Archivo por meses: junio 2009

De nuevo las repúblicas bananeras (para entender lo que sucede en Centroamérica)

Centroamérica es la región más frágil de Latinoamérica; en ella conviven Guatemala, que fue la dictadura más sanguinaria, El Salvador, el país más violento, dos de los tres más pobres, Honduras y Nicaragua, y, paradójicamente, la más estable de las democracias, Costa Rica. En los 80, Centroamérica sufrió el más sangriento conflicto del continente desde la Revolución Mexicana. Casi medio millón de muertos y varios millones de desplazados en una guerra que duró más de una década. Durante esa guerra se enfrentaron 300.000 hombres entre regulares e irregulares en El Salvador, Guatemala y Nicaragua. En aquellos años Estados Unidos toleró un genocidio en Guatemala, ocupó militarmente Honduras, gobernó El Salvador, hizo la guerra a Nicaragua y terminó invadiendo Panamá con sus tropas en 1989.

Centroamérica fue conocida siempre como tierra de fraudes, cuartelazos, caudillos, dictadores militares, oligarquías voraces, magnicidios y guerrillas. La pacificación de los 90 abrió la esperanza de una institucionalidad democrática duradera, pero el fraude electoral de Nicaragua el año pasado y el reciente golpe en Honduras hacen pensar que las repúblicas bananeras están de vuelta.

Estados muy débiles están recibiendo la embestida simultánea de narco-dólares criminales procedentes de EE UU y de petrodólares ideológicos procedentes de Venezuela. Los primeros compran voluntades para obtener complicidades con el narcotráfico y los segundos compran alineamientos políticos que están rompiendo la unidad de los países: y ambos destruyen a las instituciones. Luego del fraude electoral el Gobierno del presidente Ortega en Nicaragua luce cada vez más como una resurrección del dictador Somoza. Recientemente en Guatemala una víctima acusó al presidente Colom de su asesinato mediante un vídeo grabado previamente. El hecho luce como una perversa conspiración del narcotráfico para derrocar a un Gobierno extremadamente débil.

En El Salvador el primer Gobierno de izquierda de su historia apunta a ser igualmente débil como resultado del conflicto entre un presidente que quiere mantenerse en un centroizquierda, como Lula, mientras su partido, el FMLN, hará todo lo posible por alinearse con Chávez. Pero lo más explosivo ha ocurrido en Honduras, allí la influencia de Venezuela logró polarizar a un sistema de partidos de más de un siglo de existencia, dividiendo como nunca a los hondureños. El resultado ha sido el derrocamiento del presidente Zelaya mediante una acción ejecutada por las Fuerzas Armadas con la aprobación unánime del Congreso, de la Corte Suprema de Justicia y de todos los partidos políticos, incluido el del propio presidente.

En Honduras se ha roto la cuerda de un conflicto geopolítico que viene creciendo en toda Latinoamérica, cuando Chávez se mete lo mismo en Colombia, que en Perú, Argentina o Bolivia. Honduras, una sociedad conservadora, de cultura política provinciana y primaria, de larga tradición golpista y con una izquierda también conservadora y pacifista, fue sometida a los debates del modelo bolivariano de reforma constitucional, reelección y socialismo del siglo XXI. El miedo es el motor de todos los conflictos y Honduras no es la excepción. El miedo que generó el acercamiento del derrocado presidente Zelaya al coronel Chávez condujo a que la clase política hondureña hiciera lo que sabe hacer en esos casos. Enjuiciar al presidente era demasiado sofisticado para Honduras. Ahora el problema se ha vuelto mucho más grave, ya que ningún presidente latinoamericano quiere llegar en pijama a otro país.

Sin duda hay que rechazar el golpe, pero la comunidad internacional debe tener en cuenta que las políticas autoritarias en Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela se han convertido en una seria provocación para las fuerzas conservadoras y centristas de toda la región. Las expropiaciones de empresas, los cierres de medios de comunicación, la intimidación callejera, las arbitrariedades judiciales, las reelecciones perpetuas y los fraudes son como golpes de Estado graduales. La polarización ideológica chavista está debilitando sociedades amenazadas por miles de pandilleros y poderosos carteles. Centroamérica puede convertirse en un bastión del crimen organizado que dé refugio a mafiosos y terroristas en medio de un caos y una inseguridad endémica que genere millones de emigrantes.

La comunidad internacional es determinante para salvar a la región, pero el problema es más complicado de lo que parece. No es sólo de instituciones violentadas, sino de provocaciones, miedos y reacciones ya desatadas. La región necesita un plan de despolarización ideológica y otro de defensa integrada de su seguridad. En Centroamérica ya hubo guerras y revoluciones y la desmilitarización acelerada de Guatemala entregó ese país al narcotráfico. En el fondo está la viabilidad de pequeños Estados con economías de juguete manejados como fincas por sus caudillos. Centroamérica hubiese sido mejor como una sola república, pero británicos y estadounidenses se empeñaron hace dos siglos en dejarlas como repúblicas bananeras para poder controlar el Estrecho. Ahora, estos Estados son tan débiles que no pueden defenderse por sí mismos e igual los puede comprar un narcotraficante como el Chapo Guzmán o un dictador petrolero como Chávez.

Por Joaquín Villalobos, ex guerrillero salvadoreño y consultor para la resolución de conflictos internacionales.

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Nuevos datos sobre la vida de Byron

Una biografía relata la vida y milagros (sobre todo eróticos) del desgarrado y abrumador poeta inglés, un romántico de los pies a la cabeza. Pasando, eso sí, por la cintura.

Vivió, bebió, nadó (cruzó brazada a brazada el Helesponto), escribió («Las peregrinaciones de Childe Harold», «El corsario», «Don Juan»…), peroró (en la Cámara de los Lores), boxeó, manejó el florete, disparó, dilapidó, derrochó. Amó y fue amado. Odió y fue odiado. Hizo la guerra pero, sobre todo, hizo el amor. Hasta que el cuerpo aguantó. Lo hizo casi siempre con urgencia. Como quien se juega la vida en ello. Apasionada, ardorosa, encendida, casi histéricamente.

Y lo hizo, por supuesto, más románticamente que nadie: con las hermanas Beltrán (en España, entre corrida y corrida de toros), con May Gray, su institutriz, con su prima Mary Duff, con su hermanastra Augusta Leigh, con nobles damas como Caroline Lamb, Lady Frances Webster, Jane Elizabeth Scott, Annabella Milbanke, Claire Clairemont, con Lady Blessington, con italianas como Margarita Cogni y la condesa Teresa Guiccioli y hasta, según sus propias palabras, con doscientas cincuenta venecianas más o menos anónima en poco más de un año.

Les escribía cartas que les daba en las narices de sus maridos, o las mandaba a hacer puñetas: «Te arrepentirás de haberte liado con el diablo», le espetó a alguna entre revolcón y revolcón. Con estos nombres y estos apellidos (y unas docenas más) y, por supuesto con el de su principal protagonista, Lord Byron, se escribe «Byron enamorado» (Ed. Espasa), de Edna O’Brien, un recorrido por la vida y la obra (aquí las mayormente eróticas) de este hombre al que no sólo le gustaban las especies de dos patas, sino que adoraba también a los animales (platónicamente, por fortuna) hasta el punto de dar cobijo a un oso en su cuarto de universitario, anticipándose al pensamiento sagar que años después hizo Oscar Wilde: «Cuánto más conozco a los hombres, más quiero a mi perro».

Un revoltoso revolucionario.- Byron escribió a raudales, como un torrente, viajó por media Europa, navegó, guerreó, coleccionó pistolas. Nació con un defecto en el pie, que le atormentó más el alma que el caminar (fue un muy buen atleta), nada que no pudiera mitigar con su terrible humor negro: «Cuando un órgano se debilita, siempre hay otro que lo compensa». Y como esta biografía ratifica, lo compensó con creces. Admirador de Napoléon (lloró sobre los campos de Waterlo un año después de la derrota del Gran Corso), liberal, antipatriota, visceral, generoso, ciclotímico, borrachuzo hasta la sobredosis, abstemio y vegetariano acérrimo otras temporadas.

