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Crítica y sinopsis de películas

Crónica sobre la bohemia cultural puneña

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Por Vladimir Terbullino

A partir de dos hechos fortuitos tuve contacto con el ambiente de la bohemia cultural en Puno, en diciembre de 2005. Llegué sin conocer a nadie, excepto al terrible soroche, famoso a los 4 000 m.s.n.m., el cual me obligó a beber un mate de coca bien concentrado, como recomiendan los manuales de turismo, además de evitar perderme la noche postrado en cama. Como todo errabundo perdido, comencé a caminar sin ton ni son, buscando restaurantes baratos para comer y alguna curiosidad en las ferias artesanales. Eran vísperas de Navidad y la calle principal, avenida Lima, bullía de transeúntes, turistas y negociantes que ofrecían desde carnitas hasta chompas de vicuña. En medio de esa marabunda comercial, encontré un letrero que con letras parcas decía: “Biblioteca Municipal de Puno”. Era una noche fría y en el segundo piso encontré una raza de hombres que detestaban el “mundano ruido” y se refugiaban en las lecturas sobre mesas carcomidas por las polillas. Apenas unas bombillas alumbraban lúgubremente la sala, mientras dos señores proveían la bibliografía requerida.

La mayoría era jóvenes —muy jóvenes, incluso— y eso me causó una extraña alegría. En esa biblioteca a la que asistía Gamaliel Churata quien llegara ser director con solo sus estudios primarios —luego me enteré— pude conseguir todas las obras de mi poeta estudiado, Alejandro Peralta, que en Lima había padecido conseguir e incluso hurtado una copia de su poemario Ande en San Marcos. Este fue el primer suceso fortuito.

El segundo suceso ocurrió a continuación, luego de haber sido expectorado de la biblioteca, mientras caminaba con mi cansancio a cuestas por la misma avenida Lima. Me llamó la atención encontrar un puesto de periódicos a esas horas, que expendía, entre calatas y muertos de los diarios matutinos, revistas de literatura y libros de corte académico, algunos eran fotocopias de publicaciones locales “agotadas”, como anunciaba el vendedor, orgulloso de sus posesiones. Allí compré el Pez de oro, cuyo contenido variaba desde la creación poética hasta la crítica literaria. Me llamaron la atención, en primer lugar, la portada que tenía el dibujo de una calata con poderosas caderas, muy bella. Luego, que una revista de literatura tuviera tanta continuidad –era el doceavo número-. Y, finalmente, el título similar a la obra de Churata. Inmediatamente llamé a uno de los directores de la revista, Víctor Villegas, a quien pude conocer al día siguiente.

Al día siguiente y en el mismo puesto de periódicos, compré Apumarka, revista abundante de páginas que también trataba sobre crítica y creación literaria. Con el mismo método llamé al director, Jorge Flórez Aybar, quien, con voz seria, me citó para encontrarnos en el Centro Cultural Sur de Escritores Puneños. El lugar parecía un trozo de la casona de San Marcos, con sus escaleras de madera que crujían al pisarlas. En el segundo piso estaba este personaje con otros amigos que charlaban amenamente. La impresión fue estar en una de esas conversas de la Lima de los veinte, con un café humeante y la pasión por los libros. Era como hallar una de esas bohemias perdidas de la capital, que ahora degeneran en chupa pelada y trifulcas, sin otro fin que el ojo morado y la pose de poeta maldito. José nos recibió muy bien —a mí y a mi compañera—, me brindó datos importantes para mi tesis y de paso, nos regocijamos con la chismografía local: “Mamani ha hecho mucho daño a los Orkopata brindando información falsa”. “Créele a Tamayo Vargas, el verdadero lugar de reunión de Churata está en Caja de Aguas.” Allí también me informó que el vendedor de periódicos tan osado había estudiado una maestría en lingüística; sin embargo, se aferraba al oficio porque siempre lo había hecho y de ese modo era feliz. “A propósito, también ha publicado un artículo en Apumarka. Esa tarde, fui a conversar con este personaje, Prudencio Ramos, el cual me sorprendió con su cultura bibliográfica, la agenda cultural tanto de Puno como de otras regiones del Perú, incluyendo Lima, sus críticas a los libros que él vendía y el raje hacia la intelectualidad de biblioteca.

La noche del día siguiente fui al encuentro de mi amigo Víctor, en la plaza de la calle Lima. Me había prometido presentarme a “los jóvenes”, los cuales estaban muy enterados con respecto a la “bibliografía perdida” de los Orkopata. Sonaba sobre todo el nombre de José Luis Velásquez, quien a sus 25 años ya contaba con estudios de doctorado en Humanidades. Nunca encontré a Víctor, pero sí a Jorge Flórez Aybar, quien disertaba con un grupo de muchachos a los cuales me presentó de inmediato y me dejó a la vera con ellos, sin saber cómo afrontar el asunto. Al parecer, se mostraban desconfiados, pero poco a poco, cuando se enteraron sobre mi proyecto de estudiar a Peralta, me fueron prestando su confianza. Me invitaron a caminar hacia la casa de Henry Esteban —ya sabía que era un coleccionista bibliográfico sobre Puno, gracias a Víctor— para conversar con más comodidad y escapar del punzante frío altiplánico. Les invité un vino y eso me permitió tener acceso a una de las bibliotecas más fabulosas que he conocido. El cuarto de Henry era un amasijo de libros de publicaciones puneñas, en el cual tenían “inhallables” como la mítica revista Tea, donde Alejandro Peralta empezó a publicar sus primeros poemas modernistas. Entre sorbo y sorbo del vino y las anécdotas que me contaban y que yo intercalaba con noticias de Lima, fueron desenterrando, no sé cómo, publicaciones desde inicios del siglo XIX (el más antiguo era “El Constitucional de Puno” que databa de 1839), poemarios dados por perdidos de toda la tradición puneña, dibujos de Churata, fotografías de los Orkopata, libros que leyó Gamaliel (leía a Bergson, Nietzsche, Marx y Freud) y toda una guisa abrumadora de valiosa información. El clímax bibliográfico terminó en una incursión a un almacén donde se amontonaban hatos de periódicos y revistas antiguas, como si fueran costales de papas, todavía por clasificar, tarea que realizaban en sus tiempos libres con un esmero y pasión de bibliotecarios profesionales. Lamentablemente, no pude revisar toda la información que me interesaba. Al día siguiente era Navidad y mis amigos habían proyectado un merecido descanso cerca del mundano ruido. Por mi parte, aproveché para irme a la isla de Taquile antes de retornar a Lima.

