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Pero si tendré suerte solo con los gatos. Y ni con ellos. El único remedio casero conocido hasta el momento es dormir. Y eso es lo que hice. Para que luego noticia tan triste me despierte y un tristísimo, desmejorado, pero algo es algo, “todavía” me ponga en mi verdadero sitio. Estoy en la facultad de Derecho. Ah, y cómo es que se le ocurrió venir a estudiar Derecho a Hannover a un japonés.