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Crítica y sinopsis de películas

Un cuento borgiano

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Estimados lectores, a continuación publico un fragmento del cuento que escribí y que fue premiado en un concurso reciente. Es excesivamente deudor de los cuentos de Borges, pero júzguenlo ustedes.


BERGEN

“Where the curtain of light becomes darkness
Sigfried waits a second opportunity to retaliate”

Kjimlson Däel. Valkyria, I, 234-235.

La ventana dejaba ingresar una tornasolada ráfaga de luz que iluminaba la habitación en penumbras, como un brazo de sol que se abre paso entre las húmedas paredes de una caverna cincelada por el viento y el sol de mediodía. Strindberg, Ibsen, Kierkgäard, entre otros, reposaban sobre el escritorio de Alejandro Alencastre, primogénito de la familia Alencastre Sarmiento, hijo don Manuel Alejandro Alencastre, juez de primera instancia de la comuna de San Francisco.

El joven Alencastre, a sus escasos 13 años, contaba en su inventario de lecturas con libros de asombroso calibre como El viaje imaginario de Sir Warthon Wallace, de Frederick Southampton, escritor proscrito durante la Inglaterra victoriana debido a sus deliberados excesos en materia de astronomía náutica. Southampton había anunciado la llegada de Hercólubus, el planeta rojo, el Ajenjo del Apocalipsis de San Juan, basado en cálculos de dudosa credibilidad para la época, lo cual le mereció la encarcelación y la vergüenza pública de la retractación. El joven Alencastre había llegado a él por medio de una cita de Magno Tracio en su tratado Supranaturalis, donde el cartógrafo escocés daba cuenta del viaje realizado por Sir Warthon Wallace — caballero de la orden de Majorbrigde y natural de Dundalk, Irlanda— en el año de 1425. El diario de viajes de Wallace indicaba que más allá del Círculo Polar Ártico existía un camino que conducía a las profundidades descritas por Dante casi dos siglos antes en su famosa Commedia. También hubo leído el magnífico relato de Roric —el vikingo que atravesó el Atlántico norte siguiendo la ruta inconclusa de sus antepasados, quienes daban cuenta de “unas tierras más allá de Kalaallit Nunaat”— en versión de Därsen Pollack, erudito filólogo de la Universidad de Bergen. Pollack se tomó la licencia de titular el diario del vikingo rojo como La Odisea Normanda.

Pero lo que más llamaba la atención era la fruición con la que el joven Alencastre se dedicaba a estos menesteres ajenos a los muchachos de su edad: provisto de libros sobre la historia de los pueblos normandos, las leyendas de las sagas islandesas y uno que otro dato obtenido en la biblioteca de la comuna de San Francisco, era usual verlo rodeado de notas, pisapapeles, mapas y cartas de condiscípulos que, como él, compartían la devoción por los relatos de viajes. Even Underlid Sandvik, asistente del profesor Pollack, mantenía una fluida correspondencia con Alencastre, toda vez que lo noticiaba de los últimos avances en la investigación del notable filólogo que recientemente se embarcó en la empresa de confirmar que los vikingos llegaron a Newfoundland en Norteamérica, 500 años antes de que Colón descubriera las Indias Occidentales.

En estos afanes, transcurría la adolescencia de Alencastre cuando, a fines del invierno de 1943, la guerra en Europa dio un giro radical a sus investigaciones. Todos los jóvenes en edad de portar un arma y servir a la nación fueron reclutados para combatir contra los nazis. Su padre le entregó el comunicado después de la navidad. Debía estar en Puerto Varas en dos semanas con más equipaje que su uniforme de soldado. Esto no cambió en absoluto sus objetivos, ya que con beneplácito recibió la orden de que, en cuanto llegase al puerto de El Havre en Francia, tenía que dirigirse de inmediato a Stavanger, punto de penetración aliada en el frente noruego. Alemania violó la neutralidad de Noruega y Dinamarca, y, luego del desembarco en Normandía, había que asegurar que los nazis se replegaran de los territorios ocupados.

Hacia julio de 1944 Alencastre ingresó con la tercera división aerotransportada al puerto de Stavanger, completamente devastado por los bombardeos aliados y la táctica de tierra arrasada que los nazis pusieran también en práctica cuando se retiraron de Rusia. La tenaz resistencia del ejército alemán retrasó en tres semanas su llegada a Bergen, punto clave en la liberación de Noruega, puesto que allí se encontraba el último reducto nazi a doblegar en aquellas gélidas tierras del norte de Europa. La correspondencia con Even se había interrumpido desde el inicio de la invasión alemana, debido a que toda comunicación fue intervenida a pesar de que las cartas entre estos apasionados por los vikingos no representaban amenaza alguna para el ejército del Tercer Reich. Igualmente, corrieron la misma suerte que todas las cartas interceptadas y, al comprobar que contenían papeluchos incomprensibles y datos sobre viajes, fueron echadas al fuego sin pensarlo dos veces (no faltó algún oficial alemán que viera en tales cartas un mensaje cifrado que revelara su posible ubicación a los aliados, lo que alarmó a los superiores quienes decidieron en el acto incinerar toda correspondencia sospechosa, cuando no, ubicar al remitente de la carta para someterlo a interrogatorio).

El desembarco de las fuerzas aliadas en Bergen era inminente. Durante los tres días de viaje a bordo del acorazado Plymouth, Alencastre planeó detalladamente las actividades que ocuparían su tiempo en la ciudad al término de los combates. Ubicar la casa de Even en primer lugar, después visitar al profesor Pollack, y, finalmente, consultar toda la documentación posible acerca de los viajes vikingos en la biblioteca principal de la Universidad de Bergen. Echado en su litera, imaginaba lo que sería estar presente en aquella ciudad de la cual había conocido tanto por medio de Even; es más, sentía como que ya la conociera y esta visita fuera tan solo un viaje de reconocimiento o una especie de premio a su dedicación. Cualquier cosa menos una invasión armada lejos de su país, de su pupitre, de sus libros… El ánimo de Alencastre se distinguía del resto de jóvenes soldados en que para él, el miedo no provenía de las balas del enemigo, sino de la posible inutilidad del viaje si es que moría antes de llegar a Bergen.

La madrugada del 23 de agosto de 1944 los aliados tomaron por asalto las costas de Bergen. El apoyo aéreo fue decisivo para preparar el terreno y poco pudieron hacer las baterías antiaéreas alemanas frente a los bombarderos aliados. La población también colaboró días antes señalizando lugares estratégicos para el aterrizaje de paracaidistas y despejando las zonas que serían blanco de los bombardeos. En cuestión de una semana, Bergen fue tomada y la liberación de Noruega siguió su curso regular. La división de Alencastre recibió órdenes de permanecer en el puerto contrariamente a lo planificado antes. Lástima, porque se quedaría con las ganas de conocer Oslo.

