Primer encuentro clave de León XIV y comisión contra los abusos

6:00 p.m. | 12 jun 25 (VTN/TM).- Avances logrados, heridas por sanar y una urgencia intacta: el primer y extenso encuentro del papa León XIV con la Comisión para la Protección de Menores perfila una voluntad de continuar la reforma hacia la transparencia y la rendición de cuentas iniciada por su antecesor. La Comisión reafirmó su compromiso de integrar la salvaguardia en las estructuras eclesiales y de promover una cultura de justicia y compasión. Presentará el Marco de Directrices Universales antes de fin de año.

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En una audiencia privada celebrada en el Vaticano, el papa León XIV recibió por primera vez a los miembros de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores (PCPM), el organismo creado por el papa Francisco en 2014 para asesorar al Pontífice en la promoción de políticas de salvaguardia en toda la Iglesia. Según lo anunció la misma Comisión en un comunicado de prensa, la reunión fue “un momento importante de reflexión, diálogo y renovación del compromiso inquebrantable de la Iglesia con la salvaguardia de los niños y las personas vulnerables”.

Durante el encuentro, los encargados del organismo informaron al pontífice sobre el estado y los avances de varias de sus iniciativas clave, incluyendo el Proyecto Memorare, un programa de formación diseñado para apoyar a las Iglesias locales —especialmente en el Sur Global— en su compromiso con la protección de los menores y la atención a las víctimas de abusos.

Este programa se estructura en torno a tres pilares: la creación de infraestructuras de prevención, la capacitación y el acompañamiento en la aplicación de protocolos de seguridad, y la promoción de redes intercontinentales para compartir conocimientos y fomentar una cultura eclesial de protección, transparencia y comunicación efectiva. El proyecto es adaptable a cada realidad local, respetando su autonomía, pero brindando apoyo esencial para que todas las jurisdicciones eclesiales, sin importar sus recursos, puedan cumplir con su deber de proteger a los más vulnerables.

Otro eje central del diálogo fue el Informe Anual 2024, definido por la PCPM como una “piedra angular” de su misión. Este informe, encargado por el papa Francisco en 2022, tiene como objetivo evaluar la capacidad de respuesta de las iglesias locales en materia de salvaguardia, proporcionando recomendaciones prácticas ajustadas a las realidades específicas de cada región.

La edición de este año se centrará especialmente en el concepto de justicia conversional, abordado desde la perspectiva de las reparaciones. En este marco, se está desarrollando un nuevo vademécum sobre reparaciones, fruto de un estudio teológico-pastoral y de la recopilación de datos sobre prácticas actuales de reparación en la Iglesia universal. El documento se basa en las experiencias vividas por víctimas y sobrevivientes, y busca orientar a las Iglesias locales a responder con justicia y compasión. El informe también incorpora importantes mejoras metodológicas. Entre ellas, se destaca la ampliación del grupo de discusión con víctimas y sobrevivientes, incluyendo aportes directos de personas de las cuatro regiones representadas por la Comisión.

Asimismo, los datos eclesiales por país han sido complementados con información del proceso de revisión del Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas, respondiendo así a la creciente demanda de transparencia basada en fuentes externas. En ese sentido, la Comisión subrayó su colaboración continua con socios de la ONU para mejorar el acceso a datos confiables sobre la prevalencia de abusos, y llamó a otras instituciones —también fuera de la Iglesia— a invertir en mejores sistemas de recopilación de datos que permitan adoptar medidas más fundamentadas.

Durante la audiencia, la entidad reafirmó su compromiso con la unidad y la colegialidad de sus miembros. En una carta firmada tras la Asamblea Plenaria de marzo de 2025, se subrayó “la necesidad de continuidad en nuestro mandato, gobernanza y métodos de trabajo”, al tiempo que se afirmó la independencia del organismo y su papel como asesor de confianza del Papa. “Expresamos también nuestra gratitud a los Dicasterios de la Curia Romana por su creciente colaboración, e invitamos a seguir trabajando juntos en este ministerio vital”, añade la nota oficial.

La institución espera presentar al Papa, antes de fin de año, el Marco de Directrices Universales finalizado. Mientras tanto, reafirma su misión de “escuchar, caminar con las víctimas y los sobrevivientes, y apoyar a todas las comunidades eclesiales en sus esfuerzos por salvaguardar con compasión a todo el pueblo de Dios”.

O’Malley: Víctimas ayudan a entender cuán horrible es el abuso

Vatican News entrevistó al presidente y fundador de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores (PCPM):

Cardenal O’Malley, ¿puede hablarnos un poco de cómo la Comisión ha trabajado para cumplir su mandato?

