Nino Bravo
Tiene casi veinte años y ya está
cansado de soñar,
pero tras la frontera está su hogar,
su mundo y su ciudad.
Piensa que la alambrada sólo es
un trozo de metal,
algo que nunca puede detener
sus ansias de volar.
Libre, como el sol cuando amanece,
yo soy libre como el mar.
Libre como el ave que escapó de su prisión
y puede, al fin, volar.
Libre como el viento
que recoge mi lamento y mi pesar,
camino sin cesar detrás de la verdad
y sabré lo que es, al fin, la libertad.
Con su amor por bandera se marchó
cantando una canción,
marchaba tan feliz que no escuchó
la voz que le llamó,
y tendido en el suelo se quedó
sonriendo y sin hablar,
sobre su pecho flores carmesí,
brotaban sin cesar…