Durante la reconstrucción de la ciudad, Alencastre apoyó en todo momento a los lugareños con los cuales intercambiaba breves palabras en noruego aprendidas a la distancia por medio de los libros y notas que Even le escribía. Las correrías de la guerra no le habían permitido buscar la dirección de su amigo y del profesor, pero una vez terminada la toma del puerto, lo primero que hizo fue buscarlos a ambos. A pesar de la alegría que embargaba a los pobladores de Bergen, lo cierto era que no todo era como para sonreír. Muchos ciudadanos fueron torturados, desaparecidos o asesinados, acusados de complotadores o espías. Tales prácticas se acentuaron durante los días previos al ataque aliado; en consecuencia, casi todos los habitantes lamentaban la pérdida de al menos un familiar cercano, amigo o vecino. No fue difícil ubicar la vivienda de la familia Underlid Sandvik; Elrond Underlid era el mejor sastre de la ciudad y todos en Bergen habían acudido a sus servicios al menos una vez. La angustia aceleraba los latidos del joven Alencastre mientras, a paso lento como cuando se cruza un campo minado, se acercaba cautelosamente a la vivienda de los Underlid. Nadie respondió a sus llamados, ni siquiera cuando gritó “hola” en la lengua local. Abrió la falsa portezuela que cubría la puerta principal y giró la manilla ingresando luego de ver a través del vidrio que la casa estaba completamente deshabitada. Había señales de violencia como estantes venidos abajo, floreros rotos, muebles rasgados, mesas con las patas arriba… todo era un desastre y parecía que no hacía mucho de esta barbarie. La decoración era sobria, pero de buen gusto; daba la impresión de que la señora Underlid dejaba notar su presencia allí donde se le necesita a una mujer. “Como mi madre”, pensó el joven Alencastre. Vio un portarretrato familiar en el suelo y enseguida reconoció a Even, aunque nunca lo hubo visto antes. Tal como lo imaginaba, Even Underlid Sandvik era joven, alto y espigado; cabello rubio, ojos azules y nariz afilada, con un semblante de muchacho triste y a la vez juguetón. Lo peor era de esperarse. Abriéndose paso entre los muebles y mesas destrozadas, llegó a la escritorio donde supuso que Even realizaba sus investigaciones y, por qué no, redactaba las cartas que le llegaban tres o cuatro semanas después. Era el ambiente dedicado a la lectura; una amplia biblioteca, en ese instante salvajemente saqueada. De seguro que fue consultada para informar al joven Alencastre de los asuntos que eran de su interés. Tomó asiento en la silla del escritorio y comenzó a hojear los documentos desperdigados en toda la mesa. Debajo de aquella montaña de papeles encontró un mapa antiguo en cuya parte inferior se dejaba leer un código de biblioteca. Apartó los papeles e intentó imaginar a Even sentado allí por última vez.

La patrulla hizo su ingreso intempestivamente derribando la puerta principal en medio de gritos, súplicas y resistencia. El oficial a cargo preguntó por Even a lo que la familia entera respondió con un silencio cómplice. El primero en ser asesinado fue Hermann, el menor de los Underlid; luego su hermana y su madre. Even se encontraba en el sótano sin poder ver lo que sucedía, solamente podía oír los disparos y los gritos que cada vez eran menos audibles. Un cuarto disparo terminó con la vida de Elrond, y en ese instante, Even comprendió que salir para entregarse era demasiado tarde. Tuvo que soportar en la oscuridad el asesinato de su familia, el destrozo de sus pertenencias y los gritos que dibujaban una cercana imagen de lo que estaba aconteciendo allá arriba. Luego de que los nazis se marcharan, Even comprendió la dimensión de las pérdidas al contemplar a su familia rendida en la alfombra de la sala que minutos antes los congregara para cenar. El resto son suposiciones, conjeturas sin respaldo alguno más que la intuición y el buen sentido común. Sin pérdida de tiempo, Even se sentaría a escribir una última carta a sabiendas de que los alemanes la interceptarían. El contenido de dicha carta está aún en cuestión, tal vez contendría algún tipo de información sobre la ubicación del ejército aliado, la posible zona de desembarco o el número unidades aliadas disponibles alevosamente incrementado. Seguidamente, redactaría otra carta dirigida a Alencastre donde lo pondría al tanto de los últimos acontecimientos en Noruega y que, pese a todo, había que colocar a buen recaudo todo el material que tenían reunido. “El profesor Pollack fue interrogado y al no poder obtener nada de él también fue ejecutado”, alcanzó a escribir en las últimas líneas. “Por ello es importante que vayas a la biblioteca de la universidad y recojas toda la documentación posible antes de que los nazis la quemen. Imposible será tener contacto nuevamente. Ninguna muerte más justifica que conservemos inútilmente esta información. Tú eres el único capaz de valorar este esfuerzo. Saludos cordiales, Even”.

En cuanto terminó de leer la carta, salió de la casa rumbo a la universidad. Reunió toda la información que pudo y se aprestó a repasar, minuciosamente, cada una de las fuentes. La tristeza por la desaparición de Even dio paso a una súbita emoción por el hallazgo de las notas del profesor Pollack. Fueron días muy intensos los de la primera semana setiembre de 1944; Alencastre se las ingenió para darse el tiempo de revisar los apuntes del profesor con ayuda de algunos estudiantes que voluntariamente colaboraban con la reconstrucción de la universidad. Ninguno de ellos sabía del paradero de Even. “Dicen que era espía de los nazis y que huyó con ellos cuando llegaron los aliados”. Alencastre no dio crédito a estas versiones y se abocó a traducir los manuscritos de Pollack; tenía en sus manos aquello que ni en sueños hubiera podido imaginar.

Los pasajes nebulosos de esta historia se completaron en las siguientes décadas. La OSS norteamericana desclasificó los archivos de sus colaboradores europeos informando de los detalles de la operación “Nibelungo”. Muchos años después, en la memoria de Alejandro Alencastre, Even continuaría siendo el diligente estudiante noruego que encontró una muerte fatal producto de un malentendido. Ignoraría que Even se transfiguraba por las noches en “Sigfried”, el legendario héroe de la saga nibelunga que a la distancia informaba a los aliados acerca de las posiciones alemanas y a quien le debían el éxito de la campaña noruega. Para la mayoría de sus compatriotas, el nombre de Even Underlid era sinónimo de traición; tuvieron que pasar casi 50 años para que los noruegos comprendieran y aceptaran la realidad sobre su sacrificio. Conspiró en su contra la forma en que desapareció sin dar explicaciones; durante mucho tiempo, se extendió la versión de que Even —y no los nazis— fue quien ejecutó a su propia familia y que huyó hacia Alemania donde seguramente fue asesinado. Justo final para un traidor a la patria y a la familia. Nada más lejos de la verdad; Sigfried antepuso la libertad de Noruega a su bienestar y el de los suyos; de haberse entregado en aquella fatídica noche de agosto de 1944, habría muerto en vano. Gracias al joven Underlid los aliados anticiparon la invasión y Noruega quedó libre de los nazis. Su cuerpo nunca fue hallado, pero se presume que los servicios secretos norteamericanos e ingleses borraron toda posible evidencia sobre su paradero. Fue buscado donde no podría ser encontrado; esa fue la verdadera muerte de Even Underlid: transformarse irreversiblemente en Sigfried Köepke, un modesto agricultor de hortalizas en el norte de Irlanda.

