Archivo de la categoría: Cine

Crítica y sinopsis de películas

CAMBIO DE PIEL

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Estimados lectores:
A partir del siguiente post, en este blog publicaré artículos relativos a cine, literatura, música, artes y letras.
Los contenidos políticos, el análisis de la coyuntura política actual y la reseña de libros sobre el particular serán publicados en Letras del Sur.

Esta distribución de temas obedece a un intento de delimitar más claramente los objetivos de cada blog con la finalidad de no repetir contenidos en ambos espacios.

Espero contar con su participación en adelante.

Un fuerte abrazo

Arturo

LETRAS DEL SUR www.naufragoaqp.blogspot.com
NAUFRAGO DIGITAL blog.pucp.edu.pe/naufrago
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Tolerancia, resistencia y perseverancia en Milk de Gus Van Sant

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Algunas de las más importantes cintas de Gus Van Sant se han caracterizado por abordar los conflictos del mundo adolescente y juvenil, tal como sucede en Good Will Hunting (1997), Elephant (2003), Last Days (2005) y Paranoid Park (2007). Sin embargo, en Milk (2008), este tema no es lo más relevante, sino, sobre todo, el compromiso de un individuo sexualmente marginal en una sociedad resistente a los cambios.

En esta película, se narra la historia de Harvey Milk, quien fuera el primer funcionario público que reconociera abiertamente su homosexualidad en California, desde tenía encuentros furtivos con parejas ocasionales hasta su consolidación como activista político y social cuyo compromiso con las minorías homosexuales contribuyó a la realización de importantes reformas en favor del reconocimiento de derechos civiles para dichas minorías. Durante este periodo de evolución, asistimos a la transformación de un líder que encuentra en la carrera política una vía para generar cambios sociales. Este es un primer aspecto que merece resaltarse: la idea de que desde la marginalidad es posible desestabilizar las estructuras que, aparentemente, son estáticas. En el filme, se aprecia que Harvey Milk no siempre tuvo la idea de ser un líder social de los derechos homosexuales, sino que, debido a las adversidades que le tocó enfrentar, vio por conveniente elegir entre la inacción complaciente o la abierta protesta contra una situación injusta.

Una segunda idea que me parece importante analizar en esta película es lo relativo a la tolerancia con lo diferente. La tolerancia es una noción que cobró notable importancia a partir de la difusión que le otorgaron los Estudios Culturales y la teoría de la posmodernidad en las décadas de los 60 hacia adelante. Este concepto está vinculado a la diferencia y a la capacidad que tienen los individuos para admitir creencias y/o costumbres adversas o distintas a las propias. Al respecto, la historia de los Estados Unidos nos ha demostrado que es una sociedad de grandes contradicciones. Si bien institucionalmente es una democracia, muchas veces ello no se tradujo en una situación real para aquellos sujetos que no encajaban dentro de los límites de la razón democrática estadounidense porque para estas minorías (sociales, raciales, religiosas, y de género) aquella democracia no era inclusiva, sino más bien autoritaria y resistente al cambio.

Durante su ascenso hacia la legislatura en el condado de San Francisco, Harvey Milk enfrentó no solo la resistencia de los sectores más tradicionales y conservadores de la sociedad estadounidense, sino además de los representantes más encumbrados e influyentes de la comunidad homosexual. Frente a ello, si alguna característica pretende resaltar el director, esta tiene que ver con la perseverancia de un hombre que sacrifica su vida personal en aras de un compromiso mayor, sin importar cuántas veces le sea negada la oportunidad de acceder al poder para iniciar el anhelado cambio. Por ello, la tolerancia no debe entenderse como un pretexto para admitir la desigualdad o resignarse ante una situación abiertamente injusta, sino como un medio para iniciar un acercamiento que, luego de superar la simple aceptación de lo diferente, de paso a la interacción de las partes en conflicto.

Otro aspecto que merece destacarse es, a propósito de lo anterior, la resistencia de ciertos sectores de la sociedad civil ante el cambio inminente. La cinta muestra, a través de la vida de Milk, que las transformaciones sociales radicales pueden tener éxito si son conducidas por líderes sociales que no renuncian a participar en el juego político. a pesar de las dificultades que plantea este desafío. La primera de ellas consiste en vencer tanto la resistencia de los intolerantes como la de los pesimistas o la de los indiferentes. La mirada que le imprime Gus Van Sant al personaje de Milk consiste, precisamente, en destacar su compromiso con el ideal que lo anima a participar en política, el cual busca romper la resistencia y el divisionismo. La escena en que Milk presenta a una lesbiana como su nueva jefa de campaña grafica muy bien esto que afirmo: el staff de Milk desconfía de ella por su sexo; sin embargo, aquel insiste en integrarla a su propuesta seguro de que había que comenzar por casa. Por esta razón, la lucha iniciada por Milk y el grupo que lo acompañó durante sus campañas y después de su muerte no habría tenido éxito si es que una gran parte de la comunidad homosexual no participaba unida.