Estuvo al lado de los Shelley en el verano de 1816 cuando dieron vida, trozo a trozo, a Frankenstein. Fue admirador y lector de Rousseau (algo de buen salvaje sí que tenía mylord Byron, a pesar de su cultura y de su educación). Fue, también, revoltoso, revolucionario. Por ejemplo con los Carbonarios italianos que luchaban contra el Imperio Austro-Húngaro, en 1821. Tras su derrota, y mientras su amante italiana comentaba que los italianos iban a tener, una vez más, que refugiarse en la opera, él, inverosímilmente añadió: «Sí, en la ópera y en los macarrones».

A Inglaterra no podía regresar (so pena de enfrentarse a acusaciones de sodomía, deudas, incesto, enajenación) y al final se embarcó rumbo a Grecia, dispuesto a liberarla del yugo otomano, con la cabeza puesta en el Cervantes de Lepanto. Pero allí, en tierras de Missolonghi quedó para siempre. Era el 19 de abril de 1824. Tenía apenas 37 años. Vida y destino: el héroe romántico vencido por la malaria.

Su corazón estuvo tan ocupado como su cabeza (por no señalar más claramente), pero fue siempre un corazón partío o, mejor, compartío, repartío, incluso. Volaba de nido en nido, de cama en cama. Quizá en una frenética huida hacia adelante, mientras escapaba del dolor, de la angustia, de la tristeza, de la soledad que a menudo asolaban su alma dolorida y magullada.

Al final, como un semidios clásico en tierra helena quedó tal que sus héroes de infancia: como Héctor, como Aquiles. Allí acabó el poeta, el arcángel romántico, fiel a sus penúltimas palabras: «Pretendo quedarme con los griegos hasta el último jirón y la última camisa». Y en brazos de Helena de Troya, le faltó añadir (ABC de España). Sigue leyendo

El rol actual de las monarquías

ENTREVISTA A SIMÓN DE BULGARIA. Fue rey cuando el país era una monarquía y primer ministro cuando era una república. Vivió exiliado en España durante cinco décadas y regresó aclamado por los búlgaros. Hoy, perdida la esperanza de volver a ceñir corona, vive en Sofía, donde su partido, el Movimiento Nacional Simeón II, concurre a las elecciones legislativas del próximo domingo.


Simeón de Sajonia-Coburgo, en el exterior del palacio de Vrana, en Sofía, la capital búlgara. Expropiado por las autoridades comunistas, le fue devuelto en 1998.

Simeón de Sajonia-Coburgo y Ghota (Sofía, Bulgaria, 1937) pasará a la Historia como el último monarca que tuvieron los búlgaros. Subió al trono en 1943, con tan sólo 6 años, y, tres años después, comenzó un largo exilio que se extendió más allá de la caída del régimen comunista en su país. Aquí, en España, permaneció durante 50 años, hasta que, en 2001, el partido político que auspició, el Movimiento Nacional Simeón II, obtuvo el respaldo de la mayoría de su pueblo en las urnas y él terminó jurando la constitución republicana como primer ministro. Ocupó el cargo hasta 2005, un comportamiento inédito para el representante de una dinastía como la suya. Hoy, el ex rey cree haber cumplido con lo que anhelaba para los búlgaros, al impulsar el ingreso de su país en la Unión Europea. Desea retirarse a descansar, consciente de que la reinstauración monárquica es un imposible y de que el empeño en volver al pasado carece de sentido.

La tarde en que llegamos al complejo de Vrana, en las afueras de Sofía, amenaza tormenta. Después de varios días de calor, los nubarrones espesan la atmósfera y entristecen el bosque que protege de los curiosos la casa con fachada revestida de madera oscura y trazas orientales donde reside Simeón, situada en un extremo del palacete.

Aparece impecablemente vestido, muy elegante, ofreciéndonos un refrigerio para reponer fuerzas. Es un anfitrión admirable, como corresponde a su esmerada educación, afable y cordial con los visitantes. Parece que le entusiasma la llegada de unos españoles porque representa la ocasión de desplegar su buen humor afinado en nuestro país. A pesar de su edad (el pasado 16 de junio cumplió 72 años), se mueve con sorprendente agilidad y encaja con agrado, y hasta con un punto de coquetería, el comentario que le hacemos sobre ese particular.

ENTRE BRUMAS. Comienzan a caer las primeras gotas de lluvia y nos tenemos que apresurar a fotografiarlo en el exterior. Simeón soporta la inclemencia del tiempo con calma y hasta con alguna sonrisa mientras capturamos su imagen entre las brumas de un bosque casi mágico. Nos explica que fue obra de su abuelo, el rey Fernando I, quien dispuso que se plantaran en Vrana casi 300 variedades de árboles y plantas, que tienen ya una antigüedad de más de un siglo.

Las edificaciones, por el contrario, provocan sensaciones contradictorias; durante la dominación comunista, Vrana fue un plató de cine y una parte del palacio quedó casi en ruinas. Seguramente, cuando fue residencia de los reyes, se escucharon allí, en veladas inolvidables dentro de salones amueblados al estilo art déco, la música de los maestros barrocos centroeuropeos y de los compositores rusos del XIX. Pero de aquel esplendor de antaño, del que no pudo disfrutar Simeón de Bulgaria porque vivió una etapa convulsa, apenas quedan huellas. Ahora, únicamente su presencia impide que el final de una época, y una manera de ser, se precipiten definitivamente en el más absoluto olvido.

P.¿Qué recuerdos afloraron cuando regresó aquí, a Vrana, después de tantos años de alejamiento forzoso del que fue su hogar?

R. ¡Imagínese! Al ver este lugar vacío, allá por el año 2000, en la que fue mi primera noche tras un larguísimo exilio, pensé en la gente que ya no estaba… En lo que significó marcharse en 1946, cuando era un niño, y volver siendo una persona muy mayor. Evoqué los momentos difíciles, porque, para mí, esta casa está relacionada más con los problemas que con los momentos de alegría. Aquí recuerdo la muerte de mi padre, los bombardeos… Las épocas más felices los relaciono con la casa que tenemos en la montaña, donde iba de vacaciones.

P. Fueron los británicos quienes bombardearon Vrana, ¿verdad?

R. Eso es, durante la Segunda Guerra Mundial.

P. Alguien de la familia bautizó el cráter que dejó uno de los proyectiles con el nombre de «Lago Churchill».

R. Fue mi tío, el regente, el príncipe Kyril, quien tuvo esa ocurrencia. La verdad es que era un agujero con un diámetro de 11 metros que se llenó de agua.

P. ¿Considera que la sociedad búlgara, con la llegada de la democracia, ha sido generosa al restituirle las propiedades que confiscaron los comunistas a la familia real?

R. Fue una decisión del año 1998, que tiene su precedente en 1992, cuando se acuerda hacer lo mismo con cualquier ciudadano búlgaro. Yo no pedí nada nunca y, a pesar de que me sugerían que lo hiciera, siempre consideré todo perdido. Fue una iniciativa del fiscal general, que trasladó la cuestión al Gobierno, y éste la remitió a la Corte Constitucional. En la máxima instancia legislativa, los 12 magistrados, sin excepción, se manifestaron a favor de la devolución de los bienes privados a la familia, es decir, de las propiedades que no tenían nada que ver con la corona. Y había bienes recuperables y otros que ya no lo eran, por ejemplo, porque se habían construido inmuebles sobre los terrenos. Luego, mi hermana y yo donamos las 98 hectáreas del Parque de Vrana al Ayuntamiento de Sofía en agradecimiento por poder volver a nuestra tierra.