Me impresionó positivamente el ambiente cultural puneño. Las reuniones en el parque El Pino, frente al colegio San Carlos donde estudiaron muchos de los Orkopata, representan lazos académicos entre todos los intelectuales puneños y una práctica exquisita de la bohemia, que incluye al “vendedor de periódicos”. Por otra parte, manejan información que no está restringida al ámbito regional. Como sus antecesores de los años 20, los nuevos intelectuales tienen información permanente con respecto a lo que sucede en Lima y a las otras provincias peruanas. Sin embargo, ellos sienten más empatía cultural con Bolivia que con la capital, debido a la cercanía geográfica y a la común tradición aymara. A Lima la ven con recelo y antipatía, como una ciudad que no se abre al interior y siempre tiene el rostro puesto hacia afuera. Lima sigue siendo la ciudad criolla, cuya cúpula intelectual muestra indiferencia hacia las provincias […] El encierro y la centralización de Lima es un reclamo permanente que muchas veces cuaja en proyectos políticos como el de Humala, cuya lógica es simplemente “voten por el candidato anti-Lima y pro-provincias”.

En este sentido, la tradición puneña se entronca en sus antecesores de Orkopata de los años veinte. Por eso existen tantos intentos por querer revalorar a sus integrantes, descubrir y redescubrir nuevos miembros, sepultar a otros que no dejaron legado escrito como a Inocencio Mamani, aunque Henry Esteban nos informó que había escrito teatro y poesía en quechua. Parte de este trabajo consiste también en la búsqueda bibliográfica que jóvenes como Henry o José Luis Velásquez realizan con esmero y paciencia; en contraparte, el manejo burocrático de la Biblioteca Municipal, de las autoridades o familiares descuidados de los Orkopata echan a perder joyas. Por ejemplo, José Luis Ayala, quien fuera director de esta biblioteca, denunció la pérdida de libros de poetas puneños que fueron destruidos porque se los consideraba en mal estado o muy viejos.

La revalorización de esta tradición representa una lucha constante por desmerecer la hegemonía cultural de la capital. En este sentido, ellos se apoyan en la cultura aymara boliviana y en los viajes que realizan a Buenos Aires, cuyo costo, afirman, es igual que viajar a Lima. La realización de encuentros entre escritores que comparten tradiciones periféricas tiene como objetivo insertarse dentro de la tradición literaria peruana. También se generan círculos dedicados al estudio de “literatura andina” como el Grupo Sur de Escritores Andinos que preside Jorge Flórez. Todos estos intelectuales sostienen una red de relaciones por correo e Internet por todo el Perú y el extranjero, aunque los canjes y trueques de libros o revistas es mínima comparada con lo que sucedió en los años 20.

A pesar de que existe un clima cultural bastante dinámico, no hay un adecuado rigor académico que permita revalorar esas tradiciones regionales. Hay algunas tesis sobre Churata o Alejandro Peralta en la Universidad de Puno que son puramente descriptivas o monográficas. Esto puede deberse a la carencia de herramientas teóricas novedosas que difícilmente llegan a Puno. Las dos revistas con más continuidad y prestigio, Apumarka y Pez de Oro, si bien tienen información muy importante, difícilmente cristalizan en artículos de análisis académicos serios. Además, hay bastante descuido con respecto a la redacción y ortografía.

Sospecho que esto tal vez se deba a una manera de transmitir que tiene una fuerte tradición oral. Por ejemplo, el que las bohemias se sostengan tan fuertemente y, sobre todo, que haya comunicación fluida entre todos los miembros y generaciones, supone un intercambio muy rico de información en el cual se superpone el discurso hablado al escrito. Transmitir un tipo de tradición —la aymara— que es oral, es una lucha permanente cuyo más épico caso es el de Gamaliel Churata. Esto representa todo un reto para los intelectuales de Puno por revalorar su tradición.
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Crónica sobre la bohemia cultural puneña

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Por Vladimir Terbullino

A partir de dos hechos fortuitos tuve contacto con el ambiente de la bohemia cultural en Puno, en diciembre de 2005. Llegué sin conocer a nadie, excepto al terrible soroche, famoso a los 4 000 m.s.n.m., el cual me obligó a beber un mate de coca bien concentrado, como recomiendan los manuales de turismo, además de evitar perderme la noche postrado en cama. Como todo errabundo perdido, comencé a caminar sin ton ni son, buscando restaurantes baratos para comer y alguna curiosidad en las ferias artesanales. Eran vísperas de Navidad y la calle principal, avenida Lima, bullía de transeúntes, turistas y negociantes que ofrecían desde carnitas hasta chompas de vicuña. En medio de esa marabunda comercial, encontré un letrero que con letras parcas decía: “Biblioteca Municipal de Puno”. Era una noche fría y en el segundo piso encontré una raza de hombres que detestaban el “mundano ruido” y se refugiaban en las lecturas sobre mesas carcomidas por las polillas. Apenas unas bombillas alumbraban lúgubremente la sala, mientras dos señores proveían la bibliografía requerida.

La mayoría era jóvenes —muy jóvenes, incluso— y eso me causó una extraña alegría. En esa biblioteca a la que asistía Gamaliel Churata quien llegara ser director con solo sus estudios primarios —luego me enteré— pude conseguir todas las obras de mi poeta estudiado, Alejandro Peralta, que en Lima había padecido conseguir e incluso hurtado una copia de su poemario Ande en San Marcos. Este fue el primer suceso fortuito.

El segundo suceso ocurrió a continuación, luego de haber sido expectorado de la biblioteca, mientras caminaba con mi cansancio a cuestas por la misma avenida Lima. Me llamó la atención encontrar un puesto de periódicos a esas horas, que expendía, entre calatas y muertos de los diarios matutinos, revistas de literatura y libros de corte académico, algunos eran fotocopias de publicaciones locales “agotadas”, como anunciaba el vendedor, orgulloso de sus posesiones. Allí compré el Pez de oro, cuyo contenido variaba desde la creación poética hasta la crítica literaria. Me llamaron la atención, en primer lugar, la portada que tenía el dibujo de una calata con poderosas caderas, muy bella. Luego, que una revista de literatura tuviera tanta continuidad –era el doceavo número-. Y, finalmente, el título similar a la obra de Churata. Inmediatamente llamé a uno de los directores de la revista, Víctor Villegas, a quien pude conocer al día siguiente.