A su retorno, Alejandro Alencastre recibió de manos del alcalde de San Francisco la medalla de honor en nombre de la comuna, y lo declaró hijo predilecto ante la emoción de sus padres y la efervescencia de los pobladores que nunca habían oído de un país llamado Noruega ni de los vikingos ni mucho menos entendían la importancia de la hazaña del joven Underlid. A la muerte de Alencastre, los documentos pasaron a formar parte del patrimonio bibliográfico de la universidad local, según lo indicado en su testamento. Las últimas noticias que tuve de Alencastre fueron tres meses después de nuestra entrevista; enfermo, agotado y ciego se dio tiempo de atenderme en su casa de la región de los lagos. Atento a cada detalle de su exposición, pude reconstruir su memoria y la de Even. Cuando concluí con mi parte del relato sobre su antiguo condiscípulo, agriamente me contestó, “ya lo sabía”.

A mí, Thomas Underlid Mehren, simplemente, me tocó la misión de contar, 63 años más tarde, la verdadera historia de mi abuelo Even Underlid.

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REVOLUCIONARIOS SÍ, REVOLTOSOS NO

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Henry Rivas
revistanaufrago@yahoo.es

Son nuestros dirigentes arequipeños ¿revolucionarios o revoltosos? Con esta interrogante, trataré de argumentar algunas ideas para intentar explicar el proceso político que vive el sur del Perú, especialmente, la ciudad de Arequipa. Este ensayo tendrá como objetivo ubicar el radio de acción de los dirigentes populares arequipeños en una de las siguientes categorías: revolucionarios o revoltosos. Primero, analizaremos el porqué los dirigentes arequipeños convocan paros y marchas; y segundo, analizaremos las consecuencias de estos actos en relación al futuro del sur del Perú, en especial, de Arequipa.

Con este propósito, trataremos de definir el concepto de “revolucionario” y de “revoltoso”. La palabra “revolucionario” procede del término revolución. Esta tiene, según la RAE siete definiciones no muy congruentes entre sí. La que tomamos en cuenta para nuestra reflexión es la segunda: “Cambio violento en las instituciones políticas, económicas o sociales de una nación”. (Mariátegui diferencia estos dos términos desde sus raíces francesas). Ahora este cambio puede realizarse o resolverse de múltiples formas. En la historiografía, se habla de tres tipos de revoluciones: la política, la social y la económica. “Revoltoso” tiene en cambio, según la RAE solo tres significados parecidos: (De revuelta, alboroto).1. Adj. Sedicioso, alborotador, rebelde. 2. Adj. Travieso, enredador. 3. Adj. Que tiene muchas vueltas y revueltas, intrincado.

La huella del Arequipazo

Desde el “Arequipazo” de 2002, nuestra ciudad ha liderado las protestas en contra de los gobiernos de turno. El “Arequipazo” fue una victoria popular y de todos los estratos sociales en contra de la privatización de las empresas de energía y agua de Arequipa. Desde la revolución del 50, no se experimentaba una insurgencia popular tan cohesionada en nuestra ciudad que involucrara a distintos estratos y que motivara un efluvio de identidad —que conviene estudiar en un ensayo aparte—. A partir de esa victoria, la posición arequipeña ha centrado su protesta en distintos temas. Principalmente, el costo de vida, la suba de combustibles y la política neoliberal del gobierno. En este contexto, las últimas paralizaciones fueron convocadas por la recién fundada APPA, “Asamblea Popular de los Pueblos de Arequipa”.

Curiosamente en los aspectos medulares y donde la dirigencia arequipeña pudiese tener un éxito trascendente, es decir, el aspecto minero y sus contribuciones al Estado y a la región, las paralizaciones han sido parciales y, en los últimos actos de lucha, nulas. A pesar de que la minera Cerro Verde de Arequipa ha incumplido en muchas ocasiones con los ofrecimientos que de buena fe pactó con la población, o los ha ido ejecutando de una forma perezosa, ya no es objeto de un cuestionamiento por parte de la dirigencia arequipeña.

La representatividad de la casta dirigencial ha variado. En décadas anteriores, el principal movimiento popular era AUPA (Asociación de Urbanizaciones Populares de Arequipa), que agrupaba principalmente a los pueblos jóvenes. Después de la caída de Fujimori, estos movimientos se reactivaron y dieron paso a la formación de otras agrupaciones como el FACA (Frente Amplio Cívico de Arequipa) —de mayor carácter inclusivo y representativo— que tuvo una actuación trascendente en la gesta del “Arequipazo”. Ahora se da paso a la FDTA (Federación de Trabajadores de Arequipa), y, por último, a la APPA (Asamblea Popular de los Pueblos de Arequipa) que antes de representar un frente popular, es un frente de corte socialista que no dialoga ni promueve una plataforma de lucha regional real, sino más bien, unilateral e impositiva.

Estas organizaciones tienen, a su vez, conflictos de representatividad y pugnas internas que van desde lo ideológico-político a las ambiciones personales. Los conflictos no son solo entre distintas clases o una “lucha de clases” como lo planteaba Marx; sino también, se dan dentro de las propias clases como apunta Antonio Cornejo Polar en La formación de la tradición literaria en el Perú: “Las contradicciones clasistas se mezclan con otras de contenido étnico, como es el caso del Perú, donde ambas categorías se entrecruzan sin cesar; la ambigüedad de los sujetos sociales se hace mucho más profunda. Complejas de por sí, por separado, las clases y las etnias cuando aparecen juntos y mixturadas son verdaderos abismos de inestabilidad y poliformismo”.

En las últimas paralizaciones la casta dirigencial arequipeña no ha logrado sus propósitos . La reducción del precio de los alimentos no se regula por protestas: la llamada “política neoliberal” ha resultado fortalecida por los elevados índices de crecimiento con que defiende el gobierno el rodillo económico que maltrata a los que no pueden participar de esa fiesta internacional que es la globalización. Asimismo, no existe una cohesión política e ideológica de la casta dirigente en nuestra ciudad. Todos se mueven de manera individual, torpe e irresponsable ante la problemática real del sur y, en particular, de Arequipa.

Si antes las revoluciones arequipeñas hacían caer a gobiernos o modificaban sustancialmente sus políticas, la actual casta sería definida como de “revoltosos”, carentes de cohesión e ideología , sus pugnas internas y de representatividad han debilitado su plataforma y las acciones que propugnan y promueven los asemejan más a una tribu de bárbaros sin horizonte y sin la formulación siquiera de un “Proyecto Nacional” o al menos de un “Proyecto para el Sur” o un “Proyecto para Arequipa”.

