Presidente de Servir renunció: Indulto quiebra los principios del Estado

Juan Carlos Cortés presentó su carta de renuncia a la premier Mercedes Aráoz. “Me debo a mi mismo y a mi familia la coherencia y el respeto a mis propios valores morales”, dijo.

Juan Carlos Cortes, ex presidente ejecutivo de Servir. Imagen: https://prod.media.larepublica.pe/720×405/larepublica/imagen/2017/12/26/noticia-funcionario-servir.jpg

Juan Carlos Cortés Carcelén, presidente ejecutivo y miembro del Consejo Directivo de la Autoridad Nacional del Servicio Civil, dio a conocer este martes su renuncia irrevocable al cargo en un oficio dirigido a la presidenta del Consejo de Ministros, Mercedes Aráoz.

Según argumenta el funcionario, su decisión es una respuesta que condice a los principios que defiende y que no convergen con el indulto humanitario que otorgó el presidente Pedro Pablo Kuczynski al exdictador Alberto Fujimori.

“Considero que lo que ha sucedido el día 24 de diciembre (…) quiebran no solo las bases del Estado de Derecho, sino principalmente esos principios que estamos obligados como funcionarios públicos a promover y defender”, expresó.

Como se recuerda, a pocas horas de la Nochebuena, el mandatario otorgó el indulto y derecho de gracia a Fujimori, quien venía cumpliendo una condena de 25 años por los delitos de La Cantuta, Barrios Altos y secuestros al periodista Gustavo Gorriti y el empresario Samuel Dyer.

“En mi vida como servidor del Estado me he regido por principios éticos que hoy se sienten socavados y me obligan a tomar esta decisión. Me debo a mi mismo y a mi familia la coherencia y el respeto a mis propios valores morales”, acotó.

En el transcurso del día han presentado sus renuncias otros funcionarios del Ministerio de Justiciapor estar disconformes con el otorgamiento del beneficio presidencial.

En: larepublica

Así son las elecciones de Alemania en 2017

22.09.2017 | actualización 11h33

Por: RTVE.es

61,5 millones de alemanes están llamados a las urnas el próximo domingo, en unas elecciones con poca incertidumbre: la victoria de la canciller Angela Merkel está asegurada, según todas las encuestas y pronósticos. La atención se centra en saber con quién gobernará y en un hecho sin precedentes desde 1945: la entrada de un partido abiertamente xenófobo en el Bundestag.

Qué se elige

Se eligen a los diputados que formarán parte de la 19ª legislatura del Bundestag, la principal cámara legislativa de Alemania, considerada Cámara baja. La otra cámara, el Bundesrat, solo legisla sobre cuestiones que afectan a las competencias de los estados federales y sus miembros son designados por las instituciones regionales.

En principio se reparten 598 escaños, aunque por la particularidad del sistema electoral, esta cifra puede aumentar (el parlamento actual, por ejemplo, tiene 630 diputados).

Los resultados electorales se conocerán horas después del cierre de los colegios pero el Parlamento tiene un mes de plazo para reunirse. Después serán estos diputados quienes elijan de entre ellos al jefe de Gobierno o canciller para los próximos cuatro años por mayoría absoluta.

Cómo se elige

El reparto de escaños en Alemania es bastante complejo. Los alemanes votan a la vez a candidatos locales individuales y a listas cerradas de partidos.

En principio, la mitad de los 598 escaños se reserva para los candidatos locales que han obtenido más votos, y la otra mitad se reparte de manera proporcional entre los partidos que superan el 5% de los sufragios. Sin embargo, puede ocurrir que un partido no haya superado el umbral para el reparto proporcional pero sus candidatos locales si ganen el escaño, lo que ocurre en los estados más grandes. En ese caso, hay que aumentar el número de diputados para respetar la proporcionalidad.

No hay jornada de reflexión: en Alemania pueden celebrarse actos políticos y publicarse sondeos el mismo día de las elecciones.