P. Cuando, en 1996, regresó a Bulgaria por primera vez, justo 50 años después que se iniciara su exilio, y comprobó el fervor con el que fue recibido por sus compatriotas, ¿pensó que era factible la restauración de la monarquía?

R. Le diré que soy terriblemente pragmático y terriblemente realista y, a pesar de ver enardecida a la gente, pensé en lo arriesgado que era utilizar emociones de manera no racional. Consideré que si la gente estaba contenta con la república, después de soportar un régimen totalitario comunista, por qué proponer la restauración monárquica.

P. Lo dice, ahora, desde la distancia y con lo que ha conocido más tarde tras su incursión en el terreno político.

R. No, no, es cierto. Miré a mi alrededor. Y ni en Italia ni en Grecia ni en Serbia ni en Albania ni en Rumanía había monarquía… Entonces, por qué, de repente, iba a ser válido aquí, ¿porque había un recuerdo y me tenían simpatía? Lo que sí supuso un desafío grande para mí fue el triunfo aplastante que conseguimos en las elecciones del año 2001…

P. Y, entonces, ¿no se lo replanteó con un respaldo de la mayoría contrastado en las urnas?

R. No, a lo hecho, pecho, a pesar de que yo no había sido educado para ser primer ministro. No podía defraudar a la gente que había depositado en mí sus esperanzas. Y decidí, desde la república, servir a los búlgaros, algo, que en principio, era difícil de entender. No aprovecharse del poder es algo tan poco común, por desgracia. Pero yo quería servir a la patria, no a un sistema de gobierno.

P. Cuatro años después perdió la mayoría, aunque su formación de centro-liberal, como usted la califica, se incorpora al gobierno de coalición actual. ¿Pecó de ingenuo cuando prometió que mejoraría el nivel de vida de los búlgaros en 800 días?

R. Es el plazo que se establece en el mundo de la empresa y los negocios, del que yo procedía. No es nada más. Si la Administración me hubiera seguido, habría sido posible cumplirlo. Y con 1.000 días lo logramos, más o menos.

P. ¿Va a continuar en la política partidista?

R. Mire, ya tengo edad de retirarme, eso me gustaría, pero mi partido concurre a las elecciones parlamentarias del 5 de julio, y soy el líder de esa formación.

P. Mientras no abdique formalmente, muchos le seguirán considerando el rey de los búlgaros.

R. ¡A mi edad! Bueno, sí. Creo que ya nadie lo discute, incluso los enemigos se refieren a mí como el rey porque, en el fondo, es parte de nuestra historia. Pero otra cosa sería que hubiera un cambio de sistema dentro de la Unión Europea. Eso es ciencia ficción.

P. ¿Kardam, su hijo mayor, príncipe de Tírnovo, sigue siendo el heredero?

R. Sí, pobre…

P. Por cierto, ¿cómo se encuentra del accidente de tráfico que sufrió el año pasado en las cercanías de Madrid?

R. Muy mal, créame que estando tan lejos y… En fin, son pruebas que le pone la vida a uno… Un largo silencio interrumpe la conversación. Simeón de Bulgaria controla a la perfección lo que dice y desea decir. De súbito, se hace casi de noche en Vrana mientras cae un aguacero. Simeón se ha emocionado al recordar a su hijo Kardam, hasta el punto de recostar la cabeza sobre la pared. Tarda varios segundos en recuperarse y evitamos continuar con el asunto que tanto parece afectarle. Nos encontramos en un rincón de una sala presidida por los retratos de sus padres: Boris III y la reina Juana de Saboya.

P. ¿Por qué sigue en Bulgaria y no regresa a España, donde vive la mayoría de su familia y tiene tantas amistades?

R. He nacido aquí, y en búlgaro decimos que «la sangre no se hace agua». Además, estoy contento de haber ayudado a que este país se encuentre donde está ahora. Mientras no podía venir a Bulgaria, estuve muy agradecido por poder tener un hogar en España, pero hay razones históricas que no te dan opción de elegir. Mi madre me educó para, con el título que llevo, actuar en mi vida y en mi comportamiento como tal. Y aquí estoy, intentando hacerlo.

P. ¿Cómo se fraguó su amistad con el, entonces, Príncipe Juan Carlos, reforzada a lo largo de los años?

R. Por ser parientes, tener la misma edad y vivir en España…

P. ¿Parientes?

R. Si coge un cuadro genealógico, verá que todas las familias reales somos parientes. Él es Borbón, yo soy Borbón; él tiene Borbón-Sicilia, yo también; él tiene Orleáns, yo tengo Orleáns… Y somos de la misma edad, teníamos conexiones. También, luego, nuestros hijos se han hecho amigos y han sido hasta padrinos de mis nietos, algo que me conmueve.

P. ¿Sirvió de enlace entre Don Juan y Juan Carlos cuando la relación entre ellos se complicó al aceptar el príncipe la sucesión decretada por Franco?

R. Sí… Hubo que hacer algo especial, sí. Pero no me meto en los asuntos de los demás si no me llaman.

P. ¿Pero intervino para mejorar la relación entre el padre y el hijo?

R. Sí, entre familiares y amigos se hacen este tipo de cosas…, igual que con hice con Marruecos.

P. Hablando de Marruecos, ¿dijo en una ocasión que el rey Hassan II era «como un padre, un hermano, consejero y benefactor»?

R. Efectivamente. Y era una persona de una cultura política e intelectual poco frecuente. Dentro del mundo árabe-musulmán fue importantísimo. Yo tuve la suerte de representar durante 22 años los intereses de Hassan II y de la familia real marroquí en la ONA [Omnium Nord Africain], un potente conglomerado financiero-industrial, algo que me halagaba y que me permitió aprender bastante. Había allí una participación francesa considerable y solamente un 13% estaba en manos de la familia real. La gente mal informada creía que el grupo le pertenecía en su totalidad.

P. ¿Intervino, tal vez, cuando se produjo la Marcha Verde que complicaba el inicio de la Transición para su amigo, el Príncipe Juan Carlos?

R. No. Recuerdo que cené la noche anterior con él, antes de que partiera hacia El Aiún a visitar a las tropas españolas que se encontraban en el Sáhara. Yo era amigos de los dos, claro, neutral en cierto modo, y sólo así, desde esa situación, se podía intervenir, y uno lo hace con la voluntad de ayudar y suavizar.

P. ¿Y lo hizo en esa ocasión, en ese momento tan delicado?

R. No, no…

P. ¿En qué otros conflictos entre Marruecos y España ha tenido que actuar?

R. Mire, tengo mucha edad y muchos amigos en muchos sitios y creo haber hecho cosas muy útiles, pero eso sólo verá la luz si algún día tengo tiempo para dedicarme a escribir…

P. ¿Se va a llevar a la tumba los secretos que despejarían asuntos de vital importancia?

R. Bueno, escribiré unas memorias o…, mejor, dejaré tiempo al tiempo. Hay que esperar a que algunos no estén para decir algo.

P. Además de a Gregorio Peces-Barba y Miguel Boyer, antiguos compañeros suyos de clase en el Liceo Francés, ¿a qué otros líderes políticos reunió en su casa de Madrid para que conociesen a Don Juan Carlos durante la dictadura franquista?

R. A varios, lo que pasa es que mi memoria ya no funciona. El rey era una persona a quien interesaba conocer a mucha gente, no es que se hicieran cosas de carácter subversivo como ahora muchos intentan decir con leyendas de que se hacían conspiraciones.

P. Como era un hombre de negocios de éxito y tenía esa amistad tan fuerte con Don Juan Carlos, ¿fue asesor suyo en alguna de sus inversiones de carácter privado?

R. No. Como le dije, no me gusta meterme en los asuntos personales, como puede ser el dinero de alguien, y creo que el asesorar en ese sentido es para especialistas y técnicos.

P. ¿Qué pasó con la acusación de corrupción que recayó sobre su persona tras la detención de su primo, Víctor Manuel de Saboya, por pertenecer a una organización criminal?