Al día siguiente y en el mismo puesto de periódicos, compré Apumarka, revista abundante de páginas que también trataba sobre crítica y creación literaria. Con el mismo método llamé al director, Jorge Flórez Aybar, quien, con voz seria, me citó para encontrarnos en el Centro Cultural Sur de Escritores Puneños. El lugar parecía un trozo de la casona de San Marcos, con sus escaleras de madera que crujían al pisarlas. En el segundo piso estaba este personaje con otros amigos que charlaban amenamente. La impresión fue estar en una de esas conversas de la Lima de los veinte, con un café humeante y la pasión por los libros. Era como hallar una de esas bohemias perdidas de la capital, que ahora degeneran en chupa pelada y trifulcas, sin otro fin que el ojo morado y la pose de poeta maldito. José nos recibió muy bien —a mí y a mi compañera—, me brindó datos importantes para mi tesis y de paso, nos regocijamos con la chismografía local: “Mamani ha hecho mucho daño a los Orkopata brindando información falsa”. “Créele a Tamayo Vargas, el verdadero lugar de reunión de Churata está en Caja de Aguas.” Allí también me informó que el vendedor de periódicos tan osado había estudiado una maestría en lingüística; sin embargo, se aferraba al oficio porque siempre lo había hecho y de ese modo era feliz. “A propósito, también ha publicado un artículo en Apumarka. Esa tarde, fui a conversar con este personaje, Prudencio Ramos, el cual me sorprendió con su cultura bibliográfica, la agenda cultural tanto de Puno como de otras regiones del Perú, incluyendo Lima, sus críticas a los libros que él vendía y el raje hacia la intelectualidad de biblioteca.

La noche del día siguiente fui al encuentro de mi amigo Víctor, en la plaza de la calle Lima. Me había prometido presentarme a “los jóvenes”, los cuales estaban muy enterados con respecto a la “bibliografía perdida” de los Orkopata. Sonaba sobre todo el nombre de José Luis Velásquez, quien a sus 25 años ya contaba con estudios de doctorado en Humanidades. Nunca encontré a Víctor, pero sí a Jorge Flórez Aybar, quien disertaba con un grupo de muchachos a los cuales me presentó de inmediato y me dejó a la vera con ellos, sin saber cómo afrontar el asunto. Al parecer, se mostraban desconfiados, pero poco a poco, cuando se enteraron sobre mi proyecto de estudiar a Peralta, me fueron prestando su confianza. Me invitaron a caminar hacia la casa de Henry Esteban —ya sabía que era un coleccionista bibliográfico sobre Puno, gracias a Víctor— para conversar con más comodidad y escapar del punzante frío altiplánico. Les invité un vino y eso me permitió tener acceso a una de las bibliotecas más fabulosas que he conocido. El cuarto de Henry era un amasijo de libros de publicaciones puneñas, en el cual tenían “inhallables” como la mítica revista Tea, donde Alejandro Peralta empezó a publicar sus primeros poemas modernistas. Entre sorbo y sorbo del vino y las anécdotas que me contaban y que yo intercalaba con noticias de Lima, fueron desenterrando, no sé cómo, publicaciones desde inicios del siglo XIX (el más antiguo era “El Constitucional de Puno” que databa de 1839), poemarios dados por perdidos de toda la tradición puneña, dibujos de Churata, fotografías de los Orkopata, libros que leyó Gamaliel (leía a Bergson, Nietzsche, Marx y Freud) y toda una guisa abrumadora de valiosa información. El clímax bibliográfico terminó en una incursión a un almacén donde se amontonaban hatos de periódicos y revistas antiguas, como si fueran costales de papas, todavía por clasificar, tarea que realizaban en sus tiempos libres con un esmero y pasión de bibliotecarios profesionales. Lamentablemente, no pude revisar toda la información que me interesaba. Al día siguiente era Navidad y mis amigos habían proyectado un merecido descanso cerca del mundano ruido. Por mi parte, aproveché para irme a la isla de Taquile antes de retornar a Lima.

Me impresionó positivamente el ambiente cultural puneño. Las reuniones en el parque El Pino, frente al colegio San Carlos donde estudiaron muchos de los Orkopata, representan lazos académicos entre todos los intelectuales puneños y una práctica exquisita de la bohemia, que incluye al “vendedor de periódicos”. Por otra parte, manejan información que no está restringida al ámbito regional. Como sus antecesores de los años 20, los nuevos intelectuales tienen información permanente con respecto a lo que sucede en Lima y a las otras provincias peruanas. Sin embargo, ellos sienten más empatía cultural con Bolivia que con la capital, debido a la cercanía geográfica y a la común tradición aymara. A Lima la ven con recelo y antipatía, como una ciudad que no se abre al interior y siempre tiene el rostro puesto hacia afuera. Lima sigue siendo la ciudad criolla, cuya cúpula intelectual muestra indiferencia hacia las provincias […] El encierro y la centralización de Lima es un reclamo permanente que muchas veces cuaja en proyectos políticos como el de Humala, cuya lógica es simplemente “voten por el candidato anti-Lima y pro-provincias”.

En este sentido, la tradición puneña se entronca en sus antecesores de Orkopata de los años veinte. Por eso existen tantos intentos por querer revalorar a sus integrantes, descubrir y redescubrir nuevos miembros, sepultar a otros que no dejaron legado escrito como a Inocencio Mamani, aunque Henry Esteban nos informó que había escrito teatro y poesía en quechua. Parte de este trabajo consiste también en la búsqueda bibliográfica que jóvenes como Henry o José Luis Velásquez realizan con esmero y paciencia; en contraparte, el manejo burocrático de la Biblioteca Municipal, de las autoridades o familiares descuidados de los Orkopata echan a perder joyas. Por ejemplo, José Luis Ayala, quien fuera director de esta biblioteca, denunció la pérdida de libros de poetas puneños que fueron destruidos porque se los consideraba en mal estado o muy viejos.

La revalorización de esta tradición representa una lucha constante por desmerecer la hegemonía cultural de la capital. En este sentido, ellos se apoyan en la cultura aymara boliviana y en los viajes que realizan a Buenos Aires, cuyo costo, afirman, es igual que viajar a Lima. La realización de encuentros entre escritores que comparten tradiciones periféricas tiene como objetivo insertarse dentro de la tradición literaria peruana. También se generan círculos dedicados al estudio de “literatura andina” como el Grupo Sur de Escritores Andinos que preside Jorge Flórez. Todos estos intelectuales sostienen una red de relaciones por correo e Internet por todo el Perú y el extranjero, aunque los canjes y trueques de libros o revistas es mínima comparada con lo que sucedió en los años 20.

A pesar de que existe un clima cultural bastante dinámico, no hay un adecuado rigor académico que permita revalorar esas tradiciones regionales. Hay algunas tesis sobre Churata o Alejandro Peralta en la Universidad de Puno que son puramente descriptivas o monográficas. Esto puede deberse a la carencia de herramientas teóricas novedosas que difícilmente llegan a Puno. Las dos revistas con más continuidad y prestigio, Apumarka y Pez de Oro, si bien tienen información muy importante, difícilmente cristalizan en artículos de análisis académicos serios. Además, hay bastante descuido con respecto a la redacción y ortografía.

