Estaba con mis compadres rondando como solo se hace en el Cusco, pequeño pueblo nuestro. En ese grupo dispar que funciona mejor que movimiento realista caminamos desde la Plaza de Armas hacia Saphi, sánguches de dos soles de lomito de por medio, tú estabas dentro de ese bar, aquél bar al cual íbamos para restregarle nuestra mayoría de edad en la cara a aquella policía que nos llevó a la comisaría vecina por ser tan buenos tipos. En el mirador rondan los policías. Me paré en la puerta para dar una miradita y para que me viera nuestra amiga común, ella salió disparada y ante una mera mirada de complicidad remota prometió ir a llamarte, y después de un cuarto de suspenso tú saliste. Y tú que estás haciendo por acá (chibolo), hip. Con unas copas demás lo único que hice fue mirarte los labios, tan víctima de tu jugar con el ratón antes de comérselo, gato. Fue en el tiempo de las llamadas alegres. Sigue leyendo
Archivo por meses: diciembre 2012
Su Rockero
Mirando solo las copias de lo que eres: alguien te puso en la fotocopiadora y te reprodujo en fotocopias hacendosas de mediana calidad, igual la disposición de los rasgos me trae recuerdos y eso es todo lo que tengo hoy día, pienso en el miedo del tiempo inexorable y me digo y le digo, tú mismo tiempo eres el que nos das legitimidad, ya nos has acompañado una fracción de nuestras vidas y ya tienes demasiado que perder para abandonarnos ahora. Si alguien hubiera ido a este rostro no sabría sus similitudes, no sabría la disposición de los dientes, de los pómulos y de esa nariz famosa. Pero la esencia no la puedo encontrar, solo es connotada, solo un recuerdo de los orígenes y un temblor en el rostro, te necesito tanto que ya he olvidado la precaución, aquí voy a ofrecerme a usted, león, que solo sabe de bocados y que sé que un canapé como éste será para relamerse, la capa de la majestad, el trono de los reyes, mandando desde su altura, apuntando con sus garras, olvidándose de sus atlas. Sigue leyendo
Derecho Penal en Pañales
0:41:41 http://www.youtube.com/watch?v=ciUe_l3hSYI
Se nota que Edmundo Cruz es un investigador sincero. Si bien él está convencido de la causa por la que ha realizado todas estas indagaciones, de todos modos le pregunta al testigo acuciosamente cómo pudo cavar ochenta centrímetros con sus propias manos y luego cómo podía haber pensado inmediatamente que se trataba de los estudiantes de la Cantuta. Tanto repetir su versión ese testigo le ha ido aumentando cada vez más detalles lo cual lamentablemente lo hace muy poco creíble. Me imagino incluso que junto con cada visita a esos arenales este señor Justo Arizapana debe haberse ganado unas cuantas buenas propinas o algún almuercito, de modo que yo no lo culparía por ir consciente o inconscientemente amoldando su versión a aquello que sus padrinos periodistas deseasen oir. ¿Cuántos recolectores de basura hay no solo en Perú sino en el mundo que estén al tanto de las noticias nacionales e internacionales? Sigue leyendo
Del Estudio a la Universidad
Fuera del trabajo, manejo de noche, los vidrios cerrados para pensar, el silencio del aislamiento, trato de entender y presiono mi cerebro hasta lo máximo que puede alcanzarse sin interlocutor, veo mi interior, aquello que tú no puedes ver y que nunca podrás ver, debes creerme, nuestros temas de conversación cambiarán, hablaremos de grados y agravamientos antes de recordar que no hay por qué sufrir el metalenguaje, habremos madurado mucho entonces, es lo que mi cerebro me dice, el mundo resulta poco creíble, no se siente ni al tacto, el punto de vista del sombrero, sombrero soy de tu posición de ataque, sombreros confeccionaré por siempre para disimular nomás, mi proveniencia y la artificialidad, acaso se olvidaron que nosotros fuimos los primeros en visitar a aquel anciano, ese anciano nos debe todo, pero ni nos reconoce entre tanta gente sonriente, vamos y mostremos a todos fotos que hasta este tiempo hemos llegado para poder usar los medios, lo que sí no aceptaremos es la falta de premios. Luz verde. Sigue leyendo
Fleissig, nein, doch.