Todas las cuestiones mencionadas en el comunicado de la PCPM se han desarrollado a lo largo de los años, y con el Praedicate evangelium la Comisión, que antes era muy independiente, como separada, ha pasado a formar parte del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, lo que nos ha abierto nuevos horizontes, porque a menudo se nos consideraba ajenos, demasiado independientes. Y ahora tenemos una nueva vía de entrada para poder dialogar más con los distintos dicasterios y ayudar a promover una cultura de salvaguardia en el Vaticano.

En los dos últimos años, hemos estado muy comprometidos con las visitas ad limina. Cada cinco años, cada Conferencia Episcopal se reúne en Roma con los jefes de los dicasterios y el Santo Padre, donde hacen un informe de lo ocurrido en los últimos cinco años en sus diócesis. Y ahora nuestra tarea ha sido asegurarnos de que la salvaguardia forme parte de ese informe.

Y es muy gratificante ver el interés y el deseo de los obispos por aprender más y recibir ayuda en todo este ámbito. Por desgracia, muy a menudo han estado muy aislados y tratando de tomar por sí mismos decisiones muy difíciles y decisiones políticas. Esto se presta a muchos errores y/o, a veces, a la inacción. Por eso, intentar reforzar las conferencias episcopales y promover una mayor participación de los laicos en la salvaguardia en las diócesis de todo el mundo ha sido, en mi opinión, una contribución muy importante de la Comisión.

Actualmente están preparando el nuevo informe anual (el año pasado entregaron el primero). ¿Puede decirnos en qué consiste? ¿Qué podemos esperar del próximo informe que se está preparando?

Bueno, en octubre esperamos publicar el informe anual para 2024. Y el tema principal serán las reparaciones y la justicia conversional. Pero este informe se ha destilado de las reuniones de las visitas ad limina de 22 países diferentes y dos congregaciones religiosas, donde hemos tenido la oportunidad de estar en conversaciones con estas comunidades, con estas conferencias episcopales sobre la salvaguardia, y las estadísticas, sus políticas, cómo se han ejecutado, cuáles han sido los retos, cuáles han sido los errores. Y esto nos permitirá seguir promoviendo la transparencia en la Iglesia, permitir que la gente vea lo que está sucediendo, tanto las cosas buenas como las deficiencias.

Con el nuevo pontífice, el papa León XIV, ¿cuáles son las prioridades actuales de la Iglesia en relación con la prevención del abuso de menores?

Las prioridades siguen siendo las mismas: poner a las víctimas y sus familias en primer lugar. Una de las principales es la transparencia; en el pasado, las peores acciones de la Iglesia eran encubrir los delitos, no denunciarlos. Trabajar con las autoridades civiles es un paso importante. Además, se busca un sentido de responsabilidad y un proceso formativo en la Iglesia, para recordar a los fieles que nuestra misión debe reflejar el amor y la misericordia de Dios, lo que implica proteger a los niños y jóvenes como parte central de esa misión.

En los últimos años hemos visto un aumento en la concienciación dentro de la Iglesia, impulsado no solo por Francisco, sino también por Benedicto y Juan Pablo II. ¿Cree que este compromiso papal ha ido acompañado de una nueva conciencia en la Iglesia? ¿Qué signos de esperanza ve para el futuro?

Creo que las declaraciones de los pontífices han sido clave, y los medios de comunicación, tanto laicos como eclesiásticos, han jugado un papel crucial en dar visibilidad a estas cuestiones, a pesar de lo doloroso que ha sido el proceso. La verdad es liberadora, como dicen los Evangelios. Sin embargo, muchos católicos reaccionaron con escepticismo, pensando que todo era anticatolicismo o simplemente un problema de dinero.

Cuando los Papas pidieron transparencia, perdón y se reunieron con las víctimas, esto ayudó a sensibilizar tanto a los católicos como a la sociedad en general. Aunque el abuso ha sido ampliamente discutido, especialmente en EE.UU., también se ha dado atención a otros sectores como los Scouts, las escuelas públicas y los grupos deportivos. Es un problema humano global, pero para nosotros en la Iglesia, el abuso es aún más devastador, ya que es una traición profunda a la fe y la devoción de las personas.

VIDEO. Cardenal O’Malley sobre abusos: Prioridad a las víctimas y a sus familias

Análisis: Larga reunión de León XIV con la PCPM expone que la crisis no ha terminado

El encuentro del Papa con esta Comisión, probablemente ha sido la reunión más importante de su papado hasta la fecha y casi con toda seguridad la más delicada. La reunión se extendió por más de una hora -el doble de tiempo del que se le había asignado en la apretada agenda de los jueves del Papa- y retrasó una reunión con la Secretaría de Estado. La reunión fue a puerta cerrada. No se distribuyó copia ni transcripción de las palabras del Papa.

