Yo no creo que necesariamente se necesiten refuerzos. Es solo que somos mortales. Es como esos derechos temporales, por ejemplo, para entrar y destruir todo lo que puedas en los carritos chocones por unos cuantos minutos o para usar ese disco original de Madden en tu Play Station antes que tu compañero te la pida de vuelta. Es, como se dice, la calidad de prestada que tiene la vida la que explica la aparición de refuerzos y la bienvenida que se les da. Es eso que se sintió al momento de colocar un CD en el reproductor o lo que se sintió cuando esta casa tenía 4 pisos y solo una persona. Ese vacío de isla es lo que motiva los cambios o, al menos, lo que nos permite entenderlos. Se escurre el tiempo entre los dedos, hay una necesidad imperiosa que no la comparten los dioses de vivir estos minutos y experimentar circunstancias, eso es vivir, y las circunstancias ante ti solo las entiendes mediante una conversación, una película inglesa desconocida y un micro-relato. Qué casualidad que haya sido en una clase de matemáticas donde surgió este concepto o, más bien, en que revivió. Tienes que maximizar la función en este instante, sabiendo que a tu solución se agregará la función valor de tu futuro, y así en la sumatoria de todos los instantes de tu vida. De algún modo para todo eso tienes un motor compuesto por tecnología de distintas épocas, derivación, diagramas de fase, prudencia, frialdad. Es cierto, a uno le gustaría tener algún tipo de moral, una suerte de senda de control óptimo que responda en automático a los problemas de maximización cotidianos, una suerte de segundo uso de la Ecuación de Bellman. Pero pienso que eso es matemática avanzada o, más correctamente, eso es tratar de usar la tecnología del tiempo continuo a sistemas de ecuaciones en tiempo discreto. Claro, los filósofos tratarán de formular respuestas y usarán la matriz jacobiana o las series de Taylor para linealizar ese sistema, pero hay un volátil margen de error por el hecho de que esas superestructuras de explicación solo funcionan en unos cuantos casos notables, conocidos de antemano. Pero el mundo ha avanzado mucho desde las parejas lineales. En 2002 al hacer aquella película inglesa alguien ya había experimentado ello. Describieron adecuadamente la muerte del pato, el miedo a aburrir y la imperfección de las canciones finales; y realmente le acertaron. Por ello, la he guardado entre mis favoritas en mi cuenta de YouTube, tengo la esperanza de que dentro de un tiempo la conversación, la película y el micro-relato cumplan su función periódica. Por lo pronto, ya está fuera del rango de visión y se debe agradecer: no hay viajes programados ni intempestivos sucediendo. Ojalá no los haya.
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