R. ¡Eso es de un nivel…! Me hizo un daño espantoso. Los enemigos se ensañaron conmigo, a pesar de que el lenguaje que utilizaba al teléfono este primo mío con otro interlocutor, demostraba que creía que yo era una especie de majadero, porque no daba pie a ciertos asuntos. Así que, en el fondo, por un lado era positivo. Pero me hizo un daño horrible y, en mi opinión, fue totalmente inmerecido. El fiscal no debió divulgar mi nombre por ese simple hecho y, como era lógico, la acusación se ha archivado. Resulta asombroso que alguien pueda pensar que yo he obrado de esa manera cuando he sido educado de forma muy diferente. Y, además, se ofreció la información, también en España, sin que nadie se molestase en comprobar nada, ¡es inaudito!

P. ¿Tuvo dificultades con su entorno para casarse con Margarita Gómez-Acebo al constituir un matrimonio de índole morganático?

R. No existe esa limitación en nuestra constitución, ni en la casa Coburgo. En cambio, por lo que sí hubo dificultades fue por ser un matrimonio mixto en lo religioso, algo que se resolvió con tres audiencias que mantuvimos con Juan XXIII. Pero los tiempos, por suerte, evolucionan. Tenemos dos hijos ortodoxos y tres católicos.

P. ¿Y qué le parece que hoy se produzcan en las monarquías europeas tantos matrimonios morganáticos?

R. Es normal, porque hasta la época de mis padres las bodas se hacían por razones de Estado; la manera de comunicarse, la manera de vivir era, en cierto modo, muy cerrada y condicionada a los protocolos y jerarquías. A partir de mi generación, todo ha sido diferente: empezamos a vivir fuera de las torres de marfil y hoy sería anormal otra cosa. Miremos la sociedad actual, no se puede vivir fuera del tiempo, el reloj no se puede parar. Hoy los príncipes van a las universidades, se relacionan con personas de todo tipo y, de repente, ¿van a ser como una casta aparte, van a tener que vivir sin mezclarse? Sería completamente absurdo.

P. ¿No perderán sentido las monarquías con esa evolución?

R. Nunca perderán sentido si son aceptadas por sus pueblos o electores, y si están orgullosos de tenerlas porque les ofrecen un buen servicio. Para eso está la democracia.

P. ¿Cree que la sociedad búlgara ha acabado comprendiendo su comportamiento?

R. Creo que lo comprenderán. Históricamente se comprenderá, estoy seguro. Este año se conmemoraron los 100 años de la independencia completa de Bulgaria. Recuerdo que la primera vez que oí al presidente de la república nombrar a mi abuelo se me saltaron las lágrimas. Y pensé que harían falta otros 100 años para que se reconocieran plenamente las cosas. Hay que darle tiempo al tiempo, pero creo que todo llega y, al final, lo que se ha hecho bien encuentra sitio. La Historia sigue su curso y mis hijos seguirán siendo príncipes de Bulgaria.

Por BALTASAR MAGRO. Fotografía de BEGOÑA RIVAS (El Mundo de España)

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Libros: Diccionario Crítico de Ciencias Sociales

Ensayo. En colaboración con la Universidad Complutense la editorial Plaza y Valdés publica en España y México el Diccionario Crítico de Ciencias Sociales, obra imprescindible para entender las posiciones teórico-prácticas en ciencias humanas, sociales y jurídicas, de especial y prioritario impacto en el espacio académico-investigador y profesional contemporáneos. La obra, en cuatro tomos, que se edita también como libro electrónico, está dirigida por Román Reyes, filósofo y sociólogo, rector del Euro-Mediterranean University Institute en la actualidad. Esta obra es fruto de su hercúlea capacidad de trabajo y organización, y lleva su espíritu sincero, lúcido, libre, poco convencional.

Como se afirma, paradójica pero acertadamente, en la presentación, “ésta pretende ser una edición completa de una obra compleja, por definición inacabada”. Con 432 firmas y 983 entradas, reedita los dos tomos ya publicados (Anthropos, 1988 y 1991), con un número considerable de actualizaciones y con nuevas entradas que desde entonces se han recibido o solicitado, equivalentes a un 50% de la obra. Es de agradecer que, en consecuencia, la editorial anuncie ya un quinto tomo (Anexo I) para enero de 2010. El mero hecho de que una obra, monumental además, se reedite acrecentada y up-to-date, después de veinte años, habla ya del valor que la comunidad intelectual le asigna.

En tanto que proyecto de muchos años y en permanente actualización, en esta edición se mantienen entradas redactadas bajo condiciones históricas, académicas y/o sociales diferentes que, en ocasiones, recomendó duplicar algunas de ellas, con idénticas u otras firmas. Es obvio que una obra con explícita voluntad de fragmento (un fragmento de cuatro mil páginas), que hace, en este sentido, y con una superior consciencia, de la necesidad virtud, haya estado abierta a cualquier colaboración que, como señala su director, “respetando los principios democráticos básicos y los derechos de personas y pueblos, así como un mínimo de rigor científico, se nos ha hecho llegar”.

Sin renunciar a la dimensión o voluntad académica que toda producción intelectual conlleva, esta obra, más allá de cualquier academicismo, ha debido asumir desde un principio la existencia de lagunas o sesgos con respecto a la expectativa que generará y, especialmente, en relación con los diccionarios convencionales, a los que no pretende suplantar. En este contexto es importante destacar que en 1999 el proyecto, diseñado en el año 1986, al que se habían adscrito por entonces otros docentes e investigadores afines, se transformara en Grupo de Investigación con el nombre de Theoria. Proyecto Crítico de Ciencias Sociales. Ese mismo año se crea uno de los órganos más representativos de ese Grupo de Investigación, Nómadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas, con registros en los más importantes índices de impacto y en cuya presentación se lee, por lo que ahora interesa: “Con la publicación del Diccionario Crítico de Ciencias Sociales. Terminología Científico-Social abrimos ahora las puertas a otros analistas del lenguaje institucional, especialmente a aquellos que, por su fidelidad a los principios básicos del pensamiento libre y de la creatividad, no consiguen hacerse oír a través de los canales de difusión y medios de promoción instituidos”. La presente edición recoge también los frutos de esta generosa oferta, incorporando notables entradas de coautores hasta ahora desconocidos, pero fieles a aquellos principios, que sometieron a debate sus ideas a través de Nómadas.

La vida y el pensamiento son sistemas abiertos que sólo se reproducen renovándose sin cesar, sin sedentarismos. Los que han redactado los términos de la presente obra circulan por vías nómadas. Gracias a su trabajo, el lector se puede enterar de los nuevos inventos teóricos y metodológicos en ciencias sociales. Esta obra abre tantas ventanas que el lector corre el peligro de un resfriado mental. Pero la lectura de un libro, si es que éste lo permite por sugerente, no es sólo un acto de consumo. Al hilo de la lectura, el lector construye su propio pensamiento a la intemperie, digamos, porque para ello debe desconstruir el pensamiento del escritor. Parece más fácil desconstruir un pensamiento fragmentario que un pensamiento sistemático, pero seguramente es más difícil, porque el sistema fácilmente se viene abajo como un todo.

Jesús Ibáñez, con motivo de la aparición del primer tomo de esta obra, escribía en 1988 en estas mismas páginas sabias palabras: “Hay ciencias nómadas y ciencias sedentarias. Las primeras son abiertas, proceden por persecución itinerante (no buscan, encuentran), descubren nuevos horizontes -inventan-, el científico se compromete con su objeto… Las segundas son cerradas, proceden por reproducción iterativa (buscan: trabajan en laboratorio), sistematizan los descubrimientos de las primeras -archivan lo inventado-, el científico pretende ser neutral respecto a su objeto… Sólo hay verdadera ciencia si se produce una interacción entre los dos enfoques. De lo contrario, proceden en paralelo el caos y el vacío”. Que son de siempre los dos retos, tentaciones, riesgos del pensar. Su dialéctica, sin embargo, es la de la grandeza. A ver si hay grandes archiveros de este monumental invento fragmentario (El País, Babelia).

