La trascendencia de la obra de los Luna en Pacasmayo
Los lazos de parentesco, la veneración por los antepasados que aportaron al arte y a la cultura en el Perú no son solo un sentimiento de orgullo ante personas ilustres, sino la necesidad de arraigo, de estar vivo en el otro, amado, reconociendo su legado, el de los Luna en tiempos de conflicto y en tiempos de paz.
Roberto Luna Vargas: el paradigma de los Luna
El paradigma de la trascendencia de los Luna en Pacasmayo fue Roberto Luna Vargas (1852-1916), quien luego de un tiempo largo y formativo en el Colegio inglés, de Valparaíso, Chile, logró “El artificio científico técnico del reservorio que surgió de la irrigación de El Hornito en el Valle de Jequetepeque, obra del talento y del trabajo realizado con una cultura superior”. Heredó tierras de su madre, que él extendió con una destreza comercial especial, como lo señalan los relatos orales y la documentación que los sustenta.
Este centro de estudios internacional le dio una visión amplia de la técnica moderna, los negocios y la política: “Por indagaciones hechas, estudió en The Valparaíso Artisan School, dirigido por Peter Mackay, profesor natural de Glasgow, Escocia. Por esa época Valparaíso contaba con una fuerte presencia inglesa. Fue por ello que en el año 1857 se formó el primer colegio en Chile, que basaba su estructura educacional en el diseño británico. No solo su fundación fue un hito en la historia de Valparaíso, sino que además durante sus años de enseñanza en la región proporcionó al Perú y a Sudamérica políticos, comerciantes y empresarios importantes como Manuel Pardo, Billinghurst, Leguía y Piérola del Perú, el presidente Ballivián de Bolivia y otras distinguidas personalidades chilenas, como Agustín Edwards de El Mercurio (…)”.
Sus padres y abuelos
El primer Luna que llegó de Lima a Pacasmayo a mediados del siglo XIX fue Antonio Luna Manrique, hijo de Don José Cayetano Luna Zegarra, capitán de fragata, quien fue propietario del bergantín GLINA. Colaboró con Lord Cochrane en la Independencia (el GLINA es considerado como el primer barco que tuvo el Perú independiente; en el año 1822 compró el bergantín Antelope que se llamó después General La Mar). Su madre fue la patriota peruana Doña Juana de Dios Manrique de Luna, marquesa de Lara, distinguida dama limeña, quien tuvo un rol protagónico en la causa de la emancipación al auspiciar económicamente a los patriotas y ayudar, arriesgando su vida, al pescador chorrillano y gran héroe José Olaya en su misión de trasladar las correspondencias entre aquellos.
Antonio Luna Manrique viajó al norte buscando nuevos horizontes, recaló en Pacasmayo, que era un puerto mayor de comercio internacional; y ahí se enamoró de la ilustre dama sampedrana Doña Josefa Vargas Ríos, propietaria de grandes terrenos agrícolas sembrados de alfalfa colindantes con El Hornito; fruto de ese amor vio la luz su hijo único, Roberto Luna Vargas. Los padres de Josefa Vargas Ríos fueron dos acaudalados españoles, Don Agustín Vargas y Doña Fermina Ríos, quienes dejaron un legado de educación y una fuente de recursos a sus hijas, Teresa y Josefa. Gracias a ello, Josefa despegó con gran talento en los negocios, que luego heredaría su hijo Roberto.
Años después, Roberto Luna Vargas compró a sus primos maternos, hijos de la tía Teresa, la tierra colindante a El Hornito, llamada “Signan arena de la Pampa”. La huaca mochica Signan tuvo un alto valor simbólico relacionado con los orígenes de los negocios de su madre y gozó de una buena oportunidad comercial.
Agricultura, irrigación, comercio y patriotismo
Roberto Luna Vargas es el primer Luna que nació en Pacasmayo; fue un héroe de la resistencia contra la invasión chilena. Apoyado por un grupo de jóvenes de San José se enfrentó a una patrulla de soldados chilenos para defender el honor de unas damas, víctimas de abuso sexual. Por temor a las represalias tuvo que internarse en la sierra de Cajamarca y pasó a formar parte del movimiento de montoneros que hostilizaron al ejército invasor. Después de un tiempo regresó a Pacasmayo y fue recibido como un héroe del Valle de Jequetepeque.
