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La forma más común bajo la cual organizo mis presentaciones o mis publicaciones es primero leer y explorar frenéticamente el tema del que se trate hasta estar seguro que lo conozco en detalle y puedo formular sobre el tema una idea útil y creativa. Luego viene una etapa de arrojar ideas al papel, ordenarlas y presentarlas. Por eso es un reto interesante trabajar para un curso con un asesor cuyo primer paso es poner las ideas, aunque sea prematuras, en un documento y, si es posible, tenerlo impreso. Es esa idea de dar una crítica en base no a conceptos, sino en base a un artefacto.