Archivo por meses: enero 2009

Quispicanchi, Cuzco: historia y turismo

La provincia de Quispicanchi, cuyo significado quechua es el de “lugar brillante”, es una de las regiones cusqueñas más ricas en historia y geografía, ya que reune a la sierra y a la Amazonía. Sus trece distritos, vale decir, Urcos, Huaro, Calca, Cusipata, Lucre, Marcapata, Quiquijana, Ocongate, Oropesa, Ccatca, Camanti, Ccarhuayo y Andahuaylillas, encierran una diversidad de restos de los períodos incaico y virreinal de visita obligatoria. Así por ejemplo, en Lucre podemos descubrir las ruinas de Pikillacta, que acusan la presencia de la culturas Wari e Inca en esta parte del Cusco. También en Lucre, los incas construyeron unas imponentes portadas de piedra, conocidas en la actualidad como Rumicolca. Finalmente, dentro de la época de hegemonía incaica, los andenes y murallas de Tipón, constituyen uno de los conjuntos históricos más importantes de la provincia. Durante el virreinato, en Quispicanchi florecieron las artes plásticas de un barroco recargado, dirigidas a la ornamentación de templos, especialmente los de Huaro y Andahuaylillas, y cuya finalidad era la evangelización de los indios a través de las imágenes. Se sabe que la mayoría de sus habitantes participó de las rebeliones de José Gabriel Condorcanqui “Túpac Amaru” (1780-1781) y la de Mateo Pumacahua (1814-1815). Ya constituída la República, el libertador Simón Bolívar reconoció a Quispicanchi su categoría de provincia, en honor al patriotismo y arrojo de su gente.

La capital y su iglesia.- El distrito de Urcos, la capital de la provincia de Quispicanchi es una pequeña y acogedora localidad rodeada de montañas, a 3,175 m.s.n.m. El pueblo de Urcos está estratégicamente ubicado, pues a través de él confluyen caminos procedentes del Cuzco y de la selva amazónica. Su plaza mayor permite dar una mirada panorámica a la urbe. Los edificios locales son, por lo general, de dos plantas y de techo de tejas a dos aguas. En Urcos llama la atención su templo principal, especialmente por su hermosa portada con tres arcos de medio punto de ladrillo, los que son sostenidos por columnas dóricas. En la parte superior de la fachada, desde donde se evangelizaba a los indígenas, se puede observar cinco más del mismo material y con el mismo tipo de soporte. Al lado izquierdo se levanta el campanario de piedra, el mismo que ostenta ocho ventanales de piedra. El interior es de una sola nave y su altar de moderna factura presenta una imagen de Cristo crucificado. En sus paredes laterales podemos descubrir oleos de la Escuela Cusqueña, cuyos temas se relacionan con el culto mariano.


Templo de Urcos

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Paucartambo: la fiesta de la Virgen del Carmen

La celebración más importante del año y que congrega el mayor número de gente en Paucartambo es la de la Virgen del Carmen o “Mamacha Carmen”, que es fiesta de mestizos. Cuentan la leyenda que los chunchos (o habitantes de la selva) hirieron el cuerpo de la Virgen durante un enfrentamiento con los hacendados de la región. El cuerpo fue hallado en el río Amaru Mayo, el que desde entonces se llama río Madre de Dios. Posteriormente, la imagen fue llevada a Paucartambo. También se narra que los collas (o habitantes del Collao) trajeron en sus viajes a la localidad una cabeza de yeso que encontraron dentro de una olla de barro. Los paucartambinos identificaron la cabeza de la Virgen e inmediatamente le hicieron un cuerpo de madera. Fue así como ella escogió este pueblo como residencia. Los dos grupos étnicos relacionados con su origen, son, coincidentemente, los personajes principales que acompañan a la Reina del Cielo durante su recorrido por las calles de Paucartambo.

La fiesta de la Mamacha se da inicio en la tarde del 15 de julio. Los danzantes, que son el alma de la festividad abandonan discretamente, antes del mediodía, el pueblo para vestirse con los trajes con los que acompañarán a la Señora, evocando a distintos personajes, agrupados en comparsas de acuerdo con su función en la procesión, que es la parodiar a personalidades del pasado serrano. Cada comparsa debe efectuar una serie de gastos como la contratación de los músicos, la compra del vestuario y el pago de una misa. Parte o la totalidad de los costos deben ser cubiertos por su fundador o “carguyoc” (o karquyuq), quien se compromete con la comparsa por el lapso de un año. Además del carguyoc, las comparsas están conformadas por un “caporal”, que dirige la coreografía y vigila la disciplina y el orden dentro del grupo. Para lograr tales propósitos cuenta con dos “capitanes”. Descendiendo en jerarquía el resto de la agrupación es considerada soldadesca. La algarabía comienza cuando el carguyoc, en compañía de una banda de músicos, sale del pueblo para encontrarse con su comparsa e invitarle a todos sus componentes un vaso de cerveza. Una vez que los carguyoc se han reunido con sus danzantes debidamente disfrazados, se procede a la entrada. El carguyoc ingresa portando la “demanda”, que es una pequeña imagen de la Virgen, la misma que deberá custodiar en su casa hasta el año siguiente, cuando finalice su mandato.


Virgen del Carmen, Paucartambo (perucuzco.com)

