Ética

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Código de Ética del Abogado

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Ética de los abogados

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DECÁLOGO DEL ABOGADO
Ángel Ossorio y Gallardo
http://www.justiciayderecho.org/revista2/articulos/decalogo%20del%20abogado.pdf

DECALOGO DE SAN IVO
San Ivo de Bretaña
http://www.justiciayderecho.org/revista2/articulos/decalogo%20del%20abogado.pdf

LOS MANDAMIENTOS DEL ABOGADO
Eduardo J. Couture
http://www.justiciayderecho.org/revista2/articulos/LOS%20MANDAMIENTOS%20DEL%20ABOGADO%20eduardo.pdf

MANDAMIENTOS DEL ABOGADO
Víctor Manuel Peñaherrera
http://www.justiciayderecho.org/revista2/articulos/MANDAMIENTOS%20DEL%20ABOGADO%20victor.pdf

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Código de Ética de la Función Pública

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Ley del Código de Ética de la Función Pública
http://www.pcm.gob.pe/informaciongral/etica/Ley27815.pdf

Reglamento
http://www.pcm.gob.pe/informaciongral/etica/Reglamento_Ley_del_Codigo_de_Etica.pdf

Lineamientos para la promoción
http://www.pcm.gob.pe/informaciongral/etica/RM-050-2009-PCM.pdf

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Código de Ética del Poder Judicial

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20120604-codigoetica.doc

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Elogio a la mujer brava

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“Estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas. “

Por: Héctor Abad

A los hombres machistas, que somos como el 96 por ciento de la población masculina, nos molestan las mujeres de carácter áspero, duro, decidido. Tenemos palabras denigrantes para designarlas: arpías, brujas, viragos, marimachos. En realidad, les tenemos miedo y no vemos la hora de hacerles pagar muy caro su desafío al poder masculino que hasta hace poco habíamos detentado sin cuestionamientos. A esos machistas incorregibles que somos, machistas ancestrales por cultura y por herencia, nos molestan instintivamente esas fieras que en vez de someterse a nuestra voluntad, atacan y se defienden.

La hembra con la que soñamos, un sueño moldeado por siglos de prepotencia y por genes de bestias (todavía infrahumanos), consiste en una pareja joven y mansa, dulce y sumisa, siempre con una sonrisa de condescendencia en la boca. Una mujer bonita que no discuta, que sea simpática y diga frases amables, que jamás reclame, que abra la boca solamente para ser correcta, elogiar nuestros actos y celebrarnos bobadas. Que use las manos para la caricia, para tener la casa impecable, hacer buenos platos, servir bien los tragos y acomodar las flores en floreros. Este ideal, que las revistas de moda nos confirman, puede identificarse con una especie de modelito de las que salen por televisión, al final de los noticieros, siempre a un milímetro de quedar en bola, con curvas increíbles (te mandan besos y abrazos, aunque no te conozcan), siempre a tu entera disposición.

A los machistas jóvenes y viejos nos ponen en jaque estas nuevas mujeres, las mujeres de verdad, las que no se someten y protestan, y por eso seguimos soñando, más bien, con jovencitas perfectas que lo den fácil y no pongan problema. Porque estas mujeres nuevas exigen, piden, dan, se meten, regañan, contradicen, hablan, y sólo se desnudan si les da la gana.

Estas mujeres nuevas no se dejan dar órdenes, ni podemos dejarlas plantadas, o tiradas, o arrinconadas, en silencio, y de ser posible en roles subordinados y en puestos subalternos. Las mujeres nuevas estudian más, saben más, tienen más disciplina, más iniciativa, y quizá por eso mismo les queda más difícil conseguir pareja, pues todos los machistas les tememos.

