Los tiempos del ocultismo ya cesaron, ahora resuenan las canciones clásicas y alguna que otra voz impostada, ahora hay libertad de expresión y solo censura eventual, no se tiene ya más cuidado en los comentarios ambidiestros, pero no se puede negar que el humor del régimen sigue siendo cambiante cambiante, lo sano es que alguien le puso algunos éstatequietos y ahora se cree en el poder, y hay alguna esperanza que crece cada día de que este dictadorcito se va a acordar de sus gestos afables, de su confianza en los compañeros, de las caminatas sencillas por la senda de la intelectualidad, y que habrá espacio para un nuevo líder, torpe aún, pero que va aprendiendo desde abajo, ayer cambió una llanta, hoy estudia economía.
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Para los nuevos
Cuesta más ser extrovertido en las letras, pero lo cierto es que cualquiera puede serlo en ellas, y eso no es un comentario despectivo, es un atributo democrático y yo sé que existe el mainstream de ser un contracorriente, pero en este caso haré caso a lo enseñado por los profesores, creeré en la democracia, haré un remiendo de mis conceptos y me entregaré a la democracia al cuadrado que es el internet y exponencialmente me escribiré, me editaré y me leeré, y no dejaré a salvo error alguno, todos los criticaré, porque a mí mismo me debo, me debo una gran cuenta de tiempo, de ese que le entrego a mis hijos, a mi trabajo y a las noticias, apártense un momento y déjenme amar a mi amada y odiar al enemigo, porque algo de vida debo encontrar en el arte de mis dedos.
Victor Renard. Dupont
Hay que ver su cara de asco cuando le dijeron la persona que iba a ser su compañero de viaje. Ya desde ahí se manchó su chaqueta verde, se pico el ojo con el dedo y se dio de bruces con la puerta de la sala de espera. La caída del príncipe le había deparado nada más que infortunios. Ya no encontraba invitaciones en su correo electrónico. Tuvo que pagarse el hotel el verano pasado en la costa azul. Fue en esa decadencia que conoció a Victor Renard. Renard se había ya retirado. Estaba a tiempo completo en el amor. Su trabajo de detective tenía entonces solo el objetivo de hallar el mejor presente para su musa. El futuro le llegó en esta oportunidad con la alta alcurnia. Rumores de rebelión y chuponeo sistematizado esta vez. Dos Renault para turnar el reglaje y un contacto en Marsella a quien reportar durante este verano. El 30 de setiembre una nueva reunión.