En la guerra civil de 1985 colaboró con Piérola en la revolución contra Cáceres (en 1894, este había ganado las elecciones presidenciales en un cuestionado sufragio nacional, hecho que provocó -contra él- la formación de la Coalición Nacional, integrada por los demócratas y civilistas, encabezados por Nicolás de Piérola). Señala Razuri en el libro citado que “En su indómita altivez, don Roberto tuvo, en 1894 (…) una valerosa resolución. Tomando la carabina al brazo, se sumó a los revolucionarios de la época que demandaban el respeto a la ley y la vuelta a la constitucionalidad. Se incorporó a las huestes revolucionarias de Teodoro Seminario; asistió al combate de Guadalupe; derrotó a Vivanco en San Marcos y desempeñó importantes comisiones durante la larga campaña.” Participó en ella en varios enfrentamientos armados, uno de esos combates fue el ataque a la plaza de Guadalupe, donde “le obsequiaron un tiro que le hizo perder un ojo y con el único que le quedó, siguió adelante en sus afanes revolucionarios y en sus labores agrícolas”); desde esa oportunidad fue conocido como el “Tuerto Luna”.
Roberto Luna Vargas, luego de su formación profesional en la escuela inglesa de ingeniería en Valparaíso, consolidó las propiedades de su madre Josefa Vargas Ríos, ampliándolas a cerca de 7,000 mil hectáreas de ricos terrenos agrícolas, convirtiéndose en uno de los más grandes propietarios agrícolas del Valle de Jequetepeque. Se dedicó a la siembra del arroz, a la crianza de ganado lechero y a otros negocios que le dieron balanza equilibrada en su fortuna.
En la ciudad de Guadalupe, construyó el primer ingenio de pilar arroz de la provincia de Pacasmayo. Se transformó de ese modo en pionero de la agroindustria, integrando verticalmente sus actividades agroempresariales. Este emprendimiento se tradujo en la búsqueda tanto de superiores utilidades como en la creación de un mayor valor agregado, partiendo del sector primario en la cosecha del arroz hasta el consumidor final en el pilado y comercialización del mismo.
Antonio Saavedra y Roberto Luna Vargas compraron la hacienda “Catalina” y “La Calera”, la que fue explotada por muchos años -después de disolverse la sociedad-. En la división y partición, a los Luna se les adjudicó “Catalina” y a los Saavedra “La Calera”. En total, las haciendas que tuvo Roberto Luna Vargas en sociedad con Saavedra fueron Chafán Grande, Chafán Chico, Faclo Grande y Faclo Chico, Cafetal, Campanita y Casque, además de Catalina y La Calera.
Con doña Micaela Polo Esteves tuvo once hijos, de los cuales vivieron Roberto Antonio, Eleodoro Augusto, Micaela Josefa, Jorge Eleuterio, Víctor Alfredo, Juana Manuela, Julia Leonor, María del Carmen Elena; fallecieron a temprana edad: Carlos Miguel, María Teobalda (gemela de Julia) y Manuel Antonio. De su unión con doña Gaudiosa Izquierdo Razuri, de San Pedro de Lloc nacieron Carlos Miguel, Josefina, Ramiro Alfonso y Roberto Armando.
Mujeres extraordinarias
Doña Juana de Dios Manrique de Luna, marquesa de Lara, abuela de Roberto Luna Vargas –quien como ya mencionamos desempeñó un rol protagónico al intervenir en la causa de la Independencia con un coraje hasta casi entregar su vida- es la única mujer cuyos restos mortales reposan en el Panteón Nacional de los Próceres. Doña Josefa Vargas Ríos, propietaria de grandes terrenos agrícolas, mujer emprendedora y madre dedicada de Roberto, su único vástago.
Sus descendientes y la continuidad de su obra
Los principales fundos agrícolas que pertenecieron a la familia Luna Polo fueron El Hornito, Catalina y Farfancillo. Con gran visión desarrollaron la agricultura intensiva en el valle, realizaron los estudios inaugurales del proyecto de irrigación del Valle de Jequetepeque y construyeron el primer reservorio de agua de la costa norte, que fue la laguna del Hornito. De esta manera aseguraron el regadío y la productividad de los terrenos agrícolas. Este estudio es el único que fue íntegramente financiado por los propios agricultores liderados por los Luna Polo, base para la construcción del reservorio de Gallito Ciego.
Escrito por: Equipo de investigación Luna (Fernando Luna Salcedo, Francesca Denegrí Álvarez Calderón y Manuel Piqueras Luna), sin la colaboración de nuestros familiares Luna (especialmente de los Luna Polo y de los Luna Izquierdo, y de sus descendientes) y de amigos especialistas en genealogía e historia, esta síntesis documentada hubiera sido imposible. Cabe destacar la iniciativa y coordinación de Jorge Hernán Luna Duran.
Correctora: Carmen Ollé.
Documental realizado por: René Gatelumendi Luna.