La crisis de los abusos y el encubrimiento en la Iglesia sigue siendo un problema acuciante, más de dos décadas desde que las terribles revelaciones en la arquidiócesis de Boston estallaron en un escándalo que se extendió por todo el mundo. El papa Francisco creó la PCPM en 2014, con grandes expectativas. Nombró a O’Malley como primer presidente. Contaba con un sólido historial de reformas en la atribulada sede que recibió de Juan Pablo II en 2003, a raíz del escándalo Spotlight que provocó, entre otras cosas, la dimisión del predecesor de O’Malley, el cardenal Bernard Law.

Sin embargo, casi desde el principio, la PCPM tuvo dificultades para consolidarse y pronto empezó a ser considerada disfuncional dentro del aparato vaticano. Dos miembros fundadores dimitieron frustrados por la falta de progreso. Durante un tiempo, entre finales de 2017 y 2018, la Comisión existió en una especie de limbo jurídico, ya que los mandatos de los miembros restantes habían expirado sin prórroga, sustitución o renovación. A pesar de esas dificultades, durante el tiempo que ha estado al frente de la PCPM, O’Malley se mostró dispuesto a trabajar con paciente diligencia y también a hablar con franqueza, incluso criticando a Francisco y otros funcionarios vaticanos.

En 2018, criticó públicamente a Francisco por los comentarios insensibles que el Papa había hecho con respecto a tres sobrevivientes de abuso chilenos y defensores de las víctimas. Aunque el cardenal era jefe de la PCPM en ese momento, lanzó sus críticas en una declaración emitida a través de los canales oficiales de la arquidiócesis de Boston. Francisco tomó muy en cuenta las críticas de O’Malley, ya que poco después ordenó una revisión exhaustiva y envió a Chile a su principal investigador de delitos sexuales.

En 2023, O’Malley volvió a criticar duramente al Vaticano y -al menos implícitamente- al Papa, cuando se supo que el cardenal Jean-Pierre Ricard, el antiguo arzobispo de Burdeos caído en desgracia, seguiría siendo sacerdote y conservaría su gorro rojo, incluso después de que Ricard admitiera haber abusado de una niña de catorce años. En aquella ocasión, el cardenal hizo un enérgico llamado a la acción a través del propio PCPM, denunciando “deficiencias trágicamente perjudiciales en las normas destinadas a castigar a los abusadores y a exigir responsabilidades a aquellos cuyo deber es hacer frente a las fechorías”.

“Hace mucho que deberíamos haber solucionado los fallos en los procedimientos que dejan a las víctimas heridas y en la oscuridad tanto durante como después de que se hayan resuelto los casos”, decía el manifiesto de la PCPM. Se prometió continuar la labor y “presionar para que se introduzcan los cambios necesarios para que todos los afectados por estos crímenes atroces tengan acceso a la verdad, la justicia y la reparación”. Luego agregó: “También nos comprometemos a utilizar nuestro papel para presionar a otros responsables de la Iglesia encargados de abordar estos crímenes para que cumplan su misión con eficacia (…) para minimizar el riesgo de nuevas transgresiones y garantizar un entorno respetuoso para todos”.

Abordar esa área crítica, coinciden los observadores de todo el espectro de opinión de la Iglesia, debe ser una prioridad absoluta para León XIV. Incluso si la Iglesia ha dado pasos significativos en la protección de los niños al exigir y hacer cumplir la verificación de antecedentes, retirar del ministerio a los clérigos acusados, y otras medidas, muchas víctimas, sin embargo, están esperando justicia, y los fieles miran a sus líderes en la fe para ello.

El papa Francisco promulgó medidas prometedoras durante su pontificado, aunque su implementación no siempre fue uniforme. La reforma Vos estis lux mundi buscaba fortalecer los organismos de investigación y agilizar los procesos legales, pero algunos casos, como el del obispo Richard Malone, no fueron procesados con la rigurosidad de esta ley. Además, durante su pontificado, algunos casos afectaron personalmente a Francisco, como el del padre Marko Rupnik, un jesuita acusado de abusos espirituales, psicológicos y sexuales a varias víctimas, muchas de ellas religiosas, en el contexto de su trabajo artístico (vinculado al Vaticano).

