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Solo en el momento en que salen de la boca de la coordinadora de la evaluación las palabras que componen mi nombre me doy cuenta que sí era el lugar en el que tenía que estar, que no era algo opcional, que lo estudiado tenía que serlo, lo trabajado tenía que serlo y lo recorrido tenía que serlo, y es que en el camino a veces parece tanto que todo fuera opcional, que no hubiera obligación alguna y dan tantas apariencias de que sería indiferente el estudio o la localización, que resultan necesarias esas repeticiones de nombre, aunque en este caso solamente sea para sentarme ante un papel que tiene escrito “el polinomio de Taylor”, que lamentablemente es nada más para mí que un solitario significante.
Debería decir "si" y no "sí".
Saludos,
FOG
No, sí era un "sí".
Saludos anónimo FOG,
José Carlos