Omar Abraham Ahomed Chávez (*)
Hace una semana, por las conmemoraciones del Día del Juez, en el auditorio de la Corte Superior de Justicia de Lima se realizó un concierto de la Orquesta Sinfónica de la Policía Nacional del Perú, los magistrados, que inicialmente asistimos a esa ceremonia como parte del protocolo, a medida que escuchamos las composiciones musicales, tanto clásicas como modernas, ejecutadas por esta orquesta, terminamos inspirados por estas piezas. Cuando salimos del auditorio, el frío del invierno limeño era superado por los sentimientos de cálida armonía y elevación de la mente que nos brindó esa velada musical.
La vivencia que les comparto también me hizo reflexionar sobre la misión de los jueces al administrar justicia, rol que no basta ejercerlo mediante la simple aplicación de la norma, la jurisprudencia y actividad probatoria de los hechos alegados, sino que requiere de un elemento adicional como es el criterio de equidad, elemento valorativo netamente humano y que inspira y eleva la mente del magistrado para apreciar si está haciendo justicia en un caso judicial.
El criterio de conciencia, más de lo que diga la doctrina jurídica y la legislación, requiere del juez un intelecto con íntima conexión con la honestidad, la equidad y el respeto al prójimo; por ello, la preparación de un magistrado no sólo consiste en aspectos normativos y dogmáticos jurídicos sino que tiene que complementarse con conocimiento culturales, tales como el arte, la filosofía, la literatura o la música, que agudicen y afinen sus más altos valores; por consiguiente, se advierte que el Derecho es una ciencia cultural ya que las resoluciones judiciales deben tomar como valor supremo la dignidad del ser humano.
Bajo esta concepción humanista y cultural que se otorga al Derecho, resulta comprensible que en las evaluaciones para acceder a la carrera judicial, tanto en los exámenes escritos como en las entrevistas, el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) evalúa cuidadosamente la actitud personal y cultural del candidato a magistrado a fin de garantizar que el futuro juez dicte sentencias prudentes, humanas y justas.
Las decisiones judiciales siempre serán criticadas por un sector de la comunidad, pero la misión del juez no es resolver en base a simpatías, pretendiendo agradar la corriente de opinión que esté de moda en un momento. La misión importante del juez es que su fallo judicial, pese a la presión sometida, refleje la conciencia de que actuó con justicia, ponderación y respeto a la dignidad del ser humano.
(*) Juez integrante del Programa Social “Justicia en tu Comunidad” de la Corte de Justicia de Lima.