Respecto a las actuaciones, Sean Penn interpreta al Harvey Milk de manera sobresaliente, lo cual lo convierte en un fuerte candidato al Oscar a mejor actor principal. Se nota que a la producción le preocupó mucho la caracterización de los personajes y la ambientación, ya que la cinta se interesa por reflejar el entorno amical íntimo de Milk. El propio Cleve Jones, amigo personal de Milk, participó en el diseño de la escenografía en exteriores en el barrio de Castro, lugar donde acontecieron los hechos reales. Josh Brolin, James Franco y Diego Luna cumplen con los roles asignados, aunque al mexicano todavía le falta más trajín por estos lares: por momentos se le notaba muy disforzado y exagerado en sus apariciones. Franco interpreta a la pareja sentimental de Milk y Brolin, al rival político que lo asesina.

Con esta película, Gus Van Sant reafirma su calidad como un director que profundiza en la psicología de los personajes que construye, aún cuando estos tuvieran un referente en la realidad como el caso de Harvey Milk. Sin duda, es un filme que no deberíamos ignorar.

Título original: Milk
Año: 2008
País: USA
Duración: 128 minutos
Director: Gus Van Sant

Reparto: Sean Penn (Harvey Milk), Emile Hirsch (Cleve Jones), Josh Brolin (Dan White), Diego Luna (Jack Lira), James Franco (Scott Smith), Victor Garber (Mayor George Moscone), Denis O’Hare (Senador John Briggs), Stephen Spinella (Rick Stokes), Alison Pill (Anne Kronenberg).
Guión: Dustin Lance Black.
Producción: Bruce Cohen, Dan Jinks y Michael London.
Música: Danny Elfman.
Fotografía: Harris Savides.
Montaje: Elliot Graham y Gus Van Sant.
Diseño de producción: Bill Groom.
Vestuario: Danny Glicker.
Productora: Focus Features.
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La lucha contrasubversiva en el VRAE

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El sábado 24 de febrero, el CIREPS tuvo como invitado al capitán de navío C.A. quien expuso antes los asistentes los pormenores acerca de la actual lucha contrasubversiva en el VRAE, precisamente, en la zona de Viscatán. El objetivo de su exposición consistió en difundir los acontecimientos poco conocidos por la opinión pública respecto a la lucha contra Sendero Luminoso en dicha zona.

Para ello, inició su presentación con la explicación del Plan Excelencia, cuyo objetivo principal es tomar la base de apoyo revolucionaria de Sendero Luminoso en Viscatán. Esta zona de alrededor de 10 km cuadrados es el núcleo de Sendero en el VRAE, cuya tendencia, según refirió el capitán, es ampliarse a otras zonas aledañas. La mayor dificultad que enfrentan las Fuerzas Armadas es el difícil acceso, debido a lo accidentado de la geografía y por la denso bosque tropical que cubre esa parte de ceja de Selva. Por el contrario, estos factores favorecen el accionar de Sendero y del narcotráfico.

Durante su intervención, el expositor procuró desmitificar algunas ideas generalizadas acerca de lo que acontece allí. La primera de ellas tiene que ver con la afirmación de que Viscatán es un centro poblado y que, eventualmente, existen bajas civiles que son atribuidas a las Fuerzas Armadas. Explicó que las bajas civiles que reportan los medios de comunicación han sido identificados como integrantes del FURD (Frente Único Revolucionario Democrático) denominación con la cual ahora Sendero define a la masa. Esto es más que un simple cambio de nombre, implica un plan de integración y de acción de la población para que asuma un compromiso más estrecho con el PCP-SL., que implica abastecimiento, logística y apoyo militar. Partiendo de esta premisa, si no hay centros poblados en Viscatán, entonces los individuos que allí transitan serían, efectivamente, senderistas, muy aparte de la actividad cotidiana que realizaran.

LEA EL ARTÍCULO COMPLETO EN CIREPS
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Los intelectuales de izquierda frente al poder mediático

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La izquierda en la era del karaoke
Fondo de Cultura Económica, 1997

Norberto Bobbio / Giancarlo Bossetti / Gianni Vattimo

¿Qué función pueden cumplir los intelectuales en una sociedad cuya agenda política está orientada por los medios de comunicación? Tal como lo exponen Bobbio, Bossetti y Vattimo, los intelectuales, en especial los de izquierda, deben replantear su actuación en una sociedad dominada por las tecnologías de información. Esta discusión cobra actualidad en contextos como el peruano donde hemos pasado de la intervención estatal de los medios de comunicación, durante el gobierno militar de Velazco, a la compra de sus líneas periodísticas, a través de Montesinos y compañía, hasta la entrega voluntaria —y, por supuesto, vergonzosa— de la mayoría de medios periodísticos a la causa del oficialismo. A diferencia del fujimorato que los compró, ahora muchos periodistas y medios de comunicación prefieren sacar ventaja del poder allanándose a toda propuesta proveniente del Ejecutivo. En contraste, son muy pocos los medios que mantienen una postura crítica y, claro está, pocas las voces disidentes que logran persuadir a la opinión pública de que, parafraseando Hamlet, “algo se pudre en Dinamarca”.