Ese día, todos los grupos de danzantes hacen su aparición en Paucartambo, pero no todos tendrán la dicha de acercarse a la Mamacha. Los “sajras” o diablos están prohibidos de caminar o bailar cerca de la Virgen. Así las cosas, se puede observar mucho colorido entre los distintos danzarines, entre los que figura el “Capac negro”, que recuerda la triste condición de los esclavos negros durante el virreinato. Los bailarines cubren sus rostros con máscaras negras de yeso de triste expresión, y sus cuerpos con una pechera enjoyada y un mantón de Manila atado a la cintura, sobre el cual se deja ver una cadena que recuerda su antigua sumisión. Los “Capac Negro” junto con los “Capac Colla” son los dos únicos grupos que tiene cantos para la Señora. Los “Majeños”, presumidos y ostentosos, encarnan a los viejos comerciantes de Majes que llegaban a Paucartambo para ofrecer sus licores. Ellos lucen un traje compuesto de sombrero de paja, saco y botas de montar con sus espuelas. Otra comparsa del séquito mariano es la de la danza “Qoyacha”, baile mixto. En él están representados los jóvenes agricultores de ambos sexos. Los varones lucen chalecos adornados de brillantes y pantalones cortos, similares a los que se usaban en el siglo XVIII. Las doncellas o “qoyachas” llaman la atención por sus máscaras de malla, sus monteras ornamentadas con finos flecos y sus mantillas unidas por prendedores de plata. Los “Chucchu”, una de las comparsas más hilarantes, traen a la memoria a los peones de los valles selváticos que retornaban a Paucartambo afectados por el paludismo, es por eso que tienen máscaras amarillas. A lo largo de su recorrido los “chucchu” parodian los métodos utilizados por los médicos de antaño, amenazando al público con jeringas y almohadillones e instrumentos clínicos, que más que temor producen grandes risotadas. La danza del “Cachampa”, viril y desafiante, rememora a los jóvenes guerreros incas en el manejo de la onda. Otra comparsa cómica es la de los danzarines del “Huaca Huaca”, quienes trajeados de luces como los toreros satirizan la fiesta brava. Aquí, el toro actúa como caporal y ocupa un papel protagónico. En la danza del “Auca chileno” se evoca a los enemigo durante la Guerra del Pacífico, que visten uniforme militar celeste y lazos cruzados por la espalda y pantalón de montar con sus polainas. El personaje principal de dicha comparsa es el “Machu”, quien enmascarado con un rostro narigón lleva levita y sombrero de tarro. El “Machu” siempre se presenta acompañado de su consorte, mujer coqueta y veleidosa. Al igual que en la “Qoyacha” los danzantes de la “Contradanza” hacen alusión al trabajo agrícola, pero con una diferencia: ellos parodian los viejos ademanes del baile virreinal, con el que se divertía la élite española. Por su parte, la comparsa del “Siclla Wayra” o “Doctores” alude a las malas autoridades judiciales de antaño, corruptas y abusivas. Este grupo es uno de los más cómicos. Los jueces se presentan con guantes blancos, y levita y tongo negros. Sus máscaras de yeso, de grandes narices con verrugas y de ojos enrojecidos por la bebida, el látigo en la mano derecha y el código de leyes en la izquierda, sugieren poca popularidad entre los nativos. A medida que los doctores avanzan bailando, se unen a ellos los “Majtas” o jóvenes campesinos para representar un juicio. La danza “Chunchacha”, integrada en su totalidad por mujeres, representa a las doncellas selváticas. El aspecto de las bailarinas es parecido al de los ángeles de la pintura virreinal cusqueña. La indumentaria de esta comparsa reune coronas ornamentadas con monedas y plumas, máscaras de malla, camisas de mangas anchas, pecheras estofadas de perlas y cascabeles, y anchas y brillosas faldas de color crema. Todas las chunchachas portan en la mano derecha una pequeña chonta. La algarabía crece cuando aparecen los componentes del “Danzaq” o “Tusuq”, a quienes se les atribuye capacidades seductoras sobre las jovencitas, las viudas y hasta las mujeres casadas. Los “Danzaq” constituyen uno de los grupos mejor vestidos por su colorido y elegancia. Cubren sus cabezas con chucos (o bonetes de lana), ponchos cortos entrecocidos con adornos, y pantalones azules divididos en franjas de lana con los colores del arco iris. De todos las comparsas las de mayor figuración son la de los “Sajra”, la de los “Capac Colla” y los “Capac Chuncho”. Los primeros personifican a Lucifer y sus esbirros. Estos demonios siempre se presentan portando bastoncillos y con máscaras de barro rojizas, algunas de las cuales poseen una apariencia zoomorfa, como las de gatos, cerdos y elefantes; sin embargo, también pueden representan versiones humanizadas de Satanás. Para realzar su fealdad e infundir temor en el público, los sajras llevan pelucas con cuernos. Sus vistosos trajes multicolores compuestos de jubón y pantaloncillo, ostentan perfiles de tarántulas y murciélagos. Los segundos, los “Capac Colla” satirizan a los arrieros del Collao que arribaban a Paucartambo para intercambiar sus productos. Ellos, cubriendo sus rostros con pasamontañas y monteras de las que cuelgan monedas de plata y cargando vicuñas disecadas, avanzan cantando con gracia y picardía. Los collas llegan al pueblo custodiando a la “Imilla”, doncella casadera, que aparece hilando en una pequeña rueca. Finalmente, los “Capac Chuncho” (o guerreros del Antisuyo), que portan una chonta a manera de lanza y que prometen luchar contra los collas, representan a los habitantes del oriente cusqueño. Los chunchos arriban a Paucartambo con máscaras de malla y plumas de aves de la montaña. Sus cuerpos están vestidos de con camisas claras y anchas, pecheras y faldellines de seda. Los chunchos danzan de acuerdo a las pautas de su rey, quien se distingue por su corona, espada, y también por su capa y chaleco finamente bordados.

Al mediodía se indica el inicio de la fiesta con el estallido de los camaretazos (o bombardas) y la música de las bandas. Poco a poco van ingresando las comparsas. Los primeros en aparecer siempre son los “Majta”. Luego, los distintos grupos con sus “cargullocs” a la cabeza, desfilan por la plaza mayor hasta el atrio del templo en el que se custodia a la Virgen. Una vez que todos los grupo han hecho su entrada, en el santuario comienza el “Cera Apaykuy” (o traslado de ceras). Es aquí cuando se deja notar el protagonismo del “prioste”, autoridad máxima de la festividad y el responsable de todos los gastos. Al “prioste” se le identifica por su símbolo de autoridad que es el “guión” o estandarte, el mismo que será entregado al nuevo “prioste” al finalizar la celebración. Vale la pena añadir, que una pequeña demanda que su familia conservará por un año, es llevada por su esposa. En el “Cera Apaykuy”, el “prioste”, sus familiares y las autoridades de Paucartambo trasladan los cirios y los ángeles o “voladoras” desde la casa de cargo hasta la iglesia mayor para adornar el altar de la Mamacha Carmen. Esa noche, en la plaza de armas, al son de las bandas, los “Capac Colla”, los “Sajras” y los “Majtas” queman los fuegos artificiales y los castillos. Este primer día concluye con una serenata en el atrio de la iglesia, a la que los paucartambinos llaman “Alba”, y es ofrecida a la medianoche por todos los danzantes, que en esa ocasión se presentan vestidos de civil.

