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Revolución de las paredes del estómago y transformación, visto todo desde después, aunque siempre olfateado, sospechado, siempre conscientemente omitido, siempre inteligentemente ignorado, avocados a la felicidad temporal, que así, pues, recibirá su valor, así nos avocamos: “de cabeza y de corazón”, tropezando, sí, con el sedimento del sentimiento, una falsa creencia o una obsesión, un orgullosismo, esceptisismo de la continuidad, y despojado todo, testeado en completitud, inmolado por algunos momentos, reprimido en madrugada. Experimentado todo.