Incidental Apología de Savigny

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El problema fundamental del Perú es el problema del indio. Posiblemente ya haya escrito sobre esto en algún lado y con más detalle, pero es que el punto se verifica una y otra vez. Hoy desperté a la vida como siempre de esa manera súbita como si hubiera sido arrojado a mi habitación por una combinación de intervención de dios y visualización de la hora en el despertador. Lo primero que el mundo me notificó en esos momentos fue que un amigo de Lima había escrito un artículo en su blog del portal Enfoque Derecho sobre el uso argumentativo de autores extranjeros en el derecho peruano en el contexto del arbitraje internacional. Los profesores de él y míos habían puesto el grito en el cielo no solo porque era una crítica inocente a la enseñanza de la rama fundamental del derecho, el derecho civil, sino porque al lado del nombre del autor estaba la frase “asociado del Estudio Bullard”; lo ames o lo odies, Alfredo Bullard está siempre ahí para generar polémica. Más allá de que en esto concuerdo con un apreciado profesor que comentó el asunto, ya que con una mirada algo amplia del derecho uno se da cuenta que la vida no es tan diferente en diferentes lugares del mundo y que es mejor tener razonando sobre las relaciones laborales a Roland Schwarze que a la mayor parte de los profesores de derecho laboral de la universidad; más allá de esa posición particular sobre el tema, pensé que de nuevo se asomaba una de esas preguntas sobre qué somos, somos el derecho italiano, el derecho alemán, el derecho romano, el common law, somos el derecho latinoamericano o acaso no somos nada de aquello y hay que parar de citar autores extranjeros y razonar solo sobre nuestro propio derecho. Desde hace un tiempo he pensado que casi cualquier problema conceptual y práctico sobre lo peruano se puede rastrear hasta el problema del indio. Mariátegui, el original José Carlos, ya hablaba del problema del indio en sus ensayos, aunque él lo concebía como una lucha por la tierra y la riqueza. Yo me refiero a él más en un sentido de identidad, un problema o una pregunta sobre la identidad esencial del país. Lo he visto cuando en el derecho se importa el análisis económico del derecho, pero también se incluye en el Código Penal el error de comprensión culturalmente condicionado. Lo he visto también en la economía cuando se estudia macroeconomía básica con libros americanos que utilizan el tipo de cambio como instrumento de intervención cuando en el Perú se utiliza la tasa de interés. También lo he visto en la arquitectura cuando se construye un edificio de grandes ventanales en la urbanización Larapa del Cusco, rebelándose contra la cusqueñísima regla de tener techo de tejas. El qué somos, si acaso europeos, españoles, cholos, indios, mestizos, criollos, blancos o acaso chinos de chifa y chinos llegados por la polinesia. Esa pregunta fundamental del Perú nacido en el 1821 está tan sin contestar como la pregunta fundamental de un huérfano curioso. De cuando en cuando ves a un peruano preguntarse esa pregunta y por eso hoy fui a la presentación del escritor peruano Marco Avilés en MIT. Pero muchas veces esa pregunta se la hace el peruano con pasión más que con lucidez, y seguramente no hay nada de malo en eso.

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