El 16 de julio es el día de la procesión, que debe comenzar por la mañana con una gran Misa, que congrega a los vecinos más importantes del pueblo y al “prioste”. Posteriormente, el prioste se dirige a la plaza para obsequiar el “Bosque”, que consiste en lanzar al público pequeñas piezas de artesanía, atados de coca y frutas regionales desde una plataforma o desde un balcón. Es frecuente que los collas, colaboren haciendo del reparto algo ameno y gracioso, pues en algunas ocasiones hasta llegan a levantar de broma al “prioste”, con la amenaza de lanzarlo al suelo. Cerca de la hora del Angelus, en algún local de la municipalidad, el “prioste” lleva a cabo otro convite conocido como el “Once”, que no es mas que el regalo de bolsas de pan de variadas formas en porciones reducidas. Y después de terminar con estos deberes, el “prioste” tiene la obligación de ofrecer a las autoridades y a los principales habitantes de Paucartambo un opíparo almuerzo en su casa. Por la tarde se inicia la primera procesión de la Virgen del Carmen, que sale del templo a recorrer las calles de la localidad y es acompañada por las comparsas. Los “Capac Chuncho” y los “Capac Negro” tiene el privilegio de permanecer cerca de las andas de la Señora. A los sajras, diablos traviesos y juguetones, no les agrada la divina presencia de la Virgen, por eso siguen la procesión desde los techos. Cuando la Mamacha pasa cerca de ellos, se cubren el rostro de vergüenza. Pero el sacrificio de no poder acercarse a la Reina del Cielo se ve recompensado con la protección que ella les brinda cuando realizan sus malabares por las techumbres y balcones. Vale la pena señalar, que los músicos de las bandas que acompasan a los danzantes son contratados fuera del pueblo. Ellos a diferencia de los bailarines participan de la fiesta por un contrato en dinero, y pueden ser modestos conjuntos de flauta y tambor o imponentes orquestas de arpa, violín, quena, bombos y acordeón.

El 17 de julio se inicia con una Misa matutina en el santuario de la Mamacha, después de la cual los danzantes se dirigen al cementerio para visitar a sus familiares y a sus compañeros difuntos. Luego pasan a contagiar con su un alegría a los reos de la cárcel local. Esta es la ocasión apropiada para que las comparsas bauticen a sus nuevos integrantes de acuerdo con sus métodos tradicionales, esto es, se les sujeta sus cuatro extremidades y procede a darle una cruel sotaina. La mañana sigue con una jocosa parodia de juicio de los “Siclla Wayra” sobre los “Majta”. Después de almuerzo, la Virgen del Carmen sale por segunda vez. En esta oportunidad es llevada al Puente Carlos III, desde el que imparte su bendición a los paucartambinos. Finalizado el peregrinar de la Señora, el pueblo se vuelca hacia la plaza mayor para espectar la “Guerrilla” entre los “Capac Colla” y los “Capac Chuncho”. El ritual es precedido por el toro de los “Waka Waka”, que actúa como una bestía enfurecida que amenaza con embestir al público. La gente rie muchísimo con el falso cornúpeta y abre paso al campo de batalla entre los representantes del Collasuyo y el Antisuyo. Los pálidos “Chucchu” también colaboran con el buen desempeño del espectáculo, dando de almohadillazos a los concurrentes. Mientras los chunchos se preparan para atacar alzando sus flechas y lanzas, los collas preparan sus “warakas” u ondas, y leen sus hojas de coca para observar el desenlace final de la contienda. La batalla se desata cuando los chunchos intentan raptar a la “Imilla”, mujer de los collas, que es identificada con la Virgen. El combate es breve, y el triunfo es siempre de los “Capac Chuncho”, quienes vencen a los del Collao. Para demostrar la muerte de los “Capac Colla” los chunchos colocan por los ojos y la boca de sus máscaras dos cañas cruzadas. Finalmente, los “Sajra” aparecen con su “Nina Carro” (o carro de fuego) para llevarse a los collas muertos al infierno. Acabada la “Guerrilla”, el público da rienda suelta a su alegría y termina la jornada bailando y cantando hasta bien entrada la noche.

El 18 de julio es el día de la despedida o “Kacharpari”. Se abre con una Misa conocida como “Watatiyaykuy”. Al culminar con esta Eucaristía, el sacerdote bendice a quienes serán “carguyoc” el próximo año. El final se acerca y los visitantes y peregrinos se despiden. En la tarde, la Virgen del Carmen es trasladada hasta el baptisterio de su templo para bendecir a sus hijos, quienes con entusiasmo se prepararán para el año siguiente.


Danzantes en la fiesta de la Virgen del Carmen, Paucartambo (picasaweb.google.com)

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Paucartambo, Cuzco: historia y turismo

La provincia de Paucartambo, cuyo nombre significa “posada florida”, se ubica al este de la ciudad del Cuzco, en un punto estratégico en el tránsito comercial entre la capital del Tahuantinsuyo y el valle selvático de Kosñipata. Las tierras de Paucartambo constituyeron desde muy antiguo una región cocalera. De acuerdo con las crónicas, la coca motivó a los incas, en tiempos del soberano Inca Roca, a conquistar dicho territorio, puerta del Antisuyo. Posteriormente, Pachacútec se internó con su ejército por Paucartambo, con la finalidad de someter a los aguerridos indios Mojos. Sabemos también por los cronistas, que durante la conquista española, el capitán griego Pedro de Candia con una hueste de trescientos soldados y más de medio millar de indígenas, deseoso de conquistar el mítico país de Ambaya, pasó por la comarca de Paucartambo, la que fue reconocida por él y su gente con los nombres de “Avisca” y “Pacual”. Consciente de la riqueza y propiedades de la coca de esa región, el poder colonial fundó allí un corregimiento para controlar el reparto de esta hoja entre los aborígenes. A fines del siglo XVIII, Paucartambo figuraba como una subdelegación de la intendencia del Cusco, y como una urbe orgullosa por poseer uno de los puentes más imponentes del virreinato peruano. Proclamada la independencia, Paucartambo fue reconocida por el libertador Simón Bolívar como provincia el 21 de junio de 1825. En la actualidad, esta región del Cusco reune a los distritos de Paucartambo, Kosñipata, Colquepata, Challabamba, Huancarani y Caicay.


Paisaje de Paucartambo (besthike.com)

El Puente de Carlos III.- Este puente de cal y piedra y de arco ojival, que lleva el nombre del monarca que lo mandó construir hacia 1775, es uno de los símbolos de la provincia. Fue edificado sobre el río Mapacho o Paucartambo con la finalidad de reemplazar los efímeros puentes indígenas de mimbre, que no ofrecían ninguna seguridad a los transeúntes, quienes trasladaban ricos cargamentos de maderas, productos agropecuarios, recuas de mulas y piaras de llamas. La solidez del Puente Carlos III, de 34 metros de largo, 5 de ancho y 13 de alto (desde el rio), atrajo a los pobladores de la planicie de Kallipata hacia la capital de la provincia. Las consecuencias de la atracción fue la reorganización urbana de Paucartambo. Sabemos que durante el siglo XIX tuvo dos refacciones una en 1818 y otra en 1855. También, en 1935, el Puente Carlos III sufrió algunas modificaciones, pues se cambió el empedrado por cemento para facilitar el tránsito de vehículos motorizados.