En la introducción, Bossetti comenta algunas ideas de Umberto Eco respecto a los medios de comunicación. Según el semiólogo italiano, una política cultural prudente sería aquella que encuentre un equilibrio entre la información visual y escrita. La televisión debería enseñar al televidente a que no sea dependiente de ella, a que esté alerta, a que ponga en práctica su juicio crítico y a formarse una opinión sobre la base de información diversa (y no monocorde como parece que es la tendencia mundial de las megacorporaciones de telecomunicaciones, las cuales adquieren varios tipos de medios, pero que mantienen una misma línea, lo que perjudica la variedad informativa).

(LEA EL ARTÍCULO COMPLETO EN LETRAS DEL SUR) Sigue leyendo

Benicio del Toro interpreta a Ernesto Che Guevara

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El estreno de El Che, dirigida por Steven Soderbergh, ya levantó polémica: fue un éxito en La Habana, pero, como era de esperarse, en Miami causó protestas de parte de la comunidad cubana de exiliados. Aún no la he visto, pero los comentarios de la crítica indican que es una buena realización. Nos queda esperar su estreno en Lima que seguro también levantará encendidos comentarios en la blogósfera y más allá de lo estrictamente cinematográfico.

Aquí les presento algunos trailers de la cinta.

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“Ni con miles de versos harás la revolución”

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Siguiendo un poco la línea del post anterior, estuve escuchando un poco de Gotan Project, quienes hacen música chill out. Al escuchar esta canción de inmediato averigué si era la adaptación de un poema y sí lo era. Estaba seguro que lo era por el ritmo. La voz inconfundible de Cecilia Roth (la ex de Fito Páez) le daba un cuerpo y una atmósfera especial a este poema de Juan Gelman, poeta argentino recientemente premiado con el Cervantes. (Gelman fue perseguido por el régimen militar y estuvo exiliado fuera de Argentina durante varios años).

Este poema reflexiona como lo pueden ver acerca del compromiso del escritor. ¿Qué tanto la literatura podía contribuir con el cambio social? Muchos de la generación 60 y 70 les parecía que sí. Hoy existe más consenso de que se trata de una cuestión individual. Románticos o no, los viejos socialistas se entusiasmaron mucho con la canción revolucionaria.

Aquí los dejo con este poema. Disfrútenlo. Más adelante les prometo más cine, música otras cuestiones.

Gotan Project – Confianzas (Letra de Juan Gelman)

Se sienta a la mesa y escribe…

Con este poema no tomarás el poder, dicen…
Con estos versos no harás la revolución, dicen…
Ni con miles de versos harás la revolución, dicen…

Y más…
Esos versos no han de servirle para que
peones, maestros, hacheros
vivan mejor, coman mejor.
O él mismo coma, viva mejor.
Ni para enamorar a otros servirán.

No ganará plata con ellos.
No entrará al cine gratis con ellos.
No le darán ropa por ellos.
No conseguirá tabaco o vino por ellos.
Ni papagayos,
ni bufandas,
ni barcos,
ni toros,
ni paraguas conseguirá por ellos.
Si por ellos fuera,
la lluvia lo mojará.
No alcanzará perdón o gracia por ellos.

Con este poema no tomaras el poder, dicen…
Con estos versos no harás la revolución, dicen…
Ni con miles de versos harás la revolución, dicen…

Se sienta a la mesa y escribe…

CLIP de CONFIANZAS – GOTAN PROJECT

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“Ni con miles de versos harás la revolución”

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Siguiendo un poco la línea del post anterior, estuve escuchando un poco de Gotan Project, quienes hacen música chill out. Al escuchar esta canción de inmediato averigué si era la adaptación de un poema y sí lo era. Estaba seguro que lo era por el ritmo. La voz inconfundible de Cecilia Roth (la ex de Fito Páez) le daba un cuerpo y una atmósfera especial a este poema de Juan Gelman, poeta argentino recientemente premiado con el Cervantes. (Gelman fue perseguido por el régimen militar y estuvo exiliado fuera de Argentina durante varios años).

Este poema reflexiona como lo pueden ver acerca del compromiso del escritor. ¿Qué tanto la literatura podía contribuir con el cambio social? Muchos de la generación 60 y 70 les parecía que sí. Hoy existe más consenso de que se trata de una cuestión individual. Románticos o no, los viejos socialistas se entusiasmaron mucho con la canción revolucionaria.

Aquí los dejo con este poema. Disfrútenlo. Más adelante les prometo más cine, música otras cuestiones.

Gotan Project – Confianzas (Letra de Juan Gelman)

Se sienta a la mesa y escribe…

Con este poema no tomarás el poder, dicen…
Con estos versos no harás la revolución, dicen…
Ni con miles de versos harás la revolución, dicen…

Y más…
Esos versos no han de servirle para que
peones, maestros, hacheros
vivan mejor, coman mejor.
O él mismo coma, viva mejor.
Ni para enamorar a otros servirán.

