Archivo por meses: mayo 2010

Robin Hood: reivindicación nacional y defensa del pobre

¿Por qué amo la justicia en la envoltura del capullo de la belleza? La paradoja de nuestro tiempo es solidaridad frente a homicidio. La justicia sin la rosa, el mar y la luz, se pervierte en una espiral de violencia, asesinatos, holocaustos y genocidios.

“Por qué he debido amar
la rosa y la justicia,
el mar y la justicia,
la justicia y la luz?”
Juan Gonzalo Rose, Carta a María Teresa.

Robin Hood de Ridley Scott, está a la altura de su creador. El gran cineasta inglés, en este filme épico, notablemente situado en los inicios del Siglo XII, reconstruye la aventura histórica previa a los orígenes de la leyenda del rey de los ladrones.

El relato lleno de bellas imágenes visuales y auditivas, va transcurriendo desde el regreso de las cruzadas y la muerte del rey Ricardo Corazón de León, hasta la traición al pueblo inglés por su hermano el rey Juan, quemando la Carta Magna (Bill of Rights) y proscribiendo a Robin Hood, de por vida con la pena de muerte.

Al final, la utopía se atisba en los Bosques de Sherwood, se inicia una comunidad humana, valiente, honesta e inocente, donde no hay ricos ni pobres, que rememora a Tomás Moro, en su obra maestra, Utopía.

Ridley Scott, es un maestro de la recreación histórica realizada con una cultura y un rigor excepcionales. Sus filmes históricos suscitan controversias con historiadores sin solidez y creatividad. El Siglo XII, la cúspide de la cristiandad, fue ya recreado por el gran director en, El reino de los cielos (2005), bello poema fílmico. No digamos el Siglo II, con Gladiador (2000), obra excepcional, por la historia personal que relata del héroe trágico, así como, por el talento y el trabajo del artista de volver a crear la trama histórica de la Roma de ese gran siglo. El punto de visión teológico, es otra de las grandes riquezas de la obra de Scott.

En busca de tiempo retornado, evocamos en el Robin Hood de Ridley Scott, al hombre rebelde, la reivindicación nacional y la defensa del pobre, y sus ecos en nuestro tiempo de oscuridad y luz.

20100517-trailer-robin-hood-de-ridley-scott-1-.jpg

Leer más »

Blanca Varela: gran poeta en tierra de poetas

Blanca Varela (1926-2009), transfigura su lugar natal en una forma general de intelección de su mundo interno y externo, a la vez. Es una poeta con insight, con una poderosa nota propia, inclasificable en una corriente literaria.

Desde estas Páginas Libres, presentamos este poema ¿Puerto Supe o Ese puerto existe?, como finalmente llamó Octavio Paz, al prólogo del libro en el que va el poema. Así como, entregamos una aproximación de Peter Elmore a, Blanca Varela, gran poeta en tierra de poetas.

“Puerto Supe

a J.B.

Está mi infancia en esta costa,
bajo el cielo tan alto,
cielo como ninguno, cielo, sombra veloz,
nubes de espanto, oscuro torbellino de alas,
azules casas en el horizonte.

Junto a la gran morada sin ventanas,
junto a las vacas ciegas,
junto al turbio licor y al pájaro carnívoro.

¡Oh, mar de todos los días,
mar montaña,
boca lluviosa de la costa fría!

Allí destruyo con brillantes piedras
la casa de mis padres,
allí destruyo la jaula de las aves pequeñas,
destapo las botellas y un humo negro escapa
y tiñe tiernamente el aire y sus jardines.

Están mis horas junto al río seco,
entre el polvo y sus hojas palpitantes,
en los ojos ardientes de esta tierra
adonde lanza el mar su blanco dardo.
Una sola estación, un mismo tiempo
de chorreantes dedos y aliento de pescado.
Toda una larga noche entre la arena.

Amo la costa, ese espejo muerto
en donde el aire gira como loco,
esa ola de fuego que arrasa corredores,
círculos de sombra y cristales perfectos.

Aquí en la costa escalo un negro pozo,
voy de la noche hacia la noche honda,
voy hacia el viento que recorre ciego
pupilas luminosas y vacías,
o habito el interior de un fruto muerto,
esa asfixiante seda, ese pesado espacio
poblado de agua y pálidas corolas.
En esta costa soy el que despierta
entre el follaje de alas pardas,
el que ocupa esa rama vacía,
el que no quiere ver la noche.

Aquí en la costa tengo raíces,
manos imperfectas,
un lecho ardiente en donde lloro a solas.

(de Ese Puerto Existe, 1959)”.

blanca varela

Leer más »