Puente Carlos III en Paucartambo (panoramio.com)

La capital y su Iglesia.- La capital de la provincia es un acogedor pueblo ubicado a 2950 m.s.n.m. Paucartambo se levanta a la vera del rio Mapacho, y está rodeado de cerros poblados de eucaliptos, lo que le da un aspecto bucólico y un ambiente apto para buena respiración. Se puede acceder a esta localidad oriental del departamento desde el Cusco, después de recorrer 110 kilómetros. El poblado recibe al visitante con su puente Carlos III. La urbe es pequeña, y como casi todas las viviendas serranas, reune casas de adobe, de dos plantas, pintadas de blanco y con sus techumbres de teja de dos aguas para soportar las lluvias. El puente dirige hacia la calle principal, la cual termina en el frontis del santuario, que custodia a la Virgen del Carmen, patrona de Paucartambo. El lado izquierdo del inicio de dicha vía nos conduce hacia la plaza mayor. Sin lugar a dudas, el edificio principal es el templo de la Mamacha Carmen, edificación virreinal, que al parecer data de fines del siglo XVII, vale decir, de la época del obispo del Cusco Manuel de Mollinedo y Angulo. La más temprana historia de esta iglesia parroquial cuenta que ella estuvo destinada a otra advocación mariana: la Virgen del Rosario, de gran veneración entre los indios. Su construcción es modesta y de una sola torre. Es un edificio rectangular con paredes de adobe y techumbre de tejas. El frontis ostenta una portada de piedra con arco de medio punto y molduras, en cuyas enjutas, en medio de follajería, se han esculpido corazones invertidos. A ambos lados del arco se levantan columnas, que sostiene un balcón de madera. Las dos pilastras tienen bases de piedra y están ornamentadas con serpientes de bajo relieve. El balcón es de madera, posee balaustres y goza de la protección de un tejadillo. Encima del cual logramos detectar un óculo. El interior del templo es de una sola nave. Llama la atención el altar mayor, de estilo neoclásico, cuya parte del ara está enchapada de plata. A ambos lados de dicho altar se descubre columnas salomónicas ornamentadas con racimos de uva y rosetones cubiertos en pan de oro. Además de esas figuras en alto relieve, el tabernáculo ostenta lienzos con los temas de la “Asunción de la Virgen”, la “presentación del Niño”, y “Adán y Eva”. Cabe destacar su púlpito de madera, también con columnillas salomónicas en la parte de su cátedra, y con pinturas de Papas en sus intercolumnios.


Iglesia de Paucartambo (antarqui.com)

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La Convención, Cuzco (2)

Turismo ecológico y de aventura.- El paisaje de la provincia, compuesto por nevados en las zonas altas y selva tropical y selva baja en las zonas intermedia y baja, respectivamente, además de ríos grandes y pequeños hacen que La Convención cuente con paisajes muy diversos y de gran belleza turística. Si bien las instalaciones hoteleras o los servicios de transporte no están muy bien implementados, el turista informal puede atreverse a descubrir algunos de los atractivos que ofrece la zona, incluyendo el norte de La Convención que ya es una típica selva con paisaje exhuberante, agreste y muy húmedo.

En este sentido la flora es abundante y variada, así como diversidad de árboles maderables. Asimismo la fauna es algo realmente destacable: jaguares, venado rojo, tigrillos, monos, nutrias, sachavaces y sihuayros, entre otros. La caza de estos animales se puede practicar únicamente con la licencia correspondiente, en los meses recomendados y en selva adentro. Es útil señalar, de otro lado, que la pesca deportiva no requiere autorización especial -aunque hay veda entre mayo y agosto- y se realiza en casi todos los ríos de la provincia: Vilcanota, Alfamayo, Pilcopata, Yanatile, Sahuayaco, Kiteni, Coribeni, Tono, Piñi-Piñi, Alcuzama y varios más. Las especies más comunes y abundantes son el paco, súngaro, sábalo, boquichico, anguilas, sardinas, dorados, etc.

Un lugar de gran belleza natural es el Pongo de Mainique, al norte de Quillabamba, distrito de Echarate, en las últimas estribaciones de la cordillera del Vilcanota. Es un lugar apropiado para la práctica del canotaje. Los que acuden a él lo hacen también para escuchar el ensordecedor ruido del agua al estrecharse las paredes del cañón hasta 15 metros en algunos tramos donde se producen rápidos y remolinos. El visitante tgambién puede apreciar la formación de arcos iris como producto de la agitación de las aguas, y en los alrededores diversas grutas, cavernas, acantilados y formaciones rocosas. Se llega a este paradisiaco lugar desde Quillabamba luego de viajar por una ruta afirmada en descenso (364 kilómetros) y de una travesía fluvial (8 horas). Se aconseja la visita entre abril y setiembre ya que en los meses restantes es peligrosa la travesía por las crecidas del río.

Restos arqueológicos.- La provincia cuenta con importantes vestigios de arquitectura incaica, sin embargo, la precariedad de los servicios de alojamiento y transporte obligan a que el turista contrate guías bien informados y viaje en expediciones organizadas. Acudir a estas ruinas, la mayoría en mal estado de conservación y ubicadas en lugares inóspitos, constituye verdaderamente un ejemplo de turismo de aventura. Los restos que vamos a mencionar están localizados en la provincia de Vilcabamba y la mayoría, sobre los 3 mil metros del nivel del mar, se visitan entre marzo y octubre. A todos ellos se llega a pie a a caballo y con equipo de campaña. Los principales son:

Vilcabamba.- Es una zona arqueológica lamentablemente mal conservada de unas 15 hectáreas. Su antiguedad data del siglo XVI y es la más conocida de todas por haber sido la última capital de los Incas o último refugio de la élite cusqueña luego de la Conquista española. Allí se supone que vivieron los llamados “Incas de Vilcabamba”: Manco Inca, Sairi Túpac, Titu Cusi Yupanqui, y Túpac Amaru I. Su nombre viene del vocablo “willka pampa” que significa planicie sagrada o planicie del sol.


Ruinas de Vilcabamba

Rosaspata o Vitcus.- Ruinas ubicadas a la altura del cacerío de Pucyura enla cumbre del cerro Rosaspata. Es un centro administrativo incaico donde se puede apreciar una plaza rectangular, numerosos recintos semidestruidos, andenes y canales de irrigación. Tiene un área de poco más de 3 hectáreas.

