Jóvenes y el Papa dialogan sin reservas en documental de Disney+

7:00 p.m. | 12 abr 23 (LN/RD).- Distendido, sonriente y bromista, y en otros momentos, muy serio, conmovido y adolorido. Eso sí, siempre dispuesto a responder sin rodeos cada una de las complejas preguntas que le plantean diez jóvenes de todo el mundo. Así se muestra el Papa en “Amén. Francisco responde”, un documental de 83 minutos dirigido por los españoles Jordi Évole y Màrius Sánchez, estrenado el 5 de abril en la cadena de streaming Disney+ y en Star+ para América Latina. Aborto, abusos, sexo, feminismo, migraciones, son algunos de los temas abordados por el grupo de veinteañeros, entre los que hay creyentes y no creyentes.

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Le preguntan si conoce Tinder –”no”–, si tiene teléfono celular –”no”– y sobre temas que muchos consideran tabú en la Iglesia católica, que van desde el sexo, los abusos, la pérdida de la fe, la identidad de género, el maltrato a personas del colectivo LGBT+, hasta el aborto. Todo esto puede verse en Amén, Francisco responde, documental que se estrenó por Star+, en el que el Pontífice accede a un mano a mano de más de una hora con un grupo de 10 jóvenes de entre 20 y 25 años, procedentes de diversos países y con vivencias distintas: una ex religiosa peruana, una persona “no binaria”, un migrante, una víctima de abusos, una joven que se dedica a crear contenido para adultos en Internet y una chica católica antiabortista. El Papa, que al final dice “aprendí mucho de ustedes”, nunca se escandaliza, sino que demuestra su alma de pastor y su capacidad de escucha y apertura, más allá de todo.

Los temas mencionados que se abordan en el documental, surgen de las dudas y los cuestionamientos de toda una generación en relación con la Iglesia. Francisco sabe que a la falta de autocrítica (en la Iglesia), el desencanto y la separación entre la institución y el dogma hay que ponerle el pecho. Y ahí está, preparado para ofrecer un punto de vista que en varios momentos incomodará tanto a propios como a ajenos. Las cámaras, a modo de testigo, se detienen en gestos, en miradas, en los mismos debates que se producen entre los interlocutores dejando por momentos al sucesor de Pedro como un espectador más.

Filmado fuera del Vaticano, en un espacio del barrio alternativo romano de Pigneto en junio pasado, el especial fue realizado por el periodista catalán Jordi Évole –que entrevistó en el pasado al Papa–, junto a Marius Sánchez. En una entrevista que concedieron al diario La Nación, Évole y Sánchez contaron que Francisco vio el documental a principios de noviembre y que no censuró nada. “Fue increíble que el Papa no tocase absolutamente nada, creo que a cualquier líder mundial que le dieses la oportunidad de retocar una entrevista que tiene que verse en todo el mundo, retocaría, y en este caso el Papa fue muy generoso y ha tenido un voto de confianza hacia nosotros desde el minuto uno de este proyecto”, dijeron.

 

“A mí no me pagan nada”

Para romper el hielo es el mismo Francisco quien, con una analogía futbolística, toma la iniciativa diciendo: “¡Pelota al centro, empieza el partido!”. Inmediatamente Víctor, que se reconoce agnóstico, le pregunta si percibe un salario por su trabajo y el Papa no se demora en contestar: “¡No, a mí no me pagan nada! Yo cuando necesito plata para comprarme zapatos o algo así, voy y la pido. Yo no tengo sueldo, y a mí eso no me preocupa, porque sé también que me dan de comer gratis”. Luego les cuenta que su modo de vida es bastante honesto, “como la de un empleado de medio nivel”, y que para un gasto mayor prefiere no cargar a la Santa Sede, sino que pedir ayuda a otros.


El club de la buena gente

Suponer que Francisco no estaba preparado para un encuentro de las características que muestra este trabajo dirigido por el español Jordi Évole, sería pecar de ingenuo. Sin embargo, no dejan de sorprender algunos conceptos, que en muchos casos son la profundización de una postura conocida, y en otros no.

