Month: abril 2011

LA LEY, EL DERECHO Y LA JUSTICIA EN LA MÚSICA POPULAR, A PROPÓSITO DE LA SOBERANIA DEL PARLAMENTO, EL PERFIL DEL JUEZ Y LA INDEPENDENCIA DE LA JUDICATURA

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LA LEY, EL DERECHO Y LA JUSTICIA EN LA MÚSICA POPULAR, A PROPÓSITO DE LA SOBERANIA DEL PARLAMENTO, EL PERFIL DEL JUEZ Y LA INDEPENDENCIA DE LA JUDICATURA

Jaime David Abanto Torres*

 

A quienes de verdad estén comprometidos con el cambio del Poder Judicial

El arte nunca ha sido indiferente a lo jurídico. Los artistas son unos de los críticos más severos del Derecho y sus instituciones. Sin ánimos de realizar una antología musical, ni mucho menos, en las siguientes líneas quiero resaltar cómo los músicos transmiten en sus canciones la percepción del común de la gente sobre la ley, el derecho y la justicia.

La impunidad de muchos delitos y la enemistad de los parientes en los procesos judiciales son expuestas breve y certeramente por nuestro compatriota Pedro Suárez Vértiz en Degeneración Actual. Teniendo en cuenta que el tema fue grabado años atrás, dejamos constancia de que cualquier parecido con algún sonado caso de la vida real en nuestros días es mera coincidencia:

“Ella bajó la escalera, no fue la primera
Y un muchacho muy amable salió
“vamos yo soy buena gente, tómate esto que hace calor”

Y en un segundo la puso a dormir
Y en un segundo la pudo desvestir
Cuando ella abrió los ojos estaba tirada en un jardín.

Degeneración actual, degeneración total.
Es el anti amor, la fascinación que degeneró al final.

[…]

Por un poco de dinero, sin remordimiento
los hermanos se pueden matar
por estrés o aburrimiento, otros se suelen suicidar

Asesinatos en televisión, o violaciones a la luz del sol
crímenes perfectos, juicios que no tienen valor”.

Sin duda alguna los conflictos más complicados son los familiares. Sin mencionar los casos de violencia familiar, tenemos entre otros los que dan lugar a procesos de alimentos, régimen de visitas y tenencia, separación de cuerpos y divorcio en los cuales a veces los padres no dudan en poner a sus hijos bajo el fuego cruzado de sus agresiones recíprocas. En materia civil, los procesos de partición entre parientes son difícilmente conciliables, más por el grado de aversión que existe entre las partes que por la imposibilidad física o jurídica de partir el bien. Y los conflictos se agravan cuando los abogados alimentan en sus clientes sentimientos de enemistad hacia sus contrapartes, que en estos casos son sus propios parientes. Ciertamente “por un poco de dinero, sin remordimiento los hermanos se pueden matar”. Y cuidado, que no pocos litigantes “por estrés o aburrimiento […] se suelen suicidar”

Pese a que para las personas las pruebas son tan contundentes como un video (“asesinatos en televisión”) o numerosos testigos (“violaciones a la luz del sol”), en muchos casos la prescripción extraordinaria (1) hace que los crímenes sean perfectos y que todo lo actuado en el proceso penal no tenga valor alguno. El autor resalta así la frustración del ciudadano frente a un crimen sin castigo, que al final resulta siendo un aliciente para el delincuente, y una situación inexplicable para la sociedad. Ante esto, el ciudadano común piensa que el Juez actuó por ignorancia o por malicia. En ninguno de los casos quienes imparten justicia salen bien librados, pues si actuaron de buena fe, no serían idóneos para el cargo, y si actuaron de mala fe, son unos delincuentes que merecen la cárcel y la destitución.

Situaciones tan cotidianas como los actos de corrupción (2) que se producen con toda naturalidad entre los conductores de vehículos y los policías de tránsito son descritas por el dominicano Juan Luis Guerra en Acompáñeme Civil.