Ñusta Hispana.- También conocida como Yurai Rumi (“piedra banca”), este centro ceremonial inca del siglo XVI estuvo al parecer dedicado al culto del dios Punchau (día). Hay una roca central de forma irregular así como algunos baños orientados a ceremonias religiosas. Hay también una especia de calle, andenes y restos de habitaciones.

Espíritu Pampa.- Se trata de un conjunto arqueológico, de aproximadamente 12 hectáreas, compuesto por andenes, pequeñas calles, recintos circulares y diversos campos de cultivo. Data de la época inca, posiblemente construido a inicios del siglo XVI.

Choquequirao.- Sobre la margen derecha del río Apurímac, en la parte alta de una montaña, se encuentra este pequeño pero interesante conjunto prehispánico que se remonta a la época inca aunque su diseño hace recordar la arquitectura chavinoide. Abarca un terreno de aproximadamente 2 hectáreas.


Choquequirao

Artesanía.- Tiene mucha demanda la artesanía de la comunidad selvática de los machiguengas. Sus integrantes habitan en los ríos y quebradas afluentes del río Urubamba en el distrito de Echarate, también en los afluentes del Manu (Madre de Dios). Se trata sobre todo de objetos de cerámica fina, tejidos de algodón, bolsos, instrumentos musicales y algunos brazaletes y collares. Realmente es una artesanía un poco peculiar que contrasta con el resto de arte popular cusqueño.
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La Convención, Cuzco (1)

Es provincia del Cusco desde el 25 de julio de 1857 y cuenta con una superficie de 44,836.6 kilómetros cuadrados. Su territortio ocupa más de la mitad del departamento, se extiende por la cuenca del río Urubamba (Vilcanota) y constituye una zona abiertamente tropical en plena ceja de selva. Su capital es la ciudad de Quillabamba y comprende los siguientes distritos: Echarate, Huayopata, Maranura, Ocobamba, Santa Ana, Santa Teresa y Vilcabamba. Por su clima y abundante agua de su fértil valle, esta región es conocida como el granero del Cusco; su población se dedica, básicamente, a actividades agropoecuarias siendo la provincia productora de café, coca, cacao, caña de azúcar, vainilla, cascarilla, caucho, frutas, diversos tipos de madera de sus bosques, y ganado (vacuno, lanar y equino). Algunos pobladores extraen pepitas de oro en los lavaderos de las arenas ribereñas (en todos los ríos afluentes del Urubamba).

La provincia cobró notoriedad a nivel nacional cuando, en la década de 1960, Quillabamba fue centro de la Federación de Campesinos de La Convención que organizó el líder Hugo Blanco para presionar al estado la aplicación de una reforma agraria. La idea era poner término al problema de la concentración de la propiedad (latifundio). Los seguidores de Blanco llegaron a ocupar distintas haciendas pero el movimiento fue duramente reprimido por las fuerzas del orden. A partir de ese momento, los acontecimientos de La Convención fueron considerados emblemáticos en el proceso de reivindicación campesina que culminó con la aplicación de la Reforma Agraria en 1969 por el gobierno militar.

Quillabamba.- A 1,050 metros de altitud y margen izquierda del río Urubamba, esta ciudad es atractiva, en primer lugar, por su clima. Se estima que la temperatura promedio mensual es de 23.6ºC, llegando algunos días a poco más de 30 grados. Las precipitaciones, por ser ceja de selva, abundan entre noviembre y marzo con frecuencias casi diarias. A Quillabamba se llega desde el Cusco por carretera asentada (221 kilómetros) o por el tradicional tren que pasa por Machu Picchu (174 kilómetros). Revisando un poco el pasado de esta zona, sabemos que inicialmente la villa de Santa Ana (hoy distrito) era la capital del departamento, sin embargo, una ley del 29 de noviembre de 1918 otorgó al pueblo de Quillabamba -del quechua “llanura de la luna”- la capitalidad y lo elevó a la categoría de villa. Más tarde, una ley promulgada en 1957, le reconoció su condición de ciudad. La población de Quillabamba suele ir de paseo a Sumbaray, un paraje de gran valor ecológico formado por la confluencia del Urubamba y del Sumbaray donde se puede observar la exhuberante vegetación de tipo subtropical.

Fiestas y Tradiciones.- Sin duda alguna la fechas más celebrada en Quillabamba es el Festival del Café cuyo programa se lleva a cabo durante el mes de julio y dura aproximadamente unas tres semanas. En él se llevan a cabo diversas conferencias sobre la importancia de la economía cafetalera, un festival de la canción popular, concursos de danzas folklóricas, exposición de artesanías, peleas de gallos, corsos de flores y elección de la reina del Festival. El día central es el 25 de julio en el que se celebra el aniversario de la fundación de La Convención.


Paisaje de Quillabamba

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La provincia de Canchis: el Templo de Wiracocha de Raqchi

Junto al pueblo de Raqchi, se encuentra el singular templo de Huiracocha, el cual resulta muy interesante de visitar pues difiere enormemente de los demás ejemplos de arquitectura incaica conocidos. El templo debió ser muy sugerente y de hecho llamó la atención de una serie de cronistas e historiadores entre los que destacan Garcilaso y Huamán Poma, Cieza, Acosta y Sarmiento. Aun hoy en día sigue siendo tema de discusión de arqueólogos que lo califican como un complejo dedicado a funciones religiosas, militares, administrativas y de deposito. Son sus partes:

El gran templo de Huiracocha es una monumental explanada de 100 metros de largo y 26 de ancho, divididos en dos grandes sectores, por el muro central, formando dos grandes naves con 11 gigantescas columnas a cada lado, y con base de piedra. El muro central con base de piedra llega a los 14 metros y sostuvo antiguamente una enorme techumbre que se sostenía por esas columnas paralelas y por los muros terminales hoy destruídos de los que hoy en día sólo se aprecia parte de su basamento. Dicha edificación debió ser el espacio cubierto más grande del antiguo Perú. La leyenda cuenta cuando Huiracocha llegó a aquel lugar encontró que los lugareños le habían olvidado por lo que ordenó que lloviera fuego sobre la región, y las volcánica piedras negruzcas de las que esta construida la edificación atestiguarían aun hoy en día la certeza de aquel relato por el que se levantó aquel adoratorio.

El cuartel es un amplio edifico rectangular de casi 500 metros de largo por 40 de ancho, cercado por muros, con doce pares de habitaciones simétricas divididos por muros internos y por callejones externos. Cada habitación muestra hornacinas dos puertas. Entre la habitaciones hay amplios patios de 24 por 39 metros.

Los Graneros hacia el norte de la zona del cuartel se hayan los graneros dispuesto en siete filas de seis cada uno los cuales son edificaciones circulares de piedra.

