Venezuela: la derrota de la alta criminalidad en el poder

No deja de hacerme pensar con espanto que la realidad, la información calificada y los análisis serios sobre Maduro y su estructura de poder civil y militar jerarquizada, sus grandes apoyos internacionales, tratan de la alta criminalidad en el poder nacional e internacional en nuestro tiempo de tragedia y esperanza. No se trata de derecha o de izquierda, sino de mega crímenes a secas.

Como señalan José Ugaz y Farid Kahatt en los posts que he publicado líneas abajo estamos frente a los crímenes de lesa humanidad del chavismo, frente al narcotráfico a amplia escala y frente a la corrupción más grande de la historia. Sin embargo, la salida democrática, de respeto por los derechos humanos y anticorrupción en Venezuela, pasa por crear original y eficazmente las condiciones nacionales e internacionales para derrotarlos en elecciones democráticas donde se respete irrestrictamente la voluntad del pueblo venezolano.

Es real que en esta gravísima crisis múltiple Juan Guaidó, presidente encargado por la Asamblea Nacional luego de las elecciones fraudulentas de Maduro, tiene un mérito irrefutable, pero pasara por una larga marcha, no hay salida a la vuelta de la esquina. En ese sentido entiendo el post de Lucía Dammert que he publicado.

Me indigna que en este recorrido largo todo un pueblo viva dentro y fuera de Venezuela una crisis humanitaria a los niveles de las peores situaciones que hemos visto en África y en el planeta con horror. Como señalaba el mahatma Gandhi: “la pobreza es la forma más mortal de la violencia”, los venezolanos están viviendo en el límite de la hambruna.

Los peruanos lo hemos vivido ya con Fujimori y Montesinos en el poder y así sucedió, aunque nuestra experiencia era de mucho menor escala. Venezuela ha sido una potencia internacional petrolera de mucho mayor escala y por lo tanto de una complejidad nacional, regional e internacional mayor de problemas a resolver.