EL EFECTO BOOMERANG

Si colocamos en una balanza los beneficios y perjuicios de las últimas protestas arequipeñas el saldo será negativo. En este momento, Arequipa con 23,8 % de pobreza en toda su región, ha dejado de ser la segunda ciudad del país: Tacna con 20,4, Lima con 19,4, Tumbes con 18,1, Madre de Dios con 15.6 y, por último, Ica ,con 15,1 % de su población nos dan muestras generales, aunque no específicas, de que nuestro departamento no se dirige al éxito económico. Por su tradición, Arequipa no debería estar por debajo del segundo lugar. Sabemos que estas cifras del INEI sobre la pobreza en el Perú son refutables, pero si tomamos en cuenta que para ciertos grupos de empresarios Trujillo ha ocupado, después de Lima, un lugar seguro para las inversiones privadas, seguida por Piura y Chiclayo, entonces hay que tomar el problema con seriedad. Lamentablemente, Arequipa no presenta ese avance ni es beneficiada con las cifras de crecimiento. Si todavía ocupamos el segundo lugar en la presión tributaria, no es porque la reactivación económica haya sido positiva en nuestra región, sino porque el precio de los minerales se ha disparado en el mercado internacional, además que la presión tributaria en Arequipa (a los mortales, claro, no a los poderosos) es superior inclusive a la de Lima. Así, ese crecimiento en la presión tributaria es solo minera y producto de una eficiente y hasta a veces abusiva fiscalización tributaria (a un amigo empresario le hicieron pagar el IGV correspondiente al menú que obsequiaba a sus trabajadores) que no abarca los demás estamentos de la población y el mercado.

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Las guerras de este mundo

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Sociedad, poder y ficción en la obra de Mario Vargas Llosa
Planeta / Pontificia Universidad Católica del Perú, 2008

Arturo Caballero Medina
acaballerom@pucp.edu.pe

En noviembre de 2001, me encontraba cursando el último año de Literatura en la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa. Mientras preparaba el material para mi primera clase magistral sobre el simbolismo francés y los poetas malditos como parte de mis prácticas preprofesionales, pensaba en lo que me depararía el futuro una vez que ya no tuviera el pretexto de ser universitario. Terminado ese año, tenía cada vez más claro que la enseñanza sería el trabajo más inmediato al que podía acceder. Recuerdo que una mañana de la segunda semana de noviembre, un lunes o martes posiblemente, sintonicé de casualidad un desaparecido canal de cable cuya programación emitía congresos, conferencias, seminarios y otros eventos de interés cultural. Grande fue mi sorpresa cuando vi que ante un auditorio lleno de asistentes Jorge Edwards, Alonso Cueto, Nélida Piñón y José Miguel Oviedo conversaban amenamente acerca de la obra de Mario Vargas Llosa. De inmediato, busqué una cinta de VHS y grabé toda la conferencia hasta agotarla. Era el primer o segundo día del congreso Las guerras de este mundo organizado por la Pontificia Universidad Católica del Perú en homenaje al autor de La guerra del fin del mundo. Conseguí más cintas y grabé todas las conferencias restantes hasta las sesiones de preguntas. Nunca imaginé que aquello sería el anticipo de una larga dedicación al estudio de la obra de Vargas Llosa que en algunas semanas llegará a su fin. Transcurridos ocho años, esas imágenes permanecen intactas en mi memoria y es por eso que cuando leí este libro inevitablemente retrocedí esos ocho años hasta situarme en el momento preciso que terminaba para mí una etapa y comenzaba otra nueva: mi último año como estudiante y el primero como profesor de Literatura. Por ello, el comentario de este libro tiene un particular significado para el autor de esta nota.

Las guerras de este mundo reúne las ponencias leídas en aquella oportunidad por amigos escritores, críticos literarios y especialistas de las ciencias sociales que desde diferentes perspectivas abordaron la obra de nuestro célebre novelista. El libro consta de cuatro secciones claramente definidas. En la primera, escritores y periodistas Nélida Piñón, Enrique Krause, Carlos Alberto Montaner, Plinio Apuleyo Mendoza, Antonio Tabucci. J.J. Armas Marcelo, Jorge Edwards y Efraín Cristal dan sus impresiones acerca de algunas novelas, la trayectoria periodística o breves trazos biográficos que tienen el privilegio de quien escribe como testigo y amigo personal de Vargas Llosa. Salvo la ponencia de Efraín Kristal, el resto no levantará mayor expectativa en el crítico literario acostumbrado a planteamientos o interpretaciones reveladoras. Kristal elabora un análisis preciso y pormenorizado de las líneas argumentales de La fiesta del chivo. Demuestra su oficio de crítico literario en la medida que profundiza en los aspectos claves de esta novela. Otro aspecto a destacar es que establece vínculos entre esta obra y otras novelas del mismo autor como Historia de Mayta y Conversación en La Catedral. Sin embargo, su interpretación de la novela sobre el dictador dominicano no difiere mucho de aquello que ha sido percibido por varios críticos: el poder dictatorial corrompe todo cuanto está a su alrededor. A pesar de esto, aporta una idea que sí considero enriquece la comprensión de la novela: La fiesta del chivo como síntesis entre la acción individual a favor del cambio y de la presión que ejerce el grupo sobre el individuo; y de cómo el individuo dictador actúa sobre la sociedad.

Del resto de ponencias en esta sección, me impresionó además la de J.J Armas Marcelo. Artículo bastante apasionado, digno de un admirador y biografista de la obra y figura de Vargas Llosa. Interesante la tesis que maneja sobre el Jeckyll y Mr. Hyde vargallosianos: la diferencia entre las dos escrituras ?la ensayística o periodística y la literaria de ficción? es aparente porque en ambas subsiste lo ideológico, en caso de Vargas Llosa, la defensa irrestricta de la libertad individual. Aproximación importante que brinda mayores luces para afirmar que durante la etapa socialista y en la actual liberal, Vargas Llosa conserva sus convicciones ideológicas intactas, pero con una orientación diferente: como socialista y como liberal siempre defendió la libertad individual y se opuso radicalmente a cualquier forma de coacción sin importar de donde viniera.

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Círculo de Estudios Políticos y Sociales – CIREPS

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Considerando que una de las funciones principales de la política sino la más importante, es la de posibilitar una convivencia justa, factible y pacífica, comprendemos que su ejercicio no puede prescindir de la inclusión de los sectores históricamente desplazados y excluidos del espacio público deliberativo ni del diseño de una política de Estado que, a través del diálogo y la concertación, contribuya a superar las aún presentes brechas de desigualdad. Por ello, nos comprometemos a realizar un profundo examen sobre las causas estructurales que impiden un desarrollo equitativo y una justa distribución de los bienes y recursos generados en nuestro país a trasluz de un análisis atento del devenir nacional orientado por una comprensión mayor que le brinde carácter de guía.

Creyentes en la necesidad que la democracia se consolida a partir de reglas igualitarias de conducción, un Estado de derecho consolidado y la generación de acuerdos entre todas las partes, vemos con preocupación la creciente recurrencia de conflictos locales de índole regional que no pueden ser absorbidos por los canales formales previstos para su canalización comprometiendo así la solvencia y posibilidad del sistema de poderlos regular y resolver de forma pacífica. Llamamos la atención respecto a la necesidad de combatir a través del estudio, la reflexión política y las iniciativas comunes de base; las implicancias y repercusiones del recurso a la violencia, analizando sus causas de aparición y proponiendo alternativas viables ofrecidas desde las canteras de la Cultura de Paz, la Ética aplicada y la Teoría de Manejo y transformación de conflictos.

