El espacio detrás de los asientos traseros

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Bajé de la oficina. Hacía calor. Fui hacia el carro. Abrí las ventanas. Subí al asiento. Empecé a manejar. Crucé el Pentagonito. Aceleré tras un semáforo. Una paloma entró al carro. Me recompuse. Estacioné el carro. Abrí puertas y ventanas. No salió. Subí al asiento. Empecé a manejar. La miré por el retrovisor. Se quedó inmóvil. Empezó a moverse. Batió sus alas. Se cayó de costado. Murió. Estacioné el carro. Heme aquí.

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