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Chorrillos en el siglo XIX

Hoy, 29 de junio, es día de Chorrillos. San Pedro de los Chorrillos fue la denominación oficial de este pueblo en alusión a los chorros o “chorrillos” de agua dulce que se desprenden de los barrancos hacia el lado de la playa Agua Dulce, y por ser un pueblo de pescadores cuyo Santo Patrón es San Pedro. Hoy recordaremos pasajes de la historia de este balneario durante el siglo XIX.

Según el abogado e historiador Evaristo San Cristóbal (Esplendor y grandeza de Chorrillos. Lima, 1942), los presidentes que más trabajaron, en el siglo XIX, por el progreso de Chorrillos fueron Agustín Gamarra, Ramón Castilla y Juan Antonio Pezet. Durante el gobierno de Gamarra (1829-1833) la población se duplicó y el sistema de construcciones mejoró, ya que en las rústicas chozas en las que predominaban la totora y la caña, le reemplazaron el adobe. Se intensificaron las construcciones y el progreso urbano se afirmó. Así lo confirman las Noticias Estadísticas de Córdova y Urrutia, quien registró una población nativa de 581 hombres y 470 mujeres. Más tarde y gracias al establecimiento de nuevas las familias en el balneario, poco a poco se alcanzó la cifra de 4 mil habitantes, antes de la guerra de 1879.

En 1940, durante el gobierno de Gamarra, se inauguró la línea de vapores de ruedas que se dedicó a hacer el tráfico marítimo entre Valparaíso y el Callao. Fue así como el 3 de noviembre de 1840, pasó por Chorrillos, ante el asombro de la gente, el primer vapor que surcaba su mar; algunos pensaron que la nave se estaba incendiando. Esa era la sensación de ver por vez primera en el mar un buque a vapor con las luces encendidas y echando humo, tan distante de los botes de vela, las chalupas y los caballitos de totora, empleados por los nativos de Chorrillos y las caletas vecinas. Al poco tiempo, se permitieron viajes entre el Callao y Chorrillos, gracias a la aceptación de Guillermo Wheelright, gerente de la compañía de vapores. Se cobraron 4 pesos por el recorrido de ida y vuelta.


Chorrillos según grabado del viajero alemán Karl Scherzer

Por su parte, Ramón Castilla, le puso a Chorrillos gran interés. Se trazaron los planos del antiguo malecón y se inician las obras, que serán continuamente visitadas por Castilla. El malecón de esta época de esplendor, gracias al dinero del guano, era entablado, con barandal de madera, que permitía apreciar todo el panorama de la bahía de Lima y lucía dos glorietas y gran número de bancas y macetas, de grandes dimensiones diseminadas en toda su extensión. Por su parte, el general Juan Antonio Pezet, continuando la obra de Castilla, embelleció el balneario dotándolo de alamedas y parques. En sus principales calles se sembraron Picus, boliches, molles y sauces.

De esta manera, Chorrillos se convirtió en un verdadero jardín por la proliferación de árboles y flores de sus plazuelas, esmeradamente cultivadas y arregladas. No había rancho o mansión que no contara con plantas escogidas y finas de las que se sentía orgulloso el propietario. Ese fue el caso, por ejemplo, del inmigrante italiano Ulderico Tenderini cuyo rancho que le servía de residencia, en la quebrada que lleva su nombre, ostentaba las plantas más exóticas. Asimismo, era famoso el “Palacio Pezet” (propiedad del presidente Pezet), ubicado en la calle del Tren con Arica, y estaba provisto de preciosas explanadas, fuentes de mármol de Carrara, plantas ornamentales, enredaderas, glorietas, estatuas florentinas, a las que se agregaban salones de lujo donde tuvieron lugar los grandes “saraos” de la época. Por todo ello, varios viajeros del siglo XIX coincidieron en afirmar que Chorrillos era, hasta 1879, el balneario más elegante del Pacífico Sur, por encima de Viña del Mar.


Residencia del presidente Pezet en Chorrillos

Durante el gobierno de José Rufino Echenique, se expidió un decreto con fecha 1 de Julio de 1852 por el cual, y a mérito de una nota del subprefecto de Lima, se declaraba que el distrito de Surco quedaba comprendido dentro de los límites de la Intendencia de Policía de Chorrillos. Más tarde y ya que la población se mantuvo casi estacionaria a partir de la época de Gamarra, la Convención Nacional por ley del 31 de Julio de 1856, concedió a Chorrillos el título de Villa, en atención a contener el número de habitantes prescrito por la ley para que una ciudad pudiese adquirir esta denominación, aparte de los otros requisitos que se necesitaban complementando el anterior. El 1 de Agosto del mismo año, Castilla dispuso el cumplimiento de la ley antedicha que refrendó su Ministro de Gobierno y Obras Públicas don Juan Manuel del Mar.

El impacto del ferrocarril.- Hasta la construcción del “camino de hierro”, el tráfico entre Lima y Chorrillos se hacía empleando toda clase de mulas y carretas. Los coches y las calesas, por lo general, eran empleados por la clase alta, aún así, esto generaba una serie de molestias consiguientes de una carretera desigual, polvorienta, empedrada a trechos y llena de sinuosidades, amén de los sustos y riesgos a que se exponían (había muchos asaltantes a lo largo del camino), pese a la escolta de servidores, la ronda de la guardia rural y de los serenos. El tramo más peligroso era el comprendido entre Limatambo y Miraflores. El ferrocarril salvó la situación.

William S. Ruschenberger, médico de la marina norteamericana visitó el Perú en 1831 y dejó testimonio sobre los salteadores en el camino de Lima a Chorrillos: “En el mes de enero acompañé a una partida de caballeros a Chorrillos, y pasé varios días en ese lugar. Partimos hacia las tres del sábado por la tarde, con ponchos y grandes sombreros de paja para cubrirnos del sol, y armados con pistolas para protegernos de los salteadores, que, en esta estación, infestan por lo general el camino. Han sido menos numerosos, sin embargo, durante los últimos años que antes. Son un conjunto de los más rapaces ladrones, pues no satisfechos con el caballo, la bolsa y las cosas valiosas, por lo gene|ral dejan a sus víctimas sin otra cobertura para su cuerpo que sus camisas. Conozco, no obstante, un ejemplo de generosidad de parte de un individuo de esa profesión. Un bandido detuvo a un comerciante acaudalado en ruta a Lima desde Chorrillos, y después de quitarle s reloj y su cartera, le ordenó desmontar. El comerciante protestó y argumentó que se produciría un serio perjuicio a su negocio si era retenido lejos de Lima, pero ofreció entregar el caballo al día siguiente, sin formular preguntas, a cualquier persona que fuese enviada en busca del animal. Su oferta fue aceptada, y se le permitió continuar su viaje. A la mañana siguiente el asaltante reclamó el caballo, ¡que fue puntualmente entregado! Debe tenerse presente que el incumplimiento de los términos del trato habría sido a riesgo de perder la vida en caso de un segundo encuentro”.

