Hasta hace poco se pensaba que el Perú era un país atrapado en un círculo vicioso de crisis económica, desigualdad extrema y violencia política. Sin embargo, en los últimos años el Perú parece estar en camino de superar esta delicada situación. En efecto, la democracia parece haberse reconstituido después de la nefasta experiencia del Fujimorismo, y la economía ha crecido 28 por ciento entre el 2002 y el 2006, una cifra superior al crecimiento de América Latina del 17% y del mundo con el 24%. En este mismo período, no obstante las buenas nuevas, el Perú también es testigo del reciente incremento del conflicto social confrontacional, en especial aquellos que enfrentan a comunidades y pueblos indígenas con grandes empresas mineras, y la irrupción de alternativas políticas contestarías como el nacionalismo de Ollanta Humala, que casi obtiene la victoria en las elecciones presidenciales de junio del 2006