Archivo por meses: noviembre 2010

El sueño del celta de Mario Vargas Llosa II

“Yo digo que Roger Casement,
hizo lo que tenía que hacer.
Murió en la horca,
pero eso no es nada nuevo”.
W. B. Yeats

En el encadenamiento de la narración de Mario Vargas Llosa en, El sueño del celta, Sir Roger Casement, de origen irlandés y cónsul británico, es el gran personaje de esta pintura magistral.

El celta va metamorfoseándose en su viaje por esa “humanidad desdichada”, desde una candorosa conciencia, a una excelente, y a momentos de gran confusión. Su laberinto llega a límites inimaginables, en la épica de la emancipación de Irlanda del dominio del Imperio británico, luego de su larga aventura en el Congo y en la Amazonía.

Los Imperios belga e inglés ‒en este último caso, la empresa de nacionalidad inglesa, Peruvian Amazon Company‒, quedan desnudados en los notables informes del cónsul Roger Casement, en todo su salvajismo e inhumanidad contra los nativos del Congo y la Amazonía: maquinarias de explotación y exterminio. Solvencia en los hechos narrados, inteligencia en su presentación, impacto muy grande en la opinión pública y en los gobiernos de las democracias imperiales, especialmente en Gran Bretaña y en USA. Los informes abren huellas, aunque no reforman la dominación colonial en el Congo, sí lo hacen, en la Amazonía, con la explotación y exterminio indígena de la empresa inglesa cauchera.

Roger Casemet no tiene la grandeza de Bartolomé de Las Casas, como insinúa el relato al pasar, Las Casas tenía un pensamiento y una acción de defensa del indio de una solidez y equilibrio marmóreo, excepcional. El celta se torna un activista de los derechos humanos de los pobres, desposeídos y nativos, en el Congo, la Amazonía, y en su propia patria, Irlanda. Esta última gesta, es una tragicomedia de equivocaciones sorprendentes a que llega la ceguera de hombres de buena voluntad. Como me decía un amigo, con humor negro: “Son santos de altar que se van a ir al cielo, pero que van a dejar un infierno en la tierra”.

La vida cotidiana de los encuentros homosexuales callejeros del celta, no impresiona a nadie, su único intento imaginario de una relación de pareja estable, en realidad es con un personaje que lo delata ante la inteligencia británica y que desaparece al final. El cónsul mismo añora un hogar que nunca pudo tener: “Una madre, una esposa, una amante”. Como el mismo dice, una y otra vez. El celta está al final a la intemperie sin hogar y sin patria, a su pesar, el día de su ahorcamiento.

Toda la novela, El sueño del celta : El Congo, La Amazonía e Irlanda, son dibujos magníficos que componen un cuadro brillante, sobre la humanidad sufriente. Irlanda, su último relato, los preparativos, el alzamiento independentista de la Semana Santa de 1916, en Londres‒en plena I Guerra Mundial, entre Inglaterra y Alemania‒, marcado por un nacionalismo que asocia errores políticos inverosímiles, violencia, locura y muerte masiva de irlandeses, está excepcionalmente escrita.

La fuerza del relato de Vargas Llosa, se proyecta de generación a generación, a luchadores por la justicia y la libertad, a personas de buena voluntad, que cayeron en la trampa del nacionalismo radical y la violencia, como la ilusión de un destino sin salida, que no sea la derrota y la muerte. Es un manifiesto moral, respetuoso y calido.

Me parece relevante que Mario Vargas Llosa, haya publicado este libro, después de recibir el Premio Nobel de Literatura 2010, porque está obra maestra de la literatura, lo coloca ciertamente a la altura de ese galardón mundial.

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El sueño del celta de Mario Vargas Llosa I

Mario Vargas Llosa, nos conduce en esta fabula al horror, a la civilización occidental en la colonización del Congo (belga) y de la Amazonía (peruana), “maquinaria de explotación y exterminio” de los nativos, a finales del Siglo XIX e inicios del Siglo XX.

Sólo he leído un relato de esta envergadura en, Los orígenes del totalitarismo, obra maestra de Hanna Arendt, que se inicia en los mismos siglos y años, y que culmina por cristalización en el totalitarismo, el nazismo y el estalinismo.

Existe otra obra fundamental, En busca de los pobres de Jesucristo, El pensamiento de Bartolomé de Las Casas, de otro gran intelectual y escritor peruano, Gustavo Gutiérrez, que nos lleva a los “Cristos azotados” de las Indias, en el Siglo XVI, trasfondo histórico decisivo del martirio de inmensas masas de indígenas.

En la trama histórica de la narración de Vargas Llosa en, El sueño del celta, Roger Casement, de orígen irlandés y consul británico, es el personaje central de este relato magistral (la novela está poblada de personajes sorprendentes, monstruos y héroes, y especialmente de los rostros del prójimo que forman parte de, “el martirio de las comunidades indígenas”).

Roger Casemet, entre el Congo africano, la Amazonía sudamericana y su propia patria, la Irlanda europea, va metamorfoseándose en su viaje por esa “humanidad desdichada”, desde una falsa e ingenua conciencia, a una lúcida y realista, y a momentos de gran confusión.

Esta conversión de la conciencia del celta, se entrelaza con sus sueños y pesadillas en su andadura dolorosa hasta lo indecible por el sufrimiento y la maldad humana extremos, causado por el poder absoluto y la impunidad, por el afán de lucro llevado más allá de todo límite, la codicia y la avaricia, de los colonizadores de los imperios occidentales.