“Bajaba la Tiradentes (3)
en mi carro rumbo al mar
de pronto un faro intermitente
me hizo señas de parar

Mi licencia de conducir
me pidió con ojo febril
qué se le va a hacer…

Tomó en sus manos mil papeles
burocracia elemental
total, que para nada sirve
mi Registro Electoral

Su licencia de conducir, me dijo
ha vencido en el mes de Abril

Acompáñeme, civil
al destacamento
o resuelva desde aquí
cómpreme el silencio
y olvídese de mí”

https://youtu.be/urXiSv71haE

Dudo mucho que en la vida real algún custodio del orden haya hecho una propuesta de manera tan explícita y descarada. Según cuentan algunos transportistas, en la realidad cotidiana, el lenguaje corporal lo hace y dice todo: ante una infracción real o hipotética, una mirada invitando a ofrecer, otra mirada cómplice, de buena o de mala gana, el ademán de cruzar los brazos colocando la mano derecha debajo del brazo izquierdo, la entrega del brevete, la tarjeta de propiedad y el permiso de circulación, la extracción de una(s) moneda(s) o billete(s) del recipiente que contiene dichos documentos… cualquier discrepancia sobre el importe del dinero será resuelta con la frase “A la policía se la respeta”… y cualquier monto irrisorio, considerado como una “falta de respeto”.

La corrupción como fenómeno social es denunciada por el grupo nacional Los Nosequién y Los Nosecuántos en Las Torres:

“Si total corrupción hay en todos lados
y por cinco lucas me compro un diputado,
un juez, un fiscal, un par de abogados,
un arquitecto, un subprefecto, un novelista,
un par de periodistas
un arzobispo, un cardenal,
una virgen que llora y una virgen de verdad
y quizás a Fujimori.”

Según el autor de la letra, todo se compra y todo se vende. Vale decir que la justicia de servicio público esencial pasa a ser una mercancía más. Ergo, el magistrado de funcionario público pasa a ser un mero comerciante. Una visión totalmente negativa de la magistratura.

Volviendo a Juan Luis Guerra, en El costo de la vida escuchamos sus críticas al Quinto Centenario del Descubrimiento de América o Encuentro de dos mundos:

“Si la gasolina sube otra vez
El peso que baja ya ni se ve
Y la democracia no puede crecer
Si la corrupción juega ajedrez
A nadie le importa que piensa usted
Será porque aquí
No hablamos francés Ah ah
Vou parlez Ah ah
Vou parlez Ah ah
Vou parlez Ah ah
No monsieur”.

[…]

“La corrupción pa-arriba
eh, ya ves, pa-rriba tú ves
y el peso que baja
eh, ya ves, pobre ni se ve
y la delincuencia
eh, ya ves, me pilló esta vez
aquí no se cura
eh, ya ves, ni un callo en el pie”

Estos versos sintetizan una realidad cotidiana en América Latina. Nunca tendremos democracia real, si no se combate la corrupción. No perdamos de vista que la corrupción perjudica la economía a tal punto que el Estado no puede brindar los servicios públicos esenciales como el de salud. Y la corrupción juega largas partidas de ajedrez plácidamente, sin límite de tiempo, porque si bien es cierto lo que dice un spot publicitario que “la corrupción nos cuesta todos”, también lo es que, como cantaba Héctor Lavoe en Juanito Alimaña, “Aunque a todo el mundo le robó la plata, todos lo comentan, nadie lo delata”.

Como una de las secuelas de la corrupción Juan Luis Guerra nos narra la odisea que padece cualquier paciente que requiera los servicios de salud pública es narrada en El Niágara en bicicleta.

“Me dio una sirimba un domingo en la mañana
cuando menos lo pensaba
caí redondo, como una guanábana, sobre la alcantarilla
será la presión o me ha subido la bilirrubina
Y me entró la calentura
y me fui poniendo blanco como bola (d)e naftalina
me llevaron a un hospital de gente (supuestamente)
en la Emergencia, el recepcionista escuchaba la lotería
(¡treinta mil pesos!)
¡Alguien se apiade de mí!
grité perdiendo el sentido
y una enfermera se acercó a mi oreja y me dijo:
“Tranquilo, Bobby, tranquilo”
Me acarició con sus manos de Ben Gay y me dijo:
“¿Qué le pasa, atleta?”
y le conté con lujo de detalles lo que me había sucedido
Hay que chequearte la presión
pero la sala está ocupada y, mi querido
en este hospital no hay luz para un electrocardiograma
Abrí los ojos como luna llena y me agarré la cabeza
porque es muy duro
pasar el Niágara en bicicleta (4)
No me digan que los médicos se fueron
no me digan que no tienen anestesia
no me digan que el alcohol se lo bebieron
y que el hilo de coser
fue bordado en un mantel
No me digan que las pinzas se perdieron
que el estetoscopio está de fiesta
que los rayos X se fundieron
y que el suero ya se usó
para endulzar el café
Me apoyé de sus hombros como un cojo a su muleta
y le dije: “¿Qué hago, princesa?”
y en un papel de receta me escribió muy dulcemente:
(mi princesa, ¿qué va a ser de mí?, uh…)
“Lo siento, atleta”
Me acarició con sus manos de Ben Gay y siguió su destino
y oí claramente cuando dijo a otro paciente:
“Tranquilo, Bobby, tranquilo”
Bajé los ojos a media asta y me agarré la cabeza
porque es muy duro
pasar el Niágara en bicicleta”

