Juan Sotomayor
Nadie duda del poder de la prensa y los medios de comunicación. Su labor informativa y generadora de corriente de opinión es vital en una sociedad democrática como la nuestra. La suscribo y la respaldo plenamente.
Pero tan grande es el poder de la prensa, que hoy en día abogados de cierto renombre no dudan en incorporarla en sus estrategias para obtener resoluciones fiscales o judiciales a su favor. Cada vez es más frecuente encontrar en los medios de comunicación a abogados exponiendo aquellos argumentos que deberían plantear con solidez ante fiscales y jueces, como si de los conductores de la televisión o la radio dependiera la administración de justicia.
Y en esta exposición mediática, los argumentos jurídicos, aquellos que son realmente importantes para resolver un tema judicial, pasan a un segundo plano: lo importante no es qué tan legal sea la posición que propone el abogado, sino qué tan espectaculares son sus declaraciones. Se juega mucho al desconocimiento de la opinión pública en materia jurídica y especialmente en el campo penal.
Bajo la inocente apariencia de una reconocida libertad de expresión y del derecho a la información, el objetivo que buscan estos abogados con acceso a la prensa suele ser otro: presionar e intimidar a jueces y fiscales para que resuelvan conforme a sus intereses. Y la presión es mucho mayor cuando de antemano saben, e incluso lo dicen, que sus pretensiones no tienen mayor fundamento o que están condenadas al archivo.
Aquí la presión trata de ser muy sutil, pues se trata de preparar el camino para que en caso de no obtener una resolución favorable, quede un hálito de duda y reprobación moral contra el magistrado. Un recurso moralmente cuestionable, pero efectista y a veces efectivo.
Suena bien decir que uno confía en la independencia del Ministerio Público y el Poder Judicial, pero suena ridículo cuando se dice a continuación que si el resultado es desfavorable, estamos ante un caso de parcialización y corrupción. La libertad de opinión se convierte entonces en un mecanismo de presión y chantaje social.
No dudo que la tendencia entre los magistrados del Perú apunta a superar la presión mediática en estos casos y resolver con criterio de conciencia. Sólo espero, amigo lector, que la próxima vez que usted vea a un abogado pasearse por los sets de televisión y estaciones de radio, se esfuerce por descubrir cuáles son sus verdaderas intenciones.
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