Ir a dormir a su ấy,
que no durmió en toda la margen
k k đc hả ngta diciendo b.
Nunca Navidad cubierta dayyyyyyyyyyyyyyy View trc hijo por bi de Jackie.
View nunca jugaron uno al otro) =) incluye tabla de costura así de moi.
Deme por favor un avión temprano,
solo en casa,
e hacer menos este Susan v,
á á á e biết iu rồi Ami ơiá á á e saber iu Ami ấy,
tiene un rebaño de 600 mún ôg e.
Tui conocido a desaparecer!!!. Lea la stt nuevo como gòi de hỉu básicos. considerar 1 no que considera 2.
The new daughter, solo traiga felicidad uno para el otro sólo. Sigue leyendo
Hannoverscher (I)
Me despierto con mucha anticipación, a las siete de la mañana, solo por intentar mantener acostumbrado a mi cuerpo, para que se contente con esas seis o siete horas diarias; sin embargo, le doy vueltas a mi correo un rato mientras sale el sol, trato de comer algo en ese tiempo, el sol tarda en salir una hora más, es decir, a las ocho, es a esa hora que con el paisaje bonito que tengo desde mi ventana me dejo motivar con el apuro que tienen los autos para avanzar por el piso mojado y las personas para caminar en esta nieve hacia la estación de tren, ellas deben llegar a las ocho con seis minutos y evitar así llegar diez minutos tarde, que es lo que tarda en aparecer el siguiente tren de la linea seis con dirección a Nordhafen. Basta de palabreos, como diría el maestro de maestros “imprima, no deprima”, y de frente a tomar un baño, la ropa de invierno no resultó mayor ciencia, al final mis zapatos Cat tuvieron algo de polifuncionalidad y me dejaron caminar con toda confianza por donde la nieve está con menos huellas, un jean, que después de años de devaneo logré aceptar como ropa oficial, una chompa, una bufanda y una casaca, unos guantes también que es lo único que podría ser alguna novedad comparando mi vestimenta con la del viejo Cusco, porque hasta el gorro de lana que coloco en la mochila es del estilo de las que usaba ahí en mis bohemias alturas, en realidad la verdadera novedad es que acá me cierro la casaca, enseñanza que entre la lectura de termodinámica y el viaje a Bremen ha quedado clara en este invierno de inviernos. Pongo pocas cosas en esta mochila enorme, regalada por mi hermano, negra, color de los alemanes, pongo el skript de Grundkurs BGB que es lo único seguro que tengo hoy en la vida, pongo el BGB que es lo más histórico que también tengo hoy en la vida, pongo al iPad soso, que me pregunto si en alemán tendría que escribirlo Ipad Soso, pongo los audífonos que están conectados a la laptop, operación que es la más delicada de toda la mañana porque estos audífonos están al borde de la muerte cerebral los pobres, valientes, y quién sabe de qué marca, pero que me acompañan desde los tiempos del Estudio Rodrigo, y ahí dentro de la mochila están ya todo tipo de lapiceros, un par de resaltadores, un par de libros, unas flores del mal, una vida exagerada, una fiesta movible, algunos guantes extra, un montón de papeles, un par de cigarros, igual número de encendedores, una botella de agua, un conservador de café y un montón de minisobres de azúcar. Me quedan un par de minutos antes de las nueve y treinta y seis, porque todo el asunto tardó como hora y media, entonces aprovecho para preparar en la cocina algo de café que acompañe un bocado que me daré en la estación apenas salga a esperar al tren. Salgo del edificio y siento el aire frío, un par de grados debajo del cero, pienso en cómo lo extrañaré cuando tenga que usar corbata en Lima, camino hacia la estación del tren, piso toda la nieve que puedo, hoy es una nieve en polvo que no moja casi nada mis zapatos pero que no es igual a los copos que cayeron ayer que eran los perfectos para aplastarse y unirse entre ellos para hacer bolas de nieve y hombres de nieve, todo esto explicado por un ruso que me encontré atrás del castillo de la universidad con el que nos reímos de que en Groenlandia tengan veinte mil diferentes nombres para los diferentes tipos de nieve, por lo visto anécdota típica en días nevados. Cruzo la pista hasta la estación, subo las tres o cuatro gradas hasta la plataforma, es ésta una de las estaciones de los primeros barrios que pueden llamarse los suburbios de la