Sospecho que esto tal vez se deba a una manera de transmitir que tiene una fuerte tradición oral. Por ejemplo, el que las bohemias se sostengan tan fuertemente y, sobre todo, que haya comunicación fluida entre todos los miembros y generaciones, supone un intercambio muy rico de información en el cual se superpone el discurso hablado al escrito. Transmitir un tipo de tradición —la aymara— que es oral, es una lucha permanente cuyo más épico caso es el de Gamaliel Churata. Esto representa todo un reto para los intelectuales de Puno por revalorar su tradición.
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Ilapso de Virgina Medina Rivera

[Visto: 1332 veces]

Por Arturo Caballero Medina

La poesía, a diferencia del ensayo o la narrativa, pareciera en la actualidad haber retrocedido en cuanto a su consumo por parte del lector. La novela y el cuento suelen llegar con mayor facilidad al lector masivo. Existen condiciones que favorecen este fenómeno: el aparato mediático y comercial que envuelve a la novela (o, específicamente, a los novelistas), la promocion de instituciones para la edición y difusión de dichas obras, además de los notables incentivos económicos que avalan las premiaciones literarias en narrativa.

No estamos en los 900, años de la rimbombante poesía musical y declamatoria de los modernistas, con poetas que destacaban por ser personajes públicos y grandes oradores que rompieron los esquemas establecidos y que sentaron las bases de la poesía peruana actual.

Asistimos en estas últimas décadas, creo yo, a la contemplación del fenómeno del poeta silencioso y marginal (vislumbrado y desde Eguren) y de un mismo tipo de lector que, respectivamente, producen y consumen la poesía en espacios reducidos de creación y discusión. En estas circunstancias, el poeta contemporáneo -al menos en nuestro medio- se ve obligado a recurrir a publicaciones colectivas en revistas de regular circulación, al intercambio de plaquetas o trifoliados en encuentros literarios o a publicar en breves ediciones autofinanciadas. Las revistas literarias logran satisfacer en algo la demanda de publicación pero, usualmente y salvo honrosas excepciones, terminan en el anonimato así como el poeta. El esfuerzo por rescatar a esos escritores es un reto planteado ya hace mucho, reto que debe ser asumido por la comunidad literaria en general.

Leyendo Ilapso y dialogando con su autora, me doy cuenta de la vasta producción literaria que se publica en Arequipa y que, a pesar de estar aquí a nuestro alcance, la desconocemos, o lo que es peor, conociéndola la ignoramos.

Es Virginia Medina Rivera una escritora -el género es lo de menos, importa el arte- que luego de un silencio de cuatro años (En pos del encuentro, 1999) nos brinda una poesía de meditada reflexión y agudo intimismo.

No pretendo agotar en este prólogo todas las impresiones de mi lectura acerca de Ilapso, pero sí adelantar a los futuros lectores, una semblanza de los poemas aquí contenidos.

Un tema recurrente es el misticismo. En el poema “Medianoche”, “campos postrados en religiosa meditación”, nos presenta una aguda visión del desarraigo existencial del ser humano en su vida cotidiana y mecanicista:

“inverosímiles húmeros
se suman al enredo
sin rodeos
inician macabra danza
danza de la muerte
danza de la muerte que al final nos ofrece un sembrío de rosas desgarradas “

Es el mismo tópico en “Santuario artificial”:
Hundidos en un cielo de cartón
cientos de ángeles desmoronan
las clavadas espinas
de cuadrados ojos
donde depositan su abandono

En “Tierra de Caín”, la muerte, soledad, el desarraigo y sobretodo, el tema del fratricidio resultan evidentes:

“cadáveres humanos
regaron las calles
y los ojos
amanecidas flores
se llevaron
el espanto
Ayacucho —decían—
Tierra de Caín”

Por otro lado, la increpación a Dios en “Presagiados vuelos”:

“Señor, señor
rabioso el látigo de las sombras
se levanta y truena
como noche inacabable
¿somos tu creación?”

Se dirige a Dios la pregunta cuestionadota e inquisitiva sobre el remordimiento divino acerca de la creación del hombre, ya que éste, en nombre de Dios ha cometido grandes atrocidades.

“Señor, estos pequeños
audaces diosillos
terrícola clonación
de Baal y Luzbell
se ufanan de su mortífera alma y entre las sombras van
demoliendo vientos”

Ilapso: éxtasis contemplativo de la realidad, visión existencial de la vida humana; es un llamado a la toma de conciencia social, a la sensibilidad con el otro desconocido, tan venida a menos en nuestra época de frialdad tecnológica y automatización de la vida. Pero va más allá de la simple contemplación, es un llamado a la acción, al compromiso con el otro, a trascender el pesimismo y a subvertir el estado imperante de las cosas.

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Ilapso de Virgina Medina Rivera

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Por Arturo Caballero Medina

La poesía, a diferencia del ensayo o la narrativa, pareciera en la actualidad haber retrocedido en cuanto a su consumo por parte del lector. La novela y el cuento suelen llegar con mayor facilidad al lector masivo. Existen condiciones que favorecen este fenómeno: el aparato mediático y comercial que envuelve a la novela (o, específicamente, a los novelistas), la promocion de instituciones para la edición y difusión de dichas obras, además de los notables incentivos económicos que avalan las premiaciones literarias en narrativa.

No estamos en los 900, años de la rimbombante poesía musical y declamatoria de los modernistas, con poetas que destacaban por ser personajes públicos y grandes oradores que rompieron los esquemas establecidos y que sentaron las bases de la poesía peruana actual.

Asistimos en estas últimas décadas, creo yo, a la contemplación del fenómeno del poeta silencioso y marginal (vislumbrado y desde Eguren) y de un mismo tipo de lector que, respectivamente, producen y consumen la poesía en espacios reducidos de creación y discusión. En estas circunstancias, el poeta contemporáneo -al menos en nuestro medio- se ve obligado a recurrir a publicaciones colectivas en revistas de regular circulación, al intercambio de plaquetas o trifoliados en encuentros literarios o a publicar en breves ediciones autofinanciadas. Las revistas literarias logran satisfacer en algo la demanda de publicación pero, usualmente y salvo honrosas excepciones, terminan en el anonimato así como el poeta. El esfuerzo por rescatar a esos escritores es un reto planteado ya hace mucho, reto que debe ser asumido por la comunidad literaria en general.

Leyendo Ilapso y dialogando con su autora, me doy cuenta de la vasta producción literaria que se publica en Arequipa y que, a pesar de estar aquí a nuestro alcance, la desconocemos, o lo que es peor, conociéndola la ignoramos.

Es Virginia Medina Rivera una escritora -el género es lo de menos, importa el arte- que luego de un silencio de cuatro años (En pos del encuentro, 1999) nos brinda una poesía de meditada reflexión y agudo intimismo.

No pretendo agotar en este prólogo todas las impresiones de mi lectura acerca de Ilapso, pero sí adelantar a los futuros lectores, una semblanza de los poemas aquí contenidos.