Los Baños del Inca, al este del templo, se conoce a una pequeña explanada de muros cortados en ángulo recto con bocas de agua cristalina que corren hacia 7 pozos, el agua llega por canales subterráneos.
Casa de alojamiento. Hacia el norte del templo a un kilometro de distancia lleva el nombre de Raccay Raccay, 8 enormes habitaciones encuadradas alrededor de una enorme plaza y cercado por altas paredes. Se presume que era para alojar.

Chasqui Wasi. Son habitaciones pequeñas algo más alejadas .

Muralla de Checcata por la cimas de las colinas, con una altura de cinco metros por un ancho de tres metros. Completan el conjunto edificaciones que especialistas y moradores llaman la cárcel, el cementerio, el camino real, andenes, el anfiteatro.


Templo de Raqchi

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La provincia de Canchis: TINTA

La plaza principal del pueblo es bastante amplia y empedrada, en ella destacan los monumentos a Diego Cristóbal Túpac Amaru, Micaela Bastidas, Hipólito Túpac Amaru, el coronel Mamani y Túpac Amaru II, en cuya base aparece escrito “En esta población el 4 de noviembre de 1780 José Gabriel Túpac Amaru dio el grito de insurrección que repercutió en todo el continente”. Una pileta adorna el centro de la gran plaza, la cual se haya rodeada por una serie de construcciones de una planta, de típica construcción en adobe y techos a dos aguas con ventanas enrejadas. Aun se puede distinguir la casa del cura, y entre las otras, tal vez entre la más grandes del lado oriental se encontraría la del corregidor Arriaga, quien gobernaba la localidad en tiempos de Túpac Amaru. Es de recordar que este funcionario español recibió el corregimiento en mérito a su trabajo marítimo en el extremo sur del continente, pero una vez llegado a la región no supo tratar adecuadamente a los lugareños desatando la histórica rebelión que tal repercusión tendría en la historia de la emancipación americana. Cerrando la plaza se encuentra la iglesia de San Bartolomé y la sencilla capilla de Nuestra Señora de las Nieves las cuales comparten un atrio cercado.

La Iglesia, ubicada de modo lateral a la plaza. Construida de piedra y barro, en su interior destaca el altar mayor, de pan de oro, sus retablos y los lienzos de la escuela local y marcos dorados. La estructura de la iglesia es del siglo XVII y en ella destaca la torre del campanario de gruesa mole dividida en tres cuerpos, con cuatro campanas de melodiosa voz bajo el chapitel rodeado de pináculos. En el siglo XIX se añadió la capilla lateral.

El pueblo tiene sus fiestas de San Isidro Labrador (15 de mayo) se simula la siembra, la fiesta de la Virgen de las Nieves, el 5 de Agosto, donde aparece la Quillancada que es una especie de diablada. Fiesta de San Bartolomé del 22 al 26 de agosto, en honor del patrón de Tinta, su día principal es el 24. Hay también una fiesta agropecuaria. Fiesta de San Francisco de Asís el 4 de octubre. También está el carnaval en febrero donde se danza en llamado carnaval de Tinta donde las Pashñas y Maq´tas cantan y tiran hondas a sus galanes declarándoles su amor, también rinden culto al rey del carnaval. Se puede probar en la feria artesanal el cuy, el asado y el timpu.

La iglesia de Tinta.- El templo de San Bartolomé de Tinta en antiguo. Su retablo mayor es barroco, tallado y dorado, de dos cuerpos y tres calles, teniendo la central un cuerpo más. En torno al tabernáculo hay espejerías, el nicho central pertenece a la imagen de una Virgen, siendo el frontal, el sagrario y las gradillas de plata, también, aunque modernas las puestas del tabernáculo.

La techumbre de tijeral ha sido reconstruida totalmente y esta sin pintar, habiéndose perdido su decoración colonial. En el presbiterio de Caín y Abel, los Patriarcas (Abraham, Isaac y Jacob) , Moisés y de los pasajes tocantes a los Evangelios de los Domingos de Pascua cn el Señor Resucitado; hay también seis lienzos de la Vida de San Juan Bautista; once de la Vida de la Virgen; y nueve sobre los Apóstoles (pues faltan tres) del pincel de Diego de la Puente.

El púlpito es barroco, tabaco y oro, con cátedra de circo de paneles ( ls cuatro Evangelistas y san Bartolomé al centro) entre columnillas salomónicas pareadas y sobre cada santo un medallón, terminando inferiormente en seis cresterías bajas que corren sobre el cuerpo escamado y mueren en un perillón; el tímpano es una puerta con monograma mariano; y el tornavoz, de siete cresterías con dos pináculos cada una, culmina en linterna sin cimera. Los fileteados dorados dan mucha vida ha este púlpito.

El piso del templo es de tabla, el sotacoro decoro a pincel y lo mismo el intradís de la entrada lateral. Hay en el sotacoro seis lienzos de la Vida de San Antonio de Padua.

Es de notar, volviendo a la serie de los Apóstoles, las ejecución de San Bartolomé, desollado vivo atado a un arbol, y seguidamente el de Santo Tomás, muerto por los “indios” de la india oriental presentados como “indios” de las Indias Occidentales.


Iglesia de Tinta

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La provincia de Canchis: Sicuani, Checacupe y Quiquijana

Canchis, cuyo sinificado en lengua quechua alude al número siete, es la provincia que preseneció la vida y los trajines de la rebelión de José Gabriel Condorcanqui Noguera “Túpac Amaru”. Canchis reune a los distritos de Sicuani, que es la capital, Checacupe, San Pablo, San Pedro, Pitumarca, Tinta, Combapata y Maranganí. Como mencionamos la riqueza histórica de esta región cusqueña deja descubrir hermosos paisajes naturales combinados con pequeñas localidades cuya antigüedad se remonta al virreinato, así como algunos restos arqueológicos como es el caso del templo de Wiracocha.

Sicuani y su pinacoteca.- El distrito de Sicuani, capital de la provincia de Canchis es un acogedor pueblo situado a 3,552 m.s.n.m. en la margen derecha de la quebrada de Aca. Vale la pena mencionar que durante la rebelión de Túpac Amaru, sirvió de cuartel general de las tropas españolas. Posteriormente, ya en el período republicano, este distrito recibió con beneplácito a los representantes del Alto y Bajo Perú, quienes fijaron allí los fundamentos legales de la Confederación Perú-Boliviana. Uno de los atractivos contemporáneos de Sicuani es su pinacoteca ubicada en el Centro Cívico de la urbe, que reune 172 lienzos de la Escuela Cusqueña. Además de cuadros el Centro Cívico de Sicuani alberga algunas piezas de cerámica incaica. Muy cerca de la población se puede apreciar el santuario de Pampacucho, pequeño templo de dos torres, de una sola nave y de ciertas características arabescas, destinado a la escena de la Sentencia de Cristo.