ciudad, desde el siguiente paradero es la zona dos del ticket del tren, entonces la plataforma y toda la estación es relativamente pequeña y al aire libre, solo pasa una línea de trenes a diferencia de otras estaciones donde se cruzan otras líneas y han sido construidas en el subterráneo entre otras cosas para proteger a los pasajeros del mal tiempo, si es que a esta blancura se le puede llamar mal tiempo. En la pantalla dice un minuto para el siguiente número seis a Nordhafen. Y en un minuto vendrá, que ni un segundo más ni menos. Aún ahora después de tantos meses cuando viene el vagón busco ponerme cerca de alguien para no ser yo el que presione el botón raro de la puerta, que nunca supe cómo debía presionarse correctamente, pero a pesar de todo el embrollo felizmente nunca un tren me dejó y éste no es la excepción, es un tren de los verdes, es decir, no es de los plomos que son más bonitos, modernos y con asientos más cómodos, saco al iPad soso para darle una leidita en el camino a John Grisham. Sigue leyendo
Pijama Inferior
No,
no,
no,
por favor no,
verano no, hombros
más en el occidente que nunca,
qué caminar tan despreocupado el tuyo,
lavar platos,
sí,
sí,
sí,
con gusto sí. Sigue leyendo
Empatía
Veo hacia la calle desde esta ventana, una chica de rasgos orientales bien enropada con la casaca más gruesa de la historia se abre paso en la nieve acumulada en la vereda, cruza el seto y camina hacia el edificio atravesando el estacionamiento, no sigue el sendero porque quiere dejar la huella de sus botas en el piso. A la altura de uno de los autos ahí estacionados se detiene, saca su mano enguantada de su bolsillo y con el índice dibuja en la ventana trasera del auto cubierto de nieve una cara triste. Arregla el detalle de la nariz, una nariz de payaso. Le da una última mirada a su obra y ríe solitaria antes de seguir el camino. En los últimos metros antes de llegar a la puerta de su edificio se detiene ante un montículo de nieve, se acomoda sus guantes que no son de cuero sino solamente de lana y siente el frío y la humedad al recoger una pequeña porción de nieve. Intenta hacer con ella una bola para lanzarla en dirección cualquiera. Pero la nieve no se domestica como ella había pensado. Este tipo de nieve no es dócil, quizás por la garúa de la mañana; cuando la lanza ésta se esparce en el aire como arena. Suficiente por hoy. Alcanza el umbral de la puerta del edificio y antes de entrar golpea sus botas contra la pared para sacudir los restos de nieve del camino. Ingresa al edificio con sentimientos encontrados. La pierdo de vista. Sigue leyendo
Referencia al Invierno
Nos ha sucedido todo en esta espera, ésta, la de la comparación de las fotografías, tú apuntabas que un recuerdo regresó, la memoria no te abandonó del todo, tal vez está reprimida, cien veces viajó un pensamiento miles de kilómetros y encontró aún la misma dirección, los mismos platos, el mismo entusiasmo, la misma historia solo entre sombras de niños, de jóvenes que recrean cada vez cuanto más crédulos mejor este tipo extraño de baile de impaciencia, de remembranza, de comparación y lectura, de estar más cerca o no de la lengua, de saber utilizarla y corrigiendo los errores porque el tiempo corto y largo lienzo nuestro se ha pintado de a pocos confiando siempre en la casualidad, de algún modo desconfiando de la hora pactada, devoción la nuestra de algunas vitaminas de invierno, las de las exclamaciones de sorpresa, las de escuchar tan atentamente una pequeña historia, que pretendía ser inventada pero no lo fue del todo, la experiencia bélica de dos ocasiones similares, acaso con puro puro sentimiento y rendición, de no creer en aquellos bosques ni en aquella gente numerosa, pero haber estado predispuesto a darles la mano, a poner esfuerzo en estudiarlos y a dejar que los acontecimientos solo sucedan, a haber caminado y haber dado saltos con el esfuerzo en los dientes, de haber aguantado conocer nuevos exploradores, de haber visto la capa empequeñecer por el encuentro de aventuras cada vez más pequeñas, de haberse vuelto un nunca ciudadano de esta nunca ciudad, por haber tenido siempre en casa un motivo para llevar el plato al lavatorio. Sigue leyendo