Notas sobre los árabes y judíos en el Perú virreinal y en el siglo XIX


Calle de los judíos, al lado de la Catedral de Lima

Tanto la presencia árabe como judía, durante la Colonia, no tuvo carácter legal. Simplemente, estaba prohibida, ya que para venir a la América española se necesitaba certificado de “pureza de sangre”, es decir, demostrar que se era “cristiano viejo” (descender de cristianos por lo menos de cuatro generaciones). Ser “cristiano nuevo” o converso podía traer complicaciones ya que los indios del Nuevo Mundo estaban en proceso de evangelización y gente con ascendencia árabe o judía podía perjudicar el mensaje puro del cristianismo. Sin embargo, mucha gente con antepasados recientes del judaísmo o del islamismo pudieron filtrarse al Nuevo Mundo ocultando su verdadera identidad con documentos alterados, arriesgándose a que la Inquisición pudiera descubrirlos.

Por ejemplo, el que los árabes asumieran un nombre español y el hecho de que su aspecto físico los hiciera pasar por españoles del sur (andaluces) favoreció su permanencia en el Perú. La mayoría de los que llegaron al Perú en el siglo XVI fueron artesanos moros o moriscos (español musulmán bautizado) que realizaban labores que no competían, económicamente, con las que realizaban los conquistadores españoles. Respecto a los aportes de estos artesanos, es muy clara la influencia del mudéjar (arte hispano-árabe traído desde la Península) en la arquitectura limeña: el uso de rejas, azulejos, jardines, fuentes de agua y los balcones de cajón, por ejemplo.

Además, un importante contingente de mujeres moras o moriscas ingresó en la dinámica de la esclavitud; eran las “esclavas blancas”. Muchas fueron liberadas tras convertirse en concubinas o antes de ser esposas de los españoles. Estas mujeres eran hijas de quienes fueron tomadas como botín de guerra por los Reyes Católicos en Granada o prisioneras esclavizadas durante las guerras de Carlos V en el Mediterráneo Oriental. Ellas tuvieron notable influencia en la cultura limeña: el manto de la tapada y la preparación de los dulces.

Finalmente, personajes de origen árabe que lograron posiciones importantes, ocultando para ello su verdadera identidad, fueron: Emir Cigala quien, bajo la identidad de Gregorio Zapata, llegó a ser capitán y labró una cuantiosa fortuna en Potosí; Cristóbal de Burgos, regidor de Lima y rico encomendero; Francisco de Talavera, también concejal limeño y amigo de Francisco Pizarro; Lorenzo Farfán de los Godos, primer alcalde de San Miguel de Piura; y Nicolás de Ribera el Viejo, primer alcalde de Lima. Refiere el historiador Juan José Vega que al morir Diego de Almagro (que había sido acusado de moro en más de una ocasión) Hernando Pizarro, su estrangulador, ordenó que se desnudara el cadáver para comprobar si había sido circuncidado. Aunque no se encontró la marca, los rumores de que su madre había sido morisca fueron persistentes.

Los judíos recién conversos al cristianismo eran sospechosos de ser “judaizantes” es decir de seguir practicando, de manera oculta o privada, las viejas costumbres judías; también se temía que pudieran filtrar el discurso hebreo. Por tal motivo, la Inquisición estaba alerta por la presencia de cualquier “judaizante”. Un caso muy sonado para la Inquisición limeña fue la “gran complicidad” o la “complicidad grande” que comprometió a los comerciantes portugueses más importante del Virreinato. Acusados de “judaizar”, los lusitanos fueron encarcelados entre 1635 y 1639. Las declaraciones de los inculpados llevaron ante el tribunal al conocido mercader Manuel Bautista Pérez y a su cuñado, Sebastián Duarte. El auto de fe, uno de los más apoteósicos, se celebró el 23 de enero de 1639 y en él se penitenció a 80 portugueses supuestamente “judaizantes”. No todos los acusados fueron condenados a muerte aunque Pérez y Duarte terminaron sus días en la hoguera. El santo Oficio secuestró los bienes de los reos, asegurando así sus finanzas, evitando competencias para los empresarios hispanos. Este proceso inquisitorial a los portugueses criptojudíos repercutió en los tribunales de México y Cartagena de Indias, pues en aquellas ciudades se tomaron medidas similares.

