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Distintas versiones han circulado acerca de los acuerdos a los que habría llegado la PUCP y el Arzobispado en las últimas horas. Muchas de estas versiones solo responden al sensacionalismo con el que se ha venido tratando este tema en algunos medios de comunicación. La PUCP a través de su publicación institucional PuntoEdu ha venido comunicando la situación de la negociación, sin embargo hay algunos blogs que han seguido de cerca los últimos acontecimientos por lo que me gustaría compartir con ustedes uno de ellos. Se trata del blog La Torre de Marfil de Eduardo Gonzáles del cual resalto estos párrafos:
“La nuez, sin embargo, no es la gobernabilidad o el carácter católico de la educación en la PUC. Eso, muy probablemente, era el interés fundamental del Vaticano, que está hace años buscando homogeneizar la identidad de las universidades católicas alrededor del mundo. Queda claro que para el Arzobispo de Lima, la cuestión de los bienes era tan o más importante: justo cuando las voces mediáticas o de las redes sociales buscaban la respuesta fácil de que la universidad había claudicado, perdido, o concedido, se viene a saber que Cipriani reniega del acuerdo.
Por versiones diversas, se sabe que Cipriani toma como excusa de su molestia la “filtración” del pre-acuerdo. Esto es una hoja de parra, por supuesto: era no solo inevitable, sino deseable que los miembros de la Asamblea Universitaria circulasen la propuesta, porque –al fin- la universidad es una comunidad y todos sus miembros tienen el derecho de opinar. Además, Cipriani acusa a la universidad de”filtrar” el acuerdo, convenientemente olvidando que fue su lado el que filtró a la prensa de derecha la postura del conservador cardenal Erdo, enviado por el Papa como mediador. Fue por la prensa de derecha que nos enteramos de que Erdo estaba firmemente del lado de Cipriani y que no hubo mediación real, porque estaba enfurecido con la postura de la universidad de ampararse en la ley peruana.”
Sigamos de cerca este tema que nos compromete no solo como docentes, alumnos o exalumnos de la PUCP sino como ciudadanos.
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