Campesinos en Sicuani, 1918 (foto de Martín Chambi)

La iglesia de Checacupe.- Este pueblo -famoso por haberse dado al sur de él, en Puyca, la derrota final de Túpac Amaru- tiene una de las iglesias más hermosas de los alrededores del Cusco. Su altar mayor es churrigeresco y dorado, de tres cuerpos y tres calles, con varias columnas salomónicas una imagen de la Inmaculada al centro y en lo alto una Piedad en lienzo. Las demás imágenes, todas viejas con San Joaquín y Santa Ana, San José y el Niño así como un San Jerónimo y un San Juan Precursor en lienzo. El altar, tiene, además, el frontal y el sagrario de plata labrada.

El comulgatorio es caso único. Contiene a los doce Apóstoles tallados, carnados, policromados y dorados dentro de arcos separados entre sí por amorcillos. Es una verdadera joya, obra de excepción. El púlpito es de color nogal con cinco paneles que sostienen a la Inmaculada y a cuatro Doctores de la Iglesia, rematándose la cátedra en su parte baja confluyentes en un florón; el tímpano es un Apóstol no identificado, acaso el Evangelista, con un libro en la mano izquierda yl a pluma en la diestra; el tornavoz de siete cresterías tiene lintena y a San Pablo en la cimera. Hay dos altares renacentistas -uno de la Virgen coronada y al frente, en el muro epístolas, otro de la Virgen del Carmelo- ambos inmediatos al presbiterio. En lo alto de ambos muros está la Vida de Jesús, de no excelente pincel más sí en soberbios marcos dorados, y debajo de esta serie otra de la Vida del Alma o del Amor Divino. En el sotacoro hay expresivas pinturas murales de rayana antigüedad que se refieren a San Sebastián asaeteado, San Antonio Abad, san Pablo Ermitaño, Santiago Matamoros y San Lorenzo mártir.

El baptisterio con fuente de piedra blanca de amorcillos en el cuello, guarda el tabernáculo del primer altar mayor renacentista, obra de bello trabajo, y un mural sobre el Bautismo de Jesús en el Jordán, cargado en tarzos oscuros, en lo alto de la habitación. Volviendo al templo tuvo decoración en sus muros que simula colgaduras, variando el motivo en el intradós del arco de la portada lateral, donde predominan las líneas curvas y los colores vivos. Sobre el presbiterio son también muy bellos los faldones y el harneruelo.

En el coro alto, en friso de murales, aparecen las santas Victoria, Inés y Cecilia, más una cuarta desconocida o difícil de identificar. Hay también en este coro varios lienzos menores e imágenes de vestir. En el muro del Evangelio finalmente, hay restos de un muro incaico y de una hornacina grande con la imagen pintada de San Cristobal, apareciendo en los vanos, asi mismo a pincel, la Virgen y San Juan Evangelista. La iglesia de Checacupe es de una sola nave y torre muy gruesa con chapitel tejado.


Iglesia de Checacupe

Quiquijana.- Su templo de San Pedro presenta a un lado cuatro pilastras y frontón triangular con hornacina y encima una ventana coral. Las acompaña una torre campanario muy gruesa. El atrio con muro en parte derruido hacia la plaza. La parte lateral tiene una portada triangular con dos escudos en los lados, dos medallones con imágenes del santoral y una hornacina central terminada por venera. La iglesia esta tejada a dos aguas. Una nave. Resulta interesante la casa del cura con puerta barroca y adornada por una bella cruz caminera. La plaza del pueblo está rodeada por algunas casas con arquerías y portales. El templo viejo o de la Inmaculada sobre el río con techo saliente sobre una tribuna externa y loggia de madera torneada. Al costado se aprecia una casa adornada por un balcón de cajón trabajado al estilo rococó.

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Provincia de Canas (Cuzco)

Del vocablo aymara cana o qhana que significa “luz” o “claridad” proviene el nombre de esta provincia cusqueña, creada por ley del 14 de octubre de 1833. Hoy cuenta con 1,602 kilómetros cuadrados de superficie y está formada por los siguientes distritos: Checca, Kunturkanki, Langui, layo, Pampamarca, Quehue, Túpac Amaru y Yanaoca (capital). Uno de sus aspectos singulares es que su territorio está limitado por las bellas lagunas de Tungasuca al norte, y la de Langui-Layo hacia el sur. Su población, eminentemente campesina, se dedica al cultivo de la papa , el trigo, la cebada y la quinua; esta labor se complementa con la crianza de auquénidos, ovejas, vacas y caballos. Respecto al clima de Canas, es en general frígido ya que se encuentra dentro de las llamadas provincias altas. Los días son soleados pero en las noches la temperatura desciende a casi cero grados centígradois; las precipitaciones se presentan de noviembre a marzo.

Yanaoca.- Este pueblo, ubicado a casi cuatro mil metros de altitud y sobre la margen derecha del río Tungasuca, es la capital provincial y, según se piensa, su nombre proviene del quechua que significaría “oca negra”. Documentos virreinales dan cuenta que fue cabeza de un repartimiento de la jurisdicción del Cusco y que, a principios del siglo XVII, contaba con 3,500 indios tributarios. Lo pecualiar es que esta población indígena fue disminuyendo hasta que en 1792 sólo fueron registrados 992 tributarios, aunque su población se había diversificado pues declararon ser vecinos del lugar 278 mestizos, 15 españoles o criollos y 9 habitantes de otras castas. Lamentablemente el pueblo no cuenta hoy en día con infraestructura turística, sin embargo mucha gente llega a participar de su ruidoso carnaval entre febrero y marzo. En él es curioso apreciar el Baile de los Envarados donde los danzantes se disfrazan de mujer con faldas y una cuña. Se realiza también la “tinka” del ganado que consiste en adornar a las ovejas y a las llamas. Los músicos, finalmente, utilizan como instrumentos básicos el pincullo y la tinya.

Langui.- Distrito de Canas, este pueblo es conocido históricamente por haber sido el lugar donde el cacique rebelde José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II, fue traicionado por Francisco Santa Cruz y el cura Antonio Martínez para ser entregado a las autoridades coloniales. El líder indígena había sido derrotado en Checacupe (abril de 1780) y se dirigía a Langui a continuar su resistencia. Hoy este pueblo es conocido en la región por la celebración de la fiesta de la Virgen de Asunta (15 de agosto) con misa, procesión y los bailes de los “abanderados” y los “turcos”. Se cree que el nombre del distrito viene del quechua llanqui, que significa “ligoso” o “pegajoso”. Su altitud es de 3,850 metros del nivel del mar y las visitas son recomendables de mayo a octubre.