Cuando la plática se desplaza hacia el abandono que han hecho tantos católicos de la comunidad eclesial, Francisco propone uno de sus argumentos más recurrentes: las periferias. “Cuando no hay testimonio la Iglesia se oxida, porque se transforma en un club de gente buena, que cumple sus cosas religiosas, pero le falta el coraje de salir a las periferias. Para mí esto es clave. Cuando miras la realidad desde el centro, sin quererlo, vas armando vallas protectoras, que te van alejando de la realidad y pierdes noción de la realidad. Si quieres ver qué es la realidad, anda a la periferia. ¿Quieres saber lo que es la injusticia social? Anda a la periferia. Y cuando digo periferias no solo hablo de pobreza, sino culturales, periferias existenciales”, puntualiza.


Entre la migración, la colonización y la contradicción

Posteriormente toma la palabra Medha, una muchacha nacida en Estados Unidos, cuyos padres dejaron India buscando un mejor futuro para su familia, testimonio que se combina con el de Khadim, joven musulmán senegalés radicado en España. Ambos dan cuenta del racismo experimentado por venir de lejos. Así, la conversación se centra en el drama global de la migración y el Papa aprovecha de denunciar tanto la explotación de personas en los países de partida, como la falta de moralidad de aquellos que no los acogen. “Hay países en Europa, no los quiero mencionar para no tener un problema diplomático, que tienen pequeñas ciudades o pueblos casi vacíos, pueblos donde no hay más de 20 ancianos y campos sin cultivar. Y estos países, que están sufriendo un invierno demográfico, tampoco reciben al migrante”, sostiene Francisco.

Según Francisco, detrás de eso hay una conciencia social de corte colonialista que favorece la explotación y una cultura de la esclavitud encubierta por políticas migratorias que no buscan recibir, acompañar, promover ni integrar al migrante. Pero los jóvenes le enrostran al Papa que la Iglesia en el pasado colaboró y se sirvió de ese colonialismo. Él les responde que, aunque dé vergüenza, siempre hay que asumir la propia historia, y que ese criterio le ha permitido ir limpiando el Vaticano de la mundanidad espiritual que ha encontrado, pero que sigue filtrándose. “La reforma de la Iglesia tiene que empezar desde dentro, y la Iglesia siempre tiene que ser reformada, siempre, porque a medida que avanzan las culturas, las exigencias van cambiando”.


Feminismo y aborto

Milagros es de Santiago del Estero, católica, catequista, feminista y militante. Desde el comienzo del registro documental se la veía como una de las más ansiosas del grupo en encontrarse con el Papa, por respeto y admiración. Pero también porque tenía para regalarle un pañuelo verde, que junto con su pregunta, sería el disparador para un tema siempre polémico en la comunidad religiosa. “En 2019, cuando estaba el debate por el aborto había algo que no me gustaba, ¿por qué la Iglesia quería obstaculizar un derecho de una mujer, si Jesús acompañaría a esa mujer, no la juzgaría como sí hacen en una misa, en una iglesia? En vez de enseñar el Evangelio, las señalan, y las tratan de una manera horrible, cuando ellas van a buscar el amor y la palabra de Dios”.

Francisco pensó unos segundos su respuesta y dejó a todos en silencio: “Acentuaste mucho la comprensión a la mujer que aborta. Y en ese sentido, a los sacerdotes siempre les digo que cuando se acerque una mujer en esas condiciones no pregunten mucho y sean misericordiosos. Es dura la huella que deja un aborto. Jesús recibe a todos, no deja nunca a nadie. A una mujer que aborta no se la puede dejar sola, aislarla, mandarla al infierno, hay que acompañarla. Pero una cosa es acompañar y otra justificar el acto”. A continuación planteó su postura sobre la moral, aunque con ejemplos de ciencia, y se preguntó: “¿Es lícito eliminar a una vida humana para resolver un problema?”.

 

Abusos de menores en la Iglesia

Hasta ese momento Juan Cuatrecasas no había hablado y cuando fue su momento se quebró. El muchacho de Bilbao fue abusado sexualmente (a los once años) en reiteradas ocasiones por un numerario del Opus Dei que trabajaba como profesor en su colegio. Juan vio cómo (según sus palabras) tanto la institución donde sucedió como sus superiores recomendaron salvaguardar el nombre del perpetrador. Su razonamiento era claro, producto de años de llevar esa carga: ¿cómo justificar el doble discurso, la hipocresía?

