-“Y ahora, viejo maullador, ¿qué ha estado mal contigo?”- le preguntó el burro.
-“¿Quién podría sentirse contento cuando tiene una soga en el cuello?”- contestó el gato. -“Porque ahora que me estoy poniendo viejo, y mis dientes ya no muerden bien, y prefiero estar sentado junto al fogón bien acurrucado en vez de andar detrás de algún raton, mi ama desea echarme lejos, por lo que decidí huir primero. Pero ahora los buenos consejos están escasos. ¿Hacia donde podré ir?”
Y de las pandillas vino y a las pandillas se fue, aquel viejo atusabigotes, nunca contento fue, nunca la civilización le vino bien, a campo traviesa le correspondía ir, pero ay que en la difícil trocha recordó su cabaña, su leche y su repisa. Ahora mira la historia hacia atrás, pero reacciona nomás, porque sus compadres le invitan a brindar.