El hermano ausente en la cena pascual

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Abraham Valdelomar

La misma mesa antigua y holgada, de nogal
y sobre ella la misma blancura del mantel
y los cuadros de caza de anónimo pincel
y la oscura alacena, todo, todo está igual…

Hay un sitio vacío en la mesa hacia el cual
mi madre tiende a veces su mirada de miel
y se musita el nombre del ausente; pero él
hoy no vendrá a sentarse en la mesa pascual.

La misma criada pone, sin dejarse sentir,
la suculenta vianda y el plácido manjar;
pero hoy no hay alegría ni el afán de reír

que animaran antaño la cena familiar;
y mi madre que acaso algo quiere decir,
ve el lugar del ausente y se pone a llorar…

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Caso Roger Ferreira Vildozola

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Resolución de Destitución
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Resolución que declara infundado el recurso de reconsideración e infundado el pedido de nulidad
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Una muerte más de César Vallejo

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Por Jaime Abanto Padilla

“He nevado tanto, para que duermas.”

Hoy se cumplen 73 años de la muerte del más grande de los poetas peruanos, aquel que murió en la pobreza y perseguido por la justicia; una injusticia que solo hace unos meses recién el Poder Judicial decidió ponerle fin como una manera de desagravio al más connotado representante de las letras peruanas dell siglo XX. Vallejo murió el 15 de abril de 1938 a las 9.20 a.m., a los 46 años de edad.

Vallejo no fue solo el hito en la poesía modernista, significó también el muchacho provinciano que llegó a las esferas más altas de la literatura y la cultura europea. Fue parte del núcleo generador de la cultura peruana de su época junto a Víctor Raúl Haya de la Torre, Antenor Orrego, Alcides Spelucín, Oscar Imaña, Camilo Blas y otros grandes exponentes de la cultura peruana en las primeras décadas del 1900.

Perseguido y encarcelado, libre y enamorado, enamorado de la mujer que vendía chicha en su pueblo, enamorado de la hija de su hermano mayor, – a quien le hizo bellos poemas que fueron clandestinos un tiempo – enamorado de varias francesas después; bebedor y seductor, mujeriego y galante, pero sobretodo un poeta con una fuerza indomable y una nostalgia que se hizo casi una patología que lo crucificó en los maderos curvos de su angustia y su pena insondable por su Santiago de Chuco y el Perú.

La poesía de César Vallejo nació fortalecida por el sentimiento andino y la influencia de los clásicos que había leído sumado a la efervescencia de sus tertulias con los ilustres amigos con los que frecuentaba. Pero se fortaleció más en Europa donde no solo se fortaleció literariamente, sino que asumió un rol decisivo en la compleja situación en que vivía España, por ejemplo, o sus viajes a Rusia y a otros países con políticas distintas, en donde se nutrió ideológicamente de conceptos filosóficos nuevos.

César Vallejo murió sin saber a exactitud la trascendencia que tendría su obra, muchos años antes de viajar a Paris, antes aún de conocer a Georgette soñó que velaban su cadáver en una habitación casi desierta donde solo había una mujer gorda con sombrero llorando – años después, así fue el escenario de su muerte -.

Georgette Philippart, la última mujer de Vallejo, ha sido satanizada por los amigos del poeta. La defensa que hizo siempre de él la convirtió en una mujer intratable. Después de la muerte de Vallejo se peleó con muchos de los amigos del poeta, cacheteó a más de un editor y se enfrascó en dimes y diretes con todo aquel que osaba hablar de Vallejo en forma despectiva. – durante un evento público Georgette le dio una bofetada al editor Carlos Milla Batres, debido a que éste incumplió su promesa de publicar una foto de Vallejo en la carátula del “Homenaje internacional” al poeta consagrado por la revista “Visión del Perú”. En lugar de la foto, Milla Batres colocó un óleo de Macedonio de la Torre, con una representación irreconocible del poeta-

Para Geogette Vallejo era su “Cholo sano y sagrado” y sin duda tenía una similitud con Eliane Karp y Alejandro Toledo, había asumido luego de la muerte de Vallejo una facilidad única para caerle mal a la gente. Era la Florinda Meza de Chespirito, una mujer odiosa e insoportable, pero tierna al fin para enamorar al poeta.

Pero a Georgette le debemos el rescate de la obra de Vallejo, de la póstuma literatura que conocemos de él, aquella que se pudo perder para siempre y que pudo condenarlo al olvido. Georgette le dio a Vallejo una tumba y fue también la que se opuso al traslado de sus restos al Perú. “Porque en su tierra le dieron de palos, lo maltrataron y yo soy obediente a su voluntad.” Había dicho alguna vez. Georgette fue la continuación de Vallejo por muchas décadas. En el epitafio de la tumba de Vallejo escribió “He nevado tanto, para que duermas.” Ella murió en 1984, sus restos están enterrados en el cementerio de la Planicie de Lima, a miles de kilómetros del Vallejo que ella amó como no lo hizo nunca el Perú. Lejos, muy lejos como esa mañana de 1938 cuando se ahogó en su pena cuando Vallejo partió a la gloria para siempre.

