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Los tiempos del ocultismo ya cesaron, ahora resuenan las canciones clásicas y alguna que otra voz impostada, ahora hay libertad de expresión y solo censura eventual, no se tiene ya más cuidado en los comentarios ambidiestros, pero no se puede negar que el humor del régimen sigue siendo cambiante cambiante, lo sano es que alguien le puso algunos éstatequietos y ahora se cree en el poder, y hay alguna esperanza que crece cada día de que este dictadorcito se va a acordar de sus gestos afables, de su confianza en los compañeros, de las caminatas sencillas por la senda de la intelectualidad, y que habrá espacio para un nuevo líder, torpe aún, pero que va aprendiendo desde abajo, ayer cambió una llanta, hoy estudia economía.