Un tema recurrente es el misticismo. En el poema “Medianoche”, “campos postrados en religiosa meditación”, nos presenta una aguda visión del desarraigo existencial del ser humano en su vida cotidiana y mecanicista:

“inverosímiles húmeros
se suman al enredo
sin rodeos
inician macabra danza
danza de la muerte
danza de la muerte que al final nos ofrece un sembrío de rosas desgarradas “

Es el mismo tópico en “Santuario artificial”:
Hundidos en un cielo de cartón
cientos de ángeles desmoronan
las clavadas espinas
de cuadrados ojos
donde depositan su abandono

En “Tierra de Caín”, la muerte, soledad, el desarraigo y sobretodo, el tema del fratricidio resultan evidentes:

“cadáveres humanos
regaron las calles
y los ojos
amanecidas flores
se llevaron
el espanto
Ayacucho —decían—
Tierra de Caín”

Por otro lado, la increpación a Dios en “Presagiados vuelos”:

“Señor, señor
rabioso el látigo de las sombras
se levanta y truena
como noche inacabable
¿somos tu creación?”

Se dirige a Dios la pregunta cuestionadota e inquisitiva sobre el remordimiento divino acerca de la creación del hombre, ya que éste, en nombre de Dios ha cometido grandes atrocidades.

“Señor, estos pequeños
audaces diosillos
terrícola clonación
de Baal y Luzbell
se ufanan de su mortífera alma y entre las sombras van
demoliendo vientos”

Ilapso: éxtasis contemplativo de la realidad, visión existencial de la vida humana; es un llamado a la toma de conciencia social, a la sensibilidad con el otro desconocido, tan venida a menos en nuestra época de frialdad tecnológica y automatización de la vida. Pero va más allá de la simple contemplación, es un llamado a la acción, al compromiso con el otro, a trascender el pesimismo y a subvertir el estado imperante de las cosas.

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CAYÓ EL HOMBRE

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Henry Cesar Rivas Sucari
henryrivas2001@yahoo.es

El proceso político que los latinoamericanos estamos viviendo es la versión final de las películas sobre gangster ítaloamericanos, pero nuestros gangster en este caso son políticos. Los dictadores en Latinoamérica generalmente o eran derrocados por otros parecidos a ellos, o vivían finalmente con impunidad. Pero pretender hacerles un juicio, o que paguen por sus atrocidades parecía solo digno de una película norteamericana sobre bribones.

Las discusiones en Latinoamérica nos han llevado a políticas de derecha y de izquierda. Ambas corruptas y pésimamente ejecutadas. Pinochet llegó a ser detenido por orden del juez de la Audiencia Nacional española; Baltasar Garzón en Londres, y permaneció dieciséis meses bajo arresto; si bien fue devuelto a su país, sus últimos años fueron abrumados por sus crímenes y latrocinios. Esa es la herencia que le ha dejado a su familia. Fujimori, el dictador que fugó del Perú con pasaporte japonés, volvió para ser extraditado y enjuiciado. Y ahora, el mayor de todos, el Premio Nóbel de los dictadores, Fidel Castro, después de casi 50 años en el poder; renunció a la presidencia de su país, enfermo y aún lúcido.

Se abren las puertas para elecciones libres y juicios internacionales. Si Fidel ya no es jefe de estado puede ser juzgado por sus crímenes, y muchos países piden ese derecho. La Audiencia Nacional española, tribunal que en los últimos años ha rechazado varias querellas contra él por la inmunidad que, según el derecho internacional, le otorgaba ese cargo, ahora tiene la oportunidad y la situación será distinta. Castro con su maltrecha salud, podría enfrentar juicios y pedidos de extradiciones.

Mientras tanto los norteamericanos no perdieron el tiempo; John Negroponte, subsecretario de Estado norteamericano; anunció que Estados Unidos no levantará el embargo a corto plazo. Un error, considerando que La ONU, en más de una vez recomendó a este país a dejar sin efecto dicha medida; además una medida torpe que dura tantas décadas y cuyo único logro ha sido el desprestigio de Estados Unidos y la razón para el régimen de Fidel Castro, como víctima del imperio.

Esperemos también, ya que la mano de la justicia debe alcanzar a todos, un esclarecimiento e investigación, sobre los intentos de asesinato organizados por la CIA, y por lo tanto, del gobierno norteamericano; hacia presidentes y líderes de otros países, entre ellos, Fidel Castro. Porque si Castro debe pagar por las tres mil muertes de su país. Bush también tiene una deuda con el mundo, por los asesinados civiles en Irak.

Los latinoamericanos no queremos apagar el televisor, hay película para rato.
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A LA CORTE CON CHILE

[Visto: 1834 veces]

Henry Cesar Rivas Sucari
henryrivas2001@yahoo.es

La demanda que nuestro país presentó ante la corte de la Haya traerá muchísimo histrionismo, aprovechamiento político y un agrietamiento sustantivo entre las relaciones con el país del sur. Qué pasará con nuestra intención correcta de recuperar un trozo de nuestro mar. Sabemos que este proceso será largo.

Lo cierto es que los presidentes de los dos países se ven favorecidos por el incremento de apoyo popular para sus respectivos gobiernos casi impopulares.
Andrés Oppenheimer en su programa de televisión hizo un especial sobre el armamentismo en América Latina, en ese programa los invitados coincidían en que Chile era el país que había roto el equilibrio armamentista de la región.
Las reflexiones abordaban también la problemática social de esta parte del mundo, contradicciones graves en unos países casi miserables y un creciente armamentismo injustificado. Sobre todo de Chile, nos preguntamos ¿Para qué necesita tantas armas?, y nos responderemos fácilmente ¿quiénes son sus vecinos?; sabemos que Bolivia tiene un afán importante como política de Estado, su acceso al mar. Pero Bolivia no será todavía y por muchos años un rival de Chile, ¿Argentina? Quizás el Conflicto del Beagle y la Operación soberanía sean todavía un mal recuerdo, pero en la actualidad resueltos ya todos los problemas limítrofes, Argentina no representa ya un enemigo. Perú es sin dudas, el país con el que Chile tiene más enemistad, por historia, por cultura y por desarrollo geopolítico.

Chile es el único país de Sudamérica que apunta a ser del Primer Mundo, Argentina va para atrás, con su populismo barato y corrupción, Brasil, seguramente seguirá siendo la gran promesa de acá a 20 años; pero el desarrollo capitalista chileno y la cohesión nacional que demuestra en su clase política y social, apuntando para el desarrollo, ha hecho que este país se ha visto casi como un isla dentro de todas las repúblicas tercermundistas.

