Carlos Hugo Falconí Robles (*)
Cuál es la respuesta a esta vieja problemática en un mundo polarizado cuya diferencia entre pobres y ricos resulta abismal, lo que constituye un peligro para la paz social que se anhela. La respuesta es que sí se puede reducir el índice delincuencial de aplicarse una política criminal que así lo determine.
Para ello se debe establecer la regla básica: generar trabajo masivo para nuestros desocupados. Una prueba de ello son las pequeñas y microempresas, organizadas por los internos en los establecimientos penales y que han tenido el apoyo del Programa Social “Justicia en Tu Comunidad” de la Corte Superior de Justicia de Lima, al contribuir a revalorar la capacidad laboral de los internos.
Es necesario esclarecer que el Código Penal tiene como fin prevenir a nuestros ciudadanos de los delitos y las faltas. Para consolidar esta función preventiva del citado cuerpo legal, dicho programa social ha visto la necesidad de difundir su lectura y explicación a través de cursos y charlas de orientación en los centros escolares de todos los niveles. El resultado ha sido positivo, toda vez que se ha ayudado a orientar a los adolescentes, los jóvenes y a los padres de familia, sobre tópicos de violencia, pandillaje, violación sexual, bullying, drogadicción y maltrato familiar, entre otros flagelos, ya que en esa etapa escolar todavía se puede corregir las conductas de aquellos para evitar que caigan en el futuro en las garras de la delincuencia.
Paralelamente, se debe promover en nuestros jóvenes la preparación en el campo tecnológico que les permita ampliar su intelecto y brindar el valor tan apreciado como es la propiedad intelectual. Ello contribuiría con el progreso social y económico de nuestro país. No debemos olvidar que la riqueza de las naciones ya no se mide por el dominio y el control de las materias primas, sino por el capitalismo del conocimiento. Como ejemplo podemos citar que el cobre ya no se usa en el cableo de las redes de la telefonía, sino en la fibra óptica, por lo que aquí existe un gran espacio para su utilización y evitar seguir dependiendo –en parte– del petróleo.
Así seremos un país desarrollado. Reduciremos drásticamente el índice delincuencial, la trata de personas en diversas modalidades y el narcotráfico, entre otros temas.
El trabajo masivo calificado cambiará esta dura realidad que parece insuperable y ello a su vez contribuirá a reducir el índice de criminalidad, permitiendo al Poder Judicial y a la Fiscalía de la Nación – Ministerio Público tramitar menos procesos judiciales, logrando así una sociedad que nos acerque a la justicia y a la paz social.
(*) Juez integrante del Programa Social “Justicia en tu Comunidad” de la Corte Superior de Lima