El árbitro de partidos amateurs llegó a la reunión. Se sentó un minuto en las gradas contra los reclamos de los jugadores listos para jugar. Se sentó hablando por el celular rechazando oferta tras oferta. Esto es Argentina después de todo. Ser un jugador de fútbol frustrado fue sacarse la lotería. Ahora se da el lujo de negarse a arbitrar partidos. Hoy le dijo al Sr. López: “Que cuánto cobro? Cuánto tenés de presupuesto? A ver mirá, dame 25 pesos por partido y nos olvidamos del tema, no, no, ése es el precio, podés ir a buscar a tu socio Corrales, pero quiero ver cómo te sale el campeonatito, ok, entonces en eso quedamos, me voy me voy”. Corta el teléfono y llama a los jugadores a dejarles en claro a punta de virilidad, las reglas del partido de fútbol. No son cosas del fútbol.
Barbarie. Carnes
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