El relato de Vargas Llosa, nos lleva a preguntarnos no sólo por la explotación y el exterminio del otro ‒de la diversidad del diferente‒, nos interroga hondamente sobre una cuestión metafísica, espiritual, sobre el pobre, el humilde y el nativo, como cuestiona en su narrar lúcido, realista, convincente, en la voz del celta: “Llego a pensar que ese sufrimiento generalizado de los congoleses impregnaba el aire, el río, la vegetación que lo rodeaba con un olor particular, una pestilencia que no sólo era física, sino también espiritual, metafísica”.

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Wit: muerte no seas soberbia

Wit, notable filme inglés dirigido por Mike Nichols, con la actuación extraordinaria de Emma Thompson, discurso cinematográfico sobre la vida, la muerte y lo desconocido, estrenado el 2001.

La crítica al tratamiento agresivo del cáncer, por su inhumanidad de hacer de los pacientes terminales, meros objetos de experimentos de investigaciones avanzadas de la medicina, es una verguenza que se mueve en las fronteras pantanosas de la violación de los derechos humanos.

La poesía de John Donne (1572-1631), es el trasfondo de está maravillosa creación de la tragedia moderna.

&#8206″Death be not proud, though
some have called thee
Mighty and dreadfull, for,
thou art not soe,
For, those, whom thou
think’st, thou dost overthrow,
Die not, poore death, nor yet…,
by John Donne “.

“Muerte, no seas orgullosa
Aunque algunos te han llamado
poderosa y atroz

Tú no eres así
Aunque muy pronto nuestro mejor hombre
Irá contigo

Restos de sus huesos
y reparto de almas

Pero aquellos que tu piensas
No te derrocan
No mueras, pobre Muerte…,
por John Donne.”

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Susana Villarán: a la mitad de camino entre los extremos

El gautama Buda, nos enseñó desde un horizonte no occidental, a caminar en la esfera pública y en la privada, en la morada de la sociabilidad y de la intimidad: “A la mitad del camino entre los extremos”. El triunfo de Susana Villarán, a la alcaldía de Lima, abre una huella profunda en esta andadura, su personalidad, su programa, su identidad y su equipo de gobierno.

Las fuentes de está novedad y creatividad en la esfera de los asuntos humanos, en ese lugar importante del poder que es la alcaldía de Lima en el Perú, son múltiples y diversas, por una parte, hay el trasfondo del Post Concilio Vaticano II que señala Rafael León en su excelente artículo, Nueva Corónica y Buen Gobierno, en la revista Caretas de esta semana; por otra, hay un proceso largo de renovación de un humanismo político que da una identidad secular, sobre la que plantea una reflexión, Fernando Villarán, en su agudo texto corto, Una victoria histórica y sin atenuantes, en el blog Espacio Compartido, de hoy.

Pero, más allá, de estos ríos subterráneos de la experiencia y del pensamiento, se produjo una trayectoria y una coyuntura crítica político social electoral, en la que Susana Villarán, capturo el enigma de lo nuevo con una capacidad intelectual y vital excepcional, donde el agua limpia del subsuelo irrumpió fertilizando de verde el espacio público limeño y nacional, a contracorriente de la perversa contaminación de la política tradicional peruana. Y es real lo que dice Rafael León: “Luego de muchísimo tiempo tenemos en un lugar importante del poder a un personaje que representa el bien.”.

En un país donde secularmente los extremos se han impuesto truncando la posibilidad de proyectos democráticos, modernos y liberales, de izquierdas y de derechas, donde las irrupciones pretotalitarias y totalitarias, de siniestra y de diestra ‒ciertamente la más trágica, la de Sendero Luminoso, que engendró el conflicto armado democida reciente‒, hay aún un largo camino que recorrer hacia una democracia integral de ciudadanos y ciudadanas.

En esta trama histórico política empedrada, Susana Villarán y Fuerza Social, tendrán un difícil camino al andar, pero la esperanza realista que han levantado marcará por muchas décadas la promesa de la vida peruana, bella expresión de don Jorge Basadre, que hoy se puede concretar con un alto valor práctico.

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El corazón más plano de la tierra

Roberto Juarroz (1925-1995), poeta y ensayista argentino, nos interrumpe en un instante con su poetizar maravilloso, este breve textum que ofrecemos, El corazón más plano de la tierra, el de los insignificantes, nos conmueve por su belleza insondable y significante.

Miembro de la Academia Argentina de Letras y profesor universitario por más de treinta años, recibió numerosos premios entre los que se destacan, el premio Esteban Echavarría en 1994, el premio Jean Malrieu de Marsella, y el premio de la Bienal Internacional de Poesía, en Lieja, Bélgica, en 1992. La parte más importante de su obra está reunida bajo el título de, Poesía Vertical.

“El corazón más plano de la tierra,

el corazón más seco,

me mostró su ternura,

y yo tuve vergüenza de la mía.

Tuve vergüenza de los himnos largos,

de las constelaciones derramadas,

de los gestos nupciales y espumosos,

de las escarapelas del amor,

de los amaneceres desplomados.

Y también tuve miedo.

Miedo de las palabras que no cantan,

miedo de las imágenes que sobran cuando tanto ser falta,

miedo de los roedores que se baten en la iglesia vacía,

miedo de las habitaciones bautismales que se llenan de águilas.

El corazón más plano de la tierra

me hizo aprender el salto en el abismo

de una sola mirada.”.

http://amediavoz.com/juarroz.htm

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