Desde estas Páginas Libres, junto a Fe y Alegría, hacemos nuestro el comunicado de los familiares de Germán García Velutini, secuestrado desde hace seis meses en Venezuela, sin que las autoridades hagan nada por recuperarlo a su hogar y su trabajo. Es terrible que el secuestro se haya tornado un delito agravado de alta frecuencia en Venezuela, uno de los crímenes más crueles e inhumanos que se le puede infringir a una persona, en sus derechos y libertades fundamentales.

Doña Fina sopló vida y paz a los que amó —a los suyos y a los otros—,
desde la arena del dolor humano, antes de su partida definitiva del
reino de este mundo en el que ella alumbró felicidad.

Mostró su belleza trágica y esperanzada, afilada, perfilada en los rasgos apacibles de su hermoso rostro caído, en el instante supremo en que la enfermera dijo: “Su madre ha fallecido”, certificándoles la defunción, suavemente, a las hijas y a los hijos, a las nietas y a los nietos, unidos en torno a ella en su habitación, en la noche oscura.

Doña Fina, fuerza y ternura, fuerza y sabiduría, fuerza y humildad,
—“fuerza débil fuerte”—,
nos reencontraremos en la comunidad lunar y solar de la amistad,
juntos todos, con don Fernando, su caballero, Quijotín.

Nos hacemos compasivos y solidarios con la causa del pronunciamiento de los movimientos pastorales de la Arquidiócesis de Huancayo, en defensa del coraje no violento de la lucha del Arzobispo de la Iglesia de los pobres, en esta Tierra Wanka de nuestros dolores y alegrías.

Desde estas Páginas Libres, denunciamos las amenazas a la vida del Arzobispo de la ecología andina humana y natural, llamamos a todas las personas de buena voluntad a solidarizarse con la defensa de su vida y de su justa causa.