No ganará plata con ellos.
No entrará al cine gratis con ellos.
No le darán ropa por ellos.
No conseguirá tabaco o vino por ellos.
Ni papagayos,
ni bufandas,
ni barcos,
ni toros,
ni paraguas conseguirá por ellos.
Si por ellos fuera,
la lluvia lo mojará.
No alcanzará perdón o gracia por ellos.

Con este poema no tomaras el poder, dicen…
Con estos versos no harás la revolución, dicen…
Ni con miles de versos harás la revolución, dicen…

Se sienta a la mesa y escribe…

CLIP de CONFIANZAS – GOTAN PROJECT

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Los intelectuales y el compromiso social

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Recomiendo leer Sobre los intelectuales y la esfera pública de Gonzalo Gamio

En la cinta Sartre: años de pasión, se narra parte de la vida de Jean Paul Sartre y de Simone de Beauvoir, precisamente, sus años intelectualmente más fecundos. Una de las escenas más entrañables fue cuando Sartre y Beauvoir visitan Cuba y el propio Fidel Castro funge de guía en la isla. Cuando de pronto de topan con un ama de casa quien airadamente reclama al comandante por la refrigeradora malograda que hace semana nadie repara, el mismo Fidel en persona decide solucionar el problema ante la mirada escéptica de Simone de Beauvoir y el éxtasis revolucionario de Sartre. Luego de infructuosos intentos, el comandante indicó a la señora que ordenaría a uno de sus ministros para que en persona resuelva el desperfecto de su refrigeradora. Sartre no cabía en sí mismo de la emoción por el accionar del comandante Castro a quién le preguntó “¿y cómo le llama ud. a esto?”, a lo que Castro respondió “se trata de la democracia directa, todo lo que nos piden, se los damos”. Simone de Beauvoir preguntó de inmediato, “pero dígame comandante, ¿y si le piden la luna?”. Castro se detuvo, dio una intensa pitada a su habano y contestó muy orondo, “bueno, si me piden la luna es porque la necesitan”. Ni hablar, ¡al diablo el existencialismo!

Ahora bien, ¿qué hacer cuando la sociedad les pide la luna a los intelectuales? Creo tener algunas certezas al respecto, más concretamente, en lo que la sociedad debiera esperar de sus intelectuales. Si bien no estamos viviendo la euforia de mayo del 68 ni las marchas en protesta contra la guerra de Vietnam y tampoco disponemos de referentes en la cultura de masas como los íconos musicales que se reunieron en las colinas de Woodstock, existe una variedad de acontecimientos que merecen la atención de los intelectuales, aquella especie aparentemente en extinción a partir de 1980 —hecho coincidente con la consolidación del neoliberalismo a lo Reagan y Thatcher, como política económica en el Primer Mundo— . Dejaré pendiente la pregunta inicial para dar paso a otra no menos importante: ¿Qué debemos esperar de un intelectual en una era post muro de Berlín, post Torres Gemelas y, en general, post ideológica?

Si bien los pronunciamientos de un intelectual, o sus ideas, pueden generar acciones concretas, sus intervenciones poseen un carácter eminentemente simbólico (simbólico aquí no significa inocuo, sino referencial, es decir un conjunto de ideas-modelo a seguir). Es por ello que el resultado del accionar intelectual no debe ser evaluado necesariamente en términos prácticos, como el sastre que mide la talla de una prenda o como el despensero que despacha un kilo de arroz, sino mediante la actitud que el pensador asume, la cual puede oscilar entre la acción directa o la manifestación simbólica de sus ideas. Recordemos a Sartre y a Marlon Brando. Muchos de los más notables intelectuales franceses y europeos criticaron denodadamente a Sartre cuando este rechazó el Premio Nobel de Literatura. Estemos o no de acuerdo con esa decisión, lo cierto es que el autor de La náusea actuó por convicción y en estricta correspondencia y, en primer lugar, con sus ideas entre las que destacaba el compromiso del escritor con su sociedad. El caso de Brando fue similar: a pesar del reconocimiento de la crítica especializada, durante un buen tiempo se convirtió en un paria, ya que ninguna productora de Hollywood quería contar con sus servicios debido a sus actitudes díscolas e impredecibles. Rechazó el Oscar en protesta por el acoso que el gobierno norteamericano aplicaba contra los indígenas en sus propias reservas. Brando desafío las barreras que restringían el protagonismo de un actor más allá del estudio de grabación y decidió hacer manifiesta su protesta. En ambos casos, la frontera entre la manifestación simbólica y la acción concreta de un intelectual o de cualquier figura pública puede parecer difusa, ya que, siempre que estos actúen por convicción, el resultado será el mismo: mostrar y demostrar que el cambio comienza con las ideas.