Pasar el Niágara en bicicleta es algo muy difícil y absurdo, una locura. Nadie en su sano juicio podría cruzar las cataratas del Niágara montado en una bicicleta. Perdería el equilibrio en cualquier momento por los fuertes vientos que corren en la zona o por el vértigo. Cualquier semejanza con la situación de más de un establecimiento de salud peruano no es mera coincidencia. Sin duda la misma impresión que el autor tiene del hospital del merengue la tienen muchos justiciables respecto del Poder Judicial. Por citar dos ejemplos, ningún Juez podrá cumplir los plazos procesales con una elevadísima cantidad de expedientes y sin el personal idóneo ni en número suficiente. Exigírselo y sancionarlo por no poder hacerlo es como pedirle pasar el Niágara en Bicicleta.

No nos detendremos en el presente trabajo en las causas de los problemas del Poder Judicial ni en las alternativas de solución. Los grandes problemas son calidad y cantidad (5). Simplemente hemos querido analizar la percepción del justiciable tiene de la ley, de la justicia y del derecho, percepción que es captada fielmente por los autores y retransmitida al público oyente por los intérpretes en sus canciones.

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Base de Datos

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Debate sobre Derecho y Literatura

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¿La literatura forma buenos jueces?

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El pasado 25 de febrero, el Dr. Andrés Botero de la Universidad de Medellín (Colombia) impartió el seminario “¿La literatura forma buenos jueces?” en nuestra Facultad de Derecho. El evento fue organizado por el Área de Historia del Derecho de la UdG.

¿Puede la literatura formar buenos jueces?

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Escrito por Olga Lucía Camacho

Para comprender la relación posible entre literatura y derecho, se debe aceptar de entrada que no sólo se trata de dos universos que se leen y escriben en “códices” distintos, sino que, además, gravitan bajo una racionalidad cifrada en claves diferentes.


Sobre el particular, dos cosas habrían que ser reconocidas de entrada: primero, que se trata de una pregunta a la que se ha dedicado fielmente el movimiento Law and Literature, nacido hacia los años setenta en el contexto de la filosofía del derecho norteamericano; y la segunda, que su respuesta, como sucede naturalmente en cuestiones de filosofía, no es —ni debiera ser— del todo pacífica.

Ahora, para comprender la relación posible entre literatura y derecho, se debe aceptar de entrada que no sólo se trata de dos universos que se leen y escriben en “códices” distintos, sino que, además, gravitan bajo una racionalidad cifrada en claves diferentes. Mientras la literatura se configura en términos de verosimilitud —incluyendo textos de ficción—, el derecho funciona bajo el sentido de lo normativo. La pregunta obligada es si el hecho de que una funcione en clave de “fa” y la otra en clave de “sol” habría de generar alguna “disonancia” al interpretarse conjuntamente, por decirlo de alguna manera.

El texto de Martha Nussbaum, Justicia poética, apunta al respecto interesantes propuestas. Parte la autora en señalar que la novela, pero no cualquiera, es la que permite el establecimiento de este vínculo. Aclara que apenas la de corte realista sirve para tal ejercicio, pues es la que mejor logra abordar situaciones sociales específicas que ilustran su interés por lo cotidiano, lo cual, podríamos decir, resulta compatible con el derecho, si se considera que su fuente primera se halla en el marco de los hechos sociales (claro, bajo la perspectiva de un derecho no natural).