El ofensor fue condenado por la justicia civil, aunque con una pena reducida. El Papa se muestra adolorido, pero sobre todo sorprendido cuando ese joven le entrega una carta escrita por el mismo Francisco. Era la respuesta de puño y letra del Pontífice dirigida al padre del joven, diciéndole que la entonces llamada Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) se haría cargo de este caso a nivel canónico. El joven, quien reconoce que ya no es creyente, le explica que la CDF dictaminó que ese profesor debía ser restituido en su buen nombre, exonerándolo de responsabilidad.

Francisco se compromete a revisar el caso, pero los demás lo cuestionan por la respuesta generalmente negligente de la Iglesia al abuso de menores por parte de sus ministros. El Papa expresa su dolor por estos hechos y de modo detallado les da a conocer todo lo que se está haciendo para combatirlos, porque, al menos en la Iglesia, “estos casos de abusos con menores no prescriben. Y si por los años prescriben, yo levanto la prescripción automáticamente. No quiero que esto prescriba nunca”, sentencia seriamente.

“Siento mucho dolor ante una persona abusada. Hablé con algunos acusados de abusar, incluso para comunicarles sentencia, y encontré de todo, desde el negacionista que niega la evidencia hasta el arrepentido que está llevando su pena por lo que hizo. Hace años que comenzó el trabajo para castigar a los sacerdotes o laicos abusadores. La Iglesia está tratando de que sus sacerdotes y sus religiosas no abusen. No digo que todo lo que se hace va a solucionar el problema, porque es un problema de degeneración humana. Pero la Iglesia tiene que decir: En casa pasa esto, y tomamos este camino para solucionarlo”.


Inclusión: ¿Sabes lo que es una persona no binaria?

Con el nombre de Celia se presenta otra muchacha española que explica que es no binaria y cristiana. “¿Sabes lo que es una persona no binaria?”, le pregunta a Francisco. Él responde que sí, pero ella igualmente explica que “una persona no binaria es aquella que no es ni hombre ni mujer o, al menos, no totalmente ni todo el tiempo”. Después quiere saber si en la Iglesia hay espacio para la diversidad sexual y de género, y él contesta ampliando el horizonte al desafío eclesial de la inclusión: “Toda persona es hija de Dios, toda persona. Dios no rechaza a nadie, Dios es Padre. Y yo no tengo derecho a echar a nadie de la Iglesia. Más aún, mi deber es recibir siempre. La Iglesia no puede cerrarle la puerta a nadie. A nadie”. Acto seguido, el Pontífice lanza una crítica a quienes, apoyándose en la Biblia, promueven discursos de odio y justifican la exclusión de la comunidad eclesial del llamado colectivo LGTB. “Esa gente son infiltrados que aprovechan la Iglesia para sus pasiones personales, para su estrechez personal. Es una de las corrupciones de la Iglesia”, asegura.

 

Pornografía, Tinder y nuevas tecnologías

El Papa no tiene redes, no tiene celular, y defiende la comunicación cara a cara. El contraste con una generación que llegó pensando en qué momento podría tomarse una selfie con él, fue ostensible: “Me están haciendo pasar vergüenza, me siento anticuado”. El momento fue uno de los más simpáticos del documental, pero permitió también poner en foco otro tema afín generacionalmente al grupo presente, tanto en coincidencia como en disidencia: “Los jóvenes tienen el afán de conocerse y eso es muy bueno. Tienen el ‘complejo de Cristóbal Colón’: ir siempre más allá, de descubrir”.

Alejandra vende contenido explícito para adultos en redes y aseguró que era el mejor trabajo que había tenido, no solo por lo económico sino también porque la llevó a sentirse mejor y más segura consigo misma. Francisco escucha con atención y, siempre comenzando con algo positivo, valora la potencialidad de las redes sociales como un instrumento para facilitar la comunicación y establecer relaciones humanas. Luego aborda la moralidad de los contenidos que estas pueden difundir. “Si tú a través del medio vendes droga, por ejemplo, estás intoxicando a la juventud, estás fomentando un delito”. Luego recuerda que hacer uso de la pornografía disminuye humanamente, “el que es adicto a la pornografía es como que fuera adicto a una droga que lo mantiene en un nivel que no lo deja crecer”.