Rupnik sigue siendo un sacerdote en regla, aunque Francisco ordenó la reapertura de su caso y el Dicasterio para la Doctrina de la Fe ha dicho que está buscando jueces para juzgar un caso contra él. O’Malley criticó duramente el continuo uso del arte de Rupnik el año pasado por parte del Dicasterio para las Comunicaciones del Vaticano, después de que el jefe del departamento del Vaticano, Paolo Ruffini, defendiera firmemente el uso de la obra de Rupnik por parte de su oficina -y encendiera una gran polémica que se extendió durante semanas en la prensa y vio peticiones para que Ruffini dimitiera o fuera despedido.

“La prudencia moral impediría exponer obras de arte de un modo que pudiera implicar la exoneración o una sutil defensa” de los presuntos abusadores, “o indicar indiferencia ante el dolor y el sufrimiento de tantas víctimas de abusos”, escribió O’Malley en una carta dirigida a los jefes de departamento del Vaticano a raíz de la controversia.

Para León XIV, la reforma en estos aspectos sigue siendo un desafío delicado. Hace un año, el uso de las imágenes de Rupnik por parte de los jefes del Vaticano fue percibido como un gesto insensible hacia las víctimas, lo que muchos interpretaron como un apoyo implícito al acusado, tal como lo señaló entonces el cardenal O’Malley. Ahora, con Rupnik a la espera de juicio, el reciente anuncio de que el Vaticano retira de sus plataformas todo el arte vinculado al sacerdote acusado sugiere un ajuste más en el enfoque institucional. Aun así, este caso sigue subrayando la urgente necesidad de reformas profundas en la justicia eclesiástica, especialmente en los niveles más altos.

VIDEO. Podcast de la PCPM – Sobre el estado actual de la salvaguardia en el mundo

Cómo afrontó León XIV las denuncias de abusos en el SVC en el Perú

Como misionero y obispo en Perú, el ahora papa León XIV se enfrentó a uno de los escándalos más graves y de mayor alcance de la Iglesia en América Latina. Durante años, hubo acusaciones de abusos en el seno de la influyente sociedad católica Sodalicio de Vida Cristiana (SCV), que tenía profundos vínculos con los poderosos y ricos de Perú. El escándalo llegó a su punto álgido en 2015, el año después de que León XIV, entonces conocido como Robert Prevost, fuera nombrado obispo en la ciudad norteña de Chiclayo.

Un libro escrito por una de las víctimas, Pedro Salinas, con la periodista Paola Ugaz, “Mitad monjes, mitad soldados”, describía con crudo detalle supuestas humillaciones y agresiones sexuales de 30 víctimas anónimas que enardecieron al país. Varios sobrevivientes en Perú, Ugaz y una fuente del Vaticano estrechamente involucrada en el caso dijeron a CNN que la eventual intervención de León XIV —después de una reunión clave en 2019 y una promoción crucial en Roma— fue lo que finalmente impulsó a la Iglesia a tomar medidas drásticas.


Una cascada de acción

Todo pareció acelerarse a principios de 2023, cuando Prevost fue nombrado prefecto del influyente Dicasterio de Obispos, un cargo que de repente lo catapultó a una posición mucho más poderosa que la del arzobispo de al lado, en Piura. El cargo le otorgó un papel crucial en los nombramientos y la supervisión de obispos, manteniendo reuniones periódicas con otros cardenales y con el papa Francisco para discutir las nominaciones episcopales.

Es difícil decir exactamente qué ocurrió en los pasillos del Vaticano después de que Prevost se trasladara a Roma. Pero al año siguiente, dos investigadores de alto nivel del Vaticano fueron finalmente enviados a Lima para establecer lo que había sucedido dentro del SCV: una investigación que condujo a la expulsión de 14 miembros de la sociedad, incluido Figari. El arzobispo Eguren también dimitió en abril de 2024 a la edad de 67 años —varios años antes de la edad normal de jubilación de 75 años— sin especificar los motivos.

Una fuente cercana a la investigación vaticana dijo a CNN que el ahora papa León XIV desempeñó un papel crucial en la destitución de Eguren. “Como prefecto del Dicasterio, (Prevost) fue muy eficiente a la hora de evaluar las pruebas y obtener la renuncia del arzobispo Eguren”, explicó a CNN una fuente cercana a la investigación.

Eguren ha negado la implicación de Prevost en su dimisión, al subrayar que ofreció su renuncia directamente al papa Francisco. Tras dimitir, el arzobispo también dijo en un comunicado que rechazaba las acusaciones de Ugaz y Salinas, y que había “tratado de cumplir la misión que se me encomendó con justicia, honestidad y fidelidad a las enseñanzas de la Iglesia, con especial preocupación por el bienestar de los más pobres y necesitados”.

LEER. Artículo completo: Papel de Robert Prevost (León XIV) en el caso SVC

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