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Mestizaje: el tesoro perdido, por Manuel Piqueras

Placa conmemorativa del Inca Garcilaso de la Vega, 1935Manuel Piqueras Cotolí y el Inca Garcilaso de la Vega: síntesis mestiza.

La fusión hispana, andina y universal del Inca Garcilaso de la Vega y de Manuel Piqueras Cotolí tuvo en el siglo XVI y en el siglo XX una influencia decisiva de Al Andalucí. En ese crisol ambos forjaron su mestizaje, cada uno en su tiempo -cuatrocientos años de diferencia y cada uno con su originalísimo genio. Córdova fue el centro cultural de esas fusiones.

El trasfondo histórico y su eco en el siglo XVI y el siglo XX: tolerancia y mestizaje.

Como observó María Rosa Menocal en su libro La joya del mundo, ya en el siglo X, en la España gobernada por los musulmanes, Córdoba llegó a ser un rival tan serio como Bagdad, incluso más, para alcanzar el título del lugar más civilizado del mundo. La tolerancia entre musulmanes, judíos y cristianos se manifestó  en este tiempo de gran creación artística en Córdoba, como el gran centro multicultural.

Esta porción de la historia del arte en Al Andalucí constituyó estímulo de intuiciones muy bellas y hondas, cuya resonancia se oirá con fuerza, pero también con delicadeza, en el siglo XVI y en el XX. No podemos dejar de pensar e imaginar que este eco, como un haz de luz, marcó las obras del Inca Garcilaso de la Vega y de Manuel Piqueras Cotolí, en épocas muy distintas, en sus creaciones maduras y originales tan diferentes.

El Pabellón del Perú en la Feria Iberoamericana de Sevilla en 1929:  obra maestra del mestizaje.

Cuando Manuel Piqueras Cotolí llegó al Perú en 1919 como profesor de escultura en la recién fundada Escuela de Bellas Artes, exploró su proyecto estético y su creación artística: síntesis originalísima del mestizaje. El giro genial, el Pabellón del Perú en la Feria Iberoamericana de Sevilla 1929, recibió el Gran Premio del Jurado Superior por el Pabellón y por el conjunto escultórico, La Patria, su obra maestra, como él la describe notablemente aunque con modestia en sus breves escritos de madurez y da cuenta de su monumental legado arquitectónico, escultórico y urbanístico. Piqueras Cotolí dibujaba magistralmente antes de realizar sus proyectos.

Manuel Piqueras, Libro de Emmanuel, en proceso de publicación. Corrección Carmen Ollé. Lima: 2016.

Fotografía: Placa conmemorativa del Inca Garcilaso de la Vega  (1935). Escultor, Manuel Piqueras Cotolí.

 

