[Visto: 1776 veces]
El Juez, su hija, la mucama y el ropero
Moraleja previa:
Crea fama y tírate a la cama
“Señor Policía, mi mucama me ha robado,
Ella confes´´o, el choreo está probado
La muy vil se llevó de mi dinero
Ochenta mil cocos que tenía en el ropero”
“oye chiquilla, ¿cuántos años tienes
Y haciéndo qué por la vida te sostienes?”
Pregunta el instructor, con la boca abierta
Pensando que tal vez la denuncia no sea cierta
“Oiga señoe soy una exitosa abogada
Una joven con talento, soltera codiciada,
Que en muy pocos años de ejercicio
He logrado obtener grandes beneficios.
Hija soy de un conocido magistrado,
Que los secretos del Derecho me ha enseñado
Por eso termine pronto ese atestado
Pues la empleada no devuelve todo lo robado”.
“El señor Juez ha nacido en cuna de oro
Y fue su herencia un magnífico tesoro”
Eso cantan en un gigantesco coro
Los convidados del acaudalado moro.
Y prontamente en asamblea los imagino
Reunidos en la cueva del cuento de Aladino
Repartiéndose como hermanitos el botín
En un remoto e inaccesible confín.
Donde a salvo el tesoro se escondía
Y nunca llegarán ni se noche ni de día
Ni Control, ni el Consejo, ni la Contraloría,
Ni el juez penal, ni la Sunat ni la Fiscal´´ia.
“Yo soy un Juez que tiene mucho oficio
Tengo amigos en todo el edificio
Me llueven quejas y no me pasa nada
Pues en Control está toda mi gallada
A ese dinero que estaba en mi ropero
Ya no le pueden poner ni un solo pero
No sean incautos no lean los engaños
Son los ahorros de cuatro o cinco años
No crean lo que dicen en los diarios
Son fantasías y falsos comentarios
Todo eso es pura maldad e insidia
Motivada por la inevitable envidia
Así es, mi ritmo de vida es fabuloso
Me permite disfrutar y ser generoso
Compartir mis ingresos ingentes
Con mis cómplices, perdón, asistentes
Si hablan de mí tengan mucho cuidado
Que soy bueno y hombre muy honrado
Los consejeros me tienen sin cuidado
Si ellos mismos me han ratificado
Qué me importan las denuncias fiscales
Si por allí también trabajan mis carnales
Aunque a veces me abran instrucción
Al final la libraré por prescripción”
Y la mucama de este experto en jonrón
En realidad tiene mil años de perdón
No importa cuánto billete sustrajo
Al rey del surf, el acomodo y el cuajo
Pero al final la pobre mucama irá a la reja
Y en ese lugar de castigo se volverá vieja
Ella en verdad no pecó pero sí delinquió
Su delito fue que el sistema no comprendió.
Este juez terminará muy robustecido:
Al igual que un bicho fortalecido
Que sobrevive a una dosis de baygón
Él, liberado, exigirá que le pidan perdón.
Moraleja final: Si tenéis mucama ingrate e hija
indiscreta, no guardéis el peculio en el ropero.
El Pico de Teide
Tomado de Legal Express Nº 64, Año 6, abril de 2006, p.18
(más…)