Conscientes que la sola existencia de partidos políticos no es garantía para la consolidación del régimen democrático y que la política partidaria no es el botín de sus correligionarios, comprendemos la apatía y la creciente desconfianza de la población en general respecto a la clase política llamando la conciencia del ciudadano de a pie sobre la constatación de que a menor participación y control ciudadano mayor posibilidad de que grupos y sectores de corte dictatorial-autoritario reaparezcan generando además el cáncer de la corrupción. Las posibilidades de revertir dichas condiciones requieren de un compromiso serio y honesto por parte de la ciudadanía, la clase política y la sociedad en su conjunto. Es preciso tomar conciencia de la necesidad de construir una cultura democrática comprendiendo que ella no puede sustentarse más en la improvisación o el aprovechamiento circunstancial de nuestra historia nacional más en un proyecto de acción común que sea respuesta a una visión moderna, deliberada y plausible de país, basado en los principios de pluralidad y tolerancia propios de un régimen democrático constitucional. Las instituciones de la sociedad civil y los foros públicos que dispone el Estado constituyen espacios de diálogo en los que puede forjarse la cultura cívica que necesitamos.

(ir a la página de CIREPS)
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Encuesta de opinión

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Por qué no escribiré sobre Magaly Medina

Porque no deseo aunarme al coro de voces que plantean discusiones bizantinas sobre un asunto que jurídica y mediáticamente lo tengo muy claro.
Porque los temas de interés nacional se están dejando de lado, como suele suceder, para dar cobertura a otros mucho menos trascendentes.
Porque la verdadera cortina de humo la creamos cuando inflamos más allá de lo debido la importancia del encierro de un personaje que ha contribuido al descrédito de la televisión peruana.
Porque, a diferencia de Cosas, Caras, Luna, Vanidades y otras revistas similares que plantean como cuestión de interés público que María Cucuchi Ñunez del Prado y Álvarez Calderón-Maguiña es la mejor vestida en los tés de tías del Club Nacional, desde aquí estoy convencido que existe un público expectante sobre cuestiones más importantes que la mayoría de medios de comunicación -pero sí muchos blogs- no abordan.

Por todo ello, ahora los dejo con la encuesta de la semana

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Poesía viva

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Arturo Caballero Medina
acaballerom@pucp.edu.pe

A continuación, publicamos una selección de poemas publicados recientemente, tanto en Arequipa como en Lima, por jóvenes escritores. En diversas oportunidades, me hicieron llegar sus textos para que les brindara mis impresiones; sin embargo, considero que tan importante como la crítica es la difusión de la creación literaria que, sobre todo en poesía, atraviesa dificultades en cuanto a la publicación, distribución y continuidad de las publicaciones. La mayoría de editoriales que publicaron los libros que contienen estos poemas son independientes y lanzan tirajes que, en el mejor de los casos, no sobrepasan los 500 ejemplares —inclusive en editoriales transnacionales, la publicación de un libro de poesía de Watanabe en España no excede los 2000 ejemplares— lo cual nos da una idea acerca de lo complicado que resulta publicar poesía hoy en nuestro país. Mediante esta breve antología, deseamos brindar un reconocimiento a todos aquellos amigos poetas que siguen apostando por la creación literaria a pesar de las dificultades de este oficio.

Revelaciones

La lejanía me sabe ahora
a las nubes que se pierden
en Andrómedas…

Un árbol canta
quizá con instinto de cardumen
revelándonos:
diques
olas
sonidos
estrellas
Cartílagos que se esconden
tras la sombra de una piedra

Robert Baca Oviedo (Arequipa, 1986)
Ideograma. Arequipa: Dragostea, 2007.

Desnudo Centro

Dulcemente restregamos carbones en los ojos
y boqueamos nuevamente el aire
Preguntas por aquel lejano pájaro
que se vistió de tierra
o por la insomne ola que llaga al mar
para extraer los secretos de su abismo

Sólo el filo de la duda nos enseña:
en la orgía de la Luna
nuestras sombras
no tienen insondables
horizontes

Uno a uno cuentas tus miembros
lamiendo la orilla del cuchillo
esparciendo ensordeciendo
todos los enigmas
de aquel
Desnudo Centro

Dante Ramírez La Torre (Lima, 1980)
Poema encarnado. Lima: Hipocampo, 2008.

Mare Magnum

Para Ángela

¿Sabes algo de la belleza? ¿Del mar?

Como un incesante, tumultuoso
devenir llegan olas, y se van,
y no queda sino un efímero rugido, un rezumante
balbuceo salino, y una remota nostalgia de algo ajeno e innombrable
ya definitivamente perdido.
¿Sabe el mar de su belleza?

(A lo lejos, en un resquicio del ocaso, una milenaria plegaria
de mercuriales navíos, inapetentes náufragos
E incógnitas mareas
y airados peces en llameantes vuelos espectrales).

¿Saben la arena, el viento, el atardecer amarillento,
el oleaje insaciable
De su atávica rutina, de su vitalismo irrefrenable,
de su inefable desmesura o turbio sosiego?
¿Sabes tú?
¿Sabe acaso el Mar del mar?

Jimmy Marroquín (Arequipa, 1970)
Teoría angélica. Lima: Lago Sagrado, 2006.

Ícaro ensaya su primer vuelo

La primera tristeza que invadió su corazón de niño:
Saber que no era un ave
Que no podía volar
Y saber que eso era tan físico como su odio a sí mismo
Que más bien iba a ser un hombre de bien y olvidarse de tantas cosas
Desagradable aroma de su inocencia
Cada tarde ensaya su vuelo y cae siempre de cabeza
Llora, gime, mira con envidia a las aves
Alguna vez probó marihuana
Peor aquel viaje terminó en una golpiza
Pero no se rinde
Crea artilugios de poeta, sueña con plumas y que es un ave fénix
Hermoso, ÌCARO, pero tonto, tercamente, cae mil y mil veces
Y así crece, con dolor, pero no le salen alas
Le salen brazos con los que trabaja de noche
Y piernas con las que huye de día
Huye de aquella maldición de estar pegado a la tierra
De aquella estúpida gravedad
Que no lo deja volar
Quiere dejar atrás todo dolor
Emigrar a una tierra donde nadie lo dañe
Donde pueda hacer piruetas en el aire, feliz, ÍCARO.

