No importa tu tamano, ni lo que en ese momento tengas entre las manos, al ver la senal te tienes que agazapar, tratar como sea de esconderte entre los chatos arbustos y quedar en silencio. Los ojos todos se enfocaran en esas dos personas. La mama que lleva de la mano a su pequeno y que se detiene de improviso. Con esa naturalidad en su movimiento se agacha a los pies del nino para amarrarle las zapatillas. El nino casi instintivamente extiende sus brazos a los costados, preparandose para mantener el equilibrio y con una gracia casi torpe trata de levantar su pie pero consigue mas que todo levantar su rodilla. La mama lo regresa a su posicion normal, con solo un distraido gesto, con casi solo su voluntad, sin tocarlo o mirarle a los ojos. Y tirandose el bolso hacia la espalda empieza a atar los cordones. Y lo hace en tres partes. Primero entrecruza las agujetas y tira de ellas fuertemente. Luego hace una oreja y la asegura con un nudo. Finalmente hace la segunda de las orejas, asegura el nudo y acomoda los excesos. Cuando se levanta y lo toma de la mano para seguir caminando, las imagenes vuelven a difuminarse y la bulla de los espectadores renace progresivamente. Ya se escuchan algunos gritos. Se escuchan algunos reclamos. Y sientes que alguien esta detras de ti, esperando a que dejes de interrumpir el camino.
Los Respetuosos
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