Perú, es para la clase capitalista inversora, como un mercado potencial y positivo, la inversión chilena en el Perú ya se acerca a la que nuestros vecinos hacen en Brasil.Perú ha dejado la carrera hacia atrás y económicamente, a pesar de su inoperante burocracia, crece económicamente y mejora su imagen en el exterior para las grandes inversiones. Chile necesita del Perú, de sus recursos y de su crecimiento económico.

Este conflicto entre peruanos y chilenos, podría agudizarse ahora que el congreso peruano reconoce la soberanía de nuestro país en el área de conflicto, lo que podría producir roces conflictivos. Vemos las cosas con preocupación, preocupación para nuestro despegue económico, por el costo que significará tratar de igualar en armamento a nuestros vecinos, por una previsible conflicto, y porque a pesar de que la corte de la Haya nos de un poco de razón, nuestros vecinos no lo aceptarán, eso está descontado.
Preocupación señores, tenemos un país que desarrollar y un conflicto que afrontar, la historia dirá cómo nos portamos.

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A LA CORTE CON CHILE

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Henry Cesar Rivas Sucari
henryrivas2001@yahoo.es

La demanda que nuestro país presentó ante la corte de la Haya traerá muchísimo histrionismo, aprovechamiento político y un agrietamiento sustantivo entre las relaciones con el país del sur. Qué pasará con nuestra intención correcta de recuperar un trozo de nuestro mar. Sabemos que este proceso será largo.

Lo cierto es que los presidentes de los dos países se ven favorecidos por el incremento de apoyo popular para sus respectivos gobiernos casi impopulares.
Andrés Oppenheimer en su programa de televisión hizo un especial sobre el armamentismo en América Latina, en ese programa los invitados coincidían en que Chile era el país que había roto el equilibrio armamentista de la región.
Las reflexiones abordaban también la problemática social de esta parte del mundo, contradicciones graves en unos países casi miserables y un creciente armamentismo injustificado. Sobre todo de Chile, nos preguntamos ¿Para qué necesita tantas armas?, y nos responderemos fácilmente ¿quiénes son sus vecinos?; sabemos que Bolivia tiene un afán importante como política de Estado, su acceso al mar. Pero Bolivia no será todavía y por muchos años un rival de Chile, ¿Argentina? Quizás el Conflicto del Beagle y la Operación soberanía sean todavía un mal recuerdo, pero en la actualidad resueltos ya todos los problemas limítrofes, Argentina no representa ya un enemigo. Perú es sin dudas, el país con el que Chile tiene más enemistad, por historia, por cultura y por desarrollo geopolítico.

Chile es el único país de Sudamérica que apunta a ser del Primer Mundo, Argentina va para atrás, con su populismo barato y corrupción, Brasil, seguramente seguirá siendo la gran promesa de acá a 20 años; pero el desarrollo capitalista chileno y la cohesión nacional que demuestra en su clase política y social, apuntando para el desarrollo, ha hecho que este país se ha visto casi como un isla dentro de todas las repúblicas tercermundistas.

Perú, es para la clase capitalista inversora, como un mercado potencial y positivo, la inversión chilena en el Perú ya se acerca a la que nuestros vecinos hacen en Brasil.Perú ha dejado la carrera hacia atrás y económicamente, a pesar de su inoperante burocracia, crece económicamente y mejora su imagen en el exterior para las grandes inversiones. Chile necesita del Perú, de sus recursos y de su crecimiento económico.

Este conflicto entre peruanos y chilenos, podría agudizarse ahora que el congreso peruano reconoce la soberanía de nuestro país en el área de conflicto, lo que podría producir roces conflictivos. Vemos las cosas con preocupación, preocupación para nuestro despegue económico, por el costo que significará tratar de igualar en armamento a nuestros vecinos, por una previsible conflicto, y porque a pesar de que la corte de la Haya nos de un poco de razón, nuestros vecinos no lo aceptarán, eso está descontado.
Preocupación señores, tenemos un país que desarrollar y un conflicto que afrontar, la historia dirá cómo nos portamos.

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Vargas Llosa un liberal

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“Yo quisiera que mis libros fueran buenos libros, desde luego. No es que esté jugando a modesto, pero yo no sé lo que realmente valen mis libros. Tengo indicios que son muy halagadores en muchos sentidos, pero también sé que muchas veces la suerte determina el éxito, y no el talento. Se sabrá lo que valen mis libros cuando ya no estemos aquí”.

Henry Cesar Rivas Sucari
henryrivas2001@yahoo.es

A mi juicio, el mejor gobierno es el que deja a la gente más tiempo en paz (WALTH WHITMAN)

Lo único que se necesita para que triunfe el mal es que los hombres buenos no hagan nada (EDMUND BURKE)

¡Oh, dulce nombre de la libertad! (CICERON)

La noticia de que el escritor peruano Mario Vargas Llosa recibirá este año el Premio a la Libertad de la Fundación Friedrich Naumann, por su obra literaria y por su compromiso con los valores liberales y con la búsqueda de más derechos civiles en Latinoamérica, no es si no un reconocimiento a la postura política que muestra nuestro célebre compatriota desde que rompiera con ideología socialista en la década de los 70. La premiación se realizará el 8 de noviembre en la iglesia de San Pablo en Fráncfort.

Si revisamos los planteamientos y la evolución del pensamiento del escritor, encontramos en una primera parte la convicción profunda de que el socialismo era el futuro de Latinoamérica, e incluso su apoyo decidido y defensa a la guerrilla del MIR no se oculta en las publicaciones de sus ensayos. Véase El segundo Tomo de Contra viento y marea.( PEISA, marzo 1990).

Sin embargo; a pesar de su inclinación hacia el liberalismo después del conocido caso Padilla, nuestro escritor no se olvidó de los principales argumentos con que defendía el socialismo. Vargas Llosa creía que el socialismo era el camino para una sociedad más igualitaria y justa, y que esta era la que en verdad garantizaría la libertad del individuo. Descubrió en la práctica que el socialismo y el comunismo en los países en que se aplicó, fue un rotundo fracaso. Su decepción le abrió puertas a muchas lecturas, el odio y persecución política del que fue víctima luego de su variación ideológica fue feroz. La gran decepción le llevó de ser amigo y favorito de Fidel Castro, a la posición de intelectual rebelde y furioso, que no vacila en llamar asesino y dictador a su antiguo icono. Y de calificar de “cortesana” a su ex camarada García Márquez, por apoyar al régimen cubano “Cuarenta años de dictadura han condenado a los cubanos a comer pasto y flores, y a las cubanas a prostituirse con los turistas”.

Vargas Llosa encontró en el liberalismo, la mejor herramienta para defender lo que siempre defendió: la libertad del individuo. El escritor tiene en claro la diferencia entre liberal y neoliberal: “El neoliberalismo es un chivo expiatorio al que le endosan todas las calamidades presentes y pasadas de la humanidad”, dijo el novelista. Eso aprendió de su lecturas de Friedrich A. Hayek, Milton Friedman, Ludwig von Mises, Isaiah Berlin.

