Una nueva publicación ha llegado a mis manos. Se trata de un hermoso libro de formato grande prolijamente editado por el historiador Mauricio Novoa y que se enmarca en la celebración de los doscientos años de la inmigración británica al Perú. Perú & Gran Bretaña. Una historia común destaca por la calidad de los textos, todos producto de investigaciones muy minuciosas sobre la relación de larga data con los británicos. Asimismo se trata de un libro con una gran calidad en su diseño, diagramación, impresión y encuadernación pues destaca notoriamente la fineza de su papel y los colores de las imágenes (grabados, pinturas, fotografías) que acompañan el texto. Junto con Rodrigo Muente, joven y prometedor estudiante de sociología, trabajamos la investigación que aparece en el Capítulo VIII de este libro: “El origen británico del fútbol peruano”. Comparto con ustedes el índice de esta importante publicación que cuenta con el respaldo de la Asociación Cultural Peruano Británica que lleva más de ochenta años de comprometida labor cultural.
Archivo por meses: enero 2019
Primera visita a Iquique y participación en el 10° Congreso Chileno De Sociología
Gracias a la invitación de los colegas de la Universidad Arturo Prat, el pasado mes de diciembre tuve la oportunidad de visitar por primera vez la ciudad de Iquique (Tarapacá), para participar en él a través de la conferencia de apertura del 10° Congreso Chileno de Sociología. Una visita tantas veces soñada a la tierra de mis ancestros por línea paterna pero que no había logrado concretar. Preparé esta visita con entusiasmo pensando en tener una activa participación en el congreso y luego quedarme unos días para conocer la ciudad, las salitreras y eventualmente recoger documentos familiares que ya tengo identificados. Lamentablemente tuve que acortar el viaje al mínimo ya que mis responsabilidades en la Asamblea Universitaria de la PUCP, de la cual soy miembro, exigían mi presencia en Lima. Fue, entonces, una primera visita con emociones encontradas, que me generaron curiosidad y reforzaron la convicción de volver en otra oportunidad para hacer el recorrido que en esta visita no pude hacer.
Lo poco que puede observar, me gustó. El centro de la ciudad si bien es pequeño conserva en buen estado casonas de madera de la época del salitre y, por lo tanto, de los años en que esta ciudad era peruana. Se puede sentir cierta peruanidad natural en la cultura de la ciudad (hay un club Alianza Lima de Iquique fundado hace décadas por un boxeador peruano inmigrante, y que es considerado semillero de jugadores), en las cartas de los restaurantes, en la arquitectura del centro, y en las relaciones económicas con Tacna. Ciudad esta última que se encuentra a poco menos de 4 horas por tierra y donde regularmente van los residentes de Iquique a hacer compras, atenderse con médicos, dentistas, y oculistas, a disfrutar de la gastronomía y pasar un fin de semana divertido en la peñas y restaurantes de Tacna. Y es que los precios de los productos y servicios en el lado peruano de la frontera son mucho más cómodos y de calidad que los costos que deben pagar en Chile. Hay un tránsito transfronterizo muy activo entre el norte de Chile y el sur del Perú.
La amabilidad con la que yo me encontré con los y las colegas chilenos y chilenas e incluso en los restaurantes y taxis, contrasta con la opinión de un estudiante puneño quien me confesó que entre los jóvenes de esta ciudad encontraba dos tipos de reacciones. De un lado amabilidad y compañerismo, pero, de otro lado, recelo e incluso poca interacción. ¿Cuánto de esto es por ser peruano con rasgos andinos y cuánto es un recelo más a general a la inmigración más reciente de Haitianos, Colombianos, y Venezolanos? No tengo una respuesta aun, solo que viene a mi mente el hecho que Iquique votó abrumadoramente en la última elección presidencial por el candidato de la derecha, Sebastián Piñera, quien acaba de negarse a suscribir el Pacto Migratorio de la ONU.
Sin duda debo volver para visitar archivos y lugares. Ya lo tengo identificados, más aún tengo la intuición de que en este ámbito algunas sorpresas me esperan.
Energía visual. El arte de Natalia Panfichi Sanborn
El destino muestra que ninguno de mis dos hijos tiene una vocación inicial en las ciencias sociales que es mi habitus natural. Mi hijo mayor estudia astrofísica y mi hija menor, quien hace un año terminó la secundaria en el colegio Los Reyes Rojos, se debate entre la pintura, la literatura, el teatro y el cine mostrando así una vena artística.