No obstante, el intelectual, el artista, el académico, el político, el comunicador, el ciudadano común, entre otros, poseen distintas formas de manifestar su disconformidad con lo establecido. Un intelectual, a diferencia de un académico, tiene un compromiso moral con su sociedad y con su época, el cual va más allá de los límites de su especialidad profesional. Sin embargo, no se le puede exigir a un intelectual que resuelva todos los problemas sociales al estilo de la democracia directa de Fidel Castro. Para ello existen instancias competentes, las cuales no deberían evadir su responsabilidad en el cambio social: el Estado y las instituciones sociales, aquellas que nacen de iniciativas privadas como las ONG’s, asociaciones civiles sin fines de lucro, partidos políticos, medios de comunicación, frentes regionales, etc. ejercen todos juntos una influencia determinante en la vida nacional. Entonces, ¿el intelectual debe convertirse en un mero espectador de la miseria humana y contemplarla desde su torre de cristal? No. Lo que sucede es que su participación en dicho cambio tiene varias aristas, las cuales no se reducen exclusivamente a la acción o a la militancia partidaria. Gandhi, la madre Teresa de Calcuta, Martin Luther King y muchos otros sin ser intelectuales o ideólogos en estricto sentido contribuyeron al cambio social desde el lugar donde mejor lo hacían. ¿Deberíamos recriminarles por no haber formulado un cuerpo sólido de ideas? Análogamente, ¿Sería sensato fustigar a Mariátegui como un intelectual incompleto porque no pasó a la acción? ¿Restaremos valor a las ideas de González Prada porque se refugió en su hogar durante la ocupación chilena? A propósito, es pertinente releer “El intelectual y el obrero”, texto en el cual el autor de Horas de Lucha no encuentra conflicto entre la labor de ambos, sino que las entiende como complementarias: cada uno desde su lugar puede aportar al cambio social.

En este sentido, la exigencia de la acción directa a un intelectual o a un artista, a manera de un imperativo impostergable, podría desnaturalizar sus roles y, lo que es peor, quitarles independencia política e ideológica. En todo caso, se trata de una decisión individual, en la que las convicciones personales deben encontrarse por encima de cualquier coacción social, ideológica o política. De ninguna manera estaré de acuerdo con que la agenda individual de un intelectual esté conducida por otra motivación que no sea el convencimiento interior de creer en lo que piensa para luego hacer lo que piensa por una sencilla razón: no creo en los intelectuales ni en los revolucionarios que actúan por reflejo. La solución de los problemas sociales demanda la movilización de una logística que muchas veces excede las facultades de cualquier iniciativa individual por muy bienintencionada o altruista que esta sea. Siempre que un intelectual, un ideólogo o un revolucionario pretendieron llevar a la acción sus ideas, tuvieron que ampararse en el espíritu corporativo de alguna organización lideraba por ellos o que los apoyara.

Entonces ¿qué debemos exigirle a un intelectual? 1) que sea consecuente con sus ideas, es decir que predique con el ejemplo, 2) tomar postura y pronunciarse frente a hechos concretos, 3) colocar la ética por encima de la ideología y de la política (lo cual sea, tal vez, la demanda más difícil de cumplir: no separar la política de la moral). 4) Proponer iniciativas de cambio y convertirse en un formador de opinión, en un referente para su sociedad y su época. Todo ello, a mi modo de ver, es lo que deberíamos esperar de un intelectual. Pero exigirle la solución de la triste realidad de los más necesitados es un propósito que, como indiqué antes, puede exceder sus facultades, aunque indirectamente contribuya con aquello. En consecuencia, no les pidamos la luna, exijámosles, más bien, que tengan bien puestos los pies en la tierra.
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Réquiem por la libertad de expresión en el Perú

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Arturo Caballero Medina

ACTUALIZACIÓN: Recomiendo también la lectura del interesante post “El encanto de la sumisión” de Gonzalo Gamio sobre este tema

El encarcelamiento de Magaly Medina y los petroaudios y correos electrónicos de Rómulo León son los temas que continúan acaparando los principales titulares en los medios de comunicación nacionales. Atrás quedaron la inflación, los conflictos sociales en el interior del país, los esporádicos ataques del narcoterrorismo, la crisis económica mundial y ni qué decir del juicio a Fujimori. La mayor parte de la opinión pública está interesada en saber si Magaly saldrá o no de la cárcel, en las amantes de Rómulo León y los secretos que guarda, y en quiénes serán las próximos héroes y soñadores en Bailando por un sueño. Sin embargo, en comparación con estos sucesos, muy pocos están realmente preocupados por la salida de Augusto Álvarez Rodrich de la dirección de Perú 21 y de los principales columnistas de ese diario. (Y creo que mucho menos por la reunión de APEC, más bien noto a la población algo dividida: bien por el feriado largo, pero fastidiada por el cierre de calles y avenidas).