Pero estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas. Ni siquiera tenemos que mantenerlas, pues ellas no lo permitirían porque saben que ese fue siempre el origen de nuestro dominio. Ellas ya no se dejan mantener, que es otra manera de comprarlas, porque saben que ahí -y en la fuerza bruta- ha radicado el poder de nosotros los machos durante milenios. Si las llegamos a conocer, si logramos soportar que nos corrijan, que nos refuten las ideas, nos señalen los errores que no queremos ver y nos desinflen la vanidad a punta de alfileres, nos daremos cuenta de que esa nueva paridad es agradable, porque vuelve posible una relación entre iguales, en la que nadie manda ni es mandado. Como trabajan tanto como nosotros (o más) entonces ellas también se declaran hartas por la noche, y de mal humor, y lo más grave, sin ganas de cocinar. Al principio nos dará rabia, ya no las veremos tan buenas y abnegadas como nuestras santas madres, pero son mejores, precisamente porque son menos santas (las santas santifican) y tienen todo el derecho de no serlo.

Envejecen, como nosotros, y ya no tienen piel ni senos de veinteañeras (mirémonos el pecho también nosotros, y los pies, las mejillas, los poquísimos pelos), las hormonas les dan ciclos de euforia y mal genio, pero son sabias para vivir y para amar, y si alguna vez en la vida se necesita un consejo sensato (se necesita siempre, a diario), o una estrategia útil en el trabajo, o una maniobra acertada para ser más felices, ellas te lo darán, no las peladitas de piel y tetas perfectas, aunque estas sean la delicia con la que soñamos, un sueño que cuando se realiza ya ni sabemos qué hacer con todo eso.

Somos animalitos todavía, los varones machistas, y es inútil pedir que dejemos de mirar a las muchachitas perfectas. Los ojos se nos van tras ellas, tras las curvas, porque llevamos por dentro un programa tozudo que hacia allá nos impulsa, como autómatas. Pero si logramos usar también esa herencia reciente, el córtex cerebral, si somos más sensatos y racionales, si nos volvemos más humanos y menos primitivos, nos daremos cuenta de que esas mujeres nuevas, esas mujeres bravas que exigen, trabajan, producen, joden y protestan, son las más desafiantes, y por eso mismo las más estimulantes, las más entretenidas, las únicas con quienes se puede establecer una relación duradera, porque está basada en algo más que en abracitos y besos, o en coitos precipitados seguidos de tristeza: nos dan ideas, amistad, pasiones y curiosidad por lo que vale la pena, sed de vida larga y de conocimiento.

http://www.nuestraedad.com.mx/elogio.htm

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El veredicto

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Es una historia de fe muy hermosa.
El veredicto

Cuenta una antigua leyenda, que en la Edad Media un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer. En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino, y por eso, desde el primer momento se busco un ‘chivo expiatorio’, para encubrir al culpable. El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas posibilidades de escapar al terrible veredicto: la horca!!

El Juez, también complotado, cuido no obstante, de dar todo el aspecto de un juicio justo, por ello dijo al acusado: “Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino: Vamos a escribir en dos papeles separados las palabras “culpable” e “inocente”. Tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino. Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: «CULPABLE» la víctima, aún sin conocer los detalles, se daba cuenta de que el sistema propuesto era una trampa. No había escapatoria. El Juez conminó al hombre a tomar uno de los papeles doblados. Éste respiro profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, y cuando la sala
comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos y con una extraña sonrisa, tomo uno de los papeles y llevándolo a su boca lo engullo rápidamente.
Sorprendidos e indignados los presentes le reprocharon airadamente… Pero ¿Qué hizo…? ¿Y ahora…? ¿Como vamos a saber el veredicto…!?
“Es muy sencillo, respondió el hombre….” Es cuestión de leer el papel que queda, y sabremos lo que decía el que me tragué…” Con rezongo y
bronca mal disimulada, debieron liberar al acusado, y jamás volvieron a molestarlo.

Aplicación: Por más difícil que se nos presente una situación, nunca dejemos de buscar la salida ni de luchar, hasta el ultimo momento. Contamos
con un Dios listo a rescatar del hoyo nuestra vida. En los momentos de crisis, sólo la fe, la imaginación, las ganas de vivir y el amor por ti y los tuyos es más importante que el conocimiento.

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