El diálogo deriva hacia el tema de la masturbación y el Papa opta nuevamente por ampliar la mirada, ofreciendo una aproximación sana a la sexualidad: “El sexo es una de las cosas bellas que Dios dio a la persona humana. El expresarse sexualmente es una riqueza. Entonces, todo aquello que disminuya la real expresión sexual te disminuye a ti también, te parcializa y te empobrece esa riqueza. El sexo tiene su dinámica, tiene su razón de ser. La expresión del amor es probablemente el punto central de la actividad sexual. Entonces todo aquello que te lo tire para otro lado y que te lo saque de esa dirección te disminuye la actividad sexual”. Eso sí, el Pontífice reconoce que en la Iglesia la catequesis sobre el sexo todavía está en pañales, y asegura que los cristianos no siempre hemos tenido una catequesis madura sobre el sexo.


El testimonio cristiano a contracorriente de María

El documental se cierra con el contraste de las experiencias de dos mujeres en el seno de la Iglesia: una alimentada y bendecida por la fe; la otra, herida y dañada profundamente. En este contexto María vuelve a manifestar sin complejos su fe católica y su pertenencia a la Iglesia, de la que se muestra orgullosa. A ratos con la voz entrecortada, ante la mirada de otros nueve jóvenes que han disentido sostenidamente con ella a lo largo de la conversación, María explica cómo su relación con Cristo le da sentido a su vida. El Papa la escucha con atención, la admira, pero la previene que su camino será difícil.

La experiencia de María se opone al desgarro y la lejanía de Lucía, joven peruana que perdió la fe en Cristo tras sufrir años de abuso de poder y psicológico mientras buscó servir a los demás como miembro de una comunidad de religiosas. Le explica al Papa que es más feliz ahora que no es ni católica ni creyente, mientras imágenes de su vida cotidiana la muestran abrazada cariñosamente con otra muchacha. Francisco no busca convencerla de algo distinto. De hecho, le explica que muchas veces la verdadera valentía está en abandonar aquello que nos daña, en tomar distancia: “Este lugar malo, este lugar de corrupción, este convento me deshumaniza, vuelvo adonde salí, a buscar la humanidad de mis raíces. A mí no me escandaliza eso”, le expresa el Papa con una mirada paterna que arranca una sonrisa en Lucía.

Así concluye la conversación y da paso al agradecimiento del Santo Padre por la experiencia compartida. Y reconociendo las diferencias de pensamiento y opinión manifestadas en el diálogo, Francisco subraya que ese es el camino de la Iglesia, es decir, en la diversidad todos unidos, todos hermanos, en una fraternidad que nunca se debe negociar.

“Documental va a generar lío y será incomprendido para quien reduce la fe a una doctrina”

El director de la Academia Latinoamericana de Líderes Católicos, comentó el documental recién estrenado en Disney+: “Es una lección extraordinaria de mostrar lo que significa ir al encuentro con ternura para sanar heridas, y me parece que esta producción quedará como una lección real y viva de cómo dialogar con las nuevas generaciones”.

Después de mirar los 83 minutos del programa, debo decir que una vez más el papa Francisco me ha sacado de mi comodidad, conmoviéndome profundamente por su valentía y audacia, pero sobre todo por su decisión firme de abrazar las heridas de todos, sin miedo a las críticas e incomprensiones, sin temor a mancharse las manos con tal de ir tras de quien sufre para vendar sus heridas.

¡No se trata de una clase de apologética! ¡Mucho menos un debate entre posiciones! Lo que Francisco nos está mostrando es como ir al encuentro del hombre: tanto en lo que habla con ellos, como en las formas en que se dirige a los jóvenes, hasta en sus miradas y gestos. El documental no tiene la pretensión de enseñar la doctrina (¡lo dirige un director que no es católico!) sino el acierto del documental está en mostrar la decisión firme de salir a encontrarse con esos jóvenes, escucharlos y dialogar con ellos.

LEER. Comentario completo de José Antonio Rosas, director de “Líderes Católicos”

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Fuentes

La Nación / Vatican News / Religión Digital / Videos: Academia Líderes Católicos – Madrimana – Europa Press – RTVE – Star+ / Foto: Disney+

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