Soy un mestizo, por Manuel Piqueras

Conjunto escultorico La Patria, Manuel Piqueras CotolíPensamiento poético
El punto de visión de Libro de Emmanuel es la contemplación de lo bello como consumación de la libertad. Significa que el juicio del gusto es opuesto al juicio lógico, que la lógica del corazón es contraria a la lógica calculadora, la contemplación de lo bello es siempre personal y no universal. Desde René Descartes, Blas Pascal e Immanuel Kant en los siglos XVII y XVIII hasta Martin Heidegger, Walter Benjamin y Hannah Arendt en el siglo XX, cuando se pretende demostrar por el juicio lógico que una obra del gran arte es bella, “soy ciego y sordo”. No existe en la lógica racional calculadora posibilidad alguna de demostrar nada sobre la obra de arte que surge de la lógica del corazón, es interior y es invisible, gratuita e inútil.
Recojo en estas páginas intuiciones que se hallan en un recorrido de más de dos décadas en mis libros: Lectura del siglo XX: tiempo de tragedia y esperanza (1999), La edad de la utopía (2001), Solidaridad frente a homicidio: ensayos sobre la no violencia militante en el siglo veintiuno (2003), Las paradojas de la soledad (2012), y en mis artículos: “En busca de la tierra de padre” (2004) y “Hablar de Dios desde las Indias y las Américas” (2008). Así también, el pensamiento y la acción antecedente y precedente, que se transparentan en mis textos, contra la violencia extrema como siniestra producción cultural humana.
Las guerras internacionales y civiles, los campos de concentración y exterminio de inocentes dejaron orfandad en mis ancestros e hirieron desde el alma a mi propia familia. Este horror de la violencia puede regresar en una nueva y aún desconocida edad.
La contemplación de lo bello como condición sine qua non de la libertad existencial por la paz auténtica se manifiesta en la historia y filosofía del arte, como una exploración en lo más hondo y bello de la tragedia de la condición humana que no se desliga de la esperanza. Constituye el significado y el significante de estas páginas. Soy un peregrino en busca del significado de los insignificantes.
Ancestros hispanos, andinos y universales
En tiempo de crisis, a horcajadas entre la historia personal y la circunstancia histórica, mis fuentes culturales familiares (excepcionales) −paternas y maternas− (Piqueras Luna), generacionales (La generación de 1968) e históricas (el advenimiento de una y aún desconocida edad en el cambio de milenio, la Iglesia y la sociedad contemporánea que se debaten entre la felicidad y la redención, y su contrario, etcétera) se vuelcan en la remembranza, el despertar y la vigilia, intrínsecos a mi vida y obra, nutrida de la memoria viva.
Bebiendo del pozo de los ancestros y descendientes en la Tierra del llanto, de la que surge la risa y en la que el cielo se abre, encuentro en vivos y muertos una voz que clama desde las paradojas de la soledad, una pasión intelectual y vital donde la cultura como producción humana adquiere una altura que es su principio y fundamento. Estamos ante una autoficción personal, familiar, generacional e histórica.
Paradigmas culturales: la trascendencia de sus obras
¿Qué es cultura en su sentido integral? El gran arte arquitectónico y escultórico del Pabellón del Perú en Sevilla, obra genial de Manuel Piqueras Cotolí, mi abuelo paterno. El artificio científico técnico del reservorio que surgió de la irrigación del Hornito en el Valle de Jequetepeque, obra del talento de Roberto Luna Vargas, mi bisabuelo materno. La gastronomía en la ciudad de Nueva York que se extiende a todo el mundo hispano en USA, obra del chef y artista, Emmanuel Piqueras Villarán, mi hijo, quien se desgajó de esta tierra y se vio arrastrado a una región extraña. Pensadores y científicos, narradores y poetas entre nuestros sucesores y vínculos familiares. En busca de la tierra del padre y de la tierra del hijo, hispana y andina, provinciana y universal, rescato desde el pensamiento poético un tesoro de sabiduría. Libro de Emmanuel, tensión existencial entre Lima y Pakatnamu, entre el Perú y el mundo, se revela en su espíritu más íntimo.
Manuel Piqueras, Libro de Emmanuel, en proceso de publicación. Corrección Carmen Ollé. Lima: 2016

Mi voto, por Jorge Secada

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Pensamiento y acción que comparto con Jorge Secada, peruano, doctor en Filosofía, profesor de la Universidad de Virginia, USA.

“No necesito repetir las razones por las que considero que quien sea heredero político de Alberto Fujimori no debe ser nunca presidente del Perú.

Keiko Fujimori tiene el lugar que tiene porque es su hija y porque es y ha sido su representante política. Si realmente asumiera los crímenes de su padre, pediría perdón y se alejaría de la luz pública. Por ella o por quien de alguna manera represente a su padre, no votaré jamás.

Tampoco puedo votar por quien ve la presidencia del Perú como un asunto de gestión empresarial, por quien cree que el desarrollo de mi patria es cuestión de crear un gran mercado capitalista, libre y equitativo pero mercado al fin. No votaré por quien en algún momento prefirió ignorar los crímenes de Fujimori antes que darle una oportunidad, riesgosa pero en su momento real, a nuestra historia, y ahora ofrece sacha kambio para continuar administrando un Estado excluyente.

Por todo eso no votaré por Kuczynski. No tengo razones para pensar que no es un hombre honesto con buenas intenciones. Pero para ser mi presidente no basta con tener experiencia en gestión pública. Y para mi país quiero mucho más que lo que ofrecen sus buenas intenciones.