Familiares y amigos que han visto algunas de las pinturas que he compartido en las redes sociales han quedado gratamente impresionados por el estilo, abstracto y colorido, de los trazos de Natalia. Más aun cuando ella no ha tenido una formación pictórica sistemática de alguna índole, es decir, sus pinturas son intuitivas y espontáneas.
Comparto con ustedes una selección de sus trabajos iniciales, ojalá les guste… la familia sin duda está feliz.
Doctor Honoris Causa por la Universidad Nacional del Centro del Perú
El pasado 29 de octubre del 2018, el Consejo Universitario de la Universidad Nacional del Centro del Perú, mediante resolución No. 4535-CU-2018, acordó otorgarme la distinción honorifica de Doctor Honoris Causa por mi labor académica en el campo de las ciencias sociales. Pocos días después, el 7 de noviembre, en el marco de la inauguración del X Congreso Nacional de Sociología del Perú, Huancayo 2018, se llevó a cabo la ceremonia pública de otorgamiento de esta distinción.
Como podrán imaginar ha sido para mí un gran honor haber recibido esta distinción que me convierte, desde este momento, en un miembro más de la comunidad académica de esta universidad ubicada en el centro de los Andes peruanos. Mi relación con esta universidad es de larga data. Se inicia muy temprano cuando realicé mi primera salida de trabajo de campo a la provincia de Chupaca, ubicada a 8 kilómetros de la ciudad de Huancayo. Chupaca es considerada una provincia heroica por la resistencia que tuvieron sus pobladores ante las fuerzas que invadieron la sierra central durante la Guerra del Pacifico. En dicha oportunidad también pude participar de la alegre y masiva fiesta patronal de la Virgen de Cocharcas, que se lleva a cabo el mes de setiembre en el distrito de Orcotuna. Durante esta primera visita conocí a varios estudiantes de sociología y antropología de la UNCP, con varios de los cuales mantuve y aun mantengo relaciones de amistad que han perdurado a lo largo del tiempo.
Un segundo momento de mi relación con la UNCP, ocurrió a mediados de los años 90, cuando regresé de estudiar mi doctorado en los Estados Unidos y me integré a un proyecto de reforzamiento de la enseñanza de ciencias sociales en las universidades públicas del país. Eran los duros años post derrota militar de SL, y las ciencias sociales eran vistas con sospecha y las autoridades discutían la pertinencia de su existencia. Esto debido a que en algunas universidades se había instalado un marxismo vulgar y de manual, que sectariamente desvirtuaba el carácter académico y científico de la carrera. Recuerdo los seminarios, cursos de actualización, talleres de investigación y becas para los entonces jóvenes académicos de las regiones. Con varios de los colegas actuales de la UNAP, nos conocimos en esas circunstancias y desarrollamos fuertes vínculos de trabajo, amistad y compromiso con las Ciencias Sociales.
En los últimos años los vínculos con la comunidad académica de sociólogos de la UNCP no solo se han mantenido, sino que se han reforzado como producto de que otra generación más joven de profesores y profesoras han estudiado sus maestrías y doctorados de sociología en la PUCP, y a quienes he acompañado desempeñando el rol de profesor y asesor de tesis. Actualmente en el programa de doctorado que tengo a mi cargo, un colega de UNCP se ha graduado con honores (Américo Meza), habiendo tenido el gusto de asesorar su tesis. Otros dos profesores (Gerardo Lázaro y Elmer Quinto) están culminando su segundo año de estudios y la tesis avanza con mucha promesa. La tesis de Gerardo está bajo mi dirección y la de Elmer bajo la conducción de Gonzalo Portocarrero.
Sin lugar a dudas esta antigua y renovada relación tiene para rato. Me siento comprometido con ella, los y las colegas de la UNCP siempre me han hecho sentir como en casa, muy cómodo. Un compromiso renovado, más aún cuando el día final del Congreso de Sociología, un grupo de estudiantes del último año me pidieron ser el padrino de la promoción que se gradúa a mediados del 2019. Como les dije personalmente en aquel mismo momento: “muchas gracias, por supuesto que sí”. Volveré para esta y alguna otra actividad, yo feliz con apoyarlos en todo lo que pueda. Como ven mi relación con los sociólogos y sociólogas de la UNCP continúa vigorosa.