La defensa de la libertad, de propiedad, de los derechos del individuo, el libre mercado y la inversión externa; fueron los argumentos con los que perdió la presidencia de la república en 1990. Pero esa postura por la que tanto batalló, y que los peruanos escuchaban como una suerte de holocausto, gracias a la propaganda del APRA, fue la que finalmente triunfó en el Perú. Fujimori, aplicó el plan, para salir del devastador gobierno aprista. Toledo siguió con las reformas y ahora Alan García , el ex enemigo, se abraza con el escritor y coincide en la mayor parte de postulados económicos.

Algo que siempre me sorprendió cuando veía a Vargas Llosa en un medio de comunicación era su postura política. ¿qué este no es escritor?, me preguntaba a mí mismo; pero luego entendía que la literatura también es una forma de hacer política.

Ojalá el aprestamiento con que Vargas Llosa en su calidad de escritor e intelectual ha trabajado en estos años, sirva de ejemplo a los jóvenes intelectuales, aprender a no desentenderse de lo que nos rodea y participar y proponer soluciones para construir una sociedad justa.
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Vargas Llosa un liberal

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“Yo quisiera que mis libros fueran buenos libros, desde luego. No es que esté jugando a modesto, pero yo no sé lo que realmente valen mis libros. Tengo indicios que son muy halagadores en muchos sentidos, pero también sé que muchas veces la suerte determina el éxito, y no el talento. Se sabrá lo que valen mis libros cuando ya no estemos aquí”.

Henry Cesar Rivas Sucari
henryrivas2001@yahoo.es

A mi juicio, el mejor gobierno es el que deja a la gente más tiempo en paz (WALTH WHITMAN)

Lo único que se necesita para que triunfe el mal es que los hombres buenos no hagan nada (EDMUND BURKE)

¡Oh, dulce nombre de la libertad! (CICERON)

La noticia de que el escritor peruano Mario Vargas Llosa recibirá este año el Premio a la Libertad de la Fundación Friedrich Naumann, por su obra literaria y por su compromiso con los valores liberales y con la búsqueda de más derechos civiles en Latinoamérica, no es si no un reconocimiento a la postura política que muestra nuestro célebre compatriota desde que rompiera con ideología socialista en la década de los 70. La premiación se realizará el 8 de noviembre en la iglesia de San Pablo en Fráncfort.

Si revisamos los planteamientos y la evolución del pensamiento del escritor, encontramos en una primera parte la convicción profunda de que el socialismo era el futuro de Latinoamérica, e incluso su apoyo decidido y defensa a la guerrilla del MIR no se oculta en las publicaciones de sus ensayos. Véase El segundo Tomo de Contra viento y marea.( PEISA, marzo 1990).

Sin embargo; a pesar de su inclinación hacia el liberalismo después del conocido caso Padilla, nuestro escritor no se olvidó de los principales argumentos con que defendía el socialismo. Vargas Llosa creía que el socialismo era el camino para una sociedad más igualitaria y justa, y que esta era la que en verdad garantizaría la libertad del individuo. Descubrió en la práctica que el socialismo y el comunismo en los países en que se aplicó, fue un rotundo fracaso. Su decepción le abrió puertas a muchas lecturas, el odio y persecución política del que fue víctima luego de su variación ideológica fue feroz. La gran decepción le llevó de ser amigo y favorito de Fidel Castro, a la posición de intelectual rebelde y furioso, que no vacila en llamar asesino y dictador a su antiguo icono. Y de calificar de “cortesana” a su ex camarada García Márquez, por apoyar al régimen cubano “Cuarenta años de dictadura han condenado a los cubanos a comer pasto y flores, y a las cubanas a prostituirse con los turistas”.

Vargas Llosa encontró en el liberalismo, la mejor herramienta para defender lo que siempre defendió: la libertad del individuo. El escritor tiene en claro la diferencia entre liberal y neoliberal: “El neoliberalismo es un chivo expiatorio al que le endosan todas las calamidades presentes y pasadas de la humanidad”, dijo el novelista. Eso aprendió de su lecturas de Friedrich A. Hayek, Milton Friedman, Ludwig von Mises, Isaiah Berlin.

La defensa de la libertad, de propiedad, de los derechos del individuo, el libre mercado y la inversión externa; fueron los argumentos con los que perdió la presidencia de la república en 1990. Pero esa postura por la que tanto batalló, y que los peruanos escuchaban como una suerte de holocausto, gracias a la propaganda del APRA, fue la que finalmente triunfó en el Perú. Fujimori, aplicó el plan, para salir del devastador gobierno aprista. Toledo siguió con las reformas y ahora Alan García , el ex enemigo, se abraza con el escritor y coincide en la mayor parte de postulados económicos.

Algo que siempre me sorprendió cuando veía a Vargas Llosa en un medio de comunicación era su postura política. ¿qué este no es escritor?, me preguntaba a mí mismo; pero luego entendía que la literatura también es una forma de hacer política.

Ojalá el aprestamiento con que Vargas Llosa en su calidad de escritor e intelectual ha trabajado en estos años, sirva de ejemplo a los jóvenes intelectuales, aprender a no desentenderse de lo que nos rodea y participar y proponer soluciones para construir una sociedad justa.
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Los maestros del tercio excluido

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Desde que José Antonio Chang asumiera las riendas del Ministerio de Educación, las relaciones entre el Ejecutivo y los maestros se han vuelto tensas y carentes de todo intento de diálogo abierto que conduzca al objetivo mayor: mejorar la calidad de nuestra educación. Más bien, hemos sido testigos de ataques frontales desde el Ejecutivo, sobre todo desde el presidente García y del primer ministro Jorge Del Castillo. Un ejemplo de esto ocurrió cuando en una localidad del interior del país, el presidente aprovechó la oportunidad para calificar de “comechados y sinvergüenzas” a los profesores que rechazaban someterse a evaluaciones. Si en décadas pasadas, la opinión pública apoyaba a los maestros en sus luchas sindicales hoy ya no es igual. Y es que parece que la estrategia del actual gobierno es enfrentar a la ciudadanía contra los maestros endigándoles la total responsabilidad por la crisis de nuestra educación. El mensaje que llega a la gente es que todos los maestros que trabajan en la educación pública son incapaces y que se oponen a capacitarse, lo cual no corresponde exactamente a la verdad. Si el plan era desarticular al nefasto SUTEP lo que han logrado es fortalecerlo puesto que con las declaraciones del presidente y del ministro de educación todos los maestros, incluso aquellos que cuestionan a la dirigencia del gremio, lo avalen obedeciendo a un justificable espíritu de cuerpo. Tales adjetivos no diferencian entre radicales y progresistas sino que meten en un mismo saco al maestro que, efectivamente, no tiene el mínimo interés por capacitarse, como al que cada año debe agenciárselas para renovar un contrato que lo mantenga en actividad, recurriendo a veces a la coima para no perder su puesto de trabajo.

