Es medianoche y te siento lejos
Quisiera estar a tu lado
Y decirte que te amo, pero no puedo.
Una pared te separa de mí.
Un bloque de cemento
levantaron nuestras manos
y estoy solo.
Quisiera hablarte en el silencio
Y que sepas lo mucho que te quiero,
Lo mucho que te amo
Pero no puedo.
Quisiera acariciar tu corazón herido,
Pero mis manos te lastiman,
Quisiera decirte cosas bonitas
Pero mis palabras te perturban.
Y ahora permanezco aquí,
Sentado en un sofá,
En el lugar más frío de la casa
Sin tu calor.
El reloj avanza, los perros ladran,
Las luces se apagan, la noche pasa
Y tu estás lejos.
Las horas se alargan,
Tu fastidio me deprime
Mis manos se mueven,
Mi cuerpo se agita,
Mi mente divaga por la vida.
Me siento inútil
Y espero que pase el día.
Me cansa tanto esta rutina.
Siento que mi nave ha encallado,
Que ya no podré salir a flote
Porque el mar está bravo.
Sin embargo, las aguas se embravecen,
Mi nave está indefensa,
Y tú estás a mi lado.
“Hay que enfrentar a la tormenta”, me dices,
hay que zarpar hacia mundos lejanos,
cómplices del viento,
tomados de la mano,
Y el grito de libertad exclaman los esclavos,
Las arenas calientes
O el agua tempestuosa,
El hambre y las serpientes,
El dolor, el sueño o el dormir
O el despertar en tu regazo.