Alberto Flores Galindo 1949-1990

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El 26 de marzo de 1990 murió, a los 40 años, Alberto Flores Galindo o simplemente Tito, como lo llamábamos quienes tuvimos la suerte de ser sus alumnos o asistentes de investigación. Han pasado 20 años y en estos días se han sucedido artículos, homenajes y reuniones recordando la enorme influencia que Tito ha tenido entre nosotros. Tengo varios recuerdos de él que me acompañarán siempre. Por ejemplo sus clases que esperábamos con ansia en los pasillos del pabellón de sociales para salir luego siempre asombrados de su erudición y brillantez. También de su sencillez y amistad que lo llevaba a tomar un café con sus alumnos o comernos un cebichito como muestra la foto que acompaña esta nota y donde están entre otros Felipe Portocarrero, Flavio Figallo, Luis Tejada, Luis Torrejón, Carlos Franco y yo.

Alberto Flores Galindo

Recuerdo particularmente una mañana cuando nos encontramos en la universidad pocos días después de la victoria de Barrantes en Lima, y nos fuimos a su oficina a conversar sobre la campaña y me preguntó qué iba a hacer con mi vida. Le dije que aun no sabía pero que ya me habían ofrecido ir a trabajar al Municipio con Henry y Alfonso. Eran los días en que nos sentíamos en las nubes, habíamos ganado las elecciones municipales y ya imaginábamos la próxima campaña presidencial. Tito se puso serio, se paró y moviendo las manos dijo “no, no, no, sería un grave error”. Que yo era muy joven para volverme un funcionario, que no tenía experiencia ni conocimiento de la gestión municipal y que me preparara si quería hacer política en serio. La política no puede ser improvisación, sentenció. También dijo “tú tienes primero que terminar la tesis (que había dejado de lado y que él asesoraba), hacer un postgrado, ganar experiencia en la universidad y luego con conocimiento de causa decidir si quieres hacer una carrera política o una académica”.

Este es un video de homenaje que Fanni Muñoz le hace a Tito. Un sentido tributo al maestro.

Tenía razón Tito, felizmente le hice caso, me bajé del carro justo cuando otros hacían esfuerzos denodados por subirse a él. Algunos no entendían porqué justo cuando habíamos ganado renunciaba a seguir, aunque pronto se olvidaron de mí como él me había vaticinado. Volví a la universidad a terminar la bendita tesis, me hice jefe de práctica, asistente de investigación de varios profesores incluyendo de Tito, ingresé a la Maestría que Tito coordinaba y me inicié en la carrera docente. Gracias Maestro. No sabes cuánto te agradezco.

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