Es que existen ciertos temas talismán que provocan en la población una gran fascinación. Esto lo saben muy bien los expertos en marketing y publicidad: el asunto consiste en crear necesidades en el consumidor y convencerlo de que realmente requiere de aquello que, usualmente, prefería prescindir. En el caso de los medios de comunicación social, no es muy distinto, como podemos apreciarlo diariamente, ya que la agenda política nacional no la establecen los partidos políticos ni los intelectuales ni siquiera el gobierno: son los medios de comunicación quienes discuten sobre las cuestiones de interés nacional, son los periodistas de opinión quienes han reemplazado a los intelectuales en el cuestionamiento del poder, a veces acertadamente, y otras, de manera vergonzosa. A los políticos solo les toca la risible tarea de alimentar este circo, sin embargo, también generan pasiones encontradas en la opinión pública.

En este contexto nada promisorio ¿qué hacer con la libertad de expresión? ¿qué tan reales son las libertades cuando se constituyen solo como una arenga y no como una costumbre cotidiana y responsable? Personalmente, considero que la libertad de expresión en el Perú es un tema utilizado de manera oportunista por parte de sus eventuales defensores. A continuación, expongo las razones que sustentan mi postura.

En primer lugar, cuando un gobierno socialista o dictatorial aplica censuras a la información, todos los medios de comunicación, con sus figuras más emblemáticas a la cabeza, cierran filas en defensa de la libertad de expresión. Así ocurrió, recordarán, cuando los periodistas más connotados del país (¿digo bien o debería decir más bien de Lima?) protestaron airadamente frente a la embajada de Venezuela debido al cierre de un canal de televisión en ese país; pero luego de enterarnos de la salida de Álvarez Rodrich de Perú 21, la indignación de la mayoría de esos periodistas brilla por su ausencia: se la guardaron de la misma forma que Federico Salazar, Mónica Delta y Nicolás Lúcar durante el fujimorato. A pesar de que lo de Perú 21 nos toca directamente, salvo algunas voces como Rosa María Palacios, un poco menos Beto Ortiz y, esto hay que reconocerlo, los bloggers y cientos de comentaristas que los frecuentan, en la prensa, radio y televisión ha rebotado muy débilmente esta noticia.

En contraste con lo anterior, cuando se trata de un gobierno liberal, apoyado por cifras macroeconómicas favorables, la indignación de algunos de aquellos periodistas antichavistas es mucho menos intensa. Me viene a la mente el caso de Frecuencia Latina cuando Montesinos favoreció a los hermanos Winter para quitarle el canal a Baruch Ivcher. Contrariamente a lo que sucede hoy, muchos periodistas protestaron abiertamente contra esta decisión. (Aunque también tuvo sus bemoles —Fernando Viaña defendió ardorosamente el canal contra la intervención de los Winter, pero, años después, integró una lista al congreso por el fujimorismo— dicha reacción decía mucho de lo que vendrían los años siguientes).

No sucedería igual con la salida de Fernando Ampuero de la unidad de investigación de El Comercio ni con la de Álvarez Rodrich de Perú 21. Al respecto, Cecilia Valenzuela lamentó la salida de ambos periodistas, pero atribuye la causa a una manipulación deliberada de los petroaudios y petromails que tuvo en ciertos periodistas, como Fernando Rospigliosi, a tontos útiles que le hicieron el juego a los que quieren desestabilizar la democracia. No sé si Cecilia les hace un favor o los recrimina. Como lo dije antes, existen temas más atractivos para la opinión pública y mientras los propietarios de los medios de comunicación estén más pendientes de la rentabilidad que de los principios que conducen la labor periodística, le darán al consumidor lo que le gusta, ya que así aseguran su cuota de participación en el poder entendido como capacidad de influencia.

Siguiendo esta línea, en el caso de Magaly, muchos periodistas de opinión sostuvieron que la sentencia era desmesurada y algunos alegaron que constituía un mal precedente para la libertad de expresión. Paradójicamente, esos mismos no emitieron opiniones tan vehementes respecto al caso Álvarez Rodrich, cuyas reacciones, como dije antes, fueron más bien aisladas, tímidas. Todos se hacían el muertito porque nadie quería comprarse el pleito. La moral de la responsabilidad se impuso a la moral de la convicción: actuaron por cálculo, evaluando reacciones, daños y perjuicios, costo y beneficio; y no por salvaguardar su propia integridad moral que, a la postre, es lo único que sostiene la credibilidad de un periodista. Sino que nos lo recuerde Nicolás Lúcar luego de protagonizar en vivo y en cadena nacional aquel vergonzoso infundio contra Valentín Paniagua.