En http://www.balconinterior.blogspot.com/

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Día del Poeta Peruano

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Jaime Abanto Padilla – Presidente de la Asociación de Poetas y Escritores de Cajamarca (APECAJ)

Cada 15 de abril se celebra el Día del Poeta Peruano, como un homenaje al que fuera y es hasta hoy el más insigne de la poesía peruana y uno de los más ilustres de la poesía del mundo según la crítica literaria mundial.
Desde 1985, cada 15 de abril se conmemora el Día del Poeta peruano, evocando el fallecimiento de César Vallejo. La fecha quedó establecida gracias a la Ley N° 24616 que fue promulgada el 29 de diciembre de 1985 por el presidente Alan García, como un homenaje al “Peruano Universal”, César Vallejo.
Vallejo murió sin ser famoso, la fama le vino años después, su poesía trató de ser opacada por críticos de pacotilla como Clemente Palma y hasta por poetas, hoy olvidados, que veían en él un nuevo camino en la poesía americana.
Hablar de Vallejo resulta siempre recurrente, miles de libros sobre él se han escrito en todo el mundo y en decenas de idiomas y no hay un día en que no se hable de él y se escriban nuevas líneas sobre su poesía en cualquier punto del mundo.
Vallejo siempre fue visto como un hombre triste, como un hombre bucólico y melancólico al que todo lo deprimía. Callado y pensativo, -por la histórica fotografía recortada en donde con la palma de la mano derecha sostiene su mentón- pero la realidad, y eso ha sido demostrado por muchos biógrafos del poeta santiaguino, es que Vallejo fue un ser humano, con arrebatos y pasiones, mujeriego hasta no más y enamorador hasta el hastío.
Vallejo fue un eterno enamorado, la vendedora de chicha de su natal Santiago le quitaba el sueño, Mirto, Otilia – su sobrina, pues era la hija de su hermano mayor- Rita… y la compañera hasta su muerte, la francesa, Georgette Philippart.
En la vida de Vallejo hubo dos mujeres llamadas Otilia, dos Otilias por las que su corazón y su alma dijeron y escribieron mucho. Una de Ellas fue Otilia Vallejo, la hija de su hermano, su sobrina, mujer a quien el poeta amó con mucha fuerza, sus versos dan cuenta de ese amor que aunque prohibido no necesariamente era imperdonable en un poeta de su magnitud. La otra fue Otilia Villanueva Pajares con la que se conocieron en Lima en 1918, cuando Vallejo forjaba su poemario Trilce -libro que se publicó en 1922- Otilia Villanueva llega a la vida de César Vallejo gracias a que se la presenta un amigo suyo, celendino, llamado Manuel Rabanal Cortegana.
La musa Otilia Villanueva ha sido plasmada en Trilce en más de 20 ocasiones, parece que la vida no fue tan dulce y que aquella relación tuvo un mal desenlace, según Espejo hasta la habría obligado a abortar luego de romper con ella. Por su parte Manuel Rabanal Cortegana contrajo nupcias con Rosa Villanueva Pajares, hermana de Otilia, boda en la que Vallejo fue padrino. Vallejo siempre estuvo distanciado de la idea del matrimonio y más del hecho de tener familia, sus concepciones filosóficas no lo permitían y lo de interrumpir un embarazo con sus parejas no es historia nueva, pero no juzgamos el hecho solo buscamos aportar un aspecto poco conocido del más grande de los poetas peruanos y universales. Vallejo inmortalizó a Otilia en su segundo libro: Trilce.
Después de Vallejo en los 60´y 70´ la poesía peruana entró en ebullición y se enriqueció con dos generaciones que le dieron lustre a la literatura poética de un modo inigualable, Javier Heraud, Antonio Cisneros, César Calvo, Luis Hernández, Rodolfo Hinostroza, Marco Martos, Carmen Luz Bejarano, Livio Gómez, Ricardo Silva Santistevan…
La generación del ´60 fue la más prodigiosa. Hubo muchos chispazos intermitentes después de ella pero lo más selecto se concentró en la del ´60.
Cajamarca tuvo lo suyo, -hoy lamentablemente apagado, no por falta de producción, sino de vena-. Pero del tiempo prodigioso y de los versos que se escribieron destacan: Mario Florián, Jorge Díaz Herrera, Oscar Imaña, Amalia Puga, Manuel Ibáñez Rosazza, Santiago Aguilar, Garrido Malaver…
Ellos también sembraron la poesía en medio de las tardes que recorrían, eran otros tiempos y era otra la forma de pensar y de ver el mundo y la vida. Hoy parece que la vida misma se ha despoetizado y que existe un abandono hacia lo que en algún momento significó uno de los puntos más importantes de unión de nuestra sociedad.
Los festivales poéticos cada vez son más escasos y cuando los hay, están plagados de improvisados de todas las edades buscando una fotografía que los trascienda a la posteridad. En Cajamarca particularmente la poesía está fragmentada como lo están otras artes. Un sobretodo no convierte a nadie en poeta, tampoco la verborrea cantinera, menos la que se auto flagela. Se acabaron los poetas de antaño, los que editaban en mimeógrafo porque sus libros trascendieron a la inmortalidad – como Ibáñez Rosazza o Santiago Aguilar lo hicieron- como aquellos que Manuel encolaba en las madrugadas en la calle Ilo en las alturas de esta ciudad de Cajamarca. Hoy la poesía se ha convertido en frívolas reuniones de los sabelotodo que buscan esquinas oscuras para insultar arteramente, tirar piedras y esconder la mano… como decía el inalcanzable y universal César Vallejo: Hay hermanos, muchísimo que hacer.