La laguna de Langui.-El punto más atractivo para el turista es la visita a la Laguna de Langui-Lago, ubicada en los distritos de Langui y Layo, de allí deriva su nombre compuesto. Tiene una longitud máxima de 16 mil metros y un ancho de casi 5 mil; su profundidad máxima es de 232 metros. No cuenta con mucha vegetación, aunque se pueden apreciar algunos sectores con totoras, arbustos y campos de cultivo. Lo destacable es que se aprecian en ella gran cantidad de aves como gaviotas, patos silvestres, guayatas y mayomisos. por otro lado, últimamente se ha permitido la práctica de pesca deportiva en la laguna pues su fauna íctica es muy variada: trucha (existe además un pequeño criadero de estos peces), carachi, chinchalhua y suche. Finalmente. La laguna se encuentra a casi 170 kilómetros de la ciudad del Cusco y se llega por Sicuani hasta Yanaoca, carretera asfaltada en buen estado, y de allí por camino asentado; el viaje dura unas 6 horas.


Vista de la hermosa laguna de Langui

Quehue.- Del vocablo quechua que significa “torcido”, este poblado es distrito de Canas desde noviembre de 1917. Ubicado a 3,675 metros del nivel del mar dista 154 kilómetros al sur de la ciudad del Cusco. Llegar a Quehue puede resultar muy complicado. Hay que salir desde Yanaoca rumbo al sur por una carretera afirmada con dirección a Livitaca; de allí, en el tramo cercano al río Apurímac, existe una peligrosa pendiente de constantes descensos hasta llegar al pueblo. De abril a setiembre es la época de visitas, aunque el viaje es propio de un turismo de aventura por las características del camino y por la casi ausencia de servicios para el turista. Lo más interesante para visitar es el Puente de Queswachaca, sobre el río Apurímac, cuya construción original data de la época inca. Es uno de los pocos puentes colgantes que existen en el país, su uso es peatonal, mide unos 50 metros y está hecho de fibras de maguey e ichu, por lo que constantemente sus pobladores lo rehabilitan. Por su ubicación estratégica y su suave movimiento sobre el río, es un potencial atractivo turístico. Es interesante advertir el minucioso trabajo, aparentemente según la tradición inca, de entrelazado de fibras que hacen que el puente sea confiable para su uso cotidiano, incluso para el traslado de mulas.

Tungasuca.- Capital del distrito de Túpac Amaru, su nombre proviene del vocablo aymara que significa “diez surcos”. Se encuentra a 3,791 metros del nivel del mar y su emplazamiento está sobre la margen izquierda del río Tungasuca y a orillas de la lagunade Pampamarca. Es en realidad un lugar histórico este pequeño pueblo. Aquí residió José Gabriel Túpac Amaru el que dominó, en su condición de curaca, no sólo este poblado sino también Surimana y Pampamarca. Turísticamente son destacables los arcos coloniales de la plaza principal así como su iglesia. Recientemente restaurada y en aceptable estado de conservación, el templo se orienta lateralmente a la plaza. Su construcción es de adobe con un tejado a dos aguas y es de planta rectangular de una sola nave. Al interior podemos apreciar retablos barrocos en pan de oro y su altar mayor con tabernáculo en plata con la imagen de Cristo crucificado. La torre del campanario está adosada a la nave central.

Artesanía.- En toda la provincia de Canas destaca la producción artesanal de tejidos de bayeta, actividad que demuestra una vieja tradición textil explicada por la presencia de numerosos obrajes en la zona durante la época virreinal. Los ponchos, las llicllas, los chumpis y las fajas son solo algunas de las muestras de esta noble tradición. El material más utilizado es la lana de oveja teñida con tintes naturales predominando los colores negro y rojo. Este trabajo se realiza dentro del ámbito familiar, especialmente por mujeres y en telares manuales.
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Provincia de Calca (Cuzco): las ruinas de Pikillacta

Están entre Oropesa y Andahuaylillas. Se trata de una ciudad pre-incaica, del Segundo Horizonte Cultural Andino, y que perteneció a la Cultura Wari. La urbe estaba rodeada por una gran muralla de piedra cuyos restos aún se ven, construida de modo muy peculiar: piedras cortadas, piedras quebradas y todas apoyadas entre sí, en aparente desorden. De este modo, se forman muros de un metro y más de espesor y de seis a diez metros de alto.

Por lo que fue una calle penetramos la muralla, orillamos ruinosos edificios y nos encontramos en la Gran Plaza. Hoy es un lugar despejado, cubierto de hierba, que deja ver al poniente la laguna de Urpicancha y los cananles de Lucre, hacia el levante, en cambio, se descubre, por encima de la ciudad, el cerro de Balconyoc. Desde lo alto de este cerro se vería a la urbe en su totalidad y a sus habitantes, empequeñecidos como insectos. Esto explicaría el nombre de Piquillacta, la Aldea de los Piojos.

Ascendiendo por las terrazas de piedra, ganando la altura por escalinatas bien dispuestas, se llega a un punto elevado y apreciamos la abandonada población. Hay muchas calles y casas. Estan muy deterioradas, con pocas puertas y ventanas menos hornacinas y ningún techo, aunque todo hace ver que los tales fueron de ichu, a dos aguas. Las moradas son de un piso, pero unas pocas debieron tener dos y tres. Los depósitos de grano se encuentran hacia el norte y son torreones circulares, hoy de pequeña altura debido a su destrucción.

Las piedras de los edificios, incluyendo las de aquel que por sus hornacinas se presume templo, son toscas, cortadas por percusión, pero acomodadas aparentemente en forma caprichosa. Los cactus se han apoderado de la parte alta de los muros y asoman sobre las calles llenas de vegetación con flores blancas y amarillas.

La ciudad tiene más de un kilometro por lado y eso es lo que medía su gruesa muralla protectora. Cuando cae el sol en Pikillacta sus ruinas se tiñen de color naranja y el cielo se va tornando violáceo, el viento agita la hierba, las aves recogen a sus nidos. El silencio se hace total y Pikillacta se muestra legendaria más que histórica. No en vano tiene milenio y más de antigüedad. Desde aquí es que se logra la mejor vista del Cusco. Presenciar la caída del sol y asistir al crepúsculo vespertino desde aquí es algo que nadie se ha atrevido a cantar ni en prosa ni en verso.


Ruinas de la ciudadela de Pikillacta, cultura Wari (Cuzco)

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