El 1 de diciembre de 1855 se dieron las bases para la construcción del mencionado ferrocarril; el gobierno concedía a los empresarios un privilegio exclusivo por el término de 25 años, permitiéndoles disfrutar la propiedad del camino por 70 años. Al final de la licitación, la construcción del nuevo tren quedó bajo la responsabilidad del empresario Pedro Gonzáles Candamo, amigo de Castilla. El 7 de noviembre de 1858 corrió el primer tren. Para dar toda clase de seguridades al público, el gobierno nombró una comisión de ingenieros que debía emitir un informe sobre las condiciones de la vía férrea. Los designados fueron Ernesto Malinowsky, Antonio Dupard y Eugenio Schteiner, quienes reconocieron la calidad del trabajo efectuado. El día de la inauguración, la estación de San Juan de Dios (en lo que es hoy la Plaza San Martín) estuvo llena de gente y realzada con la presencia del presidente Castilla, junto a sus ministros de estado, funcionarios de cuerpo diplomático y otras autoridades. Al principio, el itinerario que fijó la empresa para la salida de los trenes fue muy reducido: los trenes salían de Lima a las 7 de la mañana, a las 2 y a 5:15 de la tarde; y de Chorrillos partían a las 9 de la mañana, a las 4:30 y a las 6 de la tarde. Pero la frecuencia de trenes fue intensificándose, especialmente los domingos de diciembre, debido a la proximidad de la temporada de verano.

Lo cierto es que el ferrocarril innovó completamente la vida de Chorrillos. La concurrencia al balneario aumentó y la empresa se vio obligada en aumentar su servicio de trenes, a pesar de que el ferrocarril era de una sola vía. En la calle del Tren estaba situada la estación principal y abarcaba una extensión de seis cuadras desde la calle Colina hasta la Bolognesi. Daba cabida en sus andenes a muchas personas de diversa condición social que iban a esperar momentos antes de la llegada del tren a los visitantes que venían de la capital. Las bodegas de Chorrillos, conducidas en su mayoría por italianos, también tenían un inusitado movimiento los días domingos y feriados en los cuatro meses que duraba la temporada veraniega. La gente del pueblo, por su lado, se dedicaba al esparcimiento constituyendo las rancherías ubicadas en lo que después fue la Avenida Alfonso Ugarte y calles Blondell y Miraflores, que podrían denominarse como el barrio de los pescadores. Todo este progreso se debió al ferrocarril. Por último, la rebaja de los pasajes se hizo así inevitable y se establecieron abonos mensuales.

El malecón, el alma de Chorrillos.- Durante el siglo XIX, pasear por el malecón de Chorrillos era uno de los pasatiempos más atractivos que podían experimentar chorrillanos y limeños, especialmente en las tardes o en las noches de luna y retreta. Desde un principio, este malecón estuvo dedicado a recordar al mártir chorrillano José Olaya. Por ello, el 28 de junio de 1867 se publicó un decreto en el que se ordenaba la erección de un busto en bronce para el malecón de Chorrillos en honor a Olaya; el trabajo fue ejecutado por el escultor peruano Salvador Gómez Carrillo de Albornoz.


Malecón de Chorrillos, 1860

El vicio de Chorrillos, el juego.- Si algo caracterizó a Chorrillos durante los años de la bonanza guanera fue el juego, la apuesta. Ya el comerciante alemán Heinrich Witt lo describió con mucha claridad: “Además de los baños, el juego constituía la atracción principal en Chorrillos. En una casa, de propiedad de la familia Elespuru, había una mesa de juego. En la casa también se podía conseguir una habitación y una cama para al noche. En la casa de doña Ignacia Palacios, una admirable dama mayor, de una respetable familia, había juego durante todo el día y gran parte de la noche. En las noches sus apartamentos estaban llenos de gente. Esta pobra dama anciana no podía vivir sin la excitación del juego. Ella murió en Lima en 1866, a edad muy avanzada, querida y compadecida por todos. Ella había sido una mujer rica alguna vez, pero después des u muerte sus finanzas fueron encontradas en pésimo estado. Sus dos hijas, dos solteronas de edad, debo decir que viven ahora (1867) en la penuria”. Manuel A. Fuentes fue aún más radical: “¿Cuál es el gran atractivo que ofrece Chorrillos? ¿Por qué es el pueblo predilecto de la aristocracia? ¿Por qué es ese pueblo el sitio de reunión de los vagos de la capital? ¿Son sus aguas? Nada de eso. Es porque allí tiene establecidos sus templos la diosa de la fortuna; es porque el mayor número de las casas son otros campos de batalla, en que luchan todo el día y toda la noche los genios prósperos y adversos de los hombres; es porque de Chorrillos se trae una fortuna adquirida en uno o dos días, o se saca pérdida de las economías de todo el año o de toda la vida”.


Vista general de Chorrillos antes de la guerra de 1879 (skypercity.com)

Llegan los chilenos.- Como sabemos, todo el esplendor o el glamour de Chorrillos se hizo cenizas con el criminal saqueo e incendio de este balneario, perpetrado por las tropas chilenas, luego de la batalla de San Juan; también era un aviso de cómo podría quedar Lima. Los jefes chilenos no pudieron –o no quisieron- controlar los bajos instintos de su soldadesca. Hay alguno que dice que era preciso destruir Chorrillos a favor de Viña del Mar. Por ejemplo en el “Palacio Pezet” se alojaron por unas horas el General chileno Baquedano, su secretario en campaña Máximo Ramón Lira y el ex Ministro Plenipotenciario en el Perú Joaquín Godoy, quienes fueron arrojados por las llamas que consumieron la lujosa mansión al igual que casi todo el balneario en los horrorosos días del 13 y 14 de enero de 1881.

El ensañamiento del enemigo contra Chorrillos también se explica por su fama de lugar de expansión y recreo insuperable en el Pacífico Sur, y esto era conocido en Chile a través del historiador Vicuña Mackenna y el Ministro Plenipotenciario Joaquín Godoy, quienes eran los mejores informantes del Gobierno de la Moneda. Tan es así que cuando se produjo la invasión chilena después de la batalla de San Juan, Godoy resultó el obligado “guía” de Manuel Baquedano y de Tomás Lynch.

Según un testigo de la guerra, el historiador italiano Tomás Caivano (Historia de la Guerra de América entre Chile, Perú y Bolivia), a las dos de la tarde, cuando todo había concluido, Iglesias cayó prisionero en unión de los escasos restos de su división y menos de media hora después, las primeras columnas de las tropas chilenas, que descendían por las áridas faldas del morro, “invadían las desiertas calles de Chorrillos, mientras otras ocupaban el cuartel situado a poca distancia,(…). A las dos y media el General en Jefe, Baquedano, y el Ministro de la Guerra, Vergara, que representaba el gobierno chileno, se hallaban también en Chorrillos, admirando estáticos en unión de sus ayudantes y secuaces, los hermosos palacios (ranchos), que con sus elegantes terrazas moriscas y sus floridos jardincillos cerrados por macizas verjas de hierro dorado, daban al conjunto aquel aire fantástico, encantador, grandioso, del cual tanto se había oído hablar en Chile, y que tan fielmente anunciaba la decantada riqueza de los ajuares y de todas las elegantes superfluidades de las habitaciones. La numerosa cabalgata de los conquistadores se separó hacia las tres; y mientras el General en Jefe, junto al Ministro y al ex-Plenipotenciario Godoy buscaban un poco de reposo en el rancho de un pariente de éste, “otros invadían el del doctor José Antonio García y García. Breve fue sin embargo, su reposo: grandes llamas y gruesas nubes de humo les advirtieron bien pronto, que la venganza chilena comenzaba, y que era hora de dejar libre el campo a sus terribles Ministros. A las 5, el Ministro de la Guerra abandonó Chorrillos, mientras el General en Jefe pasaba a ocupar el gran Palacio de Pezet, de donde lo desalojaban nuevamente las llamas a las 10 de la noche, viéndose obligado de este modo, a pasar la noche en el cuartel convertido en hospital. Desde cerca de las 5 de la tarde Chorrillos se había convertido en horrendo teatro de rapiña, de orgía, de sangre y de ruinas; una verdadera caldera del infierno. Y esto duró sin interrupción toda la tarde, toda la noche, y toda la primera semana, y mitad del día siguiente; desde las 5 de la tarde del día 13, hasta el mediodía del 14, hora en la cual el desbandado ejército fue llamado a filas; y al comenzar de la cual, sin cesar jamás completamente durante varios días consecutivos, la nefanda obra de destrucción, fue continuada solamente por simples grupos más o menos numerosos de soldados desbandados, hasta que en Chorrillos y sus alrededores no quedó piedra sobre piedra”.