Rodolfo Pacheco (Lima, 1969-2008)
Alucinada Cordelia. Lima: Hipocampo, 2006.

los ojos ausentes

la neblina me abraza
como tus caricias de nieve

ojo de mi madre
ojo tuyo
en el cáliz del desayuno

ojos millones
silenciosamente ausentes
los dos ojos
omniscientes
en mi cama de almohadas de hielo

Edwin Camasca (Ayacucho, 1972)
En el fragor del silencio. Lima: Fondo Editorial UNMSM / Dedo crítico.
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Presentación Penantes y Poema encarnado

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Arturo Caballero Medina

El viernes 17 en el auditorio de la Facultad de Letras de San Marcos, Percy Ramírez presentó su poemario Penantes y Dante Ramírez hizo lo propio con Poema encarnado ambos bajo el sello de Hipocampo editores, editorial dirigida por Teófilo Gutiérrez. Pero antes de comentar la presentación debo decir que la manera como conocí a Percy una semana antes confirma este dicho popular que dice “el mundo es un pañuelo”. Conocí a Percy por intermedio de un amigo común en la PUCP quien presentaría su libro en el Yacana; sin embargo, ya tenía referencias de Percy y de Dante a través de otros dos amigos: Rodolfo Pacheco me regaló la revista Poentos, una publicación conjunta que contenía poemas y cuentos, editada regularmente por Dante y Percy; otro ejemplar me fue alcanzado por Henry Rivas quien estudiaba la maestría de literatura en San Marcos con Dante. Además, en el 2003, en Arequipa, fuimos presentados con Percy durante el Primer Coloquio de Estudiantes de Literatura “Alberto Hidalgo”. Después, recuerdo haberlo visto de algunas presentaciones de libros y eventos culturales, pero en encuentro definitivo tuvo lugar en el momento que Giuliano Terrones nos presentara en la PUCP.

En aquella oportunidad, hablamos de lo que nos congrega: literatura, libros, poesía, novelas, escritores, política, en fin, de todo aquello que en una conversación entre gente apasionada por la literatura puede darse. Comentaba con Percy y Giuliano que, a diferencia de lo que me pasaba en San Agustín de Arequipa, no había encontrado muchos amigos con los cuales compartir estos temas, seguramente, porque el medio laboral no te da tiempo sino para comentar guiones de clase o asuntos administrativos relacionados con el trabajo, pero muy poco espacio para discutir sobre cuestiones literarias. Mucho “pecho frío” abunda en el medio, les dije, gente que se dejó empapelar por la burocracia del trabajo y que encerró en un cajón su pasión por la literatura si es que alguna vez la tuvo. Por este compromiso con la creación, por esta manera de enfrentar la realidad mediante la poesía, que es un antídoto contra el conformismo, es que acepté asistir a la presentación de Penantes y Poema encarnado.

La presentación fue iniciada por Teófilo Gutiérrez, editor y escritor que dirige Hipocampo editores, quien intervino acerca de las vicisitudes que enfrenta un escritor en el Perú sobre todo de poesía. El camino hacia la anhelada publicación está plagado de postergaciones, revisiones constantes, búsqueda de financiación y de persecuciones a un prologuista o escritor renombrado para robarle algunas palabras que den impulso al libro. Luego Gonzalo Espino, especialista en literaturas orales e indígenas, comentó algunos rasgos comunes entre la poética de Dante y Percy entre las que resaltó el rescate de la tradición poética, pero no para mantenerla sino para subvertirla. Señaló, además, que le parecía que la propuesta de ambos significaba una renovación de lo que desde el 2000 se viene publicando en poesía. Por su parte, Zenón de Paz brindó una interesante aproximación filosófica al poema “Es | finge” de Percy Ramírez. Finalmente, después que ambos autores leyeron algunos poemas de sus libros, la velada culminó con la participación de un grupo de música latinoamericana que fusionaba este género con ritmos más contemporáneos.

En la próxima nota, publicaré una reseña sobre los poemarios de Dante y Percy Ramírez.
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Presentación Penantes y Poema encarnado

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Arturo Caballero Medina

El viernes 17 en el auditorio de la Facultad de Letras de San Marcos, Percy Ramírez presentó su poemario Penantes y Dante Ramírez hizo lo propio con Poema encarnado ambos bajo el sello de Hipocampo editores, editorial dirigida por Teófilo Gutiérrez. Pero antes de comentar la presentación debo decir que la manera como conocí a Percy una semana antes confirma este dicho popular que dice “el mundo es un pañuelo”. Conocí a Percy por intermedio de un amigo común en la PUCP quien presentaría su libro en el Yacana; sin embargo, ya tenía referencias de Percy y de Dante a través de otros dos amigos: Rodolfo Pacheco me regaló la revista Poentos, una publicación conjunta que contenía poemas y cuentos, editada regularmente por Dante y Percy; otro ejemplar me fue alcanzado por Henry Rivas quien estudiaba la maestría de literatura en San Marcos con Dante. Además, en el 2003, en Arequipa, fuimos presentados con Percy durante el Primer Coloquio de Estudiantes de Literatura “Alberto Hidalgo”. Después, recuerdo haberlo visto de algunas presentaciones de libros y eventos culturales, pero en encuentro definitivo tuvo lugar en el momento que Giuliano Terrones nos presentara en la PUCP.

En aquella oportunidad, hablamos de lo que nos congrega: literatura, libros, poesía, novelas, escritores, política, en fin, de todo aquello que en una conversación entre gente apasionada por la literatura puede darse. Comentaba con Percy y Giuliano que, a diferencia de lo que me pasaba en San Agustín de Arequipa, no había encontrado muchos amigos con los cuales compartir estos temas, seguramente, porque el medio laboral no te da tiempo sino para comentar guiones de clase o asuntos administrativos relacionados con el trabajo, pero muy poco espacio para discutir sobre cuestiones literarias. Mucho “pecho frío” abunda en el medio, les dije, gente que se dejó empapelar por la burocracia del trabajo y que encerró en un cajón su pasión por la literatura si es que alguna vez la tuvo. Por este compromiso con la creación, por esta manera de enfrentar la realidad mediante la poesía, que es un antídoto contra el conformismo, es que acepté asistir a la presentación de Penantes y Poema encarnado.

La presentación fue iniciada por Teófilo Gutiérrez, editor y escritor que dirige Hipocampo editores, quien intervino acerca de las vicisitudes que enfrenta un escritor en el Perú sobre todo de poesía. El camino hacia la anhelada publicación está plagado de postergaciones, revisiones constantes, búsqueda de financiación y de persecuciones a un prologuista o escritor renombrado para robarle algunas palabras que den impulso al libro. Luego Gonzalo Espino, especialista en literaturas orales e indígenas, comentó algunos rasgos comunes entre la poética de Dante y Percy entre las que resaltó el rescate de la tradición poética, pero no para mantenerla sino para subvertirla. Señaló, además, que le parecía que la propuesta de ambos significaba una renovación de lo que desde el 2000 se viene publicando en poesía. Por su parte, Zenón de Paz brindó una interesante aproximación filosófica al poema “Es | finge” de Percy Ramírez. Finalmente, después que ambos autores leyeron algunos poemas de sus libros, la velada culminó con la participación de un grupo de música latinoamericana que fusionaba este género con ritmos más contemporáneos.

En la próxima nota, publicaré una reseña sobre los poemarios de Dante y Percy Ramírez.
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Indefiniciones políticas. Sobre el artículo de Luis Carlos Malca

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Arturo Caballero

(Recomiendo leer antes el post de Gonzalo Gamio sobre el particular y el artículo de Malca)

Desde hace algunos meses tenía previsto escribir un ensayo sobre cuyo título precisamente era La izquierda reaccionaria. Lo hacía con una intención distinta a la de Luis Carlos Malca, es decir, no para proponer un cambio de términos, sino para distinguir el trigo de la paja. Es que uno de los retos que enfrenta la nueva izquierda, así como la vieja guardia, es la fragmentación interna; en contraste con el espíritu de cuerpo que mayormente caracteriza a los bloques conservadores, reaccionarios y de derecha, la izquierda ha tenido que lidiar sobre todo contra las facciones que amenazaban diluirla en un sinfin de partículas en torno a un líder.