No son los maestros los únicos responsables de la crisis de nuestra educación. El Estado que permitió la proliferación de institutos, pedagógicos y universidades con enormes deficiencias en infraestructura y plana docente; que les otorgó el título profesional e incorporó al magisterio solo por pertenecer al partido de gobierno (lo que sucedió en el primer gobierno aprista); que no remueve de sus cargos a los funcionarios que lucran con los contratos y nombramientos cada vez que hay concursos, es el mismo Estado que hoy levanta el dedo acusador y denigra al maestro que es producto de una histórica desatención por el tema educacional. En ninguna de las intervenciones de los mencionados representantes del Ejecutivo ha existido un “mea culpa” por la responsabilidad del Estado en la crisis de la educación.

En las últimas semanas, se viene discutiendo la norma que regula los nombramientos para los profesores del Estado, la cual estipula como requisito que solo podrán postular aquellos que hayan ocupado el tercio superior durante el pregrado. Bajo el argumento de la calidad, la eficiencia y la meritocracia, se afirma que los más capacitados son los que deben enseñar (frente a lo cual, obviamente todos estamos de acuerdo) y los que se oponen son lo que tienen miedo de aceptar su incapacidad. Esta afirmación analizada fuera del contexto de nuestra educación carece de validez porque no considera la variable que mencioné líneas arriba: ¿quién instruyó, tituló y contrató a estos maestros? Hay enunciados que pueden ser verdaderos en lo que afirman pero falsos en lo que niegan. Cierto e irrefutable es que los más capacitados deben enseñar, pero también es cierto que discriminar en función a un solo criterio como es el del tercio superior no nos garantiza la excelencia educativa porque hay tercios y tercios.

¿Vale igual un tercio superior obtenido a lo largo de cinco años de estudios en una universidad como San Marcos frente a tres años de un instituto seguidos de dos años de complementación a distancia? Por supuesto que no. En el primer caso, aquel egresado de educación habrá ocupado un tercio dentro de una promoción de aproximadamente no menos de 100 estudiantes. En el caso de un instituto o pedagógico, ese tercio superior ocupa un puesto, en proporción con el anterior, mucho más ventajoso debido a que competía contra menos estudiantes. Por otro lado, ser tercio superior en la universidad, si bien es un indicador que ayuda a calificar al profesional de su materia, no debe ser el único filtro para excluirlo. ¿Se imaginan que para obtener un trabajo se pusiera como requisito haber obtenido los primeros puestos en el examen de admisión a la universidad? ¿Cuántos casos existen de primeros puestos que abandonaron o cambiaron de carrera? Seguramente quien lea este artículo recordará al compañero (cuando no tal vez a sí mismo) que no fue un brillante alumno en la secundaria pero que en la universidad logró ocupar los primeros puestos. Sucede algo similar respecto al tercio superior ¿Cuántos ejemplos tenemos de profesionales que en el pregrado no alcanzaron notas sobresalientes pero luego destacaron notablemente cuando ejercieron la profesión? Y es que existen otros aspectos que deberían ser evaluados como los años de experiencia, capacitación permanente (cursos, diplomados, maestrías, etc.), publicaciones, innovación pedagógica, participación en seminarios y desempeño laboral por mencionar algunos.

A partir de mi propia experiencia he comprobado que las notas son referenciales y que su importancia debe ser refrendada por otros criterios que permitan obtener una evaluación integral de las capacidades del maestro. Cuando ingresé a la universidad el primer año éramos 110 alumnos en un aula. Cinco años después, en el último ciclo oficialmente éramos 8 alumnos. Recuerdo que dos compañeras que ocuparon los primeros puestos durante los cinco años se graduaron tres años después de egresadas mientras que los nunca fuimos del tercio, lo hicimos en año y medio. El criterio que considero fundamental para evaluar a un profesor es su desempeño en el aula, es decir, en la puesta en escena de sus estrategias y habilidades para transmitir conocimientos a sus alumnos. Ocupar un primer puesto en la universidad es un indicador válido para comprobar el dominio de conocimiento pero no necesariamente demuestra si se sabe transmitirlos.

Agrego a este punto el problema de la corrupción imperante. ¿Basta con acreditar el documento que pruebe el tercio superior? De hecho, muchos institutos y pedagógicos que otorgaron esos documentos ya desaparecieron ¿cómo verificar la calidad de ese docente? ¿solo en función de sus notas? También no faltaran aquellos que recurran a la falsificación de las mismas. En el jirón Azángaro deben estar frotándose las manos.

El maestro que a pesar de sus escasos recursos ha invertido en su capacitación pero que no es tercio superior por diversas circunstancias, rechaza comprensiblemente esta norma. Distinto sería si, como lo ha precisado Yehude Simón, presidente de la Región Lambayeque, a los postulantes que obtuvieron el tercio superior se les bonificara con un puntaje, medida razonable que estoy seguro gran parte del magisterio estaría dispuesta a aceptar. Por otro lado, la propuesta de la Región Moquegua que otorga a los profesores una bonificación en el puntaje solo por haber nacido en la región es censurable desde todo punto de vista porque no considera en absoluto las capacidades del postulante sino tan solo un hecho contingente como el lugar de nacimiento.
El desenlace de esta historia se veía venir. El gobierno cedió ante la presión de los gobiernos regionales le dio trámite ligero a este asunto, según mi análisis, ante la violencia del paro agrario y por el inicio de las primeras rondas ejecutivas de APEC. Ambos temas exigían una solución inmediata al problema del tercio superior, por ello, me da la impresión de que, finalmente, más que ser convencidos por los argumentos en contra, el Ejecutivo retrocedió en la aplicación de la referida norma para no complicar más el panorama futuro.

Nuevamente, el gobierno hace un papelón por no discutir la norma con las regiones, a las cuales se les ha delegado ciertas funciones para la organización del concurso para el nombramiento, y terminó enmendando la plana al ministro Chang, quien en un mismo día aseguró que la norma no cambiaría en nada y luego firmó el acta en la que acuerda la modificación del decreto 004 sobre el tercio superior. Conclusión: postularán el 9 de marzo todos los profesores que cumplan con los requisitos de la normativa tengan o no el tercio superior y accederán a un puesto aquellos que obtengan una nota no menor a catorce.

Y por último, lo expuesto por Rosa María Palacios acerca del rendimiento académico del actual ministro de educación nos sorprende a todos. ¡Nuestro ministro se hizo el tercio! ¿Seguirá Chang en carrera? Tal parece, su intransigencia le pasará factura.
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