Partidos y candidatos

Angela Merkel aspira a su cuarto mandato como canciller. Todas las encuestas la dan como indiscutible ganadora al frente del bloque conservador formado por la CDU y la CSU de Baviera (más del 36% del voto, según los sondeos). Merkel, con doce años en el poder, se beneficia de la tradicional tendencia alemana a primar la gestión y la estabilidad, de la buena situación económica del país y de la debilidad de sus rivales.

El Partido Socialdemócrata (SPD), tradicional rival electoral de los conservadores pero aliado en la Gran Coalición, quedará muy por detrás. Si se cumplen los pronósticos, obtendría en torno al 22% de los sufragios (en las elecciones de 2013 llegó al 25%). Su candidato, el expresidente del Parlamento Europeo Martin Schulz, ha centrado la campaña en la justicia social y la igualdad, algo que diversos analistas consideran un error porque no refleja la buena opinión de los electores sobre la situación económica. Schulz espera no obstante que el voto de los indecisos (nada menos que un 40% del electorado) pueda decantarse a su favor en el último momento.

Varios partidos, situados en torno al 10% de votos según las encuestas, compiten por la tercera plaza, un puesto muy importante porque quien lo ocupe podría convertirse en primera fuerza de la oposición. El mejor situado es Alternativa por Alemania (AfD). Por primera vez desde 1945, una formación abiertamente xenófoba puede formar grupo propio en el Bundestag. Liberales en materia económica, contrarios al euro, partidarios de la familia “tradicional”, su discurso es marcadamente anti-inmigración y anti-Islam. Buscan también capitalizar el voto de protesta contra las élites políticas. Sus candidatos son Alexander Gauland, 76 años de edad, ex miembro de la CDU, periodista; y Alice Weidel, economista de 38 años, admiradora de Marine Le Pen.

Los liberales del FDP pueden volver al Parlamento después de haber perdido la representación en 2013. Durante la campaña se han presentado como los socios perfectos de Merkel, con quien comparten las políticas de austeridad. Su líder, Christian Lindner, resume así sus mensajes de campaña: politica migratoria “a la canadiense” (los refugiados reciben asilo temporal pero han de regresar a sus países terminado el conflicto); oposición a un presupuesto común en la eurozona y permitir que un país abandone el euro sin dejar la Unión Europea.

La Izquierda (Die Linke) es el único partido abiertamente opuesto a las políticas de austeridad. Proponen aumentar los impuestos a las grandes fortunas e imponer una tasa a las transacciones financieras para financiar el estado de bienestar. Durante la campaña, Sara Wagenknecht y Dietmar Bartsch, cabezas de lista, han llamado explícitamente a parar al AfD, a quienes identifican como “nazis”.

En último lugar, y muy mermados, se sitúan Los Verdes (en torno al 8%, según las encuestas). Alejados de su origen como movimiento alternativo, su oferta es más ecologista que social: proponen la transición al transporte de emisiones cero para atajar el cambio climático y una política exterior que respete los derechos humanos. Sus candidatos son Katrin Göring-Eckardt y Cem Özdemir.

Alianzas poselectorales

Si los sondeos aciertan, Merkel tendrá que pensar con quién forma su próximo gobierno. En esta legislatura ha gobernado junto a los socialdemócratas en una Gran Coalición, pero Schulz se ha mostrado contrario a repetir en el papel de socio débil.

La otra opción es gobernar con un partido menor, excluidos los xenófobos de AfD, en alguna de estas combinaciones:

  • Un Gobierno de la CDU/ CSU con los liberales del FDP
  • Un Gobierno tripartido CDU/CSU-Liberales-Verdes
  • Un Gobierno de CDU/CSU y Verdes

Los Verdes encontrarían oposición entre sus bases a la formación de un gobierno con Merkel, por lo que el candidato más probable es el FDP, si los números lo permiten. Los liberales han formado parte de 17 ejecutivos, tanto con socialdemócratas como con conservadores.

Algunos comentaristas anuncian que la negociación será complicada. El voto de los indecisos, que todavía hay muchos, más el de los Wutbürgers, los ciudadanos hartos de las élites políticas, será más determinante que nunca para el futuro de la República Federal.

Noticia tomada de: rtve