Un texto chileno titulado Carta Política, del escritor Manuel J. Vicuña recoge la siguiente versión: “A las dos y media de la tarde, cruzábamos las calles de la elegante y bonita villa de Chorrillos. Esperábamos al Ministro de Guerra; no tardó en llegar. Apenas había pasado una hora, cuando empezamos a notar un gran desorden: roturas de puertas, saqueos de tiendas y algunas casas ardiendo ya. Era el principio de un gravísimo mal, cuyas consecuencias podían parar en una catástrofe nacional. Fácil, habría sido contenerlo al principio. Sin embargo, ni el General en Jefe, ni los Generales de División, ni los Comandantes de brigada tomaban ninguna medida. El desorden en Chorrillos había llegado al maximum del desborde y de la desmoralización. El saqueo y la borrachera, el incendio y la sangre, formaban los cuadros de aquel horrible drama”.

Por su lado, El Mercurio de Valparaíso (en su edición del 22 de marzo de 1881) informaba: “La noche iba cerrando y las calles de Chorrillos alumbradas por el fulgor de cien incendios, semejaban un fantástico cuadro de escenas del infierno. De pronto resonaron algunos tiros: eran de soldados chilenos que disputaban entre sí. El siniestro resplandor de los incendios alumbraba sólo repugnantes escenas de orgía y de exterminio. Al siguiente día continuaron los desórdenes. Pero el General en Jefe no tomaba ninguna determinación seria con el fin de que cesaran aquellos repugnantes desbordes. Parecía que pensaba dejar marchar las cosas, y permitir que en la noche del 14 se repitieran las escenas de las del 13. El Ministro de la Guerra le indicó entonces que sería conveniente reorganizar el ejército a fin de marchar inmediatamente sobre Lima y que era necesario recoger por cualquier medio aquella gente desbandada”.


Imágenes después del saqueo (1881)

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Los 150 años de la Cruz Roja


Napoleón III observa sus tropas en Solferino (óleo de Louis-Ernest Meissonier)

La localidad italiana de Solferino acogió este fin de semana a gente del todo el mundo, en su mayoría jóvenes que deseaban participar en los actos conmemorativos del 150 aniversario de la Cruz Roja, precisamente en el lugar que inspiró a su fundador, Henry Dunant. Unas 10.000 personas marcharon anoche con antorchas para repetir los pasos dados por Dunant hace siglo y medio para salvar a los heridos de la batalla de Solferino, cuya crueldad le llevó a crear la mayor red humanitaria del mundo.

Aunque esta marcha se lleva a cabo cada año desde 1992, esta edición fue la más multitudinaria por la participación de los 500 jóvenes y demás voluntarios que han trabajado toda la semana en un campamento levantado en el mismo terreno donde se produjo la batalla. “Sobre todo están presentes los jóvenes, ya que el 70 por ciento de la Cruz Roja es gente joven. Ellos son el futuro de esta organización, porque este mundo no nos gusta como está y queremos cambiarlo”, dijo a Efe el presidente de la Federación de Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, Juan Manuel Suárez del Toro.

Vestidos con las camisetas de las sociedades nacionales de la Cruz Roja y de la campaña del 150 aniversario “Our world. Your move” (Nuestro Mundo. Tu movimiento), los participantes rodearon Solferino en un circuito de 8,5 kilómetros, que se prolongó durante tres horas y media a la luz de las antorchas que portaban.

El ambiente festivo de la celebración no decayó en todo el recorrido, que terminó con fuegos artificiales lanzados desde el antiguo hospital situado en la colina sobre Solferino, donde el fundador de la Cruz Roja ayudó a las monjas locales a transportar a los heridos. También los habitantes de Solferino se volcaron un año más en este acontecimiento, incluso quienes no pudieron realizar la marcha, y animaron a los participantes desde las puertas de sus casas, colgaron banderas de la Cruz Roja en sus balcones y lucieron carteles conmemorativos en sus negocios.
“He aprendido que da igual la raza”

Solferino ha sido literalmente el hogar de la Cruz Roja esta última semana y en cada esquina, bar o banco podía encontrarse a voluntarios que aprovechaban los pocos ratos libres para descansar y pasear entre las coloridas casas de este pueblo de la Lombardía italiana. Además, este evento permitió encuentros extraordinarios como la reunión de las diferentes sociedades nacionales de la Cruz Roja en América, cuya única asamblea se realizó en 2007 y que pudieron acordar estos días los temas en los que van a concentrarse a partir de ahora.

Vistas desde lejos, las enormes tiendas de campaña de la Cruz Roja levantadas en la explanada de Solferino recuerdan las imágenes que se repiten a menudo en televisión y que hablan de las guerras, los desastres naturales y los países pobres donde trabaja esta organización, pero bastaba acercarse un poco más para comprobar el ambiente de compañerismo y respeto que impregnó esta reunión.

“Esto hay que venir y vivirlo. El ambiente es especial. He aprendido que da igual la raza y la lengua cuando los valores te unen”, dijo uno de los voluntarios de la Cruz Roja española participante de la marcha. “Para mí, como latinoamericano, ha sido impresionante ver a paquistaníes o árabes bailar música caribeña o compartir con ellos otros momentos como la comida. Al final aunque hablemos diferentes idiomas hay otros lenguajes que se parecen”, explicó el director nacional del departamento de juventud de la Cruz Roja Uruguaya, Leonardo González. Así, el mismo suelo que hace 150 años estaba teñido por la sangre de los caídos en el combate desprendía estos días la ilusión de los cientos de asistentes que trabajan por los demás con la esperanza de que puede haber un mundo mejor (20 minutos.es).

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La historia del cadáver de García Lorca, ahora en el cine

El realizador chileno José Rovano (1975) aborda en el documental Tres pasos para el retorno, que se estrena hoy viernes en Granada, la historia inacabada aún de la búsqueda del cuerpo del poeta Federico García Lorca y de otras tres víctimas de la represión franquista supuestamente enterradas con él.

La cinta, un homenaje a estos cuatro fallecidos y al resto de los 3.000 represaliados republicanos que yacen en el barranco de Víznar (Granada), es una producción chileno-española que cuenta con la colaboración de la Fundación Euroárabe de Altos Estudios, la Universidad de Granada y el Patronato Federico García Lorca.

En declaraciones a EFE, Rovano ha desvelado cómo, desde su llegada a la ciudad andaluza hace dos años para completar sus estudios de Doctorado, se sintió atraído por el hecho de que dos profesores de su Universidad, los forenses Miguel Botella y José Antonio Lorente, participaran desde 2001 en la investigación de casos de desaparecidos en su país durante la dictadura de Pinochet.

Fue entonces cuando comenzó a investigar en el caso de la exhumación de los restos del poeta granadino, trabajo que ha plasmado en su documental, del que avisa es “totalmente subjetivo” y alejado de lo que podría denominarse un reportaje informativo.

El documental avanza a través de los testimonios de artistas como Enrique Morente o Curro Albayzín y de historiadores como Ian Gibson, junto a los ya citados Botella y Lorente y familiares de las otras tres víctimas junto a las que supuestamente se encuentra el cadáver de Lorca. No participan en cambio ninguno de los familiares del escritor de Fuentevaqueros, que declinaron su intervención en el documental, según Rovano.

El cineasta ha lamentado también que, transcurridas más de tres décadas desde el final de la dictadura franquista, aún no se hayan “cerrado las heridas” que generó este régimen en la población española, lo que ha creado en su opinión “un dolor heredado” en los nietos de sus víctimas. “Creo que España aún no puede arreglar su problema de reconstrucción de la memoria histórica porque aún existen muchos odios”, añade el chileno, quien ha asegurado que “hasta que no se abra la fosa (de Lorca) se va a seguir especulando con su historia”. Rovano se ha mostrado “pesimista” en cuanto a la posibilidad de que en el futuro se exhumen los restos del autor de “Bodas de sangre”, lo que ha definido como un “problema político”.