Cuando veo las propuestas de PPK sobre educación, veo énfasis en inversión y tecnología, pero veo también falta de imaginación y coraje. Coraje para enfrentar el legado de Alberto Fujimori, un legado mercantilista de horror y espanto, un cáncer que está destruyendo todas nuestras universidades. Y falta de imaginación para reconocer que lo mucho que hemos mejorado en los colegios no basta para tener una educación que combine excelencia con verdadera inclusión.

Mi voto será para quien le hable a las múltiples sangres del Perú, para quien quiera refundar nuestro Estado y crear una patria grande en donde todos los peruanos tengan voz e igualdad de oportunidades y de derechos efectivos. Y eso me deja con dos candidatos: Verónika Mendoza o Alfredo Barnechea.

Lamentablemente, no tengo confianza en la capacidad del Frente Amplio para llevar a cabo la transformación que necesitamos. Y eso por razones que van desde lo más filosófico hasta lo más concreto y práctico.

No se me ocurre descalificar a nadie por sus creencias de juventud. El problema para mí con muchos amigos del Frente Amplio no es lo que pensaron, sino lo que piensan.

El marxismo fue una perversión del socialismo. Lo fue en la teoría y en la práctica. Y lo fue consistentemente y desde sus orígenes. El quehacer humano no es obra ni objeto de ciencia alguna. ¿Con qué derecho me puedo ungir en vanguardia iluminada, en pensamiento guía, en consciencia de mis hermanos? Ya se lo dijo hace casi un siglo el príncipe Kropótkin a Lenin: quien no valora a cada persona, quien instrumentaliza a un solo ser humano, no puede designarse socialista sin corromper el término. Solamente la denuncia sin peros ni matices del marxismo, de esa larga y oscura noche, puede ser origen del renacimiento del pensamiento político socialista, el pensamiento que abonaron Tomás de Aquino y Las Casas, Proudhon y Tolstoi.

Al poder que corrompe no se le combate con más poder que corrompe. El control de precios, los atisbos de control, aunque sea mínimo, de la absoluta libertad de expresión, la denuncia desinformada y sin inteligencia de la minería, nada de eso es deseable ni en principio ni en sus efectos. Proponer el uso del aparato de un Estado excluyente, inefectivo y corrupto como vehículo del cambio es muestra de la orfandad de ideas que aqueja al Frente Amplio.

Dudo además de su capacidad de convocatoria, sin la que no podría gobernar. Los procesos históricos son de muy largo plazo: después de la revoluciones siempre vienen las restauraciones. Los cambios que quiero para mi país nacerán de su pueblo, en libertad, y no impuestos”, desde arriba.

Mendoza ya dio muestras de incapacidad para gobernarnos al comprarse un pleito gratuito con la iglesia católica. Nuevamente recurro a lo que tengo más cerca. ¿Conoce Mendoza lo que hace la iglesia en educación en el Perú? ¿Conoce los colegios de Fe y Alegría, colegios que demuestran que puede haber excelencia sin el incentivo del mercado? ¿Piensa cerrarlos o pasarlos a gestión directa del Estado?

Proponer el Perú como doctrina no es un eslogan vacío. Votaré por alguien a quien conozco desde siempre y que desde siempre sueña con un Perú diferente, inclusivo y justo. Como yo mismo y todos mis amigos, Alfredo Barnechea tiene defectos personales. Pero entre ellos no están la corrupción, ni su falta de compromiso con los pueblos del Perú. Ha dicho y repetido que saldrá de palacio más pobre que cuando entre. Y buscará construir un país de oportunidad, bienestar y justicia para todos los peruanos, una patria grande que honre su historia y su riqueza humana.

Tiene además la capacidad y la modestia para convocar a todos los que honestamente quieran colaborar con su gobierno. Ya ha enfatizado que trabajará con congresistas y técnicos comprometidos con el Perú de todos los partidos y bancadas.

Finalmente, he aceptado ser parte de su equipo consultor en educación porque creo que con Barnechea sí podremos dar el salto hacia la inclusión con excelencia que nos merecemos.”.

Fotografía: Hannah Arendt, por amor al mundo, gran filósofa política (1906-1975).