En el artículo “Izquierda reaccionaria”, Malca sostiene que el término izquierda caviar debe cambiarse por el de izquierda reaccionaria. Supuestamente esta es la postura que pretende demostrar. Sin embargo, no logra este cometido ni expone los argumentos que persuadan de la validez de su postura. Veámoslo a continuación

SOLO GIRO A LA IZQUIERDA

Primero, describe a los integrantes de la izquierda caviar como un grupo elitista identificado claramente con una clase social económicamente privilegiada y de piel blanca. De esto último se deduce que los caviares poseen cierto poder que utilizan para refrendar la validez de sus propuestas, lo cual entra en contradicción con lo mencionado por Malca en el mismo texto, o sea, que la izquierda caviar es un grupo indeterminado. ¿Los caviares son un grupo selecto, exclusivo, identificable y diferenciable o son una masa informe e indeterminada? Asimismo, apelar al calificativo de “gente bien” para validar su crítica a los caviares no es un recurso que logre convencer porque en nada esclarece el debate en torno al rol de los cuestionados caviares: lo que hace es retransmitir un prejuicio que, como todo enunciado de ese tipo posee la eficacia de la pincelada efectista y sonora, pero carece de la necesaria profundidad para explicar las debilidades de la propuesta contraria. Si Malca, con mayor tranquilidad hubiera diseñado un análisis suscinto de ideas, habría evitado recurrir a la personalización de adjetivos como suele hacerlo Andrés Bedoya Ugarteche, Aldo Mariátegui, Rafael Romero o Uri Ben Schmuel. Estoy seguro que ni siquiera Eduardo Hernando Nieto ni cualquier otro representante de la derecha pensante podría ampararse en las opiniones de los periodistas antes mencionados; así como, difícilmente, aquellos que nos definimos de izquierda podríamos suscribir los exabruptos de Hugo Chávez o las transnochadas opiniones de Roberto Ledesma.

Otro error de Malca es grupalizar a los sujetos que critica bajo una misma etiqueta (al igual que aquellos que piensan que Humala o Chávez son de izquierda o que representan a la izquierda. Error muy frecuente cuando se abarca un cuerpo muy amplio y por encima de cualquier posibilidad de definición. ¿Quiénes son los destinatarios de la crítica de Malca? Solo leemos adjetivos ya consignados en la trilogía ultraconservadora del periodismo que le hace un flaco favor a los intelectuales de derecha. Caracterizar conductas grupales sin identificar a los sujetos es como pensar que en la noche todos los gatos son pardos. Con esa misma lógica, Eduardo Hernando Nieto y Andrés Bedoya Ugarteche (o Aldo Mariátegui) serían interlocutores igualmente válidos en un debate sobre Derechos Humanos: personalmente preferiría debatir con el primero por la calidad de sus argumentos.

En segundo lugar, indica que detrás de las propuestas de los caviares se esconde un fundamentalismo camuflado mediante ideas como justicia social, derechos humanos y medio ambiente. Tal fundamentalismo consistiría en la defensa de una verdad divina, es decir, que detrás de la defensa de los derechos humanos, por ejemplo, subyace la idea del culto a una verdad como quien rinde culto a Dios. Malca confunde la defensa de una convicción con dogmatismo e intransigencia. Bajo esta lógica, cualquiera que sostenga una creencia por el solo hecho de creer firmemente en ella o por manifestar abierta y recurrentemente su desacuerdo con ciertos temas sería un reaccionario. Una mente dogmática, fundamentalista o fanática no solo cree tener la verdad sino que se empeña en que el Otro crea y sienta esa verdad con la misma intensidad; es más, está muy preocupado en que el Otro se corrija puesto que el fundamentalista asume apriori que el Otro está equivocado. Es así que la línea entre fanatismo y librepensamiento es muy frágil: resulta muy fácil convertirse en fanático del antifanatismo. En tanto, Malca no distingue los matices será difícil saber quiénes son los fanáticos intransigentes que pretenden imponer por la fuerza el credo de los DDHH.

Respecto a las conquistas caducas no me queda claro a qué se refiere exactamente. ¿Le parece que los derechos humanos o la justicia social son reclamos caducos?

Otro aspecto que merece ser comentado es lo referente a la tolerancia con los intolerantes a propósito de algunos comentarios sobre la participación de Malca en la semana de los DDHH en la PUCP. Al menos yo lo tengo muy claro. La pluralidad no implica dar tribuna abierta a los incendiarios para quemar la pradera. Eso es imprudencia y falta de sensatez. No debe confundirse objetividad con dogmatismo o la diversidad con relativismo. En tiempos donde muy pocos se atreven a llamar las cosas por su nombre suele suceder que opiniones polémicas pasan por innovadoras; el insulto procaz con la crítica frontal (sino lean los artículos de Andrés Bedoya Ugarteche). Bajo el argumento de una malentendida apertura entonces justificaríamos a los que irrumpieron en la ceremonia de la CVR+5 en el Ojo que llora, puesto que ejercían su libertad de expresión. Peor todavía si es que se formaliza la participación extemporánea de un expositor que se dedicó a ironizar sobre los asistentes al evento. Si para Punto Edu ello no constituye una ofensa -como aclaran en una respuesta a un lector- no sé qué puede llegar a serlo.

Finalmente, el título del artículo se presenta interesante pero no logra cuajar completamente. Malca debió incidir en definir lo que entendía por izquierda reaccionaria, o sea, en aquellos rasgos que distinguen a esta izquierda de las demás. Malca propone un reemplazo de términos, mas no realiza un análisis serio del término propuesto: lanzar diatribas o calificativos a diestra y siniestra no es el medio para analizar el tema que plantea. Sin embargo, sí estoy de acuerdo en que existe una izquierda reaccionaria, aquella que no deslindó ni deslinda posturas con el terrorismo, aquella que hasta ahora no realiza un mea culpa y que se empeña en sostener posturas anacrónicas como la revolución armada o reducir la injusticia social a la lucha de clases. Esta izquierda es la que merece ser cuestionada y definida como un lastre para la nueva izquierda. De otro lado, también creo que existe una izquierda caviar, frívola, superficial y de cóctel, pero de ninguna manera gravitante a nivel de la ciudadanía y mucho menos intelectualmente. La izquierda a la que se le llama caviar está en otro lado y no en la CVR ni en las ONG pro derechos humanos. Es aquella que teme asumir un rol protagónico en la política nacional y que se niega a comprarse el pleito con sus detractores. Esa izquierda y no otra, merece todo mi rechazo.
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Indefiniciones políticas. Sobre el artículo de Luis Carlos Malca

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Arturo Caballero

(Recomiendo leer antes el post de Gonzalo Gamio sobre el particular y el artículo de Malca)

Desde hace algunos meses tenía previsto escribir un ensayo sobre cuyo título precisamente era La izquierda reaccionaria. Lo hacía con una intención distinta a la de Luis Carlos Malca, es decir, no para proponer un cambio de términos, sino para distinguir el trigo de la paja. Es que uno de los retos que enfrenta la nueva izquierda, así como la vieja guardia, es la fragmentación interna; en contraste con el espíritu de cuerpo que mayormente caracteriza a los bloques conservadores, reaccionarios y de derecha, la izquierda ha tenido que lidiar sobre todo contra las facciones que amenazaban diluirla en un sinfin de partículas en torno a un líder.