Jorge Del Castillo explica la salida del director de Perú 21 como una decisión empresarial de los propietarios de El Comercio. Por lo tanto, no es que el Ejecutivo haya tenido algo que ver, sino, por el contrario, se trataría de una decisión autónoma en la que el gobierno no tiene ingerencia alguna. Flaco favor el que le hace Del Castillo a la nueva dirección de El Comercio porque, así como lo plantea, se trata de una decisión empresarial, utilitarista, calculadora, donde la ley de la oferta y la demanda, del costo-beneficio se impusieron a la autonomía que debe garantizar un medio a sus periodistas tanto para asumir el éxito como los perjuicios de su actividad. Asimismo, el mercado también nos explica el porqué del silencio cómplice de los periodistas estilo “protesta frente a la embajada de Venezuela en defensa de la libertad de expresión”. La oferta y la demanda nos dicen que la salida de Álvarez Rodrich no es rentable ¿quién lo conoce? ¿lo leerá el chofer de combi, el datero o el cobrador? No. Todos quieren conocer los faenones de Rómulo o si Lucianita era el cerebro de la operación. Como vemos, la calidad de las exigencias periodísticas de gran parte de la opinión pública son muy pobres, sino pensemos porque Laura Bozzo, Jaime Bayly y Magaly tuvieron tanto éxito.

A gran parte de la opinión pública poco le importa que un medio como Perú 21 haya sido silenciado tan sutilmente. El pretexto de la decisión empresarial es el velo que intenta cubrir el hecho de que existen métodos más refinados para coactar la libertad de expresión. El APRA ha perfeccionado la técnica fujimontesinista, ya que comprar líneas editoriales es muy riesgoso; tal vez los accesos al poder o compartir parte de este es más atractivo para aquellos propietarios de medios y para ciertos periodistas que alimentan la imagen del oficialismo en perjuicio de su propia credibilidad. Entonces, ¿Cómo puede sentir el ciudadano de a pie amenazada su libertad de expresión si no sabe como fortalecerla y mucho menos ponerla en práctica? ¿Cómo hacerlo si quienes deberían cuestionar el poder carecen de espíritu crítico? Tarea difícil. Traslado la pregunta a Cecilia Valenzuela.

¿Dónde están aquellos que se rasgaron las vestiduras por el cierre de un canal de televisión en Venezuela? Hoy callaron en todos los idiomas. Es así como defienden la libertad de expresión en el Perú y así como contribuyen a su desaparición. Muere aplastada por el silencio cómplice de los que no se atreven a decir que condicionaron su indignación a la rentabilidad del mercado. Desde aquí, mi solidaridad con Augusto Álvarez Rodrich, con todos los ex columnistas de Perú 21 y un especial reconocimiento a los que desde adentro, como Eduardo, Giacosa y al entrañable “Otorongo” (quien protesta sin cabeza), entre otros tantos quienes no esconden su rechazo contra una medida tan arbitraria y que no se tragan el cuento de la decisión empresarial autónoma sin ingerencia del gobierno.
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300: la ideología detrás de la pantalla

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Durante el 2007, George W. Bush solicitó al Congreso de los EEUU una ampliación en el presupuesto para solventar la guerra en Irak. Este objetivo era muy importante con vista a las elecciones de 2008, lo cual evidenciaba la premura por obtener resultados positivos y concretos que convencieran a la opinión pública norteamericana de que la “guerra contra el terror” la ganaría EEUU, por lo que, era vital no capitular en ese momento decisivo. En este contexto, se estrenó 300, a nivel mundial, a mediados del año pasado.

Frente a la afirmación de que los medios de comunicación no poseen mayor influencia en la difusión de una ideología dominante y que, en consecuencia, sus productos resultan inocuos o inofensivos, que, a lo sumo, inducen u orientan al consumidor, me adhiero a la postura que sostiene lo contrario, es decir que los mass media, efectivamente, son los vehículos que transmiten y amplifican una determinada ideología. En este sentido ¿cuál es la ideología detrás de la película 300?

Existen antecedentes acerca de producciones mediáticas creadas especialmente con una finalidad más allá que la comercial: el cómic Capitán América fue muy popular durante la Guerra Fría y sirvió para levantar el animo de los soldados estadounidenses destacados en plena guerra de Corea. Durante los años de la gran depresión del 29, Walt Disney diseñó al famoso ratón Mickey Mouse que, deliberadamente o no, contribuyó a disipar las preocupaciones de los norteamericanos acerca de la crisis económica. 300 cumple un papel similar. Cabe resaltar que estas repercusiones no siempre están contempladas por quienes crean el producto.

El filme, dirigido por Zack Snyder, es una adaptación del cómic de Frank Miller basado a su vez en la batalla de las Termópilas. Según la trama, Leónidas, rey de Esparta, enfrenta el dilema de acatar las leyes religiosas que impiden combatir durante determinada época y defender a su pueblo contra la amenaza persa. Leónidas no había obtenido de los éforos, especie de consejeros cuya ascendencia sobre los reyes era notable, concesión alguna: debía renunciar a combatir durante las celebraciones religiosas. En el diálogo que sostiene Leónidas con su esposa Gorgo, ella lo emplaza a que siga sus propias convicciones, ya que la lucha por la libertad es una razón suficiente por la cual combatir. Situación análoga a la que el presidente de los EEUU enfrentó, salvando las distancias históricas y éticas, luego del 11 de septiembre: acatar la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, cuyo veto a la intervención era inminente, o actuar de manera arbitraria, como finalmente lo hizo la coalición EEUU-Reino Unido-España.