En el campo intelectual, destacó el jurista y erudito escritor de origen “sefardí” Antonio de León Pinelo (Lisboa ¿1590?-Madrid 1660). Desde sus cargos de relator y cronista del Consejo de Indias, se ocupó de reunir informaciones detalladas y abundantes sobre el Nuevo Mundo, convirtiéndose en el primer gran bibliógrafo sobre América. Entre sus abundantes escritos, podemos destacar El Paraíso en el Nuevo Mundo (1656) en el que sostenía que América había sido en antiguo Jardín del Edén, escenario de los sucesos del Génesis, y que los restos de la tierra perdida podían encontrarse en la Amazonía a juzgar por su exuberante naturaleza. León Pinelo argüía que los grandes monumentos de México y Perú habían sido construidos por los descendientes de Adán, antes del Diluvio Universal, y que los indios, por su adicción a la guerra, eran bárbaros recién llegados al Nuevo Mundo. Pinelo plantea un encuentro entre la erudición barroca y la utopía de América, tierra concebida como lugar de regeneración de la humanidad. A pesar de no haber nacido en las Indias, esboza un claro anhelo de reivindicación criolla al revalorizar el espacio indiano.

El siglo XIX.- Entre 1840 y 1850, llegaron a Lima judíos alemanes, franceses, ingleses y suizos quienes encontraron una elite más receptiva a la influencia de la cultura europea. Fue en este ambiente de relativa tolerancia, en que llegaron los primeros judíos al Perú. Decimos “relativa tolerancia” pues por un lado se acogía a los colonos extranjeros pero del otro se dejaba en claro la naturaleza católica del país. Decenas de judíos se asentaron en Lima y en 1855 aparecen los primeros documentos que testimonian su presencia. Entre 1869 y 1870 algunos discutieron la posibilidad de fundar una sociedad israelita. Por esos años se calcula en poco menos de 100 judíos en el país, algunos de ellos interesados en observar las tradiciones judías al menos en las Altas Fiestas. Por ello, en 1870, se fundó la Sociedad de Beneficencia Israelita, que obtuvo su reconocimiento oficial en 1873.

Una carta de Jacobo Herzberg, presidente esta Sociedad de Beneficencia, publicada en el periódico judío alemán Allgemeine Zeitung des Judenthumus, del 1 de abril de 1873, describe la naturaleza de la vida judía en Lima por esos años: “Vivimos acá en la República del Perú, país en el cual la libertad de culto todavía no se ha decretado por ley y cuya población es católica en su totalidad. Se tolera, sin embargo, a todas las sectas y religiones disidentes, las que efectúan los servicios religiosos en sus casas. Residen acá alrededor de veinte familias judías, entre las que se encuentran de veinte a cuarenta jóvenes solteros. También encontramos entre los varones casados a algunos que están capacitados para realizar lo servicios religiosos en caso de algún fallecimiento o para las fiestas de Rosh Hashana y Yom Kipur. Desde hace un año reside en Lima también un Mohel (persona que realiza las circuncisiones rituales), y por lo tanto ya no es necesario enviar a nuestros hijos a Europa para que se les practique la circuncisión. Además, desde el año 1870 organizamos una Sociedad de Beneficencia Israelita con el fin de ayudar a nuestros correligionarios en caso de indigencia o de enfermedad y también para atender que se les entierre en caso de si fallecimiento”.

Lo cierto es que existía la certeza de que uno podía ser abiertamente judío y pertenecer al círculo de la oligarquía, pues las relaciones sociales condujeron al matrimonio mixto. Pero a pesar de que esta comunidad fundó el Cementerio Judío (en un terreno donado por Henry Meigg en el Callao), que luego se convertiría en piedra angular de la vida judía organizada en el Perú, todos sus miembros originales, con excepción de uno, se asimilaron a la población peruana y desapareció la categoría de “judío” por de tres generaciones.

Ariel Segal indica que muchos factores pueden darse como pistas a esta desintegración de la primera comunidad judía de Lima:

a. Los primeros inmigrantes vinieron mayormente de Alemania donde el judaísmo atravesaba una transformación radical con el surgimiento del Movimiento Reformista. Su contenido religioso fue desplazado por una visión más histórica y cultural del judaísmo. Esto facilitó a muchos judíos nacidos en Alemania identificarse con otros inmigrantes europeos quienes compartían similares costumbres, preferencias sociales, idioma y un sentido de aristocracia. Quizá los judíos, entonces, no quisieron tener ningún significado especial de distinción, fuera de algunos rituales, respecto a otros inmigrantes europeos.
b. La Iglesia Católica fuertemente abogaba frente al Estado a fines del siglo XIX para que desaliente el establecimiento de sólidas comunidades religiosas en el Perú.
c. Muchos judíos se establecieron en Lima por un corto período de tiempo debido a la crisis económica causada por la Guerra del Pacífico (1879-1883). Por ello no fue un momento para echar raíces y mantener ritos religiosos o educar a la juventud.
d. Muchos niños judíos fueron educados en escuelas americanas o protestantes. Ellos no recibieron formación religiosa ni en la escuela ni con maestros particulares en la Comunidad Judía pese a lo que los Estatutos de la Sociedad de Beneficencia Israelita afirmaba acerca de la educación hebrea. El alto grado de secularización y matrimonios con mujeres no judías pudo también debilitar los lazos entre los miembros de la Comunidad Judía de Lima.