En el artículo “Izquierda reaccionaria”, Malca sostiene que el término izquierda caviar debe cambiarse por el de izquierda reaccionaria. Supuestamente esta es la postura que pretende demostrar. Sin embargo, no logra este cometido ni expone los argumentos que persuadan de la validez de su postura. Veámoslo a continuación

SOLO GIRO A LA IZQUIERDA

Primero, describe a los integrantes de la izquierda caviar como un grupo elitista identificado claramente con una clase social económicamente privilegiada y de piel blanca. De esto último se deduce que los caviares poseen cierto poder que utilizan para refrendar la validez de sus propuestas, lo cual entra en contradicción con lo mencionado por Malca en el mismo texto, o sea, que la izquierda caviar es un grupo indeterminado. ¿Los caviares son un grupo selecto, exclusivo, identificable y diferenciable o son una masa informe e indeterminada? Asimismo, apelar al calificativo de “gente bien” para validar su crítica a los caviares no es un recurso que logre convencer porque en nada esclarece el debate en torno al rol de los cuestionados caviares: lo que hace es retransmitir un prejuicio que, como todo enunciado de ese tipo posee la eficacia de la pincelada efectista y sonora, pero carece de la necesaria profundidad para explicar las debilidades de la propuesta contraria. Si Malca, con mayor tranquilidad hubiera diseñado un análisis suscinto de ideas, habría evitado recurrir a la personalización de adjetivos como suele hacerlo Andrés Bedoya Ugarteche, Aldo Mariátegui, Rafael Romero o Uri Ben Schmuel. Estoy seguro que ni siquiera Eduardo Hernando Nieto ni cualquier otro representante de la derecha pensante podría ampararse en las opiniones de los periodistas antes mencionados; así como, difícilmente, aquellos que nos definimos de izquierda podríamos suscribir los exabruptos de Hugo Chávez o las transnochadas opiniones de Roberto Ledesma.

Otro error de Malca es grupalizar a los sujetos que critica bajo una misma etiqueta (al igual que aquellos que piensan que Humala o Chávez son de izquierda o que representan a la izquierda. Error muy frecuente cuando se abarca un cuerpo muy amplio y por encima de cualquier posibilidad de definición. ¿Quiénes son los destinatarios de la crítica de Malca? Solo leemos adjetivos ya consignados en la trilogía ultraconservadora del periodismo que le hace un flaco favor a los intelectuales de derecha. Caracterizar conductas grupales sin identificar a los sujetos es como pensar que en la noche todos los gatos son pardos. Con esa misma lógica, Eduardo Hernando Nieto y Andrés Bedoya Ugarteche (o Aldo Mariátegui) serían interlocutores igualmente válidos en un debate sobre Derechos Humanos: personalmente preferiría debatir con el primero por la calidad de sus argumentos.

En segundo lugar, indica que detrás de las propuestas de los caviares se esconde un fundamentalismo camuflado mediante ideas como justicia social, derechos humanos y medio ambiente. Tal fundamentalismo consistiría en la defensa de una verdad divina, es decir, que detrás de la defensa de los derechos humanos, por ejemplo, subyace la idea del culto a una verdad como quien rinde culto a Dios. Malca confunde la defensa de una convicción con dogmatismo e intransigencia. Bajo esta lógica, cualquiera que sostenga una creencia por el solo hecho de creer firmemente en ella o por manifestar abierta y recurrentemente su desacuerdo con ciertos temas sería un reaccionario. Una mente dogmática, fundamentalista o fanática no solo cree tener la verdad sino que se empeña en que el Otro crea y sienta esa verdad con la misma intensidad; es más, está muy preocupado en que el Otro se corrija puesto que el fundamentalista asume apriori que el Otro está equivocado. Es así que la línea entre fanatismo y librepensamiento es muy frágil: resulta muy fácil convertirse en fanático del antifanatismo. En tanto, Malca no distingue los matices será difícil saber quiénes son los fanáticos intransigentes que pretenden imponer por la fuerza el credo de los DDHH.

Respecto a las conquistas caducas no me queda claro a qué se refiere exactamente. ¿Le parece que los derechos humanos o la justicia social son reclamos caducos?

Otro aspecto que merece ser comentado es lo referente a la tolerancia con los intolerantes a propósito de algunos comentarios sobre la participación de Malca en la semana de los DDHH en la PUCP. Al menos yo lo tengo muy claro. La pluralidad no implica dar tribuna abierta a los incendiarios para quemar la pradera. Eso es imprudencia y falta de sensatez. No debe confundirse objetividad con dogmatismo o la diversidad con relativismo. En tiempos donde muy pocos se atreven a llamar las cosas por su nombre suele suceder que opiniones polémicas pasan por innovadoras; el insulto procaz con la crítica frontal (sino lean los artículos de Andrés Bedoya Ugarteche). Bajo el argumento de una malentendida apertura entonces justificaríamos a los que irrumpieron en la ceremonia de la CVR+5 en el Ojo que llora, puesto que ejercían su libertad de expresión. Peor todavía si es que se formaliza la participación extemporánea de un expositor que se dedicó a ironizar sobre los asistentes al evento. Si para Punto Edu ello no constituye una ofensa -como aclaran en una respuesta a un lector- no sé qué puede llegar a serlo.

Finalmente, el título del artículo se presenta interesante pero no logra cuajar completamente. Malca debió incidir en definir lo que entendía por izquierda reaccionaria, o sea, en aquellos rasgos que distinguen a esta izquierda de las demás. Malca propone un reemplazo de términos, mas no realiza un análisis serio del término propuesto: lanzar diatribas o calificativos a diestra y siniestra no es el medio para analizar el tema que plantea. Sin embargo, sí estoy de acuerdo en que existe una izquierda reaccionaria, aquella que no deslindó ni deslinda posturas con el terrorismo, aquella que hasta ahora no realiza un mea culpa y que se empeña en sostener posturas anacrónicas como la revolución armada o reducir la injusticia social a la lucha de clases. Esta izquierda es la que merece ser cuestionada y definida como un lastre para la nueva izquierda. De otro lado, también creo que existe una izquierda caviar, frívola, superficial y de cóctel, pero de ninguna manera gravitante a nivel de la ciudadanía y mucho menos intelectualmente. La izquierda a la que se le llama caviar está en otro lado y no en la CVR ni en las ONG pro derechos humanos. Es aquella que teme asumir un rol protagónico en la política nacional y que se niega a comprarse el pleito con sus detractores. Esa izquierda y no otra, merece todo mi rechazo.
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