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Arnaldo Rivera Quispe

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20130415-pergamino_dia_del_juez.pdf

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Asunto Hinostroza Pariachi

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Caso del juez Hinostroza Pariachi
Postulación con plagio

http://idl-reporteros.pe/2013/04/09/postulacion-con-plagio/

La grave denuncia del plagio del juez Hinostroza Pariachi: urge pronta reacción de las autoridades

http://www.justiciaviva.org.pe/notihome/notihome01.php?noti=1024

Carta Aclaratoria del Juez  César Hinostroza Pariachi

http://www.projusticia.org.pe/site.php?plantilla=contenido&ncategoria1=114&ncategoria2=209&ncategoria3=211

 

Fiscal acusado de plagio se enreda en sus descargos

http://diario16.pe/noticia/25154-fiscal-acusado-de-plagio-se-enreda-en-sus-descargos

Plagiario y plagiado

http://idl-reporteros.pe/2013/04/12/plagiario-y-plagiado/

 

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Crítica de las resoluciones judiciales

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Jaime David Abanto Torres (*)

Toda persona tiene el derecho a analizar y criticar las resoluciones judiciales. Con frecuencia escuchamos en los medios de comunicación que diversas autoridades, funcionarios o personas expresan sus opiniones con relación a los alcances e implicancias de diversas resoluciones judiciales. Lamentablemente muchas veces, so pretexto de ello, se desciende al terreno de denigrar al juez que dictó alguna resolución con la que el opinante no se encuentra conforme. Peor aún, cuando ello lo hace algún congresista abusando de su inmunidad parlamentaria.

Cualquier persona puede analizar y criticar cualquier resolución judicial, pero no  difamar, injuriar ni calumniar al juez.Hemos escuchado muchas veces la frase: “Las ideas se discuten, las personas se respetan”. Una máxima muy sabia, pero a la vez difícil de respetar cuando tomamos conocimiento de alguna resolución que no es de nuestro agrado. Aunque no lo parezca, es posible analizar y criticar duramente una resolución, sin agraviar a la persona del juez.

Algunos abogados tienen contactos en algunos medios de comunicación, revistas impresas y digitales, en los cuales propalan versiones absolutamente parcializadas de casos judiciales donde están en juego intereses de sus patrocinados. Alaban al juez que les da la razón y menosprecian al que no se las da. Pocos saben que la justicia nada tiene que ver con la demagogia. No olvidemos a Pilato lavándose las manos para contentar al pueblo que quería crucificar a Jesús.

Obviamente los abogados saben perfectamente que pueden apelar las resoluciones  desfavorables a sus clientes. Pero a veces no pueden resistir la tentación de ganarse a la opinión pública en favor de su causa. Resulta lamentable ver que ante un desacuerdo con una resolución, se solicita la intervención de autoridades o funcionarios ajenos al Poder Judicial, sin advertir que ello sería una lamentable interferencia en el ejercicio de la función judicial.

El juez asume las responsabilidades civiles, penales y administrativas por las resoluciones que dicta. Pero ello no enerva que las resoluciones judiciales firmes tienen que cumplirse en sus propios términos. Así es en un Estado Constitucional de Derecho. Negar esta verdad es negar la civilización, y pretender en pleno siglo XXI, el retorno a la ley de la selva, a la anarquía de la justicia por mano propia.

(*) Juez integrante del programa social “Justicia en tu Comunidad” de la Corte de Lima

Expreso, 11 de abril de 2013

En http://www.expreso.com.pe/blog/la-columna-del-juez-90

En http://www.panoramacajamarquino.com/noticia/critica-de-las-resoluciones-judiciales/

En http://www.elregionalcajamarca.com/2013/04/13/critica-de-las-resoluciones-judiciales/

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Carlos Daniel Morales Córdova

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20130410-pergamino-dia-del-juez-08-04-13.pdf

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Aissa Mendoza Retamozo

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20130410-d_pergamino_dia_del_juez_010413.pdf

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Disciplina sí, violencia no

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Cecilia Gonzales Fuentes

20130410-articulo.pdf

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