Por otro lado, la petición de la reina Gorgo ante el senado espartano bien podría evocar las que el Ejecutivo de los EEUU demandaba de su Congreso. La paráfrasis del discurso de Gorgo es más o menos así: nuestros soldados se encuentran combatiendo lejos de la patria, en inferioridad de condiciones, por nuestra libertad y nosotros tenemos el deber moral de apoyarlos. ¿Vamos a abandonarlos ahora cuando más nos necesitan? Está en juego no solo el bienestar de Esparta, sino de todo el mundo libre. Basta de discusiones inútiles, es hora de pasar a la acción. De esta manera, las instituciones que se encargan de velar porque las leyes no se transgredan quedan reducidas a un obstáculo burocrático e impráctico que no hace más que dilatar la victoria final.

Otro aspecto que merece ser analizado es el estereotipo reforzado en la trama de la cinta. Los persas son retratados como la encarnación misma del mal, de la barbarie y de todas las tragedias que asolarán al mundo libre. Se trata de una perspectiva dicotomista que no admite matices intermedios: espartanos-occidente-civilización-libertad-sacrificio; persas-oriente-barbarie-mercenarismo. Mientras los espartanos son presentados con unos cuerpos apolíneos, perfectamente cultivados para la guerra, los persas conforman un ejército multiétnico que no lucha por convicción, sino por temor al tirano Jerjes. Estos últimos carecen de estrategias, son cobardes, estéticamente desagradables -los inmortales cubren un rostro deforme con una máscara; los generales de Jerjes son gordos e ineptos para la guerra- y parte de una cultura degradada (los gigantes deformes, las mujeres mutiladas que participan de la fiesta orgiástica de Jerjes, lesbianismo, brujería entre otros dan cuenta de esto). Esta visión maniquea sobre las culturas tiene su principal ejemplo en el contraste entre Leónidas y Jerjes. Aquel es un hijo de Esparta criado para luchar hasta morir por sus ideales, es valiente y físicamente esbelto, lo cual resalta su masculinidad; en cambio, el androginismo de Jerjes lo expone como un ser totalmente opuesto a los valores que encarna el rey de Esparta: no lucha, es delgado y enclenque, y parece más un estilista amanerado que un estratega militar.

Todo esto calza en el discurso que George W. Bush enarbolaba en su lucha contra el terrorismo mundial. EEUU, a la cabeza del mundo libre, tenía el deber moral de combatir a aquellos que quieren imponer el terror y acabar con la cultura de la libertad -a la cual asume como propiedad exclusiva de occidente-. Si 300 hubiera sido estrenada entre 2002 y 2004 (la filmación se inició el 2005) de seguro que habría sido de mayor utilidad para el gobierno estadounidense, aunque, en aquellas circunstancias, lo “políticamente correcto” era apoyar la guerra en Afganistán e Irak. Osama Bin Laden y Sadam Hussein reunían el perfil del tirano que los EEUU necesitaban para justificar su intervención en nombre de la libertad, la democracia y la seguridad mundial. En alguno de los alucinados discursos de Bush, estoy seguro que lo oí decir que esta era una lucha entre el “bien y el mal” y, por supuesto, occidente, en su conjunto, el modo de vida que habían construido, dependía de lo que los EEUU hicieran o dejaran de hacer en ese instante.

La escena final es también muy sugestiva: la batalla de Salamina congregó a todo el mundo griego en una especie de cruzada en defensa de la libertad y contra la barbarie que viene del oriente. En las palabras del soldado que combatió con Leónidas, los espartanos lideraron ese variopinto ejército multinacional cuyos gobernantes comprendieron al fin que el sacrificio de los 300 espartanos en las Termópilas no debía ser en vano.

Entonces, ¿cuál es la ideología subyacente al discurso de 300 en el contexto en el que aparece? Que ciertas culturas son propietarias de valores universalizables y, por consiguiente, tienen la potestad de defenderlas a toda costa, aun si para ello hay que quebrantar la institucionalidad jurídica. Estar convencido de que la libertad y la democracia son consustanciales solo a occidente es una idea muy peligrosa porque implica no solo defensa de estos valores, sino, eventualmente, hacerlos extensivos a otras civilizaciones “por el bien de ellas mismas”. Sin embargo, aunque ello sea justo, racional y correcto, no se justifica la imposición de sistemas por la fuerza.

Antes de que los 300 espartanos fueran aniquilados por los persas, un niño le preguntó a su papá en el cine “si los buenos iban a morir”. No oí la respuesta del padre. En vez de eso, vimos cómo los 300 espartanos fueron traicionados por Efialtes y que entregaron sus vidas por un ideal del cual estaban plenamente convencidos. Por su parte, los soldados norteamericanos seguramente pronto caerán en la cuenta de que ellos también creyeron en Efialtes-Bush: el traidor que nunca les dijo la verdad. Afortunadamente, al menos en esto, acertó Snyder “sin querer queriendo”.

VIDEO PROMOCIONAL DE 300

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