo uno de los más prolongados y transformadores. Su llegada marcó una era inédita de convivencia con un papa emérito, Benedicto XVI, cuya figura fue utilizada por sectores conservadores que resistían los cambios impulsados por Francisco. Su escepticismo ante la renuncia papal se fortaleció al observar cómo la figura de un papa retirado podía polarizar a la Iglesia. Como outsider del aparato curial, su liderazgo rompió moldes tradicionales, gobernando desde una lógica más pastoral y jesuita que institucional. A pesar de tensiones con su propia orden, Francisco se apoyó en religiosos para diversificar los liderazgos episcopales y reformar las estructuras eclesiales desde una óptica más global y comprometida con los márgenes.

En el escenario internacional, Francisco reposicionó al papado como una voz moral frente a los desafíos de la globalización, el nacionalismo y el deterioro democrático. Su pontificado coincidió con momentos críticos como la pandemia, la guerra en Ucrania y el conflicto en Gaza, donde propuso una diplomacia basada en el diálogo y la paz. A diferencia de sus predecesores, se mostró más cercano a los problemas del Sur Global, criticando el capitalismo, el colonialismo y las formas actuales de intervención geopolítica. Su liderazgo fue contrastante con figuras como Donald Trump, y sus posturas sobre migración, justicia social y medio ambiente abrieron nuevas rutas en la política vaticana. En este marco, promovió una visión de Iglesia menos centrada en Europa, integrando voces del mundo periférico.

Francisco tensó los equilibrios internos de la Iglesia al cuestionar las certezas doctrinales consolidadas por Juan Pablo II y Benedicto XVI. Su énfasis en la misericordia sobre la norma fue recibido con entusiasmo por unos y con sospecha por otros. La ruptura con sectores del episcopado estadounidense reflejó la resistencia de quienes veían en él una amenaza al orden magisterial. Su política hacia China, especialmente en el acuerdo sobre el nombramiento de obispos, fue pragmática pero controvertida. En cuestiones como el rol de la mujer y la pastoral LGBTQ, osciló entre gestos reformistas y un lenguaje conservador, reflejando su ambivalencia entre intuiciones progresistas y condicionamientos culturales profundamente arraigados.

El legado de Francisco también incluye una renovada sensibilidad hacia el medio ambiente y la fraternidad humana, plasmada en sus encíclicas Laudato si’ y Fratelli tutti, ampliamente difundidas fuera del ámbito católico. Sin embargo, internamente, sus mensajes profundizaron divisiones, especialmente en contextos donde el catolicismo está vinculado a posiciones tradicionales. En el abordaje de los abusos sexuales, su intento de cambio cultural fue limitado por su visión poco estructurada de las instituciones. Reformó la Curia Romana y debilitó la centralidad de la Secretaría de Estado, privilegiando una gestión más personalista. Su estilo comunicativo, con cientos de entrevistas informales, generó problemas de gobernabilidad y expectativa pastoral que muchas veces sus obispos no pudieron seguir.

El redescubrimiento de la sinodalidad como horizonte de la Iglesia es, probablemente, el legado más duradero de Francisco. A través del proceso sinodal iniciado en 2021, propuso una Iglesia más participativa, abierta y flexible, aunque el modelo aún está en construcción y enfrenta resistencias. Al reforzar el poder papal mientras promovía la escucha comunitaria, mantuvo una tensión entre centralización y apertura. Francisco imaginó a la Iglesia como una “tienda de campaña más grande”, capaz de acoger a todos y sanar heridas, una visión expresada en su célebre imagen del “hospital de campaña”. Su pontificado, ahora parte del pasado, deja abierta la pregunta sobre si esa conversión eclesial que tanto buscó encontrará continuidad en el futuro inmediato.

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Francisco y su pontificado vibrante y poco convencional (extracto)

El papa Francisco, fallecido el 21 de abril de 2025, dejó un legado profundo y complejo en la Iglesia Católica. Su elección en 2013 marcó un cambio significativo, al convertirse en el primer pontífice latinoamericano y jesuita. Desde el inicio, adoptó un estilo pastoral cercano, rechazando lujos y acercándose a los marginados. Su enfoque reformista buscó descentralizar la autoridad eclesiástica y promover una Iglesia más inclusiva. Sin embargo, su papado también enfrentó críticas y desafíos, reflejando las tensiones inherentes a una institución en transformación.​

Francisco impulsó reformas significativas, como la promoción de la sinodalidad y la inclusión de laicos en procesos decisivos. Su encíclica Laudato si’ destacó la importancia del cuidado del medio ambiente, mientras que Fratelli Tutti abogó por la fraternidad universal. Estas iniciativas reflejaron su compromiso con una Iglesia que responde a los desafíos contemporáneos. No obstante, su enfoque generó divisiones internas, especialmente entre sectores conservadores que cuestionaron sus métodos y decisiones.​

El pontificado de Francisco también se caracterizó por su enfoque en la justicia social y la defensa de los más vulnerables. Abogó por los derechos de los migrantes y trabajó por el diálogo interreligioso. Su estilo directo y su disposición a abordar temas controvertidos lo convirtieron en una figura polarizadora, pero también en un líder admirado por su valentía y compromiso. A pesar de las críticas, su legado en estos ámbitos es innegable.​

En el ámbito interno, Francisco enfrentó desafíos significativos, como la gestión de casos de abuso sexual dentro de la Iglesia. Aunque tomó medidas para abordar estos problemas, algunos consideraron que sus acciones fueron insuficientes. Además, su estilo de liderazgo, a veces percibido como unilateral, generó tensiones dentro del Vaticano. Estas dinámicas reflejan las dificultades de implementar cambios profundos en una institución milenaria.​

Con su fallecimiento, la Iglesia católica se enfrenta al desafío de continuar el camino iniciado por Francisco. Su visión de una Iglesia más abierta, inclusiva y comprometida con los problemas del mundo moderno dejó una huella indeleble. El futuro pontífice heredará tanto los avances como las controversias de su predecesor, y deberá navegar en un contexto global complejo. El legado de Francisco será objeto de reflexión y debate en los años venideros.

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Fuentes

La Civiltà Cattolica / Crux Now / Vatican News / Commonweal Magazine / BBC Mundo / Videos: RTVE.es – Clarín – La Nación – El País – Perfil – Rome Reports – AFP – DW en Español – RPP – Latina – Vatican News / Foto: Vatican Media

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