Tras criticar la suscripción de Pacto Ético Electoral, promovido por el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), por considerarlo un acto solo para la fotografía, Juan Paredes Castro, editor de política de El Comercio, apunta que el problema central del proceso electoral es la inestabilidad política expresada en la falta de partidos y movimientos que demuestren comportamientos internos democráticos, limpios y responsables.
Por ello –siguiendo al mismo Paredes Castro–, habría que aprobar una reforma electoral que tenga por fin superar esa suerte de anarquía electoral que, cada cuatro o cinco años, distorsiona absolutamente las mejores expectativas de delegación de poder por parte de los ciudadanos. Es decir, se requeriría de una reforma legal que ordene e institucionalice el sistema de partidos.
Seguidamente, Juan paredes acusa que, lamentablemente, al JNE “se le sigue paseando el alma y le falta voz y autoridad para defender ante el Congreso iniciativas de reforma electoral que no ha podido sacar adelante hasta hoy.”
El valor del Pacto Ético Electoral puede ser un asunto opinable. Personalmente, no comparto la opinión del editor de política de El Comercio. Sobre lo que no hay duda es que el problema de fondo del sistema político peruano es la extrema desinstitucionalización que padece el sistema de partidos, al punto que es muy discutible la existencia de verdaderos partidos políticos. Como señala Rolando Breña Pantoja (La Primera, 03/08/2014): “Cómo estarán nuestros partidos, movimientos, candidatos, políticos o cuasi políticos, que necesitan que los arreen a un Pacto Ético para que puedan portarse bien y cumplir la ley.”