Si la razón no les convence, juzguen ustedes: si fueran jueces y tuvieran en frente una trama que relata el sometimiento, a manera de pobre juego sexual, de una joven muchacha que acepta el trato de un irresistible multimillonario a cambio de una buena suma de dólares; y otra que, a manera de fotografía, va retratando las maneras de ser, sobrevivir y actuar en sociedad según ciertas condiciones implícitas en el relato; en su labor, ¿cuál de estas dos se encontraría más relacionada a su actividad?

Siendo así, afirma que el mérito importante atribuible a la lectura de novelas realistas por parte de los jueces, en su ejercicio de fallar, es múltiple: (I) no sólo mejora la comprensión de los hechos relacionados en un caso judicial, sino que (II) promueve la capacidad de imaginar cuando el juez, en su posición de lector–espectador juicioso, vive la vida de personas que no son él, en situaciones que no son las suyas, lo cual genera (III) empatía y neutralidad al tener que ponerse en los “zapatos” de cada personaje, sin asumir ningún rol como propio y, finalmente, reafirma en el juzgador (IV) su deber igualador, pues, al percibir situaciones dolorosas y desventuradas en la vida de otros, el hecho de detenerse en la experiencia motivan a querer modificarla.

Desde luego, se trata de un espacio muy corto para debatir cada una de estas ideas que reafirman el poder moral de la literatura en la forma de pensar y decidir un caso judicial, pero preguntémonos ahora: ¿qué tanto pudo haber influido en hombres como Carlos Gaviria, exmagistrado de la Corte Constitucional, su conocida afición literaria en la comprensión de complejos y emblemáticos casos en su época de avanzada, como el de la eutanasia en el 97, al exonerar de responsabilidad al galeno que incurría en homicidio por piedad; o en el de la despenalización de la dosis mínima en el 94, priorizando la autonomía de la voluntad?

Lo interesante en Nussbaum es que sostiene, además, que la literatura promueve el desmantelamiento del prejuicio, del estereotipo en el juez. Si es así, ¿qué podríamos decir entonces del magistrado que tiene hoy en su despacho la última palabra sobre las formalidades que requiere la unión solemne entre parejas del mismo sexo, y que resulta ser el mismo que se niega a abandonar el cargo tan sólo para restituirle su ultrajada dignidad?

Otra vez, juzguen ustedes.

Martha Nussbaum, filósofa estadounidense, autora del libro “Justicia poética”.

Antonin Scalia, el juez del Supremo con mayor número de citas literarias

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El juez asociado del Tribunal Supremo de los Estados Unidos, Hon. Antonin Scalia, murió durante la pasada semana a los 79 años de edad. El juez, que fuera reconocido por sus controversiales pero bien escritas opiniones, resultó ser el magistrado del Supremo con mayor citas literarias en sus opiniones.

El artículo, publicado en Literary Hub, afirma que estudios recientes han revelado que el leer libros de ficción contribuyen a desarrollar mayor empatía, un buen hábito de tomar decisiones y el pensamiento profundo. “Estas son sin duda, cualidades virtuosas en un juez del Tribunal Supremo”, señala el artículo. Este fue escrito a base de un estudio de Scott Dodson y Ami A. Dodson del Colegio de Derecho Hastings de la Universidad de California, titulado«Literary Justice».

Mediante su investigación, los autores examinaron todas las opiniones emitidas por cada uno de los jueces del Tribunal Supremo federal incluyendo a Scalia, buscando referencias sobre algunos de los 91 autores de ficción literaria más conocidos y sus trabajos. Se delimitó el buscar referencias bíblicas o de libros de ficción popular (presentaron sus disculpas a Harry Potter) y decidieron también buscar referencias sobre obras, épicas líricas y poesía estándar.

En primer lugar, resulta que el autor de ficción literaria más mencionado por los jueces actuales lo es William Shakeaspeare en un empate con Lewis Carroll. Cada uno de los autores acumuló 16 referencias de los mismos cinco jueces (Hon. Antonin Scalia, Hon. Anthony M. Kennedy, Hon. Clarence Thomas, Hon. Ruth Bader Ginsburg y Hon. Stephen G. Breyer).