Después de exhibirse en Granada, la película desfilará en los próximos meses por festivales de cine de Bélgica, Holanda y Chile, país al que llegará en septiembre. La música de este documental está compuesta por el grupo granadino “Vereda de En medio” y cuenta con la participación del cantaor, también de la provincia, Juan Pinilla (EFE).

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Canadá crea el Museo Nacional de Inmigración en un histórico muelle de Halifax


Muelle 21, Halifax (Nueva Escocia)

El primer ministro canadiense, Stephen Harper, anunció hoy la creación del Museo Nacional de Inmigración que se situará en el Muelle 21 de la ciudad de Halifax, el punto de entrada al país de más de un millón de emigrantes durante el siglo XX.

Harper dijo que el nuevo museo nacional reconocerá la contribución que los inmigrantes han realizado a la cultura, historia y patrimonio de Canadá. “Ningún país en el mundo se ha beneficiado más que Canadá de la inmigración libre y abierta. En cada región y en todas las profesiones, los nuevos canadienses han realizado grandes contribuciones a nuestra cultura, economía y forma de vida” afirmó Harper durante una ceremonia en Halifax.

El Muelle 21, hasta ahora un monumento nacional, fue la principal puerta de entrada de inmigrantes a Canadá entre 1928 y 1971 y el punto de salida del medio millón de soldados canadienses que lucharon durante la Segunda Guerra Mundial. El Muelle 21 fue cerrado el 8 de marzo de 1971 cuando la aviación sustituyó al transporte marítimo como forma principal de llegada a Canadá. El Gobierno canadiense señaló que uno de cada cinco canadienses está relacionado con el Muelle 21. El Museo Nacional de Inmigración es el sexto museo nacional de Canadá y el segundo que se sitúa fuera de la capital, Ottawa. El primero es el Museo Canadiense de Derechos Humanos que está siendo construido en la ciudad de Winnipeg (EFE).


Niños inmigrantes atendidos por personal de la Cruz Roja (Halifax, 1948)

¿Haremos algún día en el Perú un museo dedicado al aporte de la inmigración? El único que existe hasta hoy es el museo dedicado a la inmigración japonesa, promovido por la propia colonia nisei.

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‘Let it roll’ reivindica el legado de George Harrison

George Harrison creció a la sombra de dos gigantes, John Lennon y Paul McCartney, pero su talento le permitió hacerse un hueco en el repertorio de los Beatles antes de emprender una carrera en solitario reivindicada ahora por Let it roll, una recopilación de sus canciones más emblemáticas.

La antología reúne diecinueve temas que el beatle grabó durante tres décadas y que abarcan desde el álbum All things must pass, de 1970, hasta Brainwashed, publicado en 2002, pocos meses después de su muerte.

Let it roll (Emi), que estos días ha alcanzado el primer puesto de la listas de Europa, ofrece por primera vez una visión panorámica del legado que el guitarrista de los Beatles dejó como solista.

Una sorpresa para muchos, que se han encontrado con temas radiantes, que han sido remasterizados por Giles Martin -hijo del productor artístico de los Beatles, George Martin- y presentados en una cuidada edición con una serie de fotos inéditas de diversas épocas de la vida del músico.

La recopilación se abre con “Got my mind set on you”, la versión del viejo tema de Rudy Clark con la que Harrison alcanzó en 1988 el número uno en Estados Unidos, quince años después de haberlo conseguido por última vez con “Give me love (Give me peace on Earth)”, el segundo corte de esta antología.

“Got my mind set on you” es uno de los tres temas de este álbum procedentes de “Cloud Nine”, el soleado disco producido junto al líder de la Electric Light Orchestra, Jeff Lynne -su más estrecho colaborador en los último años-, y del que se incluyen además “When we was Fab”, una evocación de su época de beatle, y “This is love”.

Pero es el monumental All things must pass, el triple álbum que coprodujo con Phil Spector -y que para algunos es el mejor trabajo publicado por un beatle en solitario- el que lleva el mayor peso de esta recopilación.

De allí proceden “My sweet Lord”, el primer gran éxito de Harrison como solista, además de “Ballad of Sir Frank Crisp (Let it roll)”, “All things must pass”, “Isn”t it a pity” y “What is life”, temas que llevan impreso el “muro de sonido” característico de Phil Spector.

Aquel triple álbum -reeditado años más tarde como doble CD- fue una especie de venganza del “beatle místico”. Después de tener que dosificar durante años sus canciones en los discos de los Fab Four, Harrison dio rienda suelta a su creatividad con un trabajo que le situó en la cresta de la ola a comienzos de los años setenta.

En esa época protagonizó una serie de conciertos en el Madison Square Garden de Nueva York para recaudar fondos para los refugiados de Bangladesh, acompañado por amigos tan famosos como Bob Dylan, Eric Clapton y su antiguo socio Ringo Starr.

Let it roll ha rescatado tres clásicos de los Beatles firmados por Harrison que éste interpretó en aquellos conciertos: “Here comes the sun”, “Something” y “While my guitar gently weeps”.

Desde mediados de los años setenta, los discos del guitarrista fueron perdiendo fuelle, pero aún dejaron algunas joyas de las que da cuenta esta antología, como “Blow away” y “All those years ago”, compuesta tras el asesinato de John Lennon y en cuya grabación participaron Paul McCartney y Ringo Starr.

La recopilación sirve además para poner al alcance de los fans de Harrison dos temas que habían quedado aparcados en sendas bandas sonoras: “Cheer down”, compuesta junto a Tom Petty, y, especialmente, “I don”t want to do it”, un tema de Bob Dylan que éste no llegó a publicar.

El recorrido llega hasta el póstumo “Brainwashed”, del que se ha seleccionado “Any road”, que recuerda a los días de los Travelling Wilburys -el supergrupo que compartió con Dylan, Petty, Lynne y Roy Orbison a finales de los ochenta-, “Rising sun” y el instrumental “Marwa blues”, un homenaje a los sonidos orientales que Harrison introdujo en el rock.

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El Vaticano vende copias de la petición de divorcio de Enrique VIII

El Vaticano va a poner a la venta el facsímil de la carta, fechada en 1530, en la que un nutrido grupo de pares de Inglaterra pide al papa Clemente VII la anulación del matrimonio entre Enrique VIII y Catalina de Aragón. El pergamino forma parte del archivo del Vaticano, que esconde 84 kilómetros lineales de documentos.

La empresa Scrinium ha sido encargada de elaborar 199 copias exactas en su formato y en sus materiales al original. El documento, según explica el prefecto del archivo, Sergio Pagano, “es uno de los más bellos” de la colección vaticana además de tener un “alto valor histórico”. La negativa del Papa a disolver esa unión fue el detonante del cisma anglicano que se produciría unos años después.

En el documento se puede leer: “Pero si [el Papa] no quisiera hacerlo, desatendiendo las exigencias de los ingleses, éstos se sentirían autorizados a resolver por sí mismos la cuestión y buscarían el remedio en otra parte”.

El ejemplar, denominado Causa anglica, pesa 2,5 kilos y consiste en un pergamino con 85 lacres (pertenecientes a otros tantos signatarios) protegidos por estuches de lata que están unidos entre sí por una cinta de seda y algodón de 40 metros de largo. Entre los firmantes se encuentran duques, barones, arzobispos y obispos.

Los facsímiles tendrán un precio unitario cercano a los 50.000 euros. El primer ejemplar será para Benedicto XVI, como ya ocurrió en las tres ocasiones anteriores en que el Archivo Secreto editó copias de documentos “preciosos”. El dinero recaudado se destinará a la restauración de otros pergaminos de la colección (El País, 23/06/09).


Catalina de Aragón

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