Respecto a los árabes, entre finales del siglo XIX e inicios del XX, el Imperio Otomano dominaba todo el Cercano y Medio Oriente. Por entonces, muchas familias de origen cristiano, que vivían en el actual Líbano o en Palestina (ciudades de Beit Jala y Belén) se sentían presionados o discriminados por los turcos musulmanes. Estaban abrumados por altos impuestos y escasez de tierras. Muchos, entonces, decidieron emigrar a otras tierras. Según Leyla Bartet, entre 1860 y 1890, unos 600 mil árabes abandonan Medio Oriente, siendo los países de América Latina un destino corriente para estos inmigrantes. De esta forma, fueron llegando a estas tierras en sucesivas oleadas. Sin embargo, no todos tenían un destino fijo. “Uno iba al puerto de Beirut y lo único que se pedía era llegar a América, es por eso que el destino era muchas veces fortuito”, señala el cónsul honorario de Líbano en el Perú, Elías Chalouhi. A veces los barcos los dejaban en cualquier puerto. Así llegaron, también, a las Antillas, a Dakar en África, otros a Cuba. Una vez desembarcados, muchos no tenían la alternativa para trasladarse a otro lugar de América así que se quedaban a trabajar como comerciantes, que es un oficio que llevan en la sangre. Y es que, como dice Eduardo Farah, el lema del éxito de la colonia árabe se basó en tres elementos “trabajo, disciplina y ahorro”.

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Comentarios

  1. paul luna hernandez escribió:

    La historia es buena y genuina pero me da mucha nostalgia por mi abuelo el Dr Gervasio luna de bobadilla ,que en su época apoyo a sus paisanos desde el Perú , y mi padre no tubo esa formación judía .aunque nos contaba que en casa Cusco . celebraban fiestas de …algo relativo vaca , donde llegaban de ecuador Bolivia y mas si alguien amable puede informarme de estos sucesos de la familia luna por favor .escríbame

  2. MANUEL SAFRA RODRIGUEZ escribió:

    Señor Juan Luis Orrego, desearia saber si Usted tiene informacion de los judios que llegaron a Celendin, Cajamarca, como inmigrantes, junto a españoles y portugueses, y seguramente arabes.

    La razon es para determinar y saber mas acerca de mis origenes judios. Se lo agradeceria mucho.

    MANUEL SAFRA RODRIGUEZ

  3. Anna escribió:

    Lista de apellidos sefardíes:
    http://bethaderech.com/sefa

    Una vez en la página web hacer clic en la parte superior donde dice ESPAÑOL, se desplegará una ventana con los lista de apellidos

    A lado de los apellidos que mencionados aparece la fuente de donde se obtuvo la información.

    • Con L señalamos la compilación de Harry Stein en LusaWeb, que reúne investigaciones de genealogía portuguesa sefardita, española sefardita.
    • Con O citamos la fuente de Jeff Malka en OrthoHelp.Com lo que indica mezcla de judíos con otros fuera de Portugal y España
    • Con la T citamos la fuente de B. Nahman, un listado de las Familias del Reino de Toledo que salieron luego del decreto de expulsión de 1492, lo que indica que son 100% de ascendencia judía.
    • *Con la letra I citaremos el listado y la compilación completa del rabino Haim Levi, presidente de la IFMJ. Es decir que su apellido es reconocido de sangre y ascendencia judía.

  4. Barbara Tudela Razur escribió:

    Que se sabe de algunos Alemanes con el apellido Engelbrecht y Shelman que llegaron a Peru? Donde puedo encontrar informacion

  5. Francisco Valderrama Loayza escribió:

    Muy interesante información para el reconocimiento, revaloración y renacimiento del pueblo judio sefardi, me gustaria saber si tiene información de los apellidos judios que llegaron a Ancash, Perú, Gracias

  6. Nelson Humberto Miranda Chávez escribió:

    Mucho agradeceré informarnos si el ancestro de mi esposa, fue miembro de la comunidad judía francesa que llegó al Perú entre 1850 y 1860, al Callao y luego a Huánuco.
    Eduoard Leveau o su familia, posteriormente se asentó en Tarapoto y murió en 1883.

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