Algunos de los otros autores más mencionados al menos una vez en las opiniones son George Orwell (8) y Charles Dickens (6). Otros autores mencionados en opiniones son Dante Alighieri, John Milton, Jane Austen, Scott Fitzgerald, Ernest Hemingway, Mark Twain y Oscar Wilde, entre otros.

En primer lugar, el juez que incluyó mayor cantidad de citas literarias en sus opiniones fue Antonin Scalia, quien acumuló 39 referencias literarias en sus 813 opiniones de 15 autores distintos. A Scalia le sigue el juez Breyer, quien acumuló 15 citas literarias en sus 430 opiniones; Thomas, quien acumuló 11 en sus 514 opiniones; Kennedy, con 8 citas en sus 501 opiniones; Ginsburg, acumuló 7 en sus 381 opiniones; y el juez Samuel Alito Jr., quien acumuló 1 cita literaria en sus 190 opiniones. Ni la Hon. Sonia Sotomayor (con 107 opiniones) ni la Hon. Elena Kagan (con 53 opiniones) incluyeron cita literaria alguna.

Entonces, ¿quiere esto decir que de acuerdo a lo expresado por los autores, Scalia es el juez más empático, virtuoso, que ha tomado las mejores decisiones y que ha manifestado mejor pensamiento crítico?

En http://aldia.microjuris.com/2016/02/18/antonin-scalia-el-juez-del-supremo-con-mayor-numero-de-citas-literarias/

Las causales de nulidad del acto jurídico y el principio iura novit curia

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Jaime David Abanto Torres

20080827-DOCTRINA 1-2007 – ABANTO

Publicado en Jus Doctrina & Práctica. Lima, Grijley, Enero 2007, pp. 151-158.

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Plan Nacional de Acceso a la Justicia de Personas en Condición de Vulnerabilidad

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A propósito de la presentación del Plan Nacional de Acceso a la Justicia

DOCTOR PARIONA DESTACA ESFUERZOS DEL PJ PARA ACERCAR LA JUSTICIA A LA POBLACIÓN

Señala que cada distrito judicial debe planificar sus estrategias y acciones considerando la diversidad étnica y pluricultural del país

El juez supremo Josué Pariona Pastrana sostuvo que el Plan Nacional de Acceso a la Justicia  de Personas en Condición de Vulnerabilidad, que se presentará mañana, representa un gran avance en el acercamiento  de la  justicia   a un tercio   de  la  población  peruana que sufre  de pobreza  y, por tanto, se encuentra en condición de vulnerabilidad.

Durante una entrevista concedida al canal Justicia TV, el magistrado manifestó que el citado plan debe trascender a sus operadores con una visión de largo plazo. “El Programa queda y los actores pasamos”, remarcó.

El doctor Pariona Pastrana, quien ejerce la presidencia de la Academia de la Magistratura, consideró que las actividades que se esbozan en el Plan Nacional  deben desarrollarse desde un enfoque horizontal, permitiendo que cada una de las 33 cortes planifique sus estrategias y acciones, considerando la  diversidad  étnica y pluricultural de la Nación.

Señaló que, acorde con las 100 Reglas de Brasilia, el plan debe llegar a las familias, sobre todo a los niños y adolescentes, a fin de fomentar valores y principios, con lo cual se estaría realizando una labor preventiva de actos que colisionan con la ley penal.

El magistrado indicó que el plan es programático e incluye  el trabajo voluntario  de jueces y juezas de las 33 cortes judiciales  del país en la promoción  de la cultura jurídica, no solo en idioma español, sino también en quechua, aimara y otros  dialectos.

Asimismo, sostuvo  que es necesario  que  se  fomenten  campañas de difusión para  que los ciudadanos, e incluso los jóvenes, sepan  cuáles son sus derechos, deberes y obligaciones con el Estado.

 

Lima, 31 de marzo  de  2016

En https://www.pj.gob.pe/wps/wcm/connect/cortesuprema/s_cortes_suprema_home/as_inicio/as_enlaces_destacados/as_imagen_prensa/as_notas_noticias/2016/cs_n_pariona_31032016

Programa Nacional de Acceso a la Justicia  de Personas en Condición de Vulnerabilidad

https://scc.pj.gob.pe/wps/wcm/connect/ajpvyjc/s_ajpvcyjc/as_acceso_justicia_inicio

